Capitulo 40: Un bebé al Hospital
Yoongi sonrió cuando vio el pequeño peluche que traía en las manos, rosado y de orejas enormes lo miraban con esos gigantescos ojos que casi salían de la cabeza del muñeco. Caminando y suspirando llegó a la calle donde estaba ubicado su hogar. Pasó el porche y caminó en dirección a la sala, Hoseok había dejado a Jungkook dormido y Namjoon se había quedado en la universidad unas horas extras para revisar tareas. Por lo que había corrido para llegar más rápido, antes de que el pequeño travieso despertará.
La casa estaba callada, algo preocupante si el mayor no supiera donde estaba el pequeño travieso.
Entró a su cuarto para ver al bebé quien seguramente dormía como un enorme oso. Pero su sorpresa fue grande cuando vio el sudor y los ojitos rojos del pequeño abrazando su peluche sentado en medio de la cama con las cobijas sobre él cubriéndose el frío y temblando un poco.
—¿Kook?— El bebé alzó su mirada, mirando a su papá con sus ojitos hinchados de tanto llorar.
—Duele, papá— Jungkook sollozó, Yoongi levantó con miedo al pequeño quien lloró más fuerte por el dolor de cabeza que le causó el suave movimiento. Yoongi apretó los labios pues no sabía que podía darle al menor, era la primera vez que Jungkook se enfermaba en los meses que llevaba en casa.
Sacó su teléfono aún abrazando y dando caricias al menor y le marcó a Hoseok.
—Ho...— Yoongi lo interrumpió antes de que su amigo hablará
—Jungkook tiene fiebre ¿Qué le puedo dar para tomar?— El pelirrojo se quedó callado y contestó rápido.
—¿Sabes cuánto es?
—¿Eh?
—La fiebre hyung. ¿Cuánto tiene?
—No, no lo sé. No t-tengo nada, Hoseok no d-deja d-de llorar y está temblando— Yoongi se aferró al pequeño bebe mientras este hacia lo mismo recostándose sobre su pecho, temblando.
—Tráelo, lo llevaremos al consultorio de una amiga de JiSoo, por qué ella no está en este momento. Su amiga también es pediatra. No te dirá nada así que tráelo rápido
Yoongi apretó los labios, abrazó al bebé y lo cubrió con una gruesa manta le puso un cubrebocas de osito. Salió de casa y tomo un taxi, no quería llevarlo.
Algo le decía que saldría mal. ¿Pero qué opción tenía?
—Es solo un resfriado, por suerte la medicina bajó su temperatura. Cuando esto pase recuerda traer un paño frío o congelado para su cabeza, su fiebre era muy alta— Dijo Chaeyong pasándole al menor a sus brazos quien ya descansaba con un poco de fiebre.
Yoongi suspiró aliviado.—Gracias Doctora.
—Puedes decirme Chaeyong, no te preocupes Yoongi. La primera vez de un padre primerizo siempre es la más difícil.
—Creí que sería algo peor, o qué tendrían que hacer eso qué hacen en las series de médicos— Yoongi río por su estúpido pensamiento.
—Que moriría y tenías miedo. Es común y por suerte lo trajiste, si lo hubieras dejado en casa pudo haberse complicado. Pero Jungkook está bien y se recuperará bastante rápido, además de qué este pequeño es muy fuerte.
Yoongi vio al bebé en su brazos y sonrió para sí mismo. Chaeyong sonrió al ver el amor del joven padre en sus ojos. Ojala cada niño tuviera ese tipo de amor, suspiró pensando aquella pequeña que no lo tenía y por si fuera poco la sufría a causa de ello.
Un estruendo sonó en el consultorio.
—¡YA LLEGUE! ¿¡CÓMO ESTÁ NUESTRA CRÍA!?— Namjoon entró al consultorio empujando la puerta con fuerza, una enfermera intentaba quitarlo de la puerta. Yoongi rodó los ojos y Jungkook recién levantado y sin dolor sonrió al ver la cara del moreno ser empujada fuera de la habitación.
—¡Fuera del consultorio!—Gritó la enfermera que estaba molesta por el sinvergüenza del joven de tez canela.
—¡PERO MI CRÍA, NIÑO Y BENDICIÓN!—Gritó de nuevo el moreno. Jungkook reía diciéndole adiós al moreno que seguía luchando por entrar.
—¡ES MI CRÍA ANIMAL!— Gritó Yoongi enfurruñado abrazando fuerte al bebé. Jungkook sonrió y Chaeyong quedó algo pasmada y luego empezó a reír por la extraña escena. La doctora sonrió viendo a el moreno intentando entrar y a Yoongi con la enfermera gruñendo al joven.
—Veo que Jungkook se siente mejor por sonreír. ¿Por qué no van al área del hospital donde están los demás niños? Ahí, hay juegos, y peluches de todo tipo— Jungkook no terminó de oírlo, se bajó de las piernas del mayor y corrió fuera de la habitación. Yoongi abrió los ojos tomó la receta y corrió detrás de él con el moreno siguiéndolo.
Chayeong siguió riendo por tan curiosa familia.
—Puede quedarse aquí sin ningún problema, solo le pedimos déjenos su ID para cuando usted recoja al menor, si yo no estoy mi compañera también puede entregárselo— Dijo una chica de cabellos castaños sonriéndole al mayor. Yoongi sonrió por el gran susto necesitaba una cerveza desesperadamente.
—Entendido, ¡Mocoso juega un rato vendré por ti!— Jungkook asintió y corrió hacia la enorme sala llena de niños, jóvenes y muchos, muchos juguetes.
Los colores y números remarcaban la habitación llena de juegos. Dentro de la sala una pequeña niña de coletas largas y castañas trazaba varias hojas con colores brillantes. Un dibujo de una mariposa, un unicornio, un palacio, un mundo fantástico donde no existía el mal, el odio y el dolor.
Jennie sonrió cuando vio al dibujo de la princesa que reinaba ahí con un pequeño príncipe a su lado tomados de las manos.
—¿Noona?— Una pequeña voz hizo eco en su mente. ¿Ahora imaginaba cosas?
Miró hacía al frente, un pequeño de ojos castaños, nariz de botón, mejillas rosadas y ese aire de inocencia con un overol de color celeste la miraba con una sonrisa llena de felicidad. La castaña soltó un quejido de sorpresa al ver al castaño de ojitos dormilones qué tantos años estuvo con ella.
—¿Kookie?— Susurró. El niño corrió con pequeños pasitos y saltó a su encuentro, su olor a bebé, su piel calientita que abrazaba cada noche al dormir, su pequeño cuerpo y su sonrisa de dos dientitos de conejito. Jennie abrazó al bebé con las lágrimas bajando por su rostro.
Su hermanito, era su hermanito, al que pensó no vería de nuevo.
—Perdóname mucho, Kookie...
Jungkook sollozaba al sentir el olor de su hermana, su brazos largos y su largo cabello castaño.
—¿Noona donde estabas?—Jennie sollozó más fuerte y sonrió cuando sintió las manitas darle suaves golpecitos en su espalda calmándola.
— ¿Pp-porque e-estas aqu-ii?— Jungkook limpió las lágrimas de su hermana que no dejaba de hipar por los llantos.
— ¡PAPÁ ME TRAJO! — Gritó emocionado el bebé. Tomo la mano de Jennie y la jaló para que lo siguiera, Jungkook ya estaba esperando en mostrarle los juguetes, las colchitas donde no había frío, la rica comida qué su papá cocinaba y las risas donde estaba. ¡Ya esperaba compartirlo con su hermana y jugarían mucho hasta el amanecer!
Jennie soltó la mano del bebé.
El ruido de los demás niños pareció cesar cuando ambos hermanos se miraron a los ojos, Jennie sollozo y sonrió.
— No puedo ir contigo, hermanito — Jungkook no entendía. ¿Por qué no?
— ¡NOONA! — Jungkook tomó de nuevo su mano y jaló de ella con fuerza, si ella no iba llamaría a su papá para que la regañara.
— No puedo, yo no. Pero te visitaré siempre que pueda —Jungkook negó abrazando a Jennie, los sollozos del bebé comenzaron de nuevo. No quería que se fuera. ¿Ella se iría?
— ¿Por qué no jugamos Kookie? Como lo hacíamos con la abuela y mamá — Jennie preguntó limpiándose los ojos y abrazando al bebé, Jungkook miró a su hermana y asintió en su cuello sonriendo. Jungkook convencería a Jennie para ir a casa.
Ambos jugaron, pintaron y corrieron en la gran sala. —¿Por qué estás aquí Kookie?— Preguntó Jennie mientras le daba un pedazo de manzana en la boca, el bebé mordió y mastico moviendo su cabeza de un lado a otro. Las niñeras de la sala les habían dado un refrigerio antes de la cena. Jennie le sonrió a su hermanito.
—Mi abeza dolía mucho—Dijo el menor, Jennie sonrió viendo que ya se encontraba mejor. Cuando Jungkook se ponía enfermo sus ojitos siempre se ponian tristes.
—¿Como te tratan en casa Kookie?— Jennie apretó los labios, pues quería saber. Jungkook sonrió y comenzó a saltar de emoción relatando cada aventura, caida y sonrisa, le contó cuando vio a muchos conejitos, cuando su papá peleo por los pañales, cuando se divertia jugando e incluso cuando le pegaban al tio nam. Jennie miró a su hermano sonreír y la menor sabía qué había tomado una buena decisión al dejarlo.
—¿Quieres mucho a Yoongi Hyung verdad?— Jungkook sonrió asintiendo contento.
—¡AMO MUCHO A PAPÁ!— Jennie sonrió.
Miró al frente de la sala, cuando una sacudida de miedo la llenó, los ojos que los habían atormentado por meses estaba ahi. Jiwoo los miraba desde el cristal con una sonrisa, la mujer caminó dando pasos sin quitarles la mirada. Jennie miró a Jungkook qué no había notado a la mujer de sus pesadillas.
Miró hacía atrás notando las ventanas abiertas.
Escaparía de ahí, ella no tendría a Jungkook de nuevo.
Yoongi camino junto a sus idiotas en dirección a la sala de juegos, cuando llegó notó una gran conmoción frente a la sala, policías y otros doctores estaban allí reunidos. Cuando se acercó vio a la joven niñera que lo había atendido con una sonrisa hace solo unos minutos, tirada en el suelo con la sangre manchando el suelo, los policías cubrían el cuerpo. Las madres, se alejaban del lugar con sus hijos y los policías abarrotaban el lugar.
Yoongi sintió un escalofrío cuando vio a la sala vacía.
Jungkook no estaba.
Vio alrededor viendo a los niños que estaban en el lugar.
Jungkook no estaba.
El miedo lo atrapó, las lágrimas se deslizaban mientras busco en cada juego, lugar y esquina de la sala. No notó a sus amigos buscando, a los policías interrogando, nada importaba.
Jungkook no estaba.
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