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31. Te extraño... Mucho.

adc: light!bdsm, slut shaming, humiliation!kink

— Jiae, ¿Quieres abrir la puerta? No tengo mucho tiempo, sólo me permitieron venir a recoger los apuntes — Junghee, la simpática chica de cabello corto, tocó la puerta varias veces, y al ver que nadie le respondía después de unos momentos, trató de acomodar su oreja en la puerta para ver si escuchaba algo.

¡Ah!

Un gemido femenino exagerado se había escuchado desde adentro de la habitación. El corazón de Jiae se aceleró, sus manos empezaron a temblar y buscaron el control del televisor con torpeza, cambiando el canal y levantándose del suelo para ir a abrir la puerta con el corazón en las manos.

— ¿J-Junghee? — a la pequeña le había temblado la voz y se veía agitada, tenía el cabello hecho un desorden y se veía sonrojada por el calor. Junghee frunció el ceño al verla así.

— ¿Te sucede algo? No te ves bien–

— ¡Estoy bien! — se apresuró a decir, negando con la cabeza — ¿Necesitas algo?

— Ah... Sí, mis apuntes.

Jiae no dijo nada y volvió a cerrarle la puerta en la cara. Eso sí había hecho pensar a Junghee de que Jiae se traía algo entre manos, por lo que abrió la puerta ella misma, encontrándose con la habitación totalmente a oscuras, con la ligera excepción de la luz de la televisión que presentaba un noticiero.

¿Desde cuándo Jiae veía noticias? Fue la primera pregunta que le pasó por la cabeza. Pero aparte de eso, todo parecía estar bajo control... Bueno, sin mencionar el aspecto nervioso de Jiae cuando la vio abrir la puerta.

— No sé porqué pensé que ocultabas algo, — ella le confesó recostándose en la cama de sábanas rosas, y ahí fue cuando vio el rostro de Jiae palidecer — ¿Qué te pasa...?

Pero pronto se había quedado en silencio al escuchar algo parecido a un zumbido y un movimiento ligero en la cama. Junghee, queriendo no pensar que era lo que estaba pensando, se encontró con un objeto de color morado parecido a una píldora (es a lo que más lo asociaba), sólo que un poco más grande, con un control unido a él por un pequeño cable vibrando debajo de la almohada de Jiae.

— ¡En mi defensa, no lo he usado! — la chica gritó torpemente sonrojada — ¡No sé usarlo!

Junghee se rió, ella misma no sabía si era de burla o vergüenza: — No te voy a juzgar por ello, es decir, ya eres una mujercita — dijo en un tono burlón antes de levantarse de la cama — Te voy a dejar a solas y volveré luego.

— ¡Espera! — Jiae la detuvo — Necesito ayuda.

— ¡Eww! ¡No voy a ayudarte con un vibrador! ¡Búscate un tutorial en YouTube!

— ¿Qué? ¡No es eso! — Jiae negó, sintiéndose aún más apenada por los comentarios de su amiga — Es algo parecido, pero no es eso, — la chica de pelo corto lo pensó un rato, pero la dejó hablar — ¿Sabes qué? Olvídalo.

Y así, la misma Jiae sacó a Junghee de su cuarto y se encerró. Tenía la cara toda roja y el corazón acelerado.

¿Por qué todas las cosas vergonzosas le sucedían a ella? Ni siquiera sabía cómo expresar que se sentía frustrada sexualmente y no sabía cómo sacarse la frustración. Buscó en internet, pero nada, absolutamente nada, le fue de ayuda.

Miró hacia su cama, exactamente al vibrador, y lo apagó antes de sentarse en el suelo. Lo había comprado hace unos días y hasta el día de hoy, ni sabía usarlo. ¿Cómo se supone que uno sentía placer con algo así vibrándole ahí? ¿Había 100% de seguridad de que no se podía electrocutar con eso?

Luego intentó masturbarse. Lo cual no funcionó porque ni siquiera sabía cómo se hacía... ¿Se suponía que se insertaban dedos ahí y ya? Porque cuando lo hacía se sentía incómodo, muy incómodo.

También había intentado ver porno. Aunque no sabía si había encontrado el porno correcto, porque ver a mujeres gritando con euforia y diciendo palabras en inglés que ella no entendía mientras le saltaban encima a un hombre, no le excitaba para nada. En realidad, se veía muy monótono y falso. No tenía relación con lo que Baekhyun le hacía.

Suspiró y esta vez, se dejó caer totalmente en la alfombra de su habitación. Extrañaba mucho a Baekhyun. Sabía que de eso venía su frustración, de que había dependido demasiado en él, tanto sexual como emocionalmente. A veces lo imaginaba... A veces trataba de recrear esas imágenes en su cabeza, y las noches en las que hacía eso, le parecían eternas y tortuosas.

No lo había visto en días. Él había enviado a una sustituta en sus últimas tres clases y aunque Jiae se preguntaba el porqué, creía que alejarse de él de esa forma le haría bien.

Pero no fue así. Constantemente pensaba en sus labios posándose lentamente sobre los suyos, en el tibio de su cuerpo, en la suavidad de sus manos y en su voz gimiéndole. También pensaba en su risa burlona, en sus comentarios sarcásticos, en la forma en la que se relamía los labios o cómo movía su pluma como si fuese una banqueta de batería en clase cuando esperaba que todos terminasen de copiar del pizarrón para seguir con la lección.

Lo extrañaba tanto que parecía que la estuviese destruyendo.

Se sentía terrible porque a veces ella misma trataba de mirar a Chanyeol como si fuese Baekhyun pero simplemente era imposible, no era lo mismo. Se había dado cuenta hace unos días cuando había besado a Chanyeol por primera vez. La forma en la que las manos suyas acariciaban su espalda y sus labios cálidos se movían con poca sincronización, se lo habían confirmado.

🍼

— ¡Maldito modificador circunstancial! ¡No sé qué diablos es el modificador indirecto ni el directo! ¿Por qué se usa eso? — Yein golpeó la mesa con frustración — ¡No entiendo las explicaciones de esa profesora! ¿Dónde voy a encontrar modificadores en este texto si ni siquiera sé qué son!

Chanyeol miró a Jiae con una sonrisa al ver a Yein tan molesta. Los tres estaban comiendo juntos en la cafetería, aunque las cosas entre Jiae y su mejor amiga seguían algo tensas, ambas lo ignoraban.

— Ah... Creo que usas el modificador directo y el indirecto en el sujeto, — Jiae se acomodó un poco para echar un vistazo al libro de Yein — Aunque honestamente, yo tampoco la entiendo mucho.

— Baekhyun tiene que volver, — ella dijo cerrando el libro de golpe, haciendo que sus dos acompañantes se sorprendieran — ¿A quién le importa si de verdad se acostaba con sus estudiantes? Él es un buen profesor, aquí todo el mundo está crecidito.

Jiae fulminó a Yein con la mirada, ¿Para qué tenía que traer eso ella a conversación? Aunque Yein sabía que sí, Baekhyun se había acostado con su mejor amiga, pero esa no era la razón por la que él no estaba asistiendo... ¿O sí?

— ¿De verdad se acostaba con sus estudiantes? ¿Es por eso que no está yendo a su clase con ustedes? — Chanyeol preguntó sorprendido, antes de llenarse la boca de papitas fritas y ketchup.

— No lo sé, — Yein dijo fingiendo una sonrisa al ver el rostro de Jiae — He escuchado eso, pero si fuese verdad, ¿A quién le importa?

— Mmh, yo creo que es algo muy poco profesional, antiestético, — comentó el chico un poco pensativo — Es que, hay muchas personas para que decidas acostarte con una de tus alumnas. A mí me suena enfermizo... Imagino que las chicas que se acuesten con sus profesores deben estar igual de enfermas.

Jiae no tuvo qué decir en eso, simplemente desvió la mirada y siguió comiendo. Yein tampoco dijo nada. Chanyeol se lo encontró extraño, pero antes de que pudiese hablar, una voz femenina se había unido a la conversación: — ¿Cómo están? — Jiyoon preguntó al acercarse a la mesa con una pequeña sonrisa.

— Jiyoon, hola — Yein saludó y Jiae sólo hizo un ademán.

Chanyeol le dio la mano: — Profe.

— Ah, Chanyeol, ¿Cómo te tratan estas chicas?

— Bien, me dejaron hablando solo antes de que usted llegara pero supongo que eso se puede arreglar — bromeó y soltó una risa pausada.

Jiyoon asintió con una sonrisa: — Sé lo maleducada que Jiae llega hacer, no tienes que decírmelo, — la aludida puso sus ojos en blanco, pero no comentó algo al respecto — Por cierto, ¿Qué tal la Srta. Kim? ¿Está dando la clase bien? Espero que no me haya adelantado mucho al material, Baekhyun me dio las páginas muy desorganizadas la semana pasada y tuve que sentarme a ver cómo iba el material.

— ¿Cómo está él? — Yein preguntó. Jiae se sintió aliviada de que ella lo hubiese preguntado, ya que no quería ser quien lo hiciese.

— Mmh, no sé si puedo decirlo, pero, al parecer alguien se quejó directamente con Junmyeon de que presenció a alguien con Baekhyun hace unos días. Junmyeon llevó el caso al rectorado, y decidieron darle una suspensión temporal hasta que esto se aclarezca, — Jiyoon dijo un poco incómoda — Baekhyun es muy buen amigo mío, y de verdad quiero pensar que no tiene nada que ver en esto, pero si ustedes saben algo es mejor que me lo digan a mí antes que nadie, ¿Sí?

Yein y Jiae estuvieron en total silencio mirando a la nada. Y sólo Chanyeol asintió: — Claro, yo también quiero pensar que es un mal rumor para perjudicarlo.

— No pasen mucho la voz con esto, — la mayor dijo antes de despedirse y retirarse de la mesa.

De momento a Jiae se le había quitado el apetito, y el estómago estaba hecho un revoltijo. Después de todas las palabras de su hermana, se acordó de alguien... Byun Mijoo.

🍼

— ¡Lo siento, ¿Está bien?! — Mijoo le gritó a Jiae mientras bajaban por las escaleras, la mejor persiguiéndola, haciendo que varias personas se voltearan a verlas — ¡Es mi culpa pero, ¿Qué sabía yo que se iba a volver tan terrible?!

Jiae no sabía qué le había dado más rabia, que Mijoo le gritara así delante de todos o que admitiera que había sido su culpa. Tenía todo un desorden en su cabeza, y al parecer mientras el día más avanzaba, más se agravaban las cosas: — No puedo creer que seas tan idiota, ¿Cómo vas a arreglar esto ahora?

— No sé, — Mijoo se detuvo y se giró a ver a Jiae de frente — Estoy apunto de hacer una idiotez, pero sígueme.

La menor la observó incrédula, pero al ver a la prima de su profesor caminar rápidamente con decisión, le daba un poco de curiosidad ver con qué le podría saltar ahora.

Después de dos minutos siguiendo a Mijoo hacia el estacionamiento y que sus piernas empezaran a dolerle por caminar tan rápido, la chica sacó de su bolsillo unas llaves y se acercó a un auto: — ¡Espera! ¡¿Qué haces?! — Jiae gritó al verla alejarse un poco. Mijoo no le respondió, pero Jiae corrió hacia ella cuando la vio entrar a un pequeño auto de color blanco.

— Entra al auto, voy a dejarte abandonada en el desierto para que no te interroguen y no metas la pata, — Mijoo le dijo con una mirada seria al bajar la ventanilla de su auto mientras se colocaba sus lentes de sol. Jiae, jadeante, no supo cómo reaccionar, pero luego la escuchó reírse — ¡Entra, idiota! ¡Estoy bromeando! Voy a hacerte un favor.

— ¿Debería confiar en ti? ¿Estás segura de que no me vas a dejar abandonada en el desierto? — Mijoo se rió nuevamente ante lo ingenua que había sonado.

— Si no vienes, te vas a arrepentir.

Y así fue como Jiae tuvo que aguantar a Mijoo cantar canciones de BLACKPINK todo el camino mientras ella era su copiloto.

— Toma, — Mijoo detuvo el auto de repente, Jiae la miró dudosa al ver que sacaba una de las llaves de su llavero y dárselas — Cuarto piso, la puerta con un corgi, seguro has estado aquí varias veces.

Antes de tomar la llave, Jiae echó un vistazo por la ventana y otra vez, se le revoloteó el estómago. Era aquí.

— Sé que quieres ir. Yo iría, pero Baekhyun me confiscó mis llaves la semana pasada, lo que él no sabe es que tenía una copia y–

— ¿Por qué me trajiste aquí? — Jiae dijo nerviosa, mirando la llave.

— ¿A dónde esperabas que te llevara? ¿A un parque de diversiones? Este es el inicio del problema, ustedes son el problema y son los que están en problemas, — Mijoo dijo apagando el radio, ya que el ritmo electro pop estaba opacando la seriedad de la conversación — Tú necesitas hablar con él.

— No sé si puedo hacer eso.

— Sé que te dije que no te le acercaras, pero creo que si él te eligió a ti encima de Somi, debes ser especial de alguna forma–

— Le dije que no lo amaba, — interrumpió — Él me preguntó si lo amaba y le dije que no.

— Oh, — fue lo único que salió de la boca de Mijoo — ¿Tú no lo amas?

— ¿Qué? ¡Tú fuiste la que me dijo que me alejara de él por su bien! ¡Eso hice! ¡Ahora me traes a su casa! — Jiae exclamó un poco molesta — ¡Estoy nerviosa y quiero llorar porque no sé qué hacer!

— Estás siendo idiota, vete allá arriba y dile que lo quieres y ya, ¿Qué es lo peor que puede pasar? — Mijoo preguntó como si fuese obvio, mirando a Jiae con desagrado — Y no llores en mi auto, no quiero ningún tipo de tus fluidos en él.

Jiae hizo un puchero y suspiró con dificultad: — No sé si quiero que me rechacen otra vez.

— Mmh, yo creo que él no te va a rechazar, especialmente si te preguntó si lo amabas. Creo que lo conozco lo suficiente para saber que esa no es una pregunta que le haría a cualquiera, — su acompañante se quedó en silencio, analizando la situación — ¡Ahora sal de mi auto, tengo una clase en treinta minutos!

— ¿Qué es–

— ¡Sal o yo te saco!

Un minuto después, arrancaba el motor de un auto y una chica era dejada enfrente de un apartamento.

Luego de que un portero le abriera la puerta y ella (estúpidamente) subiese los escalones hasta el cuarto piso, miró por la ventana del edificio y contempló el cielo, el cual se estaba oscureciendo, pintándose de varios colores, los cuales incluían rosa y naranja, pero por más hermoso que se hubiese visto el cielo, eso no quitaba lo feo de la situación.

Con nerviosismo, introdujo la llave en el picaporte y empujó la puerta con facilidad. Todo estaba en silencio, las luces apagadas, el atardecer viéndose por la gran ventana de la sala.

Ella trató de echar un vistazo, pero todo parecía tranquilo y calmado. Incluso se preguntó si él estaba ahí de verdad, cerró la puerta detrás de sí con cuidado y luego pudo escuchar algo en la cocina.

Su corazón dio un brinco y pensó en irse, pero se detuvo cuando el sonido de unos tacones rechinó en el suelo.

Oh.

Una mujer de cabello largo y rubio, de apariencia un poco madura pero a la vez juvenil, con ojos grandes y un buen cuerpo se asomó desde la cocina y le sonrió: — Tú debes ser Mijoo, Baekhyun me dijo que probablemente te aparecerías por aquí.

Jiae quiso negarlo, pero no pudo porque estuvo contemplando la belleza de aquella mujer. ¿Quién era ella? La pequeña chica se había empezado a comparar con la mujer inconscientemente. Y wow, si esto hubiese sido una competencia, hubiese estado descalificada desde hace tiempo.

— Mi nombre es Seoyeon, seguro has escuchado de mí, — ella se acercó a Jiae con una sonrisa, sus tacones resonando en el piso mientras se acercaba a a ella para extenderle su mano. A la menor le dio vergüenza extenderle la mano luego de ver lo delicada y femenina que (incluso) su mano se veía, llena de anillos poco ostentosos y un bonito brazalete además de sus uñas de color dorado; cuando las comparó con las suyas al darle la mano, notó lo ordinaria que era, no tenía ni una sola joya en todo su cuerpo y sus dedos solo estaban pintados de un barniz brillante. Vaya que le daba vergüenza haber venido así — ¿Quieres venir a la cocina? Espero que no hayas comido nada.

— Ah, n-no, no puedo, la verdad planeaba irm-

— No seas tímida, — interrumpió, jalándola con delicadeza hacia la cocina — Te va a gustar. Cociné budae jjigae y no puedes decirle que no a un budae jjigae.

Jiae, quizás, estaba metida en un problema y lo mejor era volver a casa en cuanto antes, especialmente si aparecía Baekhyun y la veía ahí- Oh, pero esos pensamientos se esfumaron cuando el aroma de la comida llegó a su nariz y consideró que, durar quince minutos comiendo no le hacía daño antes de irse.

— Siéntate, — le ordenó con tranquilidad buscando el gran chopstick para empezar a servir la comida — Qué bueno que hayas venido, de verdad pienso que a Baekhyun le hace falta que alguien esté con él. Hace unos días, me pareció como si estuviese derrumbado y de verdad, genuinamente me preocupé por él.

La pequeña la escuchó en silencio, observando cómo llenaba su plato sin afán. Todo se había quedado en silencio, y Jiae optó por darle la primera probada a la comida.

Entonces se quedó paralizada. A parte de bonita, simpática y con pechos grandes, también hacía los mejores budae jjigaes que había probado.

Ostá muu buedo — le salió decir con ganas de llorar mientras tenía la boca llena. Agradecía a la autora por dejarla probar ese pedazo de cielo en medio de todo su sufrimiento, sabía que ella no era mala.

— Gracias, — le respondió la mujer viéndola comer con satisfacción, levantándose de golpe cuando una alarma sonó. Sacó su celular de un bolso que estaba encima del microondas y miró a Jiae con incomodidad — Lo siento, tengo que irme. Debo recoger la niña de la guardería, Baek sabe que yo me fui y por favor, cuídalo, Mijoo.

Sin más, tomó su bolso y se apresuró a salir, escuchando cómo la puerta se cerraba con fuerza y cómo todo volvía a ser silencioso.

Entonces ahora sólo eran Jiae y el plato de budae jjigae.

Luego de haber pasado doce minutos (los tenía contados, a cada rato revisaba el reloj de pared de Baekhyun), debatiéndose si era incorrecto irse así sin lavar su plato, cuando por fin se levantó para hacerlo, se llevó un gran susto a ver a una persona apoyada en el desayunador, del otro lado de la cocina, observándola en silencio; lo que provocó que el gran plato de porcelana que sostenía se le cayera al suelo (sin embargo, no se había roto) y dejara salir un grito (un poco exagerado).

— ¿Puedo preguntarte qué haces aquí?

Jiae se congeló, subió su mirada un poco y se encontró con el dueño de esa voz tan cálida. En su cabeza, lo imaginaba cruelmente corrigiendo exámenes y calificándolos todos con ceros gigantes mientras tenía el cabello desorganizado y unas grandes ojeras... Pero la realidad, parecía ser todo lo contrario; tenía unos jeans y una camisa blanca que parecía una talla más que la suya, ninguna de las hebras de su cabello amenazaba las leyes de la gravedad, se veía impecable, y demasiado bien.

— Jiae, — él pronunció su nombre en vista de que no obtuvo respuesta, no tenía ninguna expresión en su rostro, lo que preocupó a Jiae un poco — ¿Qué haces aquí?

Al oírlo repetir su pregunta, ella no tuvo más que responderle: — Vine a verte. Vine buscando a mi profesor de literatura — dijo tímidamente agachándose a tomar el plato del suelo y luego llevándolo a la encimera.

— ¿Cómo llegaste aquí? Es más, ¿Sabes qué? No me digas nada, tienes que irte — sus palabras sonaron frías a los oídos de Jiae, ella relamió sus labios ignorándolas. Le molestaba que ella se preocupase por él y se hubiese tomado el tiempo de venir a verlo, pero él le pagaba diciéndole que se marchase.

— ¿Por qué? — se atrevió a preguntar sin mirarlo — Estaba preocupada, todos están preguntándose qué es lo que pasa–

— Ese no es tu problema, ahora vete — interrumpió indiferente, sin quitarle los ojos de encima ni un segundo.

Ella se aventuró a mirarlo finalmente a los ojos: —  Sí es mi problema porque yo estoy involucrada en lo que te pasa.

Posteriormente, él sonrió con ironía, negando con su cabeza al escuchar las palabras de la menor: — Si sigues aquí, te vas a hundir más.

— No me importa, — respondió decidida — Eso me dejó de importar hace unas semanas cuando te dije que estaba enamorada de ti.

— ¿Cuando me mentiste? — él soltó una pequeña carcajada llena de causticidad — Sí, yo también me acuerdo de eso.

— Baekhyun, de verdad-

— Está bien, Jiae. A mí no me importa mucho lo que tú digas. Después de todo, yo nunca iba a enamorarme de una persona como tú.

Una persona como tú. ¿Qué diablos significaba eso? Quería pretender que no le habían dolido sus palabras, pero la forma en la que se estaba dificultando pensar en otra cosa que no fuera tirarse en sus brazos, abrazarlo y pedirle perdón, porque sabe que, tal como él le dijo, sólo le causaba problemas: — Lamento lo que te dije, te mentí cuando dije que no te amaba pero la verdad es que-

— No tienes que explicarme — volvió a interrumpir cortante. Ella sólo quedaba viéndose como una desesperada.

Te extraño... — vociferó, luego de un pequeño silencio — Mucho. Y yo estoy segura de que lo que siento por ti no es algo superficial y mucho menos un capricho.

Y otra vez, volvieron a estar en silencio. Eso, hasta que Baekhyun se encaminó tranquilamente hacia ella. En esos escasos segundos, su corazón palpitaba en su pecho con algarabía, haciéndose ilusiones de que quizás él la abrazaría y le diría que todo estaba bien.

Pero, eso no sucedió: — Bueno, — empezó a decir cuando se detuvo frente a ella, mirándola con una sonrisa burlona — Eso es muy malo.

Ella pudo oler el alcohol en su ropa desde donde estaba, y lo que había dicho la había tomado desprevenida: — ¿Qué?

Tú no eres mi novia, — dijo y Jiae sintió cómo una parte de ella se derrumbaba — Deja de pretender que me quieres cuando en realidad no lo haces. Sigues siendo una niña, no has crecido absolutamente nada, eres muy ingenua viniendo hasta aquí. Me dejaste de importar la última vez que te vi y de verdad, yo sólo quería usarte, y ya lo hice, se acabó.

Bueno... ¿Alguien a escuchado algo así de doloroso en toda su vida? Porque Jiae aparentemente no. Qué patética, quería llorar. Pero, ¿De verdad debería darle el gusto a Baekhyun de verla llorando por él? ¿De verdad iba a seguir permitiendo que él la tratara como una niña?

— Me equivoqué contigo, — Jiae volvió a encararlo, claro está, que estaba empezando a temblar al mismo tiempo que hablaba — De verdad pensé que eras una persona decente. Y cuando Mijoo me contó, las cosas que me contó sobre ti, creí que lo mejor era mantener mi distancia de ti, porque podría meterte en un problema. Cuando me preguntaste si te quería, tuve que mentirte porque estaba decidida a dejarte ir. Pero todos estos días te he estado extrañando, — hizo una breve pausa para suspirar y quitar su mirada de la ajena — Todos estos días he estado pensando que de verdad nunca he amado a alguien de la misma forma que te he amado a ti. Y, ¿Sabes? Estoy agradecida de haber venido aquí, y de haberte escuchado decirme esas cosas... Me da un poco de lástima por mí misma el que haya pensado que tú en serio valías la pena. Yo no he perdido nada, pero tú, Byun Baekhyun, sí has perdido a alguien que-

Lo que pasó después, es posible que nos haya sorprendido a todos, desde Jiae hasta a mí, la escritora:

Él la besó.

Fue un beso breve, y aparentemente fue sólo para callar a Jiae. Ella frunció el ceño y miró a Baekhyun boquiabierta, apunto de decir algo más pero, él la besó otra vez.

Su cabeza estaba hecha un desorden, a tal punto en el que ni siquiera recordaba lo que estaba diciendo y cuando por fin se separó de ella, no tardó en volver a hablar: — ¡¿Tú crees que puedes hacer lo que quieras conmigo cuando puedas?! Tú no eliges cuando-

La tomó del brazo con fuerza y la atrajo hacia él, mirándola fijamente a los ojos: — ¿Desde cuándo empezaste a decidir qué puedo hacer y qué no? — Y otra vez, había sido callada con un beso. Uno más prolongado, en el que cuando sintió que los labios de Baekhyun se entreabrían para profundizarlo más, sintió ese típico corrientazo en su estómago, y ahí supo que debía detenerlo porque sino no sería capaz de hacerlo. Entonces puso sus manos en los hombros del más alto para separarse de él: — ¿Qué estás haciendo? — cuestionó luego de tratar de recuperar aire.

Yo quisiera decirte como me siento, pero no sé cómo — Baekhyun le susurró nuevamente, soltando su brazo, haciendo que su piel se erizara y ella echara un par de pasos hacia atrás hasta finalmente ser acorralada entre el cuerpo de su profesor y la encimera.

La chica no sabía que hacer, sus labios estaban entreabiertos y no entendía qué era lo que Baekhyun quería dejarle dicho. La estaba confundiendo. De por sí, era muy difícil tratar de resistirse a él cuando esto era todo lo que ella ha querido en semanas: — Yo... yo no entiendo — ella confesó bajando la mirada, pues los ojos oscuros de Baekhyun estaban puestos en ella de una manera que la hacían querer derretirse. ¿Qué era lo que ella había hecho para que él dejara de actuar como príncipe de hielo y romper la barrera que había entre ellos de repente?

Los largos dedos de él empezaron a acariciar su rostro con apacibilidad, y otra vez, el olor a alcohol en su ropa la hacía pensar que él había estado tomando, lo cual él mismo confirmó: — Estuve tomando todo el día, ¿Puedo ser honesto contigo? — ella asintió, mirándolo de reojo — No quiero hablar mucho, tuve una mala semana. Lo único que quiero hacer es hacerte temblar, hacerte sentir bien... ¿Recuerdas cuando me pediste que te maltratara? — Jiae palideció, su corazón ahora estaba brincando en su pecho — Bueno, eso es lo que quiero hacer.

¿...Qué estaba pensando? No estaba entendiendo nada. Se supone que él tenía a Seoyeon. Unos minutos antes, le estaba diciendo que no la quería y ahora le dice estas cosas... No sabía cómo actuar.

Sin embargo, todos los garabatos en la cabeza de Jiae desaparecieron cuando sintió los labios de Baekhyun en los de ella, ahora besándola con firmeza y con algo de agresividad, de una forma que él no lo había hecho antes. A ella se le escapó un jadeo cuando finalmente trató de separar sus labios e introducir su lengua en su boca, saboreando el alcohol en los labios ajenos pero encontrándose sorprendida por querer seguir explorando esa sapidez.

Baekhyun llevó una de sus manos a las piernas de Jiae, algo que la tomó por sorpresa pero quiso ignorar al tiempo que él seguía besándola. Subiendo sus manos lentamente, elevó un poco la falda de la chica y acarició su parte trasera, sin querer, ella mordió el labio inferior de Baekhyun, haciendo que se separaran y ella lo mirara sonrojada. Él le sonrió, sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, sintiendo la fábrica de los panties de la chica al momento que la jugaba con introducir sus dedos dentro de la ropa interior, haciendo que ella llevara sus manos a su rostro y lo cubriese de la vergüenza que le daba. Pero un gemido salió de sus labios cuando él había parado de jugar y había agarrado su trasero con fuerza, para luego acariciarlo y darle una nalgada.

Jiae dio un respingo. ¿Qué diablos había sido eso?  Sin dejar de mirarla con lujuria, su profesor procedió a retirar el abrigo blanco que ella aún tenía puesto, dejándolo caer en el suelo y tomando su mano para atraerla hasta el desayunador. Jiae no captó porqué habían cambiado de lugar hasta que Baekhyun habló: — Dóblate.

No sabía si era ella, pero todo, todo lo que estaba haciendo y diciendo se escuchaba aún más sucio de lo que ya era. Jadeó y recostó su cabeza en el desayunador, sintiendo el frío de la superficie en su mejilla. Segundos después, volvió a sentir las manos de Baekhyun alzando su falda, pero esta vez se había tomando el tiempo de quitarle la ropa interior.

Volvió a masajear su trasero, con sosiego. Y en el momento que menos se lo esperaba, recibió otra nalgada. Jiae arqueó la espalda y se quejó por lo bajo del dolor que le causó, se sintió como si ardiese, nada placentero. Y otra vez, sin aviso, Baekhyun le había dado otra nalgada. Jiae mordió su labio inferior con frustración y llevó sus manos hacia el borde del desayunador para agarrarse con fuerza. Sentía las manos ajenas frotar y de nuevo, volver a darle una nalgada. Pero, a partir de ahí, empezó a sentirlo... Excitante. Y luego fue una más, y otra, y otra.

Parecía un poco humillante estar así, entonces se estremeció cuando Baekhyun dejó de hacerle eso y sintió algo del peso de su cuerpo sobre su espalda, besando su mejilla: — ¿Recuerdas la palabra?

— ¿Qué palabra? — ella cuestionó, sin embargo, segundos después, había recordado a qué se refería — Ah... Azul — él asintió en vista de que ella se había acordado.

— Probablemente la necesites en un rato. Quédate aquí — con eso, el mayor se había levantado y ella lo había escuchado salir de la cocina.

Impaciente, se levantó del desayunador y caminó por el pasillo: — ¿Baekhyun? — dijo al abrir la puerta de la habitación. Estaba ahí, y cuando la vio, aprovechó para hacerlo en ese mismo instante; sin decir nada, tomó sus muñecas por detrás de su espalda. Jiae, confundida, se apresuró a preguntar: — ¿Qué estás haciendo...? — aunque esa pregunta le fue resulta al sentir un metal frío que sostenía sus muñecas, ella miró por encima de su hombro y, efectivamente, tenía esposas. Ella miró a Baekhyun impresionada, pero él sólo le dedicó una sonrisa maliciosa antes de empujarla de una manera un poco brusca contra la pared. Otra vez acorralada.

— ¿No crees que fuiste un poco desobediente en venir cuando te dije que te quedaras en la cocina? — él le preguntó con la mirada presumida que sostenía mientras la observaba mirarlo con una expresión sumisa, sin ningún tipo de oposición a lo que hacía — ¿Mmh?

¿Se suponía que debía responder a eso? Jiae movió su cabeza a un lado y asintió, pero luego sintió el cómo colocaba una de sus manos en su mandíbula, obligándola a voltearla y a que lo mirara: — Quiero que me mires, quiero que mantengas contacto visual conmigo.

Jiae asintió y tan pronto lo hizo, los labios de Baekhyun estaban en su cuello. Besándola con ternura, y lamiendo entre los espacios de sus clavículas, provocando que la pobre chica se tensara al sentir su cálida lengua en contacto con su piel.

Todo estaba mal, todo estaba mal. Se suponía que había venido a arreglarlo, y que la razón por la que tenían problemas no volvería a repetirse pero, ¿Acaso estaba pensando en eso? Tenía la cabeza nublada, totalmente llena de lujuria porque exactamente esto era lo que quería... Lo quería a él aunque sabía que no era lo correcto.

Al sentir una succión en su cuello, se quejó y cerró sus ojos, echando su cabeza hacia atrás en muestra de que le estaba dejando hacer lo que el quisiese. No había oposición a sus actos, al contrario, quería gritarle que por favor, la tocara más.

Baekhyun deslizó sus manos por detrás de su cuerpo, y bajó el cierre de su falda, la cual cayó al suelo inmediatamente. Segundos después, activamente abría su camisa sacando los botones de sus ojales, la cual no se deslizó más allá de sus brazos debido a las esposas, dejando en vista su sostén.

Ella lo miró detenidamente, tenía una mirada taciturna pero también pérfida e impúdica; de todas las veces que lo había visto, esta expresión era una nueva para ella y no sabía si permanecer ahí con él estaba bien.

Pero formar y relacionar ideas en su cabeza no era lo ideal en el momento, más bien lo era dejarse llevar y fluir con los acontecimientos. Por eso, le permitió seguir besando la extensión de su cuerpo sin ningún quejido o clamor. 

Cuando sus labios besaban con fervor su piel, más específicamente su pecho hasta llegar a sus senos, ella no dejó de mirarlo; era intrigante la manera en que sus labios rodearon su areola luego de haber desabrochado su sostén.

Sus dientes entraron en el acto al morder no tan suavemente la misma, e hicieron a la pequeña gruñir al no esperárselo. Su respiración se estaba haciendo cada vez más agitada, entre tanto las manos ajenas exploraban su cuerpo ya desnudo sin timidez. Volvió a tomar sus labios, en un beso ya no tan lento y más apasionado, en el que sin querer, chocó su cabeza con la pared; oh, vaya que le gustaba esto, era lo que se decía a sí misma. Le gustaba más esto, le excitaba de sólo pensarlo y vivirlo era bastante irresistible.

Aquel beso fue difícil de explicar, como si de un beso dependiese la galaxia; asfixiante, incontenible, desenfrenado, impetuoso, caluroso y demás sinónimos. Fue diferente, de esos besos que uno no puede olvidar aunque quisiese; y Jiae lo supo cuando se separaron y estaba jadeando, cuando Baekhyun la miró con una sonrisa ladeada, como si supiese exactamente lo que estaba pensando.

Y ella quería besarlo otra vez, y estaba dispuesta a tomar la iniciativa, pero al querer llevar sus manos hacia el rostro del mayor, las esposas se pusieron en su camino, haciendo que inintencionalmente un puchero se pusiera en su rostro. Él no pudo evitar dejar salir una ligera carcajada y pasó sus manos por el rostro ajeno, su dedo pulgar acariciando su mejilla cuando él se inclinó para sólo besarla rápidamente.

Jiae gimoteó, pensando que no era suficiente, que quería más que eso. Mas cuando sintió que la otra mano de su profesor se posaba en el reverso de una de sus piernas y las levantaba, empujándola más contra la pared, todo pensamiento volvió a esfumarse.

Suspiró al sentir cómo él estaba moviendo sus caderas contra las suyas. Era un poco injusto, porque él no se había quitado ni una sola prenda y ella estaba desnuda ahí; suspirándole al sentirle frotarse con su centro, era tortuoso sentirlo crecer y endurecerse bajo la fábrica de sus jeans y ella no hizo otra cosa que morder su labio inferior para no gemir; sus mejillas coloradas debido a la mirada pecaminosa que Baekhyun le estaba dando: — Mmh, qué patético, Jiae, ¿Estás tan mojada sin haberte hecho nada? Yo ni siquiera te he tocado ahí, puta.

Jiae gimoteó, completamente avergonzada de cómo esas palabras tan sucias habían hecho que su piel se erizara y sus pezones se endurecieran; era como si con esa palabra tan despectiva, la tuviese, inmediatamente, comiendo de la palma de su mano.

Claramente, Baekhyun notó la forma en la que la expresión de Jiae había cambiado por esa palabra; fue entonces cuando soltó la pierna de la chica, la cual ya estaba alrededor de su cintura mientras su cuerpo se apoyaba de la pared de color pastel detrás de ella. Dos de los dedos de Baekhyun fueron colocados sobre sus tiernos labios, acariciándolos y mirándolos con malicia, para después deslizarlos dentro de su boca apaciblemente para callar los pequeños gemidos de la chica.

Ella sentía que él sabía a pecado en su lengua, sin pensarlo mucho había cerrado su boca alrededor de sus dedos y obedientemente, mantuvo el contacto visual con el dueño de los mismos. Su lengua se paseaba por sus dedos entretanto los succionaba y sin avisarle, Baekhyun los sacó; empapados de saliva. Se vio humillante y a la vez tan obsceno la forma en que sus ojos observaban la saliva caer de sus dedos.

Sin embargo, le agarró por sorpresa que él se alejara de ella rápidamente, haciéndole perder un poco su balance; sus manos se acomodaron perfectamente para que en un movimiento brusco le diera la vuelta y ahora su rostro estuviese pegado a la frígida pared, al igual que sus pezones.

Tembló en anticipación de lo que fuese que Baekhyun planeara hacerle, pero él se la quedó admirando unos segundos; su cabello negro alborotado, sus manos en las esposas, su cuerpo agitándose. Fue ahí cuando Jiae sintió cómo él echó su cabello a un lado, y soltó las esposas: — No te muevas — dijo antes de retirar por completo la camisa y el sostén que aún estaban colgando en sus brazos y dejarlos caer al piso. Ella creía que él quizás se había aburrido de las esposas, pero supo que no fue así cuando volvió a colocárselas; esta vez más fuertes, haciendo que le dolieran un poco.

Sus dedos comenzaron nuevamente a pasar por su cuerpo desde su nuca, por su espalda, hasta su trasero. Sus músculos se tensaron, y sin aviso alguno, uno de sus dedos había entrado en ella; luego lo retiró, y entró dos más. Jiae se sobresaltó y gimió nuevamente cuando él había empezado a mover sus dedos dentro de ella, a sacarlos y a entrarlos sin piedad, a su propio ritmo, sin consideración de la forma en la que aquel estiramiento sorpresivo le estaba provocándole dolor y a la vez, placer. El calentón que le estaba haciendo la manera en la que él movía sus dedos con rapidez la estaba haciendo perder la cabeza, retorcerse un poco mientras trataba de callar todos aquellos gemidos que salían sin querer.

La forma en la que él se había recostado sobre su espalda desnuda, su cálida respiración contra su piel en lo que seguía entrometiéndola de esa manera la estaba haciendo sentirse usada y bajo su control; como si ya no pudiese valerse por ella misma, como si dependiese de él. Se sintió a sí misma apretar sus dedos, tratando de sentirlos más tiempo ahí, haciéndola sentir de esa manera, pero él decidió sacarlos; dejándola con un sentimiento de vacío. Y cuando su cuerpo se alejó de ella, fue como si empezara a entrar en pánico.

Pero luego esos dedos que añoró hace unos segundos, fueron reemplazados por su lengua. Baekhyun se había arrodillado y estaba separando sus piernas con sus manos; el beso que él había depositado en su parte baja había sido tan inmoral y carnal, sus labios rodeando y succionando su clítoris entretanto Jiae trataba de mantener la postura, lo cual se le estaba dificultando.

Entre más sentía su lengua contra sus labios inferiores, más cerca se sentía de llegar a su orgasmo, cosa que Baekhyun notó cuando sintió las piernas de la chica empezar a temblar y sus gemidos a ser más consistentes. Es por eso que paró, y se colocó sobre sus pies nuevamente, cosa que a Jiae no le gustó. Luego, un jadeó salió de sus labios cuando él había tomado su cabello en su mano y le había halado hacia atrás, haciéndola tambalearse un poco: — No te atrevas, puta — susurró y ella no hizo nada más que cerrar sus ojos, su corazón latir con fuerza.

¿Por qué este hombre hacía este tipo de cosas...?

Ella apretó sus piernas con fuerza, esperando que él no supiese lo que estaba haciendo, ya que se sentía a sí misma palpitando entre sus piernas y se sentía desesperada.

Con su otra mano, él tomó su pantalón y con algo de dificultad, lo desabotonó y bajó el bragueta, liberándose a sí mismo de la tan tediosa fábrica; Jiae cerró sus ojos nuevamente, y notó cómo él volvía a alejarse de ella, dejando de tirar de su cabello.

Ella volteó su cabeza con curiosidad, y sí pudo verlo sentado encima de la cama, tomando algo en los dientes y luego rompiéndolo; luego se percató que era un condón por la manera en la que lo estaba deslizando y giró la cabeza con vergüenza.

— Ven acá — le ordenó, demasiado claro. Su cuerpo preludiaba lo que iba a suceder, se dio la vuelta y lo miró por lo bajo, llegando a su lado en la cama.

Él no tuvo que decirle nada más, estaba con sus manos y sus rodillas apoyadas de la cama; y otra vez, él agarró su cabello en un puño y lo tiró, haciendo su cabeza hacia atrás y cómo agarraba sus caderas tan fuerte que seguro dejaría marcas en ellas.

Luego de eso, sólo eran gemidos, gruñidos, jadeos, palabras incoherentes, maldiciones murmuradas, el sonido de la cama crujiendo, la sensación obscena de pieles chocando, sudor y el encuentro de la indecencia y la impudicia.

Y honestamente, quizás ella era una tonta.
Pero esa noche, ella fue una tonta feliz.

🍼🍼🍼

tbh, tenía muuucho tiempo que no me divertía escribiendo un capítulo así que me siento muy feliz de haber disfrutado escribir esto!! muchas gracias por leer, recuerden que las quiero mucho💘💘💘 y las he recompensado con un capítulo mega largo ♥

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