019.
Encontrarse con Lydia en el estacionamiento de la escuela no era lo que Baby esperaba.
Después de haber ayudado al grupo de Derek dos noches atrás, no había visto mucho a los demás.
Danny había sido dado de alta del hospital ayer y Baby había pasado la mayor parte del tiempo con él hasta que el chico lo echó.
—Ve a cazar. Puedo decir que estás inquieto. Estaré bien.— insistió Danny.
Baby sonrió. —Solo estás amargado porque sigo ganándote en el Mario Kart.
Danny rodó los ojos.
—Sí, sí, soy un mal perdedor. Ve y muerde a alguien para que no estés malhumorado conmigo.
Baby sacó la lengua pero obedientemente se volvió hacia la ventana.
—Te enviaré un mensaje mañana, alegrate de no estar en la escuela.— Baby comentó, escuchando cómo la risa de Danny lo seguía mientras descendía por el costado de la casa.
Había encontrado aperitivo en un lindo chico rubio fuera del único club gay de Beacon Hills.
Fue demasiado sencillo atraer al chico hasta un callejón. El rubio estaba lo suficientemente intoxicado como para gemir de placer con el veneno.
Una vez que terminó, Baby lo apoyó junto a su coche y comenzó a caminar por la ciudad.
Su estómago estaba lleno, pero su mente aún estaba lo suficientemente despierta como para luchar contra la idea de dormir.
La escuela secundaria estaba entre él y su casa, así que tuvo que cruzarla por el estacionamiento.
—Lydia.— llamó al ver a la jóven cerca.
La chica pelirroja giró, con el teléfono aún pegado a su oreja. Llevaba su habitual falda corta y botines. Una chaqueta colgaba de sus hombros para protegerse del frío de la noche.
—Baby ¿Qué haces aquí?
—Estoy caminando a casa. ¿Y tú qué haces aquí? — Respondió, con las manos en los bolsillos de sus jeans negros mientras encogía los hombros.
Lydia miró su camiseta y chaqueta vaquera con cierta molestia, como si la falta de moda le ofendiera, su camiseta tenía a Nightcrawler de X-Men, su superhéroe favorito.
—Estoy esperando a mis amigos, que al parecer se están tomando su tiempo.— bufó, cruzando los brazos.
Baby asintió.
Podía oler sangre en el aire.
Sangre y muérdago.
La Darach había estado allí.
Le ofreció a Lydia una pequeña sonrisa.
Banshee, por supuesto que ella sería la que encontrara el cuerpo.
—Esperaré contigo. La noche puede ser peligrosa.— declaró Baby.
Ella resopló ligeramente ante su broma. —Lo sé, ya he pasado por esto antes, tengo cicatrices que lo prueban.
—Lo mismo digo.— Ambos rieron suavemente.
—Así que Vampiro. Eso sería probablemente más atractivo si no fueras tan delgado.— comentó Lydia, mirándolo de arriba a abajo.
—Gracias. Pero desafortunadamente, a diferencia de los lobos, la transformación no me dio un abdomen marcado. Solo tengo deficiencia de hierro.— Baby suspiró melancólicamente. antes de continuar. —Eso es lo único que conseguí, deficiencia de hierro.
Lydia rió de nuevo y él no pudo evitar sonreír.
—No lo haces tan mal de todos modos. Considerando que todas las otras interacciones que hemos tenido han sido con Allison o Stiles.
—Tomaré eso como un gran cumplido.
Lydia sonrió. —Aunque realmente necesito hacer algo con tu guardarropa. ¿Tienes algo que no sea negro?
Baby encogió los hombros, —Quizás tengo algo rojo, no estoy seguro.
—Voy a ir a tu casa mañana después de la escuela.— advirtió Lydia.
Baby sonrió, le caía bien Lydia. Era decidida y un poco aterradora.
—No tengo objeciones aquí.
Fueron interrumpidos por el ruido de un jeep y el ronroneo de una motocicleta.
Un familiar jeep gris se detuvo justo cuando una moto verde apareció a la vista. Un Toyota llegó un minuto después para estacionarse junto al jeep.
Scott, Stiles y Allison salieron.
—¿Dónde está ella?— preguntó Stiles.
—Aquí.— llamó Lydia. Baby y ella se acercaron para unirse a ellos.
—¿Tú también estás aquí?— Frunció el ceño Stiles.
—Me encontré con Lydia de camino a casa.—dijo Baby. Stiles pareció aceptarlo y volvió su mirada a Lydia.
—Es lo mismo. Lo mismo que en la piscina. Subí al auto, iba a algún lugar completamente diferente y terminé aquí. Y tú me dijiste que llamara si había un cadáver.
—Definitivamente hay un cadáver.— asintió Baby. —Puedo olerlo.
No se acercaba porque recién acababa de comer, aunque el olor de la sangre recién derramada era difícil de ignorar.
Lydia frunció el ceño hacia él. —Y no se te ocurrió mencionarlo.
—Tú ya lo sabías.— se defendió Baby, encogiéndose de hombros.
—¿Encontraste un cadáver?— exclamó Stiles.
—Todavía no.— negó Lydia con la cabeza.
—¿Qué quieres decir con 'todavía no'? Baby dijo que lo había.
—Lo hay. Está por ahí en algún lugar. De ahí viene el olor.— señaló hacia las puertas principales de la escuela.
Scott se acercó para echar un vistazo más de cerca, dejando a Lydia y Stiles discutiendo.
—Ustedes pueden encontrar el cadáver a partir de ahora.— declaró Lydia.
—Pero siempre eres tú quien encuentra el cadáver.
—¡Chicos!—llamó Scott. Todos se callaron. —He encontrado el cadáver.
Estaba mirando la piedra justo frente a la entrada de la escuela.
Sobre ella yacía una figura desplomada, con sangre goteando por la piedra y coagulando alrededor de su cuello.
Era una mujer, probablemente de unos veinte y tantos años, de piel oscura y el pelo recogido. Llevaba un uniforme de policía y sus ojos estaban vidriosos. La herida de su garganta iba de oreja a oreja.
—Oh...— Baby hizo una mueca. —Esto no es bueno.
***
—¿Por qué me estás trayendo hasta aquí?— se quejó Baby, mientras sentía como Stiles lo llevaba hasta detrás de una columna.
No parecia un buen escondite.
A su alrededor, algunos estudiantes pasaban.
El horror de la noche anterior se había limpiado como si nunca hubiera ocurrido.
El soleado día contrastaba con el miedo en la ciudad.
Un policía había muerto.
Eso significaba siete asesinatos.
—Necesito que escuches lo que están diciendo.— señaló Stiles hacia donde el sheriff Stilinski estaba hablando con uno de los profesores.
—¿Quieres que espíe a tu papá? Amigo, eres raro.
Stiles bufó. —¿Por favor? ¿Podrías dejar de actuar como un idiota y simplemente hacer lo que digo?
—Eres una mala influencia.— murmuró Baby mientras se apoyaba en la columna. —Estaba tratando de pasar desapercibido, pero luego me encontraste y ahora mi vida está llena de asesinatos y lobos. ¿Por qué siquiera te escucho?
—Porque soy especial.— replicó Stiles. —¿Te das cuenta de que eres un vampiro, verdad? No hay forma de pasar desapercibido para los sobrenaturales en Beacon Hills.
—Eh...— El sheriff Stilinski los había visto. Stiles rápidamente trató de esconderse detrás de la columna, tirando de Baby detrás de él. —¡Eh! Quédense ahí.
Los dos adolescentes se voltearon culpablemente.
—Hola, Sheriff.— saludó Baby con un pequeño gesto.
El sheriff Stilinski asintió ante el saludo.
—Hola, Baby.— Volvió su atención hacia su hijo y le dijo. —Sé lo que estás pensando. Tienes todas estas ideas sobre patrones y personas muriendo en grupos de tres.
—Papá, asesinadas, fueron asesinadas, ¿de acuerdo? Sacrificadas, de hecho.— aclaró Stiles.
El sheriff suspiró. —Tengo medio estado, incluyendo al FBI, involucrándose en esto. No se saldrán con la suya por matar a uno de los nuestros.
—Uf, eso es grave...— comentó Baby. Ambos Stilinskis lo ignoraron.
Stiles suspiró tristemente. —Papá, mataron a Tara. ¿Sabes cuántas veces me ayudó con mis deberes de matemáticas cuando tenía que esperar en la comisaría por ti?
Los ojos del Sheriff estaban llenos de dolor y culpa. Obviamente no sabía qué hacer.
—Solo vayan a clase, ¿de acuerdo?— Suspiró antes de girar y alejarse.
Stiles exhaló y pasó una mano por su rostro. Baby asintió y rodeó con un brazo los hombros del chico.
Por alguna razón, no le gustaba ver a Stiles triste.
No era típico de él.
—Tenemos literatura ahora.— comentó mientras entraban al edificio.
—Yay...— murmuró Stiles sarcásticamente.
****
¡Tarán!
Actualizaciones consecutivas.
¿Ya ven como la retroalimentación realmente ayuda a que las actualizaciones sean constantes? Ustedes comentan y yo me hago más tiempo para traducir, todos ganamos ♡
¡Los leo en comentarios y nos vemos en el próximo capítulo!
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