Feliz cumpleaños en el mundo de piedra
Kohaku revisó con una sonrisa las fotografías de navidad y año nuevo, aprovechando que Tsukiku llevaba media hora hipnotizada mirando caer la nieve a través de la ventana.
No habían hecho mucho, ya que habían estado aprovechando los últimos días sin nieve para trabajar como locos en la presa, el hospital y otras cosas que Senku había encargado, pero Yoshio había hecho lucecitas de distintos colores para adornar un gran árbol, y todos habían intercambiado regalos.
Y claro, Kohaku le dio uno de los regalos del cofre de Senku a Tsukiku, que era un espejito con algunos otros accesorios, aunque el regalo principal había sido una muñeca de trapo, pero Tsukiku había ignorado bastante la muñeca y estaba fascinada con el espejito (que Kohaku pegó a la pared porque le daba miedo que se le cayera y pudiera cortarse), y a su niña le gustaba mirarse a sí misma y hacer muecas y Kohaku no podía evitar preguntarse sí se reconocía a sí misma.
-Creo que es muy pronto para eso, los pequeñines no suelen reconocerse y tomar consciencia de sí mismos sino hasta el año y medio o dos años de edad -dijo Atsumi-sensei cuando le preguntó al respecto-, pero esta niña es tan inteligente que no puedo descartar la posibilidad de que tal vez desarrolle esa habilidad más pronto de lo normal. Sin embargo, aún es demasiado pronto, lo más probable es que crea que hay otro bebé en el espejo. -Rio con ternura-. Aun así, es fascinante ver su desarrollo, la voy a tener muy vigilada. -Parecía totalmente encantada con la idea.
En año nuevo hicieron una pequeña fiesta y le dio otro regalito del cofre, que igual le encantó. Senku le regaló un montón de cubitos de colores que le fascinaron todavía más, a ella le encantaba arrojarlos a todas partes, gatear para ir a buscarlos y luego volverlos a arrojar, se reía como loca y no dejaba de aplaudir emocionada mientras más lejos los arrojaba. Y Kohaku se volvía loca de solo verla.
Le había tomado muchas fotos, para recordar este momento y para mostrarle a Senku, pero igual le daba mucha tristeza pensar que se estuviera perdiendo de estos bellos momentos.
Y hoy, cuatro de enero, le dolía especialmente no tenerlo allí con ellas. Era el cumpleaños de Senku, y le hubiera gustado mucho poder tenerlo allí en casa para pasar tiempo juntos con su hijita...
Sin embargo, desgraciadamente, lo más seguro era que todavía faltaran muchos meses para que pudiera regresar a casa.
-¡Mamá! ¡Mamá! -Kohaku volteó sonriente apenas su hijita la llamó.
Ella le estaba señalando la ventana con una gran sonrisa.
-¿Qué pasa, mi amor? ¿Te gusta la nieve?
-¡Nebe guda! ¡Nebe guda dueda!
-No, no, no, nada de ir afuera. -La tomó en brazos y le besó cariñosamente las mejillas, sin poder resistirse a lo linda que era-. Hace mucho frío. Muuuucho frío. Podrías enfermarte y papá volverá del otro lado del mundo solo para regañarme. -Rio divertida.
-¿Papá? -Tsukiku la miró confundida y Kohaku sintió que su corazón se saltaba un latido ante su carita seria de repente.
Tristemente, aunque Kohaku intentaba hablarle de él todos los días, ella cada vez lo mencionaba menos y menos, y ahora hasta parecía confundida al escuchar esa palabra.
-S-sí, papá. -Rápidamente corrió hasta las fotos y señaló a Senku en ellas-. ¿Lo ves? ¡Es papá! Papá -repitió algo desesperada, sin querer que ella lo olvidara.
Sin embargo, cuando ella empezó a llorar a gritos de forma desgarradora, llamando a su papá, se sintió incluso más desesperada y también muy culpable.
Era doloroso que lo olvidara, sí, pero también era muy doloroso que lo recordara, porque eso la hacía darse cuenta de que no estaba allí, la hacía extrañarlo demasiado...
Y Kohaku ya no sabía qué hacer en esta difícil situación.
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Maldita sea, habían pasado muchas cosas en muy poco tiempo.
Ahora mismo estaban en Sudamérica, pero vaya que había sido un infierno llegar allí.
Luego de que Senku se curara con el arma petrificadora agotando su batería y la enviara con Xeno para distraerlo y darles tiempo para reparar el avión y terminar el portaaviones y para que Chrome terminara con su misión de capturar al líder enemigo, se puso a trabajar en ciertas cosas para tener unas cuantas ventajas extra y también ciertas medidas de seguridad quizás no muy efectivas pero que eran mejor que nada.
Pasadas dos semanas, finalmente llegó el día en el que "Stanley Snyder" llegó con su avión para atacarlos y claro que ellos ya tenían su avión listo, y Senku acompañó a Ryusui para contrarrestar su ataque.
Luego de una feroz batalla aérea, los aviones acabaron en el suelo y pronto vieron que no era Stanley sino una subordinada suya, por lo que tomaron todo lo que pudieron de lo que habían llevado en el avión y se alejaron, recibiendo pronto la noticia de que Chrome había capturado exitosamente a Xeno, aunque ellos habían perdido el Perseo.
Fueron a reunirse con el grupo de Chrome que por suerte tenía el laboratorio móvil, y allí Senku pudo reunirse con Xeno por primera vez en miles de años, con su mentor.
A pesar del intento de asesinato, Senku aún le tenía mucha admiración y lo trató con el respeto que merecía, pero su reunión no fue nada emotiva ni tampoco larga, porque todavía tenían mucho trabajo que hacer.
Sorprendentemente, fue Luna la que le facilitó las cosas trayéndole a Kaseki y más aliados, por lo que de inmediato la felicitó por su buen trabajo, ganándose una mala mirada de Yuzuriha (ella había estado cerca de Luna los últimos días porque quería asegurarse de que no hiciera algo que pudiera perjudicar a la familia Ishigami, por lo que acabó uniéndose al grupo que pudo escapar del Perseo, para gran alegría de Taiju).
No les fue difícil robar un barco de Xeno y así ganarse otro medio de transporte para seguir adelante con sus planes, pero ahora tenían el problema de que ellos tenían solo a un rehén, aunque fuera el rehén más importante, mientras que Stanley tenía a casi toda la tripulación del Perseo, por lo tanto, Senku recurrió a la diplomacia... dándoles la formula de despetrificación y dejando que fundaran la Ciudad del maíz mientras que Stanley los cazaba a ellos de todas formas, porque se iban a escapar en el barco que robaron llevando a Xeno.
Como recuperaron la Medusa cuando capturaron a Xeno, la usaron como señuelo para que Stanley y sus hombres no les agujerearan todo el barco a balazos, por lo que le disparó a las sogas que sujetaban la medusa y así la dejó caer al mar, pero también dejó pasar al barco.
Y fue entonces cuando Senku sacó el arma en la que había estado trabajando aprovechando que se curó rápidamente con el último tiro de la Medusa.
En principio era un último recurso en caso de que vinieran más aviones o que no pudieran controlar a Stanley y sus vidas o las de la tripulación estuvieran en peligro, pero ahora les serviría para algo mucho mejor.
-Taiju, grítales a todos que se alejen -le pidió a su amigo grandulón mientras le daba una soga a Kirisame-. Kirisame, dependemos de tu experiencia, ¡arroja esta bomba a los motores del Perseo!
Todos casi se desmayan de la sorpresa por la locura que quería hacerle a su propio barco y con tantos abordo, pero Kirisame era fiel a seguir las órdenes y no dudo en lanzar la bomba un segundo después de que Taiju gritó con todas sus fuerzas que se alejaran del motor.
Stanley intentó dispararles, pero la dinamita estalló, desestabilizando el barco y haciendo que no pudiera apuntarles.
Era una explosión muy controlada, una bomba en la que Senku trabajó cuidadosamente para que solo explotara el ala del avión, por lo que con el barco solo explotó los motores, aunque la madera ahora se estaba quemando, pero podrían apagar las llamas fácilmente.
-No van a usar un barco de Xeno para seguirnos -les dijo a sus compañeros, sonriendo arrogantemente-. Nunca nos alcanzarían con esta poca velocidad, entonces van a usar nuestro propio barco, y para eso van a tener que repararlo... ahora, nos he comprado unas valiosas par de semanas en lo que reparan el daño que ellos mismos hicieron y el daño que les hicimos ahora. -Rio como un desquiciado.
-¡Genial! -Chrome alzó los puños-. ¡Además, ni siquiera saben dónde vamos, y nadie de los nuestros va a decirles, eso es seguro!
Cuando dijo eso, Senku enserió mucho la mirada y prefirió no decir nada, pero intercambiando una mirada con Tsukasa supo que efectivamente las palabras de Chrome eran muy ingenuas.
Pero estaba bien, prefería que sus amigos terminaran diciendo que irían a Sudamérica antes de que tuvieran que pasar por métodos de tortura de soldados estadounidenses.
Sin embargo, si podían comprarles algo tiempo, pues mejor.
La tripulación fue oficialmente dividida y quienes iban con Senku en el pequeño barco robado eran: Tsukasa, Hyoga, Xeno, Chrome, Gen, Suika, Kaseki, Ryusui, Francois, Ukyo, Taiju, Yuzuriha, Kinro, Ginro, Matsukaze, Kirisame, Luna y Carlos y Max.
Contando con Senku, eran veinte personas, y dejaban muchos aliados capaces en Estados Unidos, pero confiaban en que estarían bien gracias a su tregua.
Durante el viaje, lograron descifrar junto con Xeno y Chrome el lugar exacto del origen de la petrificación, encontraron una geógrafa increíblemente talentosa llamada Chelsea y encontraron un material super valioso que era la goma.
El problema llegó cuando tuvieron que detenerse a hacer motocicletas, eran veinte personas y un motor de más de cien kilogramos, y el único material que tenían a la mano era el del barco, por lo que tendrían que desmontarlo todo para hacer sus motocicletas y seguir el camino por tierra.
Habían detectado que el enemigo los estaba siguiendo a esas alturas, más rápido de lo que habían creído, de hecho, ya que apenas habían pasado poco más de una semana navegando hasta Sudamérica. Sin embargo, estaban muy lejos, no los iban a alcanzar, pero... sin duda iban a descubrir donde desembarcaron y no habría tiempo para borrar el rastro que dejarían con las motocicletas... pero bueno, ni modo, no podían detenerse, ¡tenían que avanzar a toda velocidad aprovechando la ventaja que les tenían!
Por suerte, lograron llegar a la selva del Amazonas pasando problemas como las montañas (tuvieron que hacer que Kirisame se trepara con una soga al otro lado, lo cual fue muy arriesgado pero por suerte lo logró) y los problemas que tenían en Estados Unidos, que les dijeron que los soldados se llevaron a Minami como rehén, pero por suerte tuvieron logros como el revivir a un relojero que fue capaz de encontrar una batería de diamante en la Medusa de la isla, pero bueno, llegados a la selva por fin pudieron relajarse sabiendo que allí el enemigo no los podría seguir con aviones... pero de todos modos existían otras preocupaciones, como las bestias salvajes y sanguinarias que habitaban aquella zona, pero gracias a Chelsea tenían algunos trucos para lidiar con eso.
Como pudieron relajarse un momento, hubo tiempo para sacar conversación en medio de la persecución, y Luna volvió a sacar el tema de su "noviazgo" con Senku, que sudó frío mientras sentía las miradas acusadoras de todos sus amigos.
Y, como Ginro estaba allí y Francois estaba traduciendo lo que decía Luna, él no dudo en expresar verbal y ruidosamente su acusación.
-¡Le estás poniendo el cuerno a tu esposa, y luego dices que yo soy la basura!
-¿De qué está hablando? -preguntó Luna en inglés, sin entender el japones de Ginro, pero comenzando a preocuparse por todas las miradas raras que estaba recibiendo.
-Senku-kun, deberías decirle ya -dijo Yuzuriha jalando descontenta de su oreja, haciéndolo chasquear la lengua.
-Yo nunca le dije que sí -habló en japones, haciéndole señas a Francois para que no tradujera lo que no le convenía-. No es mi problema si ella pensó eso. ¡Así que cierra la boca, Ginro!
Todos siguieron mirándolo mal, pero él insistía en que no debían entorpecer la misión ahora, Carlos y Max eran muy útiles y muy fieles a Luna, no era buena idea perder aliados.
Pronto llegaron al río y tuvieron que usar balsas bastante rusticas para pasar a través del río Amazonas, que por momentos tenía corrientes bastante erráticas que una vez hicieron que Senku, que tenía ciertos problemas para dormir y por eso estuvo algo mareado, se cayera de cara al agua, tan cerca de unas rocas que se golpeo y se abrió una pequeña herida en la frente.
-¡Mierda!
-¡Senku! -Luna fue la primera en correr a socorrerlo.
Él chasqueó la lengua al sentir ciertas gotitas de sangre correr por su frente.
En verdad que tenía que empezar a dormir mejor, ya le estaba pasando factura el andar desesperado queriendo adelantarse a los movimientos del enemigo y formando planes que quizás nunca realizaría, todo por el miedo a no poder regresar nunca con su familia.
Hablando de su familia, se sorprendió al ver su relicario con la cadena rota flotando en el río, alejándose de él a gran velocidad, por lo que inconscientemente se llevó una mano al cuello, notando que el collar con su anillo de compromiso seguía allí. Claro, la cadena era de rodio, era más fuerte, pero la cadena del relicario había cedido seguramente por engancharse a las piedras, demonios.
El relicario se alejó flotando en la dirección en la que venía Luna, por lo que ella lo tomó rápidamente.
Sin pensarlo dos veces, Luna abrió el relicario, sorprendiéndose al ver lo que encontró allí.
A pesar de haberse mojado, las fotos todavía se distinguían.
De un lado estaba la foto de Tsukiku dormida sonriendo, y del otro lado una foto de Kohaku abrazando a Tsukiku, ambas sonriendo felizmente a la cámara.
Luna observó las fotos boquiabierta, para luego mirar a Senku, notando su otro collar.
Notando el anillo.
Senku bufó con fastidio, caminando hasta ella y tendiéndole la mano.
-Gracias por recuperarlo, ya dámelo, tengo que ponerlo a secar.
Sin palabras, Luna se lo devolvió.
Senku puso el relicario abierto sobre una roca donde le diera bien el sol y luego se sentó mientras Yuzuriha vendaba su pequeña herida, cosa que normalmente haría Luna clamando que ella era la estudiante de medicina del grupo, pero ahora estaba tan en shock que apenas se movió para salir del agua, con los ojos muy abiertos.
Luego de unos minutos, mientras todos se sentaban para descansar un momento, Luna finalmente pestañeó y se acercó al relicario, mirando atentamente a las fotos. Después, miró al collar con el anillo.
-Senku... De casualidad... ¿tienes una... hermanita?
De inmediato, todos se fueron de espaldas.
-¡Senku-kun, por favor, ya dile! -chilló Yuzuriha, terminando el vendaje con un poco de brusquedad que lo hizo sisear.
-Bien. -Bufó, para luego mirar resignado a Luna-. La bebé que ves ahí es mi hija, Luna -le dijo sin más rodeos, hablándole muy clarito en inglés para que entendiera.
La mandíbula de Luna cayó hasta el piso.
-¡¿Eres papá?! -Se llevó las manos al rostro, pálida-. Eso es... Eso es... ¡tan tierno! -De repente se lanzó a abrazarse a su brazo, ignorando su rostro lleno de sorpresa y fastidio-. ¡Ella es demasiado adorable, y se parece mucho a ti! Pero... -Se apartó de él con los ojos muy abiertos-. ¿La mujer rubia bonita de la foto es su madre? ¿Por qué tienes una foto de ella también? -Hizo un puchero.
-Porque es mi esposa, obviamente. -La miró con el rostro en blanco.
Luna se congeló.
-Pe-pero... ¡¿Entonces por qué me dijiste que éramos novios?!
-Yo nunca dije que...
-¡¿Eso me convierte en... -Luna ni lo dejó terminar, mirando al cielo con rostro escandalizado y muy sonrojado- tu amante?!...
Una vez más, todos se fueron de espaldas, incluido el mismo Senku.
-¡Eso NO es lo que quise decir! -quiso bajarla de la nube, pero ella ni lo escuchó.
-Oye, te dije que... -Su frase quedó interrumpida cuando Xeno se acercó de pronto y observó el relicario con ojos incrédulos.
Senku se congeló, comenzando a sudar frío.
-Así que... ¿ya eres esposo y padre... con diecinueve años?... -Sus ojos claramente lo estaban juzgando.
-Sí, eh... -Rascó su oído con el meñique, con una sonrisa resignada-. Es una larga historia.
-No te imaginé como un hombre de familia. O adolescente de familia, más bien. Aunque supongo que tu padre estaría encantado con una nieta. -De repente sonrió con nostalgia al recordar a Byakuya.
Senku bajó la mirada, sonriendo suavemente.
-Sí... Ese viejo siempre fue diez billones por ciento ilógico. -Viendo que el sol era fuerte y el relicario parecía lo suficientemente seco, lo tomó y usó un pedazo de soga para unir los extremos rotos, colocándoselo alrededor del cuello una vez más.
Xeno observó atentamente como apretaba el relicario en su mano, antes de apartar la mirada y fruncir el ceño con amargura, de repente luciendo contrariado por algo.
Los siguientes días Senku intentó aclararle a la estadounidense que en ningún momento dijo que la quería como novia y mucho menos como amante, pero Luna transformaba sus palabras en "código secreto de amantes para que los demás no lo delataran con su esposa".
Parecía inquietantemente emocionada de ser "su amante".
Senku no dejaba de recibir quejas de todos para que aclarara bien el asunto, y de verdad que lo intentó, pero pronto el tema murió cuando llegaron a las coordenadas del origen de la petrificación.
Y vieron algo realmente impactante.
Era una pirámide gigantesca de armas petrificadoras, algo realmente aterrador y majestuoso a la vez... y claro, también era una gran oportunidad para investigar, por lo que luego del shock se pusieron manos a la obra.
Resulta que ninguna de las armas funcionaba, pero al menos eran tantas que ya era seguro destruirlas sin remordimiento y examinar su interior.
Estuvieron varios días estudiando las Medusas, trabajando en conjunto con el relojero Joel desde Estados Unidos mientras construían otro barco para seguir viajando por los ríos pero ya no en balsas precarias.
Acabaron descubriendo más sobre las baterías de diamantes, Joel incluso hizo funcionar la Medusa de la isla una vez más con el último soplo de vida de su diamante, y además gracias a Chrome descubrieron el hecho de que las medusas absorbían las ondas de radio y también gracias al concuñado de Senku las usaron para cubrir el nuevo barco y así tener un vehículo invisible para el radar enemigo.
Desgraciadamente tuvieron que cortar las comunicaciones con sus amigos luego de que ellos lograron crear un diamante artificial, ya que aunque tenían ventaja sobre el grupo de Stanley como ellos tenían un barco mucho más rápido no podían arriesgarse.
Mientras viajaban a Araxa, uno de los lugares más ricos en recursos de todo el mundo, Senku descubrió que posiblemente Xeno había enviado señales a Stanley, pero sabía que no podría haber sido nada muy concreto, así que todavía tenían tiempo.
De todas maneras, necesitaban atraer a Stanley y sus soldados para recuperar el Perseo y así continuar con su viaje, porque no pensaba pasar más de un año lejos de su hija, pero lo atraerían luego de que lograran reactivar una Medusa...
Sería una tarea difícil, pero debían lograrlo... solo así podría volver a ver pronto a su familia.
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Era primero de marzo, ¡Tsukiku cumplió exitosamente once meses de vida!
-¡Tienes diez billones de puntos! -exclamó entusiasmada Kohaku mientras alzaba en lo alto a su pequeña niña, que se rio como loca.
-¡Dedidoned puntod! -chilló contenta, aplaudiendo contentísima.
-Falta solo un mes para que cumplas tu primer año... -Sus ojos se llenaron de lágrimas y casi se pone a llorar ahí mismo-. Mi bebé... estás tan grande... -La abrazó mientras luchaba por contener las lágrimas.
-¿Mamá? -Ella le palmeó el hombro y Kohaku volteó a verla con curiosidad-. Nonono aminad. Nonono. -Tomó sus mejillas con sus manitas.
-No, mi amor, mamá no está llorando. No tengo lágrimas. -Se secó los ojos rápidamente-. Mamá está feliz.
-¡Mamá fedi! -Aplaudió contenta otra vez-. ¡Mamá dondida!
-Ajá, mamá tiene una sonrisa. -Besó su frente y luego la bajó al piso, donde ella se quedó muy bien parada en sus dos piernitas, sonriéndole de forma tan hermosa que le derritió el corazón-. Ya pronto se irá la nieve, ¿quieres salir a jugar un poco?
-¡GUGA! -gritó como loca y de inmediato comenzó a correr como loca a su alrededor, haciendo a Kohaku reír, hasta que de repente perdió el equilibrio y se cayó de cara al piso, tan rápido que Kohaku no llegó a tomarla en brazos-. ¡WAAAAA! -Comenzó a llorar de inmediato.
-Ups... -La tomó en brazos y palmeó su espalda cariñosamente-. Mi pobre bebé... -La alejó un poco para examinarla, viendo que tenía un pequeño moretón en la frente-. Ay...
Ahora en parte agradecía un poco que Senku no estuviera allí, al pobre le daría un ataque si la viera así.
La abrigó muy bien y decidió marcharse a ver a Atsumi-sensei, un poco asustada de que el golpe hubiera sido algo grave, no porque creyera que se había dado especialmente fuerte, sino por que la voz de su consciencia, que sonaba sospechosamente idéntica a la de Senku, no dejaba de decirle que era mejor que se asegurara.
Llegó a la clínica ya totalmente construida de la doctora, que la recibió con una sonrisa.
-¡Vaya, pero si es la bebé grande de once meses! -Se la quitó de los brazos y le frotó la mejilla cariñosamente-. Mírate que lindura, ya estás tan grandecita, crecen demasiado rápido. Mírala, creció un centímetro más desde la última vez que la vi, ya debió haber llegado a los setenta y dos centímetros. ¡Está gigantesca!~
-No diga eso, sí es muy pequeñita... -Kohaku lloró cascaditas y Yoshio llegó a tenderle un pañuelo.
-Oh, Kohaku. -En ese momento, Ruri salió de una de las habitaciones acompañada de la chica revivida poco antes de que Senku se fuera, Amaya-. Me sorprende verte aquí. -Le sonrió, con una mano en su vientre levemente abultado con casi cuatro meses de embarazo.
-¡Tita! -Tsukiku le tendió los brazos de inmediato.
-Hola, pequeña. -Ruri la cargó amorosamente, apartándola de los brazos de la doctora.
-¿Te estabas haciendo otro chequeo? -preguntó Kohaku con ojos brillantes.
-Sí, justamente Amaya-san me estaba ayudando con mis vitaminas. -Señaló a la chica que aparentemente era experta en medicinas o algo así.
Mientras Ruri entretenía a Tsukiku, Kohaku aprovechó para preguntarle a Atsumi-sensei por el moretón y sí podían jugar afuera en la nieve, a lo que ella revisó un poco a la pequeña y al final dijo que no era nada grave y que estaba bien que jugaran un poco, pero que la mantuviera así, bien abrigada.
-¿Guga? ¡GUGA! -Cuando escuchó la palabra "jugar", Tsukiku se volvió loca otra vez y se lanzó fuera de los brazos de su tía y casi se cae al suelo esta vez desde lo alto de los brazos de Ruri, pero esta vez Kohaku estaba mucho más atenta y la atrapó en el aire, justo un segundo antes de que Ruri la tomara del brazo también.
-V-vaya, ustedes tienen súper buenos reflejos... -Yoshio las miró algo perturbado. E
-¡Ja, es de familia! -Ambas hermanas se sonrieron felizmente.
Ruri tuvo que irse directamente a su casa, ya que no quería arriesgarse a enfermarse por el frío, y Kohaku se quedó a jugar con su bebé en la nieve, enseñándole a formar bolas de nieve aprovechando que tenía sus guantecitos diminutos adorables.
-Wowa nebe. ¡Wowa nebe dedetido!
-¡Sí, es muy divertido! -Kohaku estaba encantada-. Ven, mamá te llevara a donde juegan los otros niños. ¿Quieres eso?
-¿Ninod? ¿Ninod guga?
-¡Sí, vamos a jugar! ¡Hurra! -Aplaudió emocionada y ella también aplaudió, saltando como loca, tanto que se hundió un poquito en la nieve.
Kohaku rio y la alzó en brazos, llevándola hacia la aldea.
Estuvieron jugando con los niños de la aldea un largo rato, pero Kohaku no quería que su niña estuviera mucho tiempo en el frío, así que pronto la tuvo que llevar a casa por más que ella se quejara.
Como comenzó a llorar y patalear porque no quería volver a casa, Mirai decidió ir con ellas, cosa que contentó un poco a Tsukiku y aceptó volver a casa.
Mirai se quedó a cenar, y pronto llegó su padre, Ruri, Jasper y Turquoise a comer allí también, para gran alegría de Tsukiku que de inmediato exigió ir con Jasper.
-Hmm, tu abuelo soy yo, ya sabes... -protestó Kokuyo con lagrimitas en los ojos.
-¡Buedo! -Tsukiku le tendió los brazos y Kokuyo se animó de inmediato.
-Eres demasiado parecida a tu madre, tengo que rogarte por una muestra de cariño, ¿eh? -Rio afablemente mientras acariciaba cariñosamente el cabello de su nieta.
Pasaron una agradable cena, pero al final todos se marcharon, Tsukiku se durmió, y Kohaku se quedó sola.
Sola en esa gran casa... rodeada de fotos de la época en la que Senku seguía allí, con un gran temor de si él estaría bien, aunque en el fondo no tenía la menor duda de que superaría cualquier obstáculo, pero igualmente no podía evitar preocuparse, preguntarse cuánto tardaría en volver a casa.
Se dejó caer en la cama junto a su bebé, pero fue incapaz de dormirse.
De repente se sentía muy cansada...
Fue un buen día, relajado, feliz y divertido, pero... de alguna forma, igual se sentía cansada.
Dedicar cada minuto a su pequeña era un deleite, pero también era agotador, extrañaba mucho tener a Senku allí para regañarla por pasar demasiado tiempo con la niña, extrañaba el cómo la obligaba a tomarse descansos, a irse a entrenar o simplemente tener un momento para ella.
Y extrañaba muchísimo más el pasar tiempo los tres juntos, o verlo convivir con su pequeña...
Pero ahora... ni siquiera estaba segura de si Tsukiku aún se acordaba de él...
Lo peor era que sabía que todavía faltaban muchos meses para que regresara. Era inevitable que ese lazo tan fuerte que formó con su hija acabara desvaneciéndose por completo... y pensar en eso la hacía sentirse todavía peor.
Desearía que las cosas no tuvieran que ser así, pero tristemente no había nada que pudiera hacer más que esperar y confiar en que no faltaba mucho para volverlo a ver.
Eso era todo lo que le quedaba.
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Llevaban casi un mes intentando sin éxito alguno hacer funcionar alguna de las medusas que encontraron en Brasil, pero era inútil.
Estaban tentando demasiado a la suerte, aunque le habían sacado mucha ventaja a Stanley y sus hombres, igual no lograban ser capaces de cumplir la parte más importante de su plan, el hacer funcionar una sola arma petrificadora.
Habían construido un fuerte lo más fortificado posible, y habían ideado un plan de petrificarse todos menos un par que se irían lejos con líquido petrificador, pero como creían todavía tener tiempo no los habían mandado lejos aún... sobre todo porque ya estaban comenzando a dudar incluso si era posible que lo lograran.
-Si tan solo ese talentoso artesano llamado Joel estuviera aquí... -murmuró Kaseki con voz desanimada mientras iba en su millonésimo intento de hacer funcionar una medusa-. Oh-jo... ¿No podemos al menos llamar a Estados Unidos para compartir conocimientos? Ellos tampoco han logrado hacer funcionar sus nuevas baterías...
-No podemos, no sabemos qué tan cerca están Stanley y sus soldados. -Senku frunció el ceño con cansancio, mirando a Xeno que también estaba estudiando las medusas, pero claro que sin ánimos de ayudarlos a hacerlas funcionar-. No saben dónde estamos, Xeno no podría haberles pasado el dato con sus travesuras con el teléfono, pero es cuestión de tiempo hasta que razonen que nuestro destino es Araxa, un sitio muy conocido. Y si se acercan lo suficiente y detectan una de nuestras hileras de humo, por ejemplo, estaremos fritos, o llenos de balas, más bien.
-Creo que es hora de hacer un plan B. -Hyoga, que había estado en un rincón junto a Tsukasa y Matsukaze, se acercó a ellos y sacó su lanza, colocándola en el cuello de Xeno, que se tensó de inmediato-. Las armas no funcionan, sus planes son inútiles sin la medusa. Es hora de tomar en cuenta que somos un grupo de adolescentes enfrentándose a soldados elites. Debemos hacer las cosas de forma correcta. Tenemos a su líder, debemos usarlo como carta ganadora. -Miró a Xeno de forma amenazadora.
Xeno arrugó la mirada oscuramente, mirando de reojo a Senku.
-Eso no será necesario. -Senku hizo una mueca-. Todavía tenemos tiempo, podemos lograr reparar las medusas.
-Es bastante ingenuo de tu parte pensar eso, Senku-kun. -Hyoga lo miró con decepción-. Dime algo, ¿quieres dejar huérfana a esa niña que te espera en Japón? Debemos asegurar nuestra victoria y enviar un dedo de Xeno a Stanley para que sepa que vamos en serio. Debemos forzarlos a negociar con lo que tenemos.
Senku lo miró amargamente, sin decir nada, por lo que Tsukasa se puso en medio de ellos.
-Negociar no tiene sentido -masculló Tsukasa con rostro pensativo, apartando la lanza de Hyoga del cuello de Xeno-. Stanley sabe que tiene las de ganar, en cuanto descubra nuestra posición, va a atacar, y sabe que nos va a avasallar.
-Entonces, creemos más armas, armas de fuego. Si es necesario, bombas. -Hyoga estaba decidido a ir por los medios más drásticos-. Estallemos todo, y a todos los que sean necesarios, ya luego pueden curarlos con la despetrificación, si es que esto va en contra de su moral.
-Senku no hace las cosas de ese modo -rebatió Tsukasa.
-¿Ni siquiera para asegurarse de volver a ver a su hija? -Hyoga lo miró con ojos entrecerrados-. ¿Quieres apostar el futuro de esa niña a la suerte? ¿Te vas a aferrar a la mínima posibilidad de reparar las armas en vez de asegurar la victoria? ¿Tan poco te importa abandonar a tu familia? ¿Prefieres morir y dejarla sin padre para no hacerle daño a las personas que quieren matarnos?
Senku lo miró con el rostro en blanco, pero con la mandíbula visiblemente tensa.
-No deberías chantajearlo usando como excusa a su hija -Matsukaze también intervino, ceñudo-. Senku es muy honorable, yo confió en su criterio.
Todos miraron a Senku, que se quedó en silencio un momento, antes de suspirar y hablar.
-Haremos más armas, pero nada más que eso. Mientras las hacemos, consideraremos nuestras opciones, pero la prioridad será intentar reparar las medusas. Por ahora, eso es todo. Tampoco considero buena idea chantajearlos con el Dr. Xeno, ellos tienen a todos nuestros amigos de rehenes en Estados Unidos, también a Homura. -Miró seriamente a Hyoga, que frunció el ceño profundamente.
-Además, tienen a Minami aquí. -Tsukasa hizo una mueca, viéndose bastante preocupado-. Ella fue a la que forzaron a hablar para dar nuestra ubicación... solo espero que no la hayan torturado...
-Usar a Xeno como carta ganadora no tendría sentido, ellos tienen más rehenes, y yo no voy a sacrificar a nadie. -Sin más que decir, Senku se marchó de allí, con Xeno mirándolo atentamente, con rostro pensativo y un poco culpable también.
Senku salió de la fortaleza hacia la selva y se apoyó en un árbol, llevándose dos dedos a la barbilla, haciendo su mente trabajar a mil por hora, considerando todas sus opciones.
Se sorprendió cuando Xeno llegó al poco tiempo, con Tsukasa siguiéndolo a lo lejos ya que siempre querían mantenerlo vigilado.
-Aunque a primera vista no lo parezca, te pareces demasiado a tu padre -masculló Xeno, parándose a su lado, apoyándose en otro árbol-. Ambos demasiado idealistas e ingenuos... ambos muy dedicados a su familia, incluso a pesar de estar al otro lado del mundo.
Senku chasqueó la lengua.
-No es necesario que me des un discurso, no pensaba dejar que Hyoga te arranque una mano. -Rascó su oído con fastidio.
-Lo agradezco. -Sonrió irónicamente-. Eres tan practico y lógico, pero aun así te rehúsas a desviarte de tus ideales... es por eso que vas a perder. -Lo miró sombríamente de pronto-. ¿Lo sabes, verdad? No hay forma de que ganes. Stanley no desistirá, no fracasara, y ustedes son solo niños... Puede que tengas una hija y una esposa, pero sigues siendo un adolescente que poco sabe del mundo real. Si te rindes ahora, te dejaré vivir, podrás volver a Japón y criar a tu hija... No será necesario un baño de sangre, solo que me reconozcas como su líder. Solo debes unirte a mí, y podrás retomar tu vida normal.
-Ja, como si fuera tan fácil... -Rascó su oído con una sonrisa burlona-. No me interesa ni un milímetro tu plan de dominación mundial. El enemigo es Whyman, tú eres el que no quiere entender que debemos unir fuerzas para quitárnoslo de en medio. Y yo prefiero no dejarle a mi hija un mundo dominado por una tiranía donde pueden lanzar otra petrificación mundial en cualquier momento, muchas gracias.
Xeno hizo una mueca, pero Senku siguió hablando, más para sí mismo que para él.
-Esa pequeña leona va a crecer en un mundo donde la ciencia avanzara en pos de la humanidad, no en pos de tus caprichos. Va ir a la escuela sabiendo que nadie le lanzara una ola petrificadora que la dejara tres mil setecientos años de piedra. Se convertirá en una adulta, quizás científica, quizás guerrera, o lo que sea que le guste... Se casará cuando tenga cuarenta y cinco años, contribuirá al mundo en la forma que quiera, y sabrá que sus padres siempre intentaron hacer las cosas bien... que hicieron todo lo posible por dejarle un buen mundo para crecer... No aceptaré nada menos para ella. -Miró al cielo con una suave sonrisa.
Xeno lo escuchó en silencio, con la mirada gacha, antes de darse la vuelta y alejarse unos pasos, pero deteniéndose luego de avanzar unos metros.
-Creo que tu hija preferiría crecer en un mundo donde su padre esté vivo... antes que en tu mundo ideal de fantasías -dijo con frialdad, para luego alejarse finalmente.
Senku cerró los ojos con fuerza, antes de tomar aire y volver a la base para seguir trabajando.
Eso era todo lo que podía hacer por ahora.
Los días pasaron y siguieron estudiando las baterías de diamantes desde todos los ángulos, confundidos de no estar progresando a pesar de que estaban dando sus mejores esfuerzos, aparte de que Joel tampoco estaba progresando por su lado (ellos no podían hablarle al equipo de USA, pero sí podían recibir sus llamadas).
Luego de mucho observar los diamantes, se dieron cuenta de algo, que tanto diamantes ennegrecidos como los que estaban relativamente sanos tenían grietas en el medio, lo que hizo que Kaseki se diera cuenta de que si les daba un leve golpe podía partir los diamantes limpiamente por la mitad, y eso llevo a que notaran que las grietas eran necesarias para dejar pasar la energía.
¡Eso era un gran avance! Senku hasta se sentía algo decepcionado de sí mismo por no haberlo notado antes, pero la verdad que era muy difícil examinar cada diamante.
En momentos como estos, realmente extrañaba la vista prodigiosa de Kohaku... quizás con ella allí lo habrían notado mucho antes.
Con ese gran avance y sabiendo que era muy probable que en este punto el enemigo ya les estuviera pisando los talones, Senku decidió que ya era hora de enviar un pequeño equipo a alejarse con las reservas de líquido despetrificador.
Lo mejor sería enviar a Suika, decidió. Con Francois para cuidarla y proveerla de todo lo necesario.
Quizás a Yuzuriha también... pero no, ella estaba con Kaseki y Chrome, aprovechando sus manos hábiles para intentar hacer funcionar las baterías de diamantes.
Ginro estaba aterrorizado y él quería ir, pero luego decía que era un guerrero valiente y pelearía junto a su hermano, así que mejor que se quedara.
Luna podía ser útil como medica y necesitaban a Chelsea por sus conocimientos, así que se decidió a enviar solamente a Suika y Francois.
-Partirán mañana a mediodía -les dijo a las dos candidatas mientras preparaba los frascos con el líquido-. Vayan lo más lejos que puedan, pero cuiden no perderse y recordar el camino.
Al día siguiente, justo al mediodía, todos se reunieron para despedir a las dos que serían sus salvadoras, y todos se sorprendieron cuando, antes de irse, Francois sacó de la nada un pequeño pastel con una solitaria flor de jazmín en la cima.
Todos se sorprendieron más cuando le dio ese pastel a Senku.
Todos se sorprendieron... menos Senku, que la miró con una sonrisa triste.
-Solo le echas más sal a la herida, pero gracias de todos modos... -Tomó el pastel con una sonrisa resignada.
-No me digas... -Ryusui los miró boquiabiertos.
-¿Ya es...? -Ukyo bajó la mirada.
-¿Qué les pasa? ¿Qué ocurre? -Luna y Ginro miraron a todas partes con confusión.
-En Japón... ya es abril. -Senku alzó la mirada hacia el cielo por un momento, antes de darse la vuelta y alejarse de todos ellos, a paso lento y aletargado, llevándose ese pequeño pastel.
-Oh... -Gen sonrió suavemente-. Claro, aquí sigue siendo treinta y uno de marzo, pero... en Japón ya dieron las doce de la noche.
-Si ya dieron las doce... entonces allá es primero de abril... -murmuró Suika sin entender, pero luego se dio cuenta-. ¡Oh! Entonces... -Lagrimitas llenaron sus ojos-. Tsukiku cumplió su primer año...
Todos miraron con tristeza a Senku, pero él se fue directo a seguir trabajando lejos de ellos.
Necesitaba estar un momento a solas.
Su princesa ya era toda una bebé grande, ya tenía todo un año... Era su primer cumpleaños... y allí estaba él, al otro lado del puto mundo...
Ella de seguro ya ni siquiera lo recordaba.
-Cumpliste exitosamente tu primer año de vida... -susurró a la nada, apretando su relicario con fuerza en su mano-. Tienes diez billones de puntos... -Su voz se quebró mientras su vista se volvía cada vez más y más nublada.
En verdad era el peor padre del mundo.
.
Kohaku se despertó en medio de la noche, sintiendo una sensación rara en el pecho.
Volteó a ver a su hija, sorprendiéndose de que se hubiera escapado de sus brazos en medio de la noche, pero sorprendiéndose más cuando la vio despierta, mirando directamente al último regalo que había sacado del cofre de Senku, un móvil con figuritas de planetas, cohetes y estrellas.
Vio el reloj y jadeó al ver que ya era la una de la madrugada.
-¡Feliz cumpleaños! -gritó en un susurro lleno de emoción, tomando en brazos a su hija que de inmediato le sonrió encantada-. Mi bebé... Ya tienes un año. -De inmediato empezó a lloriquear-. Creces tan rápido... no es justo... -La abrazó cariñosamente.
-¡Mamá dadubapadedodado! -exclamó su bebé de pronto, saltando entre sus brazos, a lo que Kohaku la apartó y la miró confundida.
-¿Un paseo? Ja, es muy tarde para eso, debes esperar para mañana en la mañana. ¡Y mañana tendrás una gran fiesta! Ruri-nee, tu abuelo y los demás han planeado muchas cosas para ti.
-¡Padedo! ¡Padedo! -exigió con un puchero adorable que le derritió un poco el corazón, ¡pero no! ¡No debía ceder a su dulzura!
-No podemos pasear a esta hora... ¡Oh, pero podemos ir abajo! Hay algo que quiero darte. -Sonrió con nostalgia.
Salió de la cama cargándola y bajaron las escaleras, luego la dejó caminar solita, tomándola de la mano, y fueron hasta el cofre de regalos.
De allí, Kohaku sacó el primer regalo que Senku le había mostrado, el que tenía preparado desde hace mucho tiempo porque sabría que no podría estar allí en su cumpleaños... la cajita musical.
La colocó en el suelo y se sentó con las piernas cruzadas con la cajita en frente.
Ni siquiera tuvo que llamar a Tsukiku, a ella últimamente le gustaba imitarla en todo, así que se sentó también, intentando cruzar las piernas pero acabando casi cayéndose hasta que Kohaku, riendo, la acomodó mejor.
Giró la palanquita de la cajita y observó con una sonrisa como esos muñequitos parecidos a ella y a Senku comenzaban a girar en su eje al ritmo de una tierna canción.
-¡WOWA! -Tsukiku gateó para mirar la cajita boquiabierta-. ¡Demobedade!
-Sí, se mueve. -Kohaku la miró casi derritiéndose por su carita impresionada-. Este es el regalo de papá para ti... él te desea feliz cumpleaños... incluso desde el otro lado del mundo.
Tsukiku volteó a verla en ese momento, luego miró a la cajita musical, para después extender su mano y tomar el muñequito que se parecía a Senku entre sus pequeños dedos.
Lo miró fijamente un segundo, antes de ignorarlo por completo y comenzar a intentar jalar la manija ella misma para que la música volviera a comenzar.
Kohaku suspiró profundamente.
Tristemente, desde hace mucho que la palabra "papá" o las fotos de Senku ya no provocaban reacción alguna en Tsukiku... y claro que Kohaku no quería presionarla en recordarlo, en parte porque no estaba segura de querer confirmar sí aún lo recordaba o no.
Luego de un rato de jugar con la cajita, Tsukiku comenzó a ponerse somnolienta de tanto escuchar esa dulce melodía, por lo que Kohaku la arrolló al compas y pudo volver a dormirla.
-Ja, incluso sin estar aquí, aún me ayudas a cuidarla... -Miró con cariño a los muñequitos que los representaban, pero pronto sus ojos comenzaron a aguarse cuando, una vez más, su falta se hizo tan evidente que le pesaba en el alma-. Senku... por favor... regresa pronto...
Confiaba en que él estaba bien, que estaba luchando por salvar a la humanidad y detener a Whyman, y que volvería muy pronto con ellas.
.
Suika y Francois habían sido capturadas... pero al menos con eso pudieron mandar un mensaje y revelarles la posición del enemigo.
Estaban inquietantemente cerca... probablemente los descubrirían antes de que acabara el día... y Senku y los demás aún no eran capaces de hacer funcionar una medusa.
-Seguirán el rastro de Suika y Francois hasta aquí -dijo Matsukaze con rostro sombrío al examinar el mapa donde Senku marcó la posición del enemigo-. Es probable que lleguen en tan solo unas horas...
-Y no tenemos armas suficientes, por culpa de tu ingenuidad. -Hyoga miró de reojo a Senku, que rio entre dientes como si nada le preocupara, aunque era obvio que esta situación era asquerosamente horrible.
-No hay forma de que hubiéramos podido contra un equipo elite de soldados estadounidense con mi pobre conocimiento en la fabricación de armas... de todas maneras, tampoco creas que te hubiera dado un arma a ti, Hyoga. -Lo miró con sorna, pero luego miró a Tsukasa-. Por otro lado... sí hice algo para ti, Tsukasa.
Guio a Tsukasa a su habitación privada, de donde sacó el arma en la que había estado trabajando dese hace días.
-Es una ametralladora. -Le tendió la caja con rostro mortalmente serio-. Ya está cargada... pero espero que entiendas que no te la doy para que vayas por ahí matando a todo lo que produzca sombra...
-Hmm, no hace falta que me lo digas. -Tsukasa tomó el arma con una mueca de disgusto-. Sabes que la razón por la cual me enfrente a ti hace tiempo, fue precisamente para que no se crearan este tipo de armas... aunque ahora veo que fue un esfuerzo inútil, ya que en otra parte del mundo la ciencia que tanto repudie estaba resurgiendo... pero ahora veo que es tu ciencia la que debe perdurar para mejorar las vidas de todos... para que las personas puedan comenzar a vivir realmente en paz...
Senku rio suavemente.
-No es mi ciencia... la ciencia es de todos, y por eso todos debemos ser capaces de disfrutar de sus beneficios y de hacerla crecer libremente. Por eso debemos ganar.
Tsukasa lo miró fijamente, cargando el arma con cuidado.
-Senku... alguien tiene que ir hasta el enemigo a distraerlos para comprarles más tiempo... debes dejar que Hyoga, Matsukaze y yo vayamos. Con esta arma y nuestras espadas y lanzas, deberíamos ser capaces de al menos comprarles tiempo...
Senku lo miró con una mueca, sabiendo que lo que le estaba diciendo era que lo enviara a morir solo por una misera pizca más de tiempo.
Era una locura, algo que no debería permitir... pero era su única opción.
-Vayan.
Después de enviar a sus tres guerreros más fuertes a servir como carne de cañón, Senku se sintió enfermo del estómago, pero tenía que aferrarse a sus últimas esperanzas.
Con Suika y Francois capturadas, decidió darles un frasco de líquido despetrificador a Luna y Chelsea y las envió lejos con la excusa de que debían tener un equipo extra lejos, solo para que no tuvieran que quedarse a ser masacradas con ellos en caso de que fracasaran...
Quería desesperadamente salvar a Yuzuriha también, pero necesitaban de sus habilidades en manualidades para intentar crear diamantes adecuados para actuar de baterías.
No le quedó de otra más que mantener a Yuzuriha allí, pero le pidió a Taiju estar cerca de ella en todo momento.
Las horas pasaron, y no lograron nada... y Senku supo que a este punto Stanley y sus soldados elite llegarían en cualquier momento.
-Taiju... -Apretó los puños mientras se dirigía al estante donde tenían más frascos con líquido despetrificador-. Es posible que tengamos que usar un alto rango para asegurarnos de petrificar a todos los soldados de Stanley, y Chelsea y Luna no son muy rápidas... Será mejor que tomes a Yuzuriha y corran lo más lejos que puedan. -Tomó los últimos dos frascos y se los entregó a Yuzuriha, que lo miró con la boca abierta-. Solo así tendremos verdaderas chances... de ganar esta batalla.
-¡¿Qué?! ¡¿Estás seguro?! -Lo miró sorprendido y Senku asintió sin decir nada-. Entiendo, pero... ¿No sería mejor que me quedé a luchar en caso de que vengan?
-Yuzuriha necesitara protección... por si se encuentra con alguna bestia salvaje... -explicó rascando su oído con fingida indiferencia.
-¡Oh, tienes razón! -Por suerte, Taiju cayó en su cuento ridículo, mientras Yuzuriha no dejaba de mirarlo dolorosamente, sabiendo que trataba de salvarlos.
Aun así, Yuzuriha no protestó y dejó que Taiju se la llevara.
Senku se sintió un poco más tranquilo de saber que al menos sus dos mejores amigos estarían bien...
Poco después, el ataque comenzó.
Bombas fueron lanzadas al fuerte y sobre sus malditas cabezas, Senku por poco logró salvar a Kaseki, pero los diamantes terminaron de volar en llamas por los aires, totalmente inútiles.
Senku se sintió derrotado...
Kaseki lloró con pesar, sintiéndose un fracaso por no poder avanzar hacia el futuro y lograr crear una batería de diamante...
Chrome, a pesar de todo, quiso seguir manteniéndose optimista, pero Senku ya se estaba dando por muerto...
Senku ya estaba despidiéndose mentalmente de su hija y de su esposa, agradeciendo el haberle dejado cartas al fondo del cofre, en caso de que no volviera, pero de repente una llamada les llegó.
Una llamada que lo hizo recuperar la esperanza de inmediato, y aferrarse a ella con uñas y dientes.
Era Joel, clamando que gracias a la información que Francois le dio en referencia al descubrimiento de Kaseki sobre la grieta en los diamantes, Joel por fin logró hacer funcionar el arma petrificadora.
Kaseki se llenó de orgullo, al igual que Chrome y Senku ya estaba planeando cierto algo... cuando Gen llegó a darles una información clave.
Tsukasa, Hyoga y Matsukaze lograron destruir las comunicaciones del enemigo... ¡y esa era justo la pieza final que Senku necesitaba!
No titubeó al pedirles lo que quería a su equipo en Estados Unidos, ¡debían hacer que el arma petrificadora abarcara el continente americano por completo!
¡Iban a petrificarse todos, y a salvarse todos!
Desgraciadamente... no fue nada sencillo...
Cuando Senku sacó la última botella que le quedaba, aquella que siempre llevaba en caso de emergencia entre sus cosas, recibió varios disparos que le dieron en el hombro, en la pierna y en la mano, rompiendo la botella y dejándolo en el suelo.
Tenía un chaleco antibalas, por lo que pudo ponerse en pie una vez más, pero con mucha dificultad y mucho dolor, sonriendo al ver que aquella familiar luz verde se aproximaba.
Pronto vio a Suika corriendo hasta ellos con las últimas botellas de líquido despetrificador.
Sin embargo, las balas volaron hasta ella, haciéndola tropezar y provocando que rompieran todas las botellas, todas menos una que Chrome tomó, dándosela a Gen, que la colocó en la torre que habían construido con un amplificador de sonido, un sitio perfecto para que la botella se rompiera con el paso del tiempo, ya fueran días o años...
Stanley gritó la orden de tomar esa última botella, pero Chrome, Gen y Kaseki se lanzaron sobre él en un último esfuerzo por detenerlo.
No obstante, no serían suficiente... así que Senku metió una mano en su ropa.
La ametralladora que le dio a Tsukasa no fue el único proyecto en el que estuvo trabajando...
-Suika... -le habló a la niña que aún estaba de rodillas en el suelo, esforzándose por ver sin sus lentes-. Yo te protegeré... tú debes ir hacia la torre. Eres nuestra única opción. Quieres ser de ayuda ¿no es así?...
Suika, con lágrimas en los ojos, asintió y corrió valientemente hacia la torre, levantando una mano hacia el frasco, dispuesta a ser su salvación.
Senku sabía que si hubiera ido él, Stanley simplemente le dispararía, pero ahora que ya se había quitado de encima a Kaseki, Gen y Chrome, tenía su arma apuntando al frasco, por lo que Senku sacó de su ropa el revolver que había creado como emergencia, y disparó a las manos de Stanley utilizando toda su concentración para no fallar, destrozando sus dedos lo suficiente para que fuera incapaz de disparar, por lo que, aunque enormemente frustrado, Stanley lo único que pudo hacer fue ponerse delante de Xeno, llevar su palma ensangrentada a su cabeza y estrellarlo contra su cuerpo.
Los lanzó a ambos al piso, colocándose protectoramente encima de él.
-Stan... -Xeno lo miró sorprendido desde su posición debajo de su fiel soldado, que le sonrió suavemente.
-Estos niños son bastante inteligentes... lo suficiente para no dejar que una mente como la tuya se desperdicie... Sé que te traerán de vuelta... y tu ciencia vivirá. -No dejó de sonreírle mientras ambos comenzaban a petrificarse, viéndose a los ojos una última vez antes de que todo se volviera negro.
Senku sonrió mientras volteaba hacia Suika, tan débil que apenas podía moverse, más que nada por la herida en su mano y su pierna, ya que el hombro fue salvado por el chaleco, pero el impacto había sido demasiado... no podría ir nunca hacia el frasco con el líquido.
Mucho menos porque la petrificación era demasiado rápida...
Tan rápida que supo que sus amigos no habían logrado dar la orden de envolver solo el continente de América. Después de todo, mientras más abarcara el rayo, más rápido iba. Era imposible que a esa velocidad solo cubriera América.
No, ya podía imaginar lo que pasó.
Debieron aprovechar el mensaje de Whyman, y el mundo entero iba a ser envuelto...
Todos se petrificarían, incluso los que estaban en Japón.
-Feliz cumpleaños, mini-leona... -murmuró mientras sentía la petrificación llegar hasta él-. Te envió de forma exprés el peor regalo de la historia, de parte del peor padre del mundo...
En verdad, nunca mereció la maravillosa familia que tenía.
-Hasta pronto, Tsukiku... -Sonrió suavemente mientras su visión se volvía negra, regresándolo a esa profunda oscuridad que soportó por tres mil setecientos años-. Hasta pronto, Kohaku.
Se convirtió en una estatua por completo, y se permitió reírse de sí mismo al proclamarse el monumento de piedra a la mala paternidad.
A pesar de todo, sabía que ahora no había forma de que no volviera a ver a su familia, aunque quizás le llevaría otros tres mil setecientos años, pero confiaba en Suika, sabía que ella lo lograría tarde o temprano.
También confiaba en que Kohaku mantendría a salvo a su pequeña princesa, de eso no tenía ni un milímetro de duda.
Por ahora, llegó el momento de empezar a contar segundos... una vez más.
.
La fiesta del primer cumpleaños de Tsukiku apenas había dado inicio.
Todos los que quedaron de la aldea y del ex imperio de Tsukasa, aparte de Atsumi-sensei y los que fueron revividos por ella, se reunieron fuera de la clínica para comenzar a celebrar.
-¡Feliz cumpleaños, Tsukiku!
La pequeña cumpleañera estaba más que encantada con toda la atención y con todos los papelitos coloridos y decoraciones brillantes que habían colocado, riendo como loca.
Kohaku no dejaba de derretirse y de tomarle fotos, más que contenta de que Yuzuriha le hubiera dejado preparado de ante mano un precioso vestidito con una diadema de gatito para este día. ¡Se veía tan hermosa!
No podía dejar de tomarle fotos, en parte para preservar estos recuerdos, y también para mostrarle a Senku en cuanto regresara.
-Mi nieta... ya está tan grande... -Kokuyo estaba casi llorando de solo ver a Tsukiku corretear de un lado a otro jugando con los otros niños de la aldea.
-Crecen muy rápido, en verdad... -Ruri también estaba bastante emocional, y sonrió con dulzura mientras acariciaba su vientre de ya cinco meses de embarazo.
-Ja, ahora es el doble de grande que cuando nació, pero yo la sigo viendo tan pequeñita... -Kohaku sorbió en un pañuelo, pero luego vio a Tsukiku correr hacia unos arbustos de espinas persiguiendo a una mariposa y casi le dio un ataque mientras corría a impedírselo.
-Esa niña de repente parece muy emocionada de meterse en problemas... -comentó Turquoise algo perturbada mientras Jasper asentía con la cabeza.
-Definitivamente es igual a su madre... -masculló Kokuyo, negando con la cabeza.
-¡No, no, no! ¡Eso no se hace! -Kohaku regañó levemente a su niña luego de alejarla de los arbustos, haciéndola fruncir el ceño, disgustada-. Agh... Mira, ten este otro regalo de tu padre. -Muy a regañadientes, sacó el peluche de león que había sido otro regalo del cofre y se lo dio a su hija, que chilló encantada y lo abrazó de forma tan dulce que inevitablemente la hizo sonreír aún en medio de su molesta a Senku y su manía de creerlas leonas.
Kohaku le pidió a Mirai quedarse cerca de Tsukiku mientras jugaban con los niños de la aldea, luego se acercó a Yoshio, que estaba estrenando la primera grabadora del mundo de piedra.
-¿Esa cosa ya funciona? ¿Y en verdad va a poder mostrar las fotos en movimiento?
-Es más complicado que eso, pero básicamente sí. -Rio nerviosamente-. Me esforcé por terminarla para este día. El primer cumpleaños de Tsukiku-chan merece ser grabado.
-Claro, grábala mientras sea feliz y sonriente~. -Atsumi-sensei palmeó cariñosamente el cabello de su hijo-. Y mañana la grabaremos llorando cuando tengamos que aplicarle las tres vacunas que le corresponden a los doce meses. ¡Ambas cosas serán un bello recuerdo!~
-¿Por qué le gusta hacer sufrir a mi bebé? -Kohaku la miró mal, ya queriendo llorar de solo pensar en su pobre bebita teniendo que sufrir esas cosas infernales (pero necesarias) de nuevo.
-Ay, es broma, señora mami, yo solo...
-¿Qué... es eso? -Maiko de repente interrumpió a la doctora, mirando fijamente a algo en el horizonte.
Kohaku volteó, quedándose con la boca abierta al reconocer esa siniestra luz verde... la misma que varias veces la envolvió en la isla del tesoro.
"No puede ser..."
-¡Tsukiku! -Rápidamente corrió hasta su hija y la alzó en brazos, abrazándola protectoramente contra su pecho.
-¡Oh, no! ¡Debemos protegernos! -Ruri de inmediato se arrodilló, cubriendo su vientre protectoramente con brazos y piernas.
-¡Todos, adopten posiciones defensivas y al suelo! -gritó Kokuyo.
Todos le hicieron caso, menos tres personas.
Atsumi-sensei de inmediato corrió dentro de la clínica, y Yoshio le gritó preguntándole qué hacía. Maiko también se quedó parada mirándolos.
A los pocos segundos, Atsumi-sensei salió con un frasco que Kohaku reconoció al verlo de reojo desde su posición arrodillada en el piso abrazando a su bebé.
¡Era un frasco con líquido despetrificador!
-Senku-kun me dio esto como emergencia -explicó Atsumi-sensei con rostro agitado, luego le entregó el frasco a su hijo-. ¡Hijo, tú puedes hacer el cálculo! ¡Usa esto y sálvate! ¡Luego sálvanos a todos! -le pidió, luego se echó al suelo también y adoptó una posición defensiva.
Yoshio jadeó, viéndose muy inseguro, y Kohaku estaba a punto de darle ánimos cuando... de repente, Maiko se le acercó y le quitó el frasco.
-Tú no tienes las agallas -le dijo con voz condescendiente-. Yo lo haré.
-¿Q-qué...? -Yoshio le frunció el ceño y trató de quitarle el frasco, pero ella lo mantuvo fuera de su alcance.
La luz cada vez estaba más cerca, y Yoshio y Maiko siguieron forcejeando.
-¡No hay tiempo para esto! -Kohaku corrió hacia ellos aún cargando a su bebé, que no dejaba de mirar boquiabierta la luz verde cada vez más y más cerca.
El medio del forcejeo de Yoshio y Maiko, el frasco se le cayó de las manos a Maiko, y Kohaku corrió para golpearlo suavemente con el pie, lanzándolo varios metros al aire justo por arriba de sus cabezas.
Los tres jadearon y levantaron los brazos.
La luz los alcanzó.
-¿Mamá? -Tsukiku levantó uno de sus bracitos también, queriendo imitar a su madre, todavía abrazando a su peluche de león así como su madre aún la tenía firmemente abrazada en su brazo libre.
Kohaku bajó la mirada, siendo el rostro sonriente de su hija lo último que vio antes de que todo se volviera negro.
Escuchó el frasco con el líquido despetrificador chocar contra algo y romperse... o quizás... chocar contra alguien... ¿pero quién? Todo lo que sabía era que no fue contra ella.
Se volvió por completo una estatua, inmóvil, incapaz de ver ni de escuchar nada que no fueran sus pensamientos.
Todavía tenía a su hija en sus brazos... ¿verdad?
Era realmente estúpida, debió haberla sujetado con los dos brazos, así se sentiría más tranquila, pero... estaría bien ¿no es cierto?
Sí, claro que estaría bien. Podía sentirlo.
Ahora solo le quedaba esperar...
Incluso si nadie había logrado salvarse de la petrificación, estaba segura de que Senku no tardaría en regresar, estaba segura de que él y sus amigos iban a salvarlos a todos.
Confiaba en él con todo su corazón, así como confiaba en que su hija iba a estar bien.
Pronto volverían a estar juntos los tres. Volverían a ser una familia... y ya nada los separaría.
Continuará...
Holaaaaaaaaaaa :D
Muchas gracias a mi querido Aigamyp por patrocinar este capítulo! QwQ Todas las gracias son para él!
Lo siento por hacer tan corto el arco de Estados Unidos y Sudamerica, pero no quería aburrir dando muchos detalles cuando en realidad no planee cambiar mucho de esta saga xP
Pero si cambie varias cosas... Por ejemplo, les di más ventaja a Senku y los demás sobre Stanley, por lo tanto Xeno no les llegó a dar el mensaje de codigo morse pestañeando para q vayan rapido a Araxa. Otra cosa que cambie fue que Senku se curara rapido por lo q tuvo tiempo para inventar más cosas. También, ya que Kohaku no estaba, tardaron más tiempo con ciertas cosas como los diamantes y eso, nada drastico xP
Mmm... Rayos, yo quería que este fuera el último capítulo, pero al final me estaba quedando demasiado largo TnT
Ahora quizás tenga que terminarlo con el siguiente cap y quedaría en número impar, que triste :'c
Pero ya veremos, quizás sí llegue a treinta y ocho caps, quién sabe owo
Ah, y el 15 de octubre este fanfic cumplió cuatro años de existencia! *o* Y tambien es mi aniversario de llegar al fandom :'3 Muchas gracias a todos los que siguen aquí y los que se van sumando! Los amodoro!
Ya no los aburro más y me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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