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➸ 003

Los días empezaron a pasar y poco a poco Namjoon se acostumbró a la constante presencia de Raquel en su vida, ella era, literalmente, su sombra. La chica le acompañaba a todos lados, desde el centro comercial, hasta las salidas casuales al parque para pasear al perro.

Señor, debe de estar presente en la junta―murmuró la secretaria del chico del otro lado de la línea.

―No es necesario, los dos accionistas mayoritarios se harán cargo personalmente, no me necesitan―respondió tranquilo, observando a Youngsoo jugar con sus legos sobre una manta en medio de la sala―. Iré a finales de mes a resolver lo que tenemos pendiente con los accionistas chinos.

Pero señor...―inició la chica.

―Jinwo, mis hermanos pueden encargarse, se supone que ellos son los que dirigen la empresa. Ya deja de protegerlos como mi madre, tienen que afrontar las cosas por si mismos en algún momento―gruñó y cortó la llamada.

La semana del chico había empezado muy mal. Youngsoo presentaba quebrantos a causa de sus dientes, su madre lo tenía al borde de un colapso nervioso y sus amigos no dejaban de presionarlo para que le dijera a su familia lo que planeaba con respecto al niño. Y como plus, tenía a sus hermanos mayores siendo unos completos inútiles a muy poco de tirar por la borda un contrato de doscientos mil dólares.

Maravilloso.

―Señor Kim, creo que el niño...

La voz de Raquel lo sacó de su transe y sin querer tropezó con la mesa de centro, ocasionando que chillara de dolor y el bowl de vidrio con gomitas que traía en las manos cayera al suelo, peligrosamente cerca de Youngsoo. En un arranque de adrenalina, caminó por sobre los cristales rotos, lastimándose los pies y cargando al bebé que lloraba debido al susto.

―Lo siento mi amor, lo siento―susurró entre lágrimas.

Aquel había sido su punto de quiebre. No estaba seguro de poder ser un buen padre, su torpeza le jugaba en contra y ponía al bebe en riesgo constantemente, incluso se ponía a sí mismo en riesgo.

¿Y si un día se hería de muerte y el bebé quedaba nuevamente solo en el mundo?

Ese simple pensamiento hizo que estallara en llanto junto al pequeño que se aferraba a su camisa.

―Señor Kim, por favor siéntese―pidió Raquel amablemente―. Sus pies están sangrando.

El chico obedeció y la miró desde su posición, sintiendo el miedo de que ella se lo quitara ese mismo día.

***

Definitivamente, a ella no le pagaban para lo que estaba haciendo pero, la desoladora mirada que aquel gigantesco hombre le había lanzado la había desarmado por completo. Recogió cuidadosamente todos los cristales, corroborando que no quedara ninguno que lastimara al bebé posteriormente, también recogió las gomitas, limpió las heridas de Namjoon y durmió a Youngsoo, ya que al parecer su futuro padre no podía parar de llorar.

― ¿Vas a llevártelo?―Preguntó en un susurro cuando la chica volvió del cuarto del niño―. Le dirás a la bruja que soy un pésimo padre y que no pueden dejármelo debido a que represento un peligro potencial, ¿cierto?

La chica tuvo que hacer un esfuerzo monumental para no reírse del apodo que Namjoon le había puesto a su jefa, definitivamente era el más apropiado. Con cuidado, se sentó a su lado y le miró.

―No eres un mal padre―le dijo, tuteándole por primera vez desde que había llegado a esa casa―, adoras a Youngsoo y te desvives por verlo sonreír, ¿Cómo podría quitártelo solo porque se te cayó un bowl de vidrio?

―Casi lo lastimo, iba a caer sobre él―gimió, soltando nuevas lágrimas.

―Y caminaste sobre vidrios rotos solo para que no se hiciera daño―le recordó.

No sabía en qué momento se había convertido en la terapeuta del mayor, pero el verle así de abatido solo provocaba en ella el querer ayudarle.

»No voy a llevarme al niño, él es feliz aquí―sonrió con timidez―. Tú lo haces feliz.

―Tengo miedo de no ser suficiente, ¿sabes?―murmuró mirando las vendas de sus pies―. He vivido toda mi vida pensando que soy un inútil, que no podré tener una esposa, hijos, que no podré vivir como otros porque soy un error. Vivo a la sombra de mis hermanos mayores, mi familia pretende que no existo y solo me buscan cuando los niños bonitos están hasta el cuello de problemas, no represento más que un estorbo que ayuda solo en caso de problemas.

Raquel escuchó atentamente, preguntándose por cuanto tiempo las inseguridades estuvieron rondando la cabeza de aquel hombre que no era más que un pan de azúcar y siempre estaba sonriendo.

»Crecí con la idea de que jamás tendría la dicha de ser padre, compraba cosas de bebés añorando ese día de que alguna mujer se fijara en mí, sin importar lo feo que soy y me diera el privilegio de ser papá―se restregó las manos nervioso y ella resistió la tentación de tomarla entre las suyas para así evitar que se lastimara―. Youngsoo es mi pequeño regalo del cielo, siento que fui bendecido por Dios y realmente no quiero perderlo, no quiero perder la única cosa que me hace demostrarme a mí mismo que no soy un completo bueno para nada.

¿Qué clase de infancia había tenido Kim Namjoon? ¿Cómo podía considerarse a sí mismo un estorbo o un bueno para nada?

Su corazón dolía al ver lo roto que se encontraba, podía sentir su tristeza, su dolor, ella realmente estaba a muy poco de ponerse a llorar también. Se consideraba afortunada de tener unos padres y hermanos maravillosos, personas que le enseñaron buenos valores y la hacían sentir amada y valorada, se sentía dichosa y por alguna razón deseo que él también pudiera sentirlo algún día.

―No eres feo―dijo e inmediatamente se dio cuenta de que ese había sido un pésimo comienzo―, quiero decir, eres muy apuesto físicamente―intentó remediar lo que dijo, pero igual no hubo mucho progreso.― Tampoco eres un inútil, divides tu tiempo entre un niño de seis meses y la responsabilidad de ser uno de los jefes de una empresa multimillonaria, cocinas, paseas al perro, lees libros de filosofía, eres increíble Namjoon.

El chica alzó la vista y la miró con intensidad, Raquel sintió sus mejillas calentarse pero, eso no detuvo su discurso.

»No permitas que nadie te haga sentir menos, si tu familia piensa eso, pues al carajo con ellos―inmediatamente, se cubrió los labios con las manos y Namjoon soltó una risita―. Lo siento, no puedo decir esas cosas mientras trabajo―tomó una bocanada de aire y ordenó sus ideas―. Eres un ser humano increíble y mereces ser todo lo feliz que quieras, que no te detenga nada ni nadie y ya deja de pensar en esas tonterías, serás un gran padre.

El silenció reinó en la sala y Raquel empezó a lamentarse. Estaba segura que había mentido la pata e iban a despedirla.

¡Ese era su quinto trabajo en un periodo de tres meses!

Empezó a rogar al Dios creador de los cielos y la tierra, no podía quedarse sin empleo o viviría debajo de un puente lo que restaba del año.

―Gracias―susurró Namjoon, interrumpiendo sus plegarias―. Creo que necesitaba desahogarme y que alguien me diera ánimos.

El chico sonrió y Dios mío, Raquel podía jurar que escuchaba un coro de ángeles, ¿Cómo podían decir que semejante hombre era feo?

―Bueno, llámame cuando necesites a alguien que te de la charla motivacional―bromeó y escuchó la melodiosa risa del chico.

―Lo tendré presente.―Le aseguró.

Hola, Nam no es mi bias pero quiero uno.

Sin editar.

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