Capítulo 43: "Erase un bebé feliz"
Hace cuatro años...
—¡JENNIE ES UN PEQUEÑO NIÑO! , ¡La doctora de la clínica del pueblo dice que es sumamente saludable!— Gritó su abuela entrando con las cosas después de regresar, haciendo saltar a la pequeña Jennie de apenas seis años de edad que esperaba en casa. La mujer de cabello blanco gritaba de emoción, dejando entrar a una cansada pelinegra de ojos amables pasar y sentarse en la cama de la pequeña y vieja habitación. La abuela cantaba de felicidad. mientras decía que sus pequeños nietos eran las bellezas del mundo. Jennie sonreía mirando al pequeño que solo dormía con tanta tranquilidad, podía ver los pequeños movimientos del recién nacido.
Dara le sonrió a su pequeña empezando a tararear lentamente, mientras sostenía al pequeño Jungkook en una mantita caliente, hizo una seña haciéndole algo de espacio en su pequeña cama dejandole sentar a su lado, le mostró como acomodar sus brazos y rió por la cara de pánico de la pequeñita.
—¿Y si lo rompo mami?— Preguntó Jennie mirando al pequeño bebé qué le iba a ser entregado.
—No lo harás, ¡deja de temerle, tu puedes!— Jennie le sonrió a su mamá, asintiendo emocionada. Cuando lo tuvo en sus brazos pudo ver su carita y la pequeña sonrisa que le dedicó. Dara miró a su madre quien ya estaba a su lado con las cosas necesarias para el baño del pequeñito.
—Me hubiera gustado verlo aquí, a su lado—. La pelinegra sonreía tristemente mientras la mano de su madre apretaba su hombro.
—Yi Jong estaría encantado de estar aquí Dara, pero ahora el los cuida como su ángel guardián—. Ambas mujeres rieron cuando Jennie cambio su rostro a uno de susto cuando el bebé empezó a llorar. En un segundo la pequeña cambio su posición y comenzó a tararear para el bebé.
—Serás una excelente hermana pequeña—. Jennie le sonrió a su madre con una enorme sonrisa.
Meses después ...
—¿Podrías quedarte aquí en la casa Jennie? Cuida a Jungkook, la señora Kang vendrá a verlos en unos momentos, cariño. Sabes lo que debes hacer si necesitas algo, no quiero dejarlos pero...— Su abuela parecía asustada mientras la pequeña Jennie asentía llorando a todo lo que le decía, mientras miraba a su mamá ser levantada por unas personas de traje blanco. Su madre le sonrió.
—Estaré bien, cuida a Jungkook— Su abuelita le sonrió los abrazó y tomó su abrigo. Ya que la tormenta de nieve parecía empeorar a cada segundo. La mujer giró su rostro y vio a ambos pequeños hechos un montoncito de sabanas juntos, les sonrió. —Estaré de vuelta—. dijo antes de irse. Jennie abrazo a Jungkook y se metió entre las cobijas dándole calor esa fría noche de invierno.
Las luces viejas luces navideñas adornaban su hogar, y las colchas los cubrían del frío. Esa noche su madre se había sentido muy mal y su fiebre no bajó. Jennie sabía que podía ayudar cuidando al menor y su abuela no quería arriesgar a sacarlo al frio.
—Yo te protegeré, hermanito— Susurró la menor.
—En otras noticias, hay más terror causado por las tormentas que afectan al país. Hoy 8 de Enero, una ambulancia se volcó por la helada carretera. La mujer de 28 años de edad de quien no se tenía más datos falleció por una perforación en su torso. La mujer de 55 años de edad falleció por una contusión en la cabeza. Se desconoce sobre sus familiares, por lo que se agradecerá cualquier información sobre ellas, y el hospital espera que sus familiares aparezcan pronto. Los paramédicos que manejaban la ambulancia se encuentran graves en el hospital en espera de donación de sangre—.
La pequeña familia vivía en una villa pequeña a las afueras de el enorme suburbio. Después de la muerte del esposo de Sandara solo quedaba la pequeña familia que escaseaba en cuanto a alimentos y salud. Puesto que la antigua empresa de su esposo hizo un fraude y no le tocó nada en compensación. Pero realmente no importaba mientras la pequeña familia siguiera unida. Desgraciadamente ninguno de los pequeños había sido registrado por su madre o abuela, por lo que ellos no existían.
Nadie se enteró qué aquella noche, los dos pequeños de Sandara estaban en su hogar esperando por ella y su abuela.
—Señora Kang— Habló Jennie, mirando a la mujer qué cocinaba. La mujer la volteó a ver y le sonrió dulcemente mientras sostenía un libro de matemáticas del señor kang—¿Puedo ir a la escuela?— La mujer borró su sonrisa, y se limpió las manos en con un pequeño trapo de cocina.
—Me gustaría cariño, pero desde que el señor Kang falleció, no tengo lo suficiente...— La mujer suspiró, sabiendo que no podía explicarle a un menor que no podía seguir con ello, pero se lo había prometido a su mejor amiga, que los cuidaría y eso había hecho en el ultimo año y medio—Ni siquiera mi hija Jiwoo...no tenemos demasiado para enviarte a estudiar pero si para que aprendas con libros, hago lo posible cariño— Jennie apretó los labios y asintió intentando comprender. Vio a su hermanito jugando con unos peluches y corrió a jugar al enorme jardín con él.
Su madre y abuela nunca regresaron aquella noche por lo que los señores Kang los tomaron y ayudaron desde entonces. Ellos vivían demasiado lejos de la ciudad, y siempre estaban rodeados de bosque, y tenían qué caminar por dos horas para llegar al pueblo más cercano, por lo qué la mayoría del tiempo estaban solos en un enorme bosque.
—¡VAMOS KOOKIE!— Gritó la mayor corriendo para jugar. El bebé rio y la siguió contento, ambos inocentes de la dura vida qué llevaban. Esa misma tarde un fuerte golpe se escuchó en la puerta. Dos personas hablaron con la señora Kang y ella corrió tomando sus cosas.
—Ahora vuelvo cariño— Jennie asintió. Abrazando a su hermano, sintiendo una fuerte incomodidad en su pequeño corazón.
Las horas pasaron y la señora Kang regresó, pero con una mujer en sus brazos quien lloraba. Ambos pequeños observaron como la llevaban a la habitación y se quedaba allí, llorando. La señora Kang salió con los ojos rojos pero les sonrió en cuanto los vio.
—Vamos a cenar pequeños.
La mujer era Jiwoo. Quien había perdido a sus pequeños en sus brazos después de que ambos fueran atropellados, vio morir y enterró a sus hijos de diez y dos años, y por el trauma intentó suicidarse lanzándose de un edificio. La detuvieron y llamaron a su madre para qué se hiciera cargo sin saber, qué en la cabeza de esa mujer la muerte de sus ángeles le habían afectado mucho más de lo qué aparentaba.
Los meses pasaron en la pequeña cabaña en el bosque. A Jennie no le agradaba la mujer de la habitación, en especial cuando esta empezó a salir de ella y le sonreía a su hermano menor, pero no a ella. La mujer siempre veía a Jungkook, siempre le daba algo y siempre estaba pendiente. Pronto ella empezó a salir de casa y por momentos la menor se relajaba.
Ese día de verano ambos menores estaban jugando, sin saber que dentro de la pequeña cabaña Jiwoo acababa de asesinar a su madre, después de llamarla loca la sangre corría por la cama mientras ella salía y cerraba la puerta. Jiwoo sonrió viendo al pequeño bebé de afuera jugando.
Jennie giró su rostro, para encontrar a la mujer que seria parte de sus pesadillas.
—Jaebum mi pequeño, nadie más intentará separarnos—.
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