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Capítulo 13: Ella y el bebé


Jungkook miraba con unos ojos brillosos un enorme peluche de Stich, este estaba en un escaparate puesto muy en alto en una tienda. Jungkook sonrió más cuando vio que el enorme peluche estaba siendo bajado, pensando que era para el. 

Se acercó al cristal poniendo su mejilla y empañando el cristal con su ligero aliento.

Movía sus piecitos de arriba a abajo como si marchara muy despacito. Pero sin moverse de su lugar, vio al enorme peluche moverse hacia él y dio un grito de emoción. Sono una pequeña campanita en la puerta enorme y el bebé vio a Stitch siendo cargado por otro niño con una sonrisa, a su lado su madre le acariciaba la cabeza.

Jungkook se toco su cabecita.

Vio como ambos se alejaban y su boca se hizo un pequeño puchero. Giro para ver en donde estaba y se sento ahi. Sabía que no debía alejarse demasiado y que pronto lo buscarían.

—¡Kookie!— Una chica de cabellos castaños corría hacia el. El bebecito alzó su mirada encontrándose con la de la chica que lo miraba con tristeza. Ella estaba sumamente sucia y con algunas ojeras bajo sus ojos.

—¡Perdóname hermanito!— Ella venía con lágrimas en sus ojos y miró alrededor. La gente los miraba con caras de asco, ella los ignoró y le tendió un pequeño yogurt al bebé.

El bebé, miró la botella y miró a la chica.

—Tomalo, asi ya no tendrás hambre kookie— El bebé asintió, la chica le sonrió y abrió el yogurt poniendoselo en su manita. Se sentó en el suelo y puso al bebé frente a ella acariciando sus cabellos castaños.

La chica lloró un poco mientras pegaba su cabeza al hombro del bebé.

—Perdoname kookie, dije qué te protegerá pero... no puedo solo soy una niña— El bebé se giró aún manchado de su labio por el yogurth. Ella rio y limpio su boquita, la pequeña de apenas once años miró a su hermanito y lo abrazo.

—No quiero dejarte como ella nos dejó, pero nadie me toma enserio— El bebé abrazo a su hermana colocando su mano en su espalda y su cabecita en su hombro, dio suaves golpes y ella sonrió.

—¿Tu nunca te olvidarías de mi verdad?— Preguntó mientras le daba besos en su frente y el bebecito sonreía complacido con las muestras de amor.

Habían caminado unas cuantas cuadras, la pequeña dejó a su hermano cuando este quería ir a jugar al llegar a un pequeño parque.

Sus lágrimas volvieron a salir cuando recordó lo qué le había pasado esa mañana.

"Yo no te daré trabajo mocosa, largo de aquí"

"¿Yo? No estoy para mantener a mocosas"

"Lo siento, pero no. Aunque seas mama tan joven no puedo aceptarte"

"¿Estas loca, acaso quieres que me arresten?

No era madre, ni tampoco una muerta de hambre si supieran que solo hace unas semanas ella tenía una una familia que los amaba. Sin embargo todos la juzgaban por el bebé y su tamaño. No podía hacer nada, su hermanito y ella estarían en la calle por meses o años. Incluso en las casas hogares habían sido rechazados.

"Lo siento pequeña, pero estamos llenos"

"Podemos aceptarlo a él, pero a ti no"

Su mamá como decía que era, había dejado de llegar a la casa, por lo que tuvieron que salir a un mundo sin sentimientos ni empatía. Ambos llevaban semanas asi, ella sin comer, su hermano sin poder dormir bien. A ese paso ambos morirían de frío o de hambre, lo qué llegará primero. 

Por suerte había logrado mantener ropa de su hermano y demás cosas.

Estaba anocheciendo y ambos se habían escondido debajo de un viejo juego del parque más cercano. La pequeña miró a su alrededor y todos se habían ido, dejando a ambos infantes en un parque a las doce de la noche. El bebé se había dormido en sus brazos.

Dejó a su hermano a su lado y miró alrededor. Buscar en la basura sería bueno. Caminó buscando algo que le sirviera, mientras se dirigía a el basurero. Suspiro y abrió la enorme tapa.

—¿Qué estás haciendo?— Ella giró con rapidez y miró a tres chicos frente a ella. Dio un paso atrás aterrada y bajó la cabeza pensando en salir corriendo.

—¿Algo se te quedo en la basura?— Preguntó un pelirrojo, observó que llevaban bolsas de compra. El pelirrojo le sonrió mientras sacaba una paleta de hielo y una lechita mu-mu.

—Toma, era para mi, pero puedes tomarla— La pequeña dudo un momento pero los recibió cuando el pelirrojo los puso en su mano con rapidez.

—No es bueno que estés revisando la basura. ¿Qué haces tan noche fuera? ¿Y tus padres?— Hablo un moreno alto.

ELLOS NO SABEN, NI DEBERÍAN

—Y-yo e-estaba buscando algo que creí tirar— Los tres asintieron.

—Bueno, espero y lo encuentres— Los tres se alejaron, mientras ella se quedaba mirando lo que les dieron. No notó que uno de ellos no se movió.

Era pálido y era un poco más alto que ella. Traia un sueter enorme y una gorra negra, le tendió un pequeño papel.

—Puedes engañar a esos idiotas pero no a mi. Si quieres dormir puedes venir aquí.— Ella miró el papel y sus ojos se llenaron de lágrimas. Un bulto negro fue lanzado a su cabeza, y observó al chico con una camiseta de manga corta.

—Puedes usarlo.— La pequeña miró a los tres chicos alejarse. No lo dudo mucho y corrió para tapar a su hermano con el suéter. Se quedó sentada mirando sus pies mientras pensaba.

Fueron los primeros en ser amables conmigo.

Miró a su hermano y vio cómo temblaba de frío. Lo abrazo y caminó con lentitud yendo por donde los tres extraños había ido. Un pequeño jardín la recibió y escuchó risas provenientes de la casa.

—¡Y DIJO QUE SI!— Escucho más risas estruendosas. Se encogió y camino apretando al bebito a su pecho. Abrió la puerta del edificio, un pequeño pasillo la recibió y caminó un poco más viendo una sala desordenada con tres chicos riendo fuerte.

—D-disculpen..— Los chicos la miraron y sonrieron saludando con las manos obviamente bastante borrachos

—¡Bienvenida! Puedes tomar una habitación— Gritaron riendo de nuevo, con sorpresa sonrió y llevó a su hermano al primer cuarto que vio, lo tendió en la cama y sonrió cuando vio que el bebé sonreía enrollándose más buscando algo de calor.

Vio las cosas en la habitación y miró sus manos.

Estaban sucias

¿Podría dejar al bebé allí?

—Debí dejarlo en esa casa hogar— Susurró. Se sintió tan sucia que prefirió dormir un rato en el suelo. Unas horas después cuando todo estaba en silencio salió del cuarto viendo a los tres chicos dormidos.

Tomó una hoja y escribió en ella.

No quería dejarlo y sabía que era una pésima opción, pero aqui tendria una cama y tal vez comida.

Con lágrimas en los ojos llego a donde estaba su hermano y le dio un beso.

—Perdoname kookie, pero ellos podrán ayudarte más de lo que yo he podido. Solo soy una mocosa más. Te amo— Le dio un beso alejándose del cuarto, vio a los tres y sonrió esperando que pudieran ayudar a su hermanito. Camino lejos de el lugar llorando y sintiéndose culpable.

Horas después la pequeña estaba caminando con tristeza, la lluvia había comenzado con mucha fuerza. Una luz la cegó y cerró los ojos.

—¿Se sabe algo de la pequeña?— Preguntó un oficial. Los demás veían con tristeza la escena de un atropello.

—Estaba desaparecida desde hace semanas, según su madre raptó a su hermano menor.— Los policías se dieron una mirada triste. —¿Ya está recibiendo tratamiento?

—Si, el hospital está encargándose de ello

—Perfecto. ¿Cual es su nombre?

—Su nombre es Kim Jennie.

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