➸ 005
―Te gusta―murmuró la mayor desde el otro lado de la pantalla y Raquel suspiró.
Ya había perdido la cuenta de las veces que su mamá había repetido esa frase en lo que iba de mes.
―No me gusta mamá, solo me parece alguien agradable―intentó restarle importancia.
―Claro y por eso llevas dos meses en su casa, ayudándole con su hijo e informándole a tu jefa que todo va de maravilla para que se pueda quedar con el bebé―ironizó Sunhee―. Sin contar que cada que vez que hablamos pasas aproximadamente veinte minutos hablando de Namjoon y Youngsoo y tus ojos brillan más que la esfera del Time Square un treinta y uno de diciembre.
La chica se mordió el labio y cerró los ojos derrotada, su mamá tenía razón. No había un día desde que había conocido a Namjoon donde no le hablara de él a su mamá, pasaba horas contándole todo lo que habían vivido y no iba a mentir, sus ojos siempre brillaban con emoción.
―Puede que me guste un poco―admitió y su madre sonrió.
― ¿Y qué te impide invitarlo a salir?―Indagó la mayor―. Te suplico no me salgas con alguna bobada como que tiene dinero o que no sabes si le gustas, te lo agradezco.
―A ver mami, ¿Cómo estás tan segura que le gusto si no le conoces?― Raquel miraba a Sunhee con una ceja alzada y una pequeña sonrisa.
―Porque eres una chica maravillosa, estaría loco si no le gustas.
La menor soltó una pequeña risita y se acomodó en la cama. No podía negar lo mucho que extrañaba a sus padres pero estaba agradecida de tener la oportunidad de hablarles todos los días y que ellos fueran felices en donde estaban.
Sus progenitores habían trabajo gran parte de su vida para ofrecerle todo a ella y a sus hermanos, y una vez todos fueron hombres y mujeres hechos y derechos, decidieron irse a vivir al lugar de sus sueños. Una pequeña granja en un pueblito a las afueras de Tokio era más que perfecto para ellos y sus hijos no tuvieron corazón para decirles que no, por lo que ayudaron en todo lo que pudieron e iban en vacaciones a verlos.
―No sé si deba arriesgarme, mamá―la chica se pasó una mano por sus cabellos e hizo una mueca―. Tengo un historial bastante significativo de malas experiencias amorosas, no quiero agregar uno más a la lista.
― ¿Y prefieres quedarte con la duda de que hubiera pasado?―Sunhee miró a su hija con una ceja alzada―. Raquel, la vida se trata de caer y levantarse, de arriesgar y perder, puede que tus relaciones pasadas no fueran las mejores pero, ¿acaso posees una bola mágica que te permita saber si esta será igual o no?
»Date la oportunidad de ver qué pasa, pastelito―le sonrió con dulzura―. Es verdad que no le conozco, pero por lo que me dices, es un chico roto que busca desesperadamente el amor sincero de una chica y tú lo posees, ¿Por qué no se lo das y lo ayudas a entender que él también merece ser feliz?
Aquellas palabras dieron vueltas en la mente de Raquel una y otra vez y para final de mes, no lo resistió y tomó la decisión de invitar a salir a Namjoon.
―Eso amiga, no está mal a veces tomar la iniciativa―dijo Soyoung animada.
―Van a despedirme―gimió la chica mientras miraba apesadumbrada su café frio―, sabes muy bien que no podemos salir con personas que estén en un proceso de adopción.
― ¿Y tú vas a ir a contarle a la bruja del oeste?―Preguntó la chica―. Es una cita, no vas a pedirle matrimonio, deja de exagerar todo.
― ¿A dónde debería de invitarlo?
―Es millonario, debe estar cansado de restaurantes elegantes y costosos, además, debemos estar en plena consciencia de que tú no puedes costear una cena en un restaurante así.―Meditó la menor.
―Gracias, amiga―dijo Raquel con sarcasmo, enfatizando la última palabra.
―De nada, mi trabajo es mantenerte con los pies en la tierra―Soyoung claramente hizo oídos sordos al sarcasmo de su amiga y siguió parloteando mientras caminaban por el centro comercial―. Puedes invitarlo a un lugar sencillo, un parque de diversiones, el cine, cosas de gente pobre pero que son divertidas.
― ¿Vas a seguir insultando indirectamente mi billetera, Soyoung?― Raquel la miró molesta.
―Solo bromeaba―sonrió inocente la mayor―. Raquel, no debes intentar aparentar ser quien no eres, no intentes hacer cosas que no te representan, así que invítalo a un lugar donde te sientas cómoda y puedas ser tú.
La chica meditó sobre lo que su amiga le había dicho y tomó la decisión de invitar a Namjoon a un museo el siguiente día. Quería un momento a solas, no es que no amara al bebé, pero quería descubrir si realmente el mayor le gustaba tanto como su mamá decía.
Llegó temprano la mañana del siguiente día, encontrándose con la adorable imagen de padre e hijo recién levantados, Youngsoo decidió dormir un poco más en sus brazos en cuanto lo cargó y Namjoon fue a hacer el desayuno. Raquel tomó un suspiro y se levantó del sofá, era ahora o nunca.
―Oye Joon, tengo algo que decirte―murmuró la chica.
Claramente, no había sido la mejor elección de palabras. La taza que tenía el chico en las manos cayó estrepitosamente en el suelo, haciéndose añicos y manchando la camisa del alto con café. Gracias al cielo, Youngsoo ni se inmutó, por lo que la menor lo dejó en su cuna y volvió para ayudarle al chico a limpiar el desastre.
― ¿Hice algo malo? ¿Van a sacarme del programa?―Las manos del mayor temblaban mientras intentaba recoger los restos de la tasa.
―No―respondió soltando una risita―, deja de pensar que cada vez que digo que debo decirte algo es sobre eso, lo estás haciendo de maravilla.
―Lo siento, es inevitable― se disculpó mientras se dejaba caer en el suelo, donde no habían restos de la taza, como un bebé, con un adorable puchero adornando su rostro.
―Ya deja de darle vuelta al asunto―con calma, empezó a retirar cada pedazo de la taza―. Lo que realmente quería preguntarte era si querías tener una cita conmigo.
Raquel no estaba viendo al mayor cuando pronunció aquellas palabras, más cuando alzó a su rostro se encontró a un Kim Namjoon completamente rojo y la imagen no pudo verse más adorable.
― ¿Estás hablando en serio?―Preguntó el chico unos segundos después aun sorprendido.
―Sí, pensé que podíamos ir a un parque o a un museo―respondió con una sonrisa, terminando de recoger todo rastro de porcelana.― ¿Te gustaría?
― ¡Por supuesto que sí!―Exclamó el mayor entusiasmado y al caer en cuenta de cómo lo había dicho, se llevó ambas manos a la boca―. Lo siento, soné demasiado entusiasmado. Lo que quiero decir es que, me encantaría salir contigo.
―Bueno, espero puedas hacer un espacio para mí en tu apretada agenda―lo miró sonriendo y él le sonrió también.
***
Dios del cielo si estas allí y me escuchas, no permitas que meta la pata.
Pensó Raquel mientras esperaba al mayor en la puerta de su conjunto residencial.
Habían decidido salir el sábado en la tarde, ya que ese día Jimin estaba libre y podía ser el niñero estrella del pequeño Youngsoo. Namjoon escogió ir al museo, tal como ella había pensado en un principio, hace mucho que no visitaba uno.
En un principio la incomodidad era la protagonista de su cita, pero con el pasar de las horas esta se fue disipando y las cosas mejoraron. Raquel estaba impresionada con lo mucho que Namjoon sabía de arte y el amor con el que hablaba de ello, sus ojos se iluminaban y sus facciones se relajaban.
Recorrieron el lugar con calma, tomándose su tiempo y admirando cada pieza expuesta con parsimonia. Algunas veces la chica decía algún chiste absurdo y otras el mayor casi acaba con unas cuantas exhibiciones, gracias a Dios, nunca llegaba hacerlo. Mientras más pasaba el tiempo, más entretenida y divertida se volvía aquella salida, muchos podían pensar que eran un par de nerds adictos a la historia, pero la verdad era una cita magnifica y había seguido el consejo de ser ella misma y no usar una cara falsa.
― ¿Quieres ir a cenar algo?― Preguntó el mayor cuando salieron del lugar.
Habían pasado un buen tiempo en el museo y las estrellas empezaban a adornar el oscuro cielo azul.
―Me encantaría―respondió ella sonriendo.
***
―Vemos Nam, no te hagas el duro y cuéntanos como te fue― dijo Seokjin divertido del otro lado de la pantalla.
Sí, Jimin había ido con el chisme al resto y ahora todos se encontraban en una video llamada en espera de los detalles por parte de Namjoon.
―Hey Jungkook, me debes dos mil wons― dijo Taehyung―. Te dije que ella lo invitaría a salir.
― ¿Apostaron sobre eso?―Exclamó Hoseok― ¿Cómo pudieron tener el descaro de dejarme por fuera?
Namjoon suspiró y acomodo al bebé en la cama, el cual se había quedado dormido sobre su pecho después de que llegó de dejar a Raquel en su departamento.
―Cierren la boca y Namjoon, habla de una maldita vez―gruñó Yoongi.
― ¿Cuál es la prisa, hyung?― Preguntó Jimin.
―Me toca hacer la cena―murmuró.
Por supuesto, no dejaron pasar la oportunidad de burlarse del pelinegro, deteniéndose en el momento donde el chico les amenazó con cortar la llamada.
―Bueno, fuimos al museo―inició Namjoon.
―No puede ser, son dos nerds― se quejó Jungkook.
―Que a ti te guste llevar a tu novia al karting no quiere decir que ir a un museo sea de nerds, Jeon―le regañó Jin.
― ¿Realmente quieren saber o seguirán peleando entre ustedes?― Namjoon ya estaba perdiendo la paciencia y solo quería irse a dormir. Sí, ya quería ver a Raquel de nuevo y eso solo pasaría si dormía y se hacía de día.
Todos pasaron sus dedos por sus labios como si fuera un cierre y Yoongi solo viró los ojos, preguntándose porque era amigo de ellos.
―Como les decía, fuimos al museo y lo recorrimos todo―comentó el chico―. En un principio todo era demasiado tenso, pero luego la atmosfera se relajó y digamos que las cosas fluyeron.
Namjoon contó todo con lujos de detalles, porque al final del día, todos eran una bola de señoras chismosas y les encantaba. Los menores no desaprovecharon la oportunidad de burlarse del chico y este solo le quedó hundirse en el colchón y rogar al cielo por no sonrojarse.
―Ella es la indicada, empiecen a desempolvar los trajes que usamos en la boda de Jimin― Seokjin estaba emocionado y lo reflejaba en esa sonrisa gigante que adornaba su cara.
―Yoongi-hyung ya no entra en el de él― dijo Jungkook estallando en carcajadas.
―Sigue Jeon, sigue―murmuró el aludido y Jungkook palideció.
―No saquen conclusiones antes de tiempo―suspiró el chico.
―No seas pesimista hyung, ya sácate de la cabeza todas esas mentiras que tu mamá te metió en la cabeza― Taehyung miraba serio a su hyung desde el otro lado de la pantalla―. Eres un hombre malditamente inteligente, con un corazón gigante, algo torpe, no todo puede ser perfecto, en fin, eres una persona maravillosa y esa chica lo sabe. ¡Así que no lo arruines por tus inseguridades!
―Youngsoo está dormido, cállate―siseó Jimin.
―Me altere, lo siento.
― ¿Si ven porque les digo que mantener una vida sexual activa es importante?―Hoseok murmuró.
―Gloria, no estamos en la clase de sexualidad, contrólate― Jungkook hizo un ademan con sus manos.
Todos estallaron en risas ante el nombre que utilizó Jungkook, habían olvidado que cada uno tenía nombres latinos de señoras chismosas. Continuaron hablando una rato más hasta que el sueño los invadió y el menor de todos se quejó de que no quería ir a su primer día de trabajo en la nueva empresa a la que se había postulado.
Namjoon llevó a Youngsoo hasta su cuna y regresó luego a su habitación, durmiéndose con una sonrisa en el rostro, su corazón cálido y una emoción indescriptible.
Gloria mija, contrólate jsjsjsjsj.
Sin editar.
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