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Boda en el mundo de piedra

Retiraba lo que pensó anteriormente, definitivamente mataría a Gen por esto. ¡Estar embarazada era horrible!

-¡No, Kohaku! ¡No puedo que permitir que nos ayudes!- Taiju le quitó la pila de madera de debajo de los brazos. -¡Las órdenes de Senku fueron muy claras! ¡Nada de trabajo pesado para ti! ¡POR EL BIEN DEL PEQUEÑO SENKU!- gritó a todo pulmón corriendo mientras llevaba las dos cargas de madera hacia donde Kaseki estaba trabajando en la construcción del barco.

Los hombros de Kohaku se desplomaron.

Esto era tan injusto. ¡Se sentía tan inútil! ¡Nunca antes la habían tratado como si fuera una delicada doncella! Lo odiaba por completo.

-¿De nuevo aquí, Kohaku?- Senku llegó con las manos en la cintura. –Ni lo intentes, ya les dije a todos que no te permitan ayudar. Y tú deberías aceptarlo ¿o acaso quieres que te explique de nuevo por qué no puedes?- preguntó con cansancio, puesto que esa fue una experiencia agotadora para ambos.

-No, gracias.- gimió dándose la vuelta para irse. –Entiendo, y abandone el entrenamiento y todo ¡pero todavía puedo hacer algo tan fácil como cargar madera! Ni siquiera estaba cargando mucho.- se cruzó de brazos.

-Cargabas poco menos de la mitad de lo que normalmente carga Taiju, eso es más de veinte kilos.- se frotó las sienes. –Es saludable que hagas un poco de ejercicio, pero nada de lo que solías hacer, ni siquiera la quinta parte de eso. Solo puedes cosas del nivel de...- pareció pensar en las palabras más adecuadas para que ella lo entienda.

-¿Cosas de tu nivel?- preguntó escéptica.

-Incluso menos.- sonrió con condescendencia.

-¡Agh, no soporto estar sin hacer nada todo el día! ¡No pudo vivir así!- se jaló los cabellos con frustración.

-¿Por qué no vas a la Academia Científica? Allí podrán enseñarte a leer y escribir, y puede que eso nos sea útil en el futuro.- propuso desinteresadamente mientras se rascaba la oreja.

-Suena aburrido.- murmuró malhumorada. –Aunque recuerdo haber visto a Suika allí...- y siempre le gustaba pasar más tiempo con esa adorable niñita. –De acuerdo, supongo que no tengo nada más que hacer.- comenzó a retirarse cabizbaja, pero luego volteó rápidamente para ver a Senku. –Por cierto ¿Ryusui ya terminó su maqueta, verdad?-

-Sí, lo hizo. Ya comenzamos a trabajar con ella.- Kohaku abrió la boca para hablar, pero él la interrumpió. –Y no, no hay nada con lo que puedas ayudarnos por el momento. Será mejor que te acostumbres a eso. Te quedan otros cinco meses de embarazo.-

Gruñendo, se marchó pisoteando de regreso a la aldea.

En realidad la Academia Científica no era tan mala como pensó. Les enseñaban muchas cosas interesantes y le tenían paciencia porque le costaba más que a los otros entender la mayoría de lo que decían, aunque sospechaba que su paciencia venía más por el hecho de que estaba embarazada y no tanto porque los maestros en turno fueran especialmente pacientes.

Cuando llevaba dos semanas asistiendo regularmente a la academia, Senku irrumpió en medio de una clase, llamándola.

-¿Qué pasa? ¿Finalmente puedo ayudar en algo?- preguntó emocionada.

-Nah, es sobre nuestro matrimonio.- dijo con desgano.

-Oh.- su ánimo de inmediato se desplomó. -¿Qué con eso?-

Ellos no querían casarse, pero su padre le pidió amablemente a Senku que la desposara para conservar su honor, y por amablemente quería decir que apuntó un cuchillo a su rostro y se lo exigió a gritos asegurando que no le importaría dejar huérfano de padre a su nieto sí era necesario.

Querían pedirle ayuda a Gen para que hiciera a Kokuyo cambiar de opinión, pero este se negó diciendo que ya ansiaba una invitación a su boda y que quería estar en primera fila. Ese hombre realmente tenía mucha suerte de que no pudiera patearlo en la cara.

-Acordamos que sería en un par de meses ya que estamos muy ocupados con el barco ahora mismo, pero Ruri y Yuzuriha insisten en hacerlo ahora y a cambio me propusieron una boda pequeña y rápida. Me pareció bien y acepté, pero insistieron en que pregunte tu opinión también. ¿Estás de acuerdo?-

-Si.- se encogió de hombros.

-Bien.- sin más se dieron la vuelta y cada uno volvió a lo suyo.

Pasó otra semana y Yuzuriha y Ruri la secuestraron para probarle su vestido de novia o lo que sea.

-Aww, tu vientre ya empieza a abultarse.- Yuzuriha miró con ternura a su estómago. -¿Puedo?- extendió una mano con mirada expectante. Kohaku la miró sin comprender. -¿Puedo tocar tu vientre?-

-Oh... Eh, sí, supongo.- eso era raro, pero ella parecía muy enternecida y rápidamente Ruri se le unió. –E-eso es suficiente.- se apartó nerviosamente, sintiéndose muy extraña. -¿Qué tenemos que hacer con los vestidos?-

-Vamos a probarte tu vestido de novia.- Yuzuriha levantó una prenda de vestir color blanco. –Me hubiera gustado haberlo hecho de seda, pero no logré recolectar lo suficiente a tiempo.- hizo un puchero.

-Estuvimos hablando de las costumbres de matrimonio de su época, son muy hermosas.- dijo Ruri mientras luchaban por ponerle el vestido. –Esta boda será toda una novedad. Normalmente es el jefe de la aldea el que casa a las parejas, pero como Senku es el jefe entonces yo los casaré como sacerdotisa. Lo cual es sin precedentes porque normalmente el jefe suele estar casado con la sacerdotisa o ser el padre de esta.- rió divertida. –Ohh, ¡el vestido te queda precioso!- dio varios pasos hacia atrás para poder verla mejor.

-Lo hice ajustado en el pecho y suelto desde allí hasta abajo para que tu vientre no se note mucho. Temí que quedara mal pero te ves muy hermosa.- dijo Yuzuriha con orgullo.

Kohaku se miró a sí misma. El vestido era blanco puro y con "escote de corazón" como decían las mujeres de la era moderna, aparte estaba decorado con muchas pequeñas flores y perlas. La falda también estaba llena de perla y flores, con muchos detallitos dorados en el borde, tenía una apertura en la pierna izquierda.

Debía admitir que era un vestido muy lindo.

-No está mal.- las dos mujeres sonrieron enormemente ante su aprobación. –Oigan, la razón por la cual adelantaron la boda era para ponerme este vestido sin que se note mucho la gran barriga ¿verdad?- las miró acusadoramente.

-Lo siento, es solo que sí esperábamos más tendría que hacer otro tipo de vestido y este me gustaba mucho para ti.- dijo Yuzuriha tímidamente mientras Ruri sonreía con culpabilidad.

-Está bien... solo esperó que la boda de verdad sea pequeña y rápida.- suspiró largamente.

La boda no fue nada pequeña, por supuesto. Senku era el líder de la aldea y básicamente el tipo más importante del reino de la ciencia, así que todos querían ir a su boda, y el hecho de que Kohaku también tuviera cierta fama y fuera la hija del ex jefe y hermana de la sacerdotisa y además quien trajo a Senku en primer lugar solo atraía más a la gente.

A pesar de todo, cumplieron más o menos en la parte de que sería una boda rápida. La celebraron una hora antes del atardecer y una vez el sol se pusiera todo el mundo debía volver a lo suyo. Y claro, Senku era el más ansioso por irse a continuar con sus planos y eso.

Kohaku marchó al altar con el vestido de novia blanco con una corona de flores en la cabeza tomada del brazo de su padre que se veía mucho más feliz de lo que pensó que estaría, aparte en su otra mano llevaba un ramo de flores rojas. Al final del camino Senku la esperaba con una mueca de impaciencia, vestido con uno de esos elegantes trajes negros que eran de los productos más populares en la tienda de Yuzuriha. Ruri estaba delante de él, lista para casarlos oficialmente.

-Por favor, tómense de las manos.- ambos la miraron con incredulidad. –Por favor.- rogó pestañeando angelicalmente.

-Bien, bien.- ella tomó bruscamente las manos de Senku.

-Gracias. Ahora, según las costumbres de la era moderna, presentaremos los anillos.- alargó una mano para señalar hacia la parte posterior de la gran multitud dividida en dos para contemplar la boda.

Suika marchaba hacia ellos sin su sandía en la cabeza, usando un bonito vestido y cargando en un pañuelo dos aros plateados, uno con una piedra brillante pegada, cosa que vio fácilmente gracias a su visión superior, aunque no les prestó mucha atención, más concentrada en lo adorable que se veía la pequeña en aquel bonito vestido elegante.

-¿Anillos?- una vez Suika se acercó lo suficiente a ellos, Senku tomó los anillos y los examinó con ojo crítico. –Son de plata, y este tiene un zircón transparente, típica imitación del diamante. ¿Cuándo los hicieron?- miró hacia Kaseki sentado en la primera fila.

-Fue muy sencillo, me tomó apenas unas horas hacerlo. Yuzuriha dijo que era normal presentar regalos de boda, este es el mío.- el anciano sonrió cálidamente.

-Lo difícil fue encontrar una piedra como la que quería Yuzuriha para el anillo.- murmuró Chrome sentado cerca del anciano. –Di muchas vueltas, pero finalmente encontré una que ella pensó que era un diamante, pero dijiste que su nombre es zircón ¿verdad? Rayos, creí que había encontrado ese tal diamante.- se frustró.

-Te será muy difícil encontrar uno de esos.- Senku sonrió sarcásticamente. –Pero no te preocupes, incluso en la era moderna los expertos confundían a los zircones con diamantes, y siguen siendo una muy buena piedra.- le regresó los anillos a Suika.

-Eso me tranquiliza, porque este es mi regalo de bodas.- les dedicó una gran sonrisa.

-Sí te sirve de consuelo, es la primera vez que consideró una piedra bonita.- Kohaku le devolvió la sonrisa.

-Viniendo de ti, eso es mucho.-

-Bueno, continuaremos o el atardecer llegará antes de lo que queremos.- Ruri carraspeó. –Ishigami Senku, ¿aceptas a Kohaku como tu esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, desde ahora y para siempre hasta que la muerte los separe?-

-La muerte o el divorcio...- murmuró por lo bajo, aunque toda la aldea lo escuchó y su padre apuntó un cuchillo a su cabeza. –Ya, ya... Sí, aceptó.- rodó los ojos.

-Kohaku, ¿aceptas a Ishigami Senku como tu esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, desde ahora y para siempre hasta que la muerte los separe?-

-¿Eh? Ah, sí.- se distrajo por un minuto mirando a Suika ser adorable. –Sí, acepto.- sonrió nerviosamente.

-Muy bien.- suspiró. –Colóquense los anillos el uno al otro, por favor.-

Kohaku tomó el anillo con el zircón y tomó la mano de Senku bruscamente, batallando para que el anillo entre en su dedo meñique.

-Se supone que ese es para ti.- él la apartó rodando los ojos de nuevo.

-Oh.- se lo dio para luego tomar el otro anillo. Senku colocó el anillo con el zircón en su dedo anular de la mano izquierda, así que ella hizo lo mismo con el otro anillo.

-Ahora, antes de proseguir, debo preguntar ¿hay alguien que se oponga a este matrimonio? Sí hay alguien que hablé ahora o que calle para siempre.- Ruby alzó una mano lentamente, pero sus hermanas Garnet y Sapphire la bajaron con rapidez. –Bien, entonces ¡los declaró marido y mujer! ¡Puedes besar a la novia!-

Los recién declarados marido y mujer se estremecieron. ¿Besarse?

Rápidamente, Kohaku se inclinó hacia adelante y presionó sus labios justo por encima de la boca de Senku, ambos mirándose a los ojos con pura acidez, deseando estar en cualquier lugar excepto ese ahora mismo.

Todos aplaudieron y Taiju se lanzó sobre Senku para darle más de sus ruidosas felicitaciones.

Al menos lo bueno de esto era que Francois hizo muchos postres deliciosos para celebrar la ocasión.

-¡Como dije, amo las bodas!- Ryusui rió alegremente llenándose la boca de sake y bocadillos rodeado de chicas que miraban con mucha envidia el anillo y el vestido de Kohaku, seguramente deseando tener lo mismo que ella para cuando se casaran.

-¿No vas a beber, Senku?- preguntó su padre a su nuevo yerno.

-Cuando dije que era "diez billones por ciento seguro que no volvería a beber", hablaba diez billones por ciento en serio.- dijo amargamente, desanudando el nudo de esa cosa llamada corbata que colgaba alrededor de su cuello.

-¿Qué sentido tiene hacer una fiesta si lo celebrados no pueden beber?- murmuró Ginro mientras se bajaba un vaso completo para luego servirse más sake.

-Ginro, ir a fiestas solo para beber es despreciable.- regañó Kinro.

-De todos modos fue una bella ceremonia.- dijo Ukyo tímidamente, luciendo un poco incómodo. –Incluso aunque los novios no están muy felices, es bueno ver una boda con las costumbres de la era moderna.-

-Ruri se esforzó mucho en hacerlo bien.- dijo Yuzuriha comiendo su postre. -Practicamos mucho para ese momento. ¡Y te salió genial!-

-Oh, gracias.- la aludida sonrió dulcemente. –Fue muy interesante hacer una boda del mundo moderno.-

-Fue linda, aunque me hubiera gustado más ver una boda japonesa tradicional.- comentó Mirai antes de beber más de su jugo de frutas. –Aunque supongo que esa sería más difícil de hacer por los kimonos y todo eso.-

-¿Boda japonesa tradicional?- eso llamó la atención de Ruri.

-La que oficializaste fue una boda con una tradición más occidental, proveniente de un conjunto de costumbres de las antiguas civilizaciones europeas. Eran costumbres viejas incluso en nuestra era, aquí esas costumbres se han convertido prácticamente en fósiles.- comentó Senku viéndose como sí realmente no le importara un bledo, su mirada fija en el horizonte vigilando la caída del sol.

-Ya veo, en ese caso también me gustaría aprender sobre el matrimonio japonés tradicional.- Ruri sonrió ilusionada.

-Siempre me han gustado las bodas, yo te ayudaré en todo lo que pueda.- aseguró Yuzuriha alegremente.

-Hablando de eso, este es un momento tan bueno como cualquier otro para decirte que desde ahora tú serás la encargada de los matrimonios y esas cosas, Ruri.- murmuró Senku aun mirando la puesta de sol. –Realmente no me interesan y estoy muy ocupado, así que sí alguien quiere casarse deberán acudir a ti y todo eso.-

-Claro, será un placer.- estuvo fácilmente de acuerdo.

-Sin embargo, Senku, cuando Chrome y Ruri se casen no te salvaras de ser el que dirija el matrimonio.- se burló Kohaku, haciendo que Ginro a su lado se carcajeara escandalosamente al ver a los dos aludidos enrojecer. –Esperó que Minami saque una foto de eso.- dijo burlonamente antes de tomar su vaso y llevárselo a la boca.

-Conociendo su suerte, eso...- Senku volteó para replicar, solo para palidecer de repente. -¡KOHAKU!- agitó su brazo bruscamente en su dirección, golpeando su vaso antes de que pudiera beber nada y arrojándolo al suelo.

-¡Oye! ¿Por qué demonios...?...-

-¡Idiota, ese era el vaso de Ginro!- le gritó poniéndose en pie, deteniendo todas las risas a su alrededor. -¿Tienes idea de lo que una sola gota de alcohol puede hacerle al feto dependiendo tu metabolismo? Sé más responsable.- la miró severamente. –El sol ya se ha puesto. ¡Vuelvan a trabajar! Quiero avanzar todo lo posible antes de que llegue el invierno. Iré a encender las luces.- dio media vuelta y se marchó pisando fuerte.

Kohaku se sintió realmente mal. Es cierto que no estaba haciendo muchos esfuerzos para cuidar de su embarazo, es verdad que no lo deseó pero Senku tampoco y aun así lo intentaba. Se prometió a sí misma intentarlo desde ahora en adelante también.

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