Capítulo Uno:
❝Eres mía, pequeña❞

[...]

Barbara Palvin, caminaba sola por la carretera, acababa de ir a la biblioteca a comprar un nuevo libro que apenas había llegado hoy a ésta.

Ya eran exactamente las doce con siete de la media noche y ella aun seguía su camino para llegar a su casa, no estaba tan lejos;—Solo unas cuadras más. —pensó mientras apretaba el libro contra su pecho.

La noche era fría, oscura y con un poco de neblina que iba creciendo más, ella no tenía siquiera un abrigo para calentarla, contaba solo con una camisa, un ligero suéter tejido a mano color rosa pastel y unos jeans negros con unos pequeños botines de igual color, también tenía un gorro rosa sobre su cabeza y llevaba su cabello suelto. El pequeño suéter no la cubría de nada y ella estaba congelándose.

Con frío y un poco de hambre, siguió caminando hacia su destino, su casa en donde se daría una ducha caliente, se haría un delicioso chocolate caliente como le enseñó su mamá, se recostaría en su cama y leería el libro que acababa de comprar.

Hablando de su mamá, mañana iría a visitarla, ya quería verla al igual que a su papá.

Pensando en ellos, siguió caminando por la oscura y fría calle.

Por otro lado, se encontraba Justin Bieber dentro de su hermosa limusina que era conducida por su chófer.

Justin era uno de los más importantes empresarios de todo el mundo, más bien, el número uno, él venia de una importante cena de negocios donde le entregaron un premio por el empresario del mes. Como todos los meses, ganó, no le sorprendía, Bieber's Company era una de las más famosas empresas del mundo, era de esperarse que ganara por todo el esfuerzo que le ha puesto a esa empresa para que sea la número uno.

Justo con ese trofeo en las manos;—la misma mierda de todos los meses. Pensó y era porque él lo ganaba cada mes, al igual que otros más que se encontraban en su casa.

Y por favor no le pregunten por novia o esposa, Justin no la ha tenido en un muy buen tiempo y no es porque no fuera capaz de conseguirse una, era por que sus gustos eran... Especiales.

A Justin no le gustaban las relaciones tradicionales, ya saben, novio y novia. Justin era un aficionado en las relaciones de DDLG (Daddy Dom/ Little Girl) claro que muchas chicas estaban dispuestas a tener esa relación con él para tan solo tenerlo unos pequeños minutos, pero a Justin no le convencían esas mujeres.

Él quería a una chica que a simple vista se mirara inocente, que sea más pequeña que él, como de unos diecisiete o dieciocho, no le importaba la edad por que, a sus veinticinco años el quería a una little Girl más pequeña que él.

Ya había tenido a unas pero como dije, no lo convencían por completo.

Justin rodó los ojos cansado y queriendo llegar a casa para dormir. Hasta que en eso, giro la cabeza hacia el lado de su ventana y un poco más al frente, la miró , miro a una tierna chica de tal vez unos quince años, al instante le dieron unos escalofríos y se mordió el labio inferior imaginando a esa chica como su próxima Baby Girl.

—¡Alto! —le dijo al chófer y éste paro la limusina— ¡Finn! —llamo a su guardaespaldas.

—Si señor, ¿qué pasa? —pregunta confundido.

—Mete a esa chica al coche —ordena.

—¿Qué chica, señor? —le vuelve a preguntar.

—La que esta enfrente, caminado con el libro, la que tiene el suéter rosado —la describe.

—Si señor, ¿Dónde la meto?

—En la cajuela —ordena.

—Si señor —y Finn hizo lo mandado.

Tomo a la chica y le tapo la boca con cinta adhesiva, los ojos con una venda, la ató de pies y manos con una soga, para finalmente, ponerle un saco sobre la cabeza. Ella obviamente trataba de liberarse, pero su fuerza no era nada comparado con aquel pelón negro.

Barbara, sintió que la cargaban y la llevaban a alguna parte, hasta que...

—¡Finn! —lo llama Justin.

—¿Si señor?

—Duermela —ordena.

Y escucha una pequeña caja abrirse para que después le quitaran el saco de la cabeza para ponerle un pequeño trapo que contenía cloroformo en su nariz.

Después de pelear y llorar contra aquel tipo, sintió que su cuerpo ya no le respondía, y fue durmiéndose en los brazos de aquel tipo.

Finn, el guardaespaldas de Justin, metió a Bárbara a la cajuela ya inconsciente y regreso a la limusina para que el chofer volviera a conducir.

Justin siguió mirando por la ventana mientras acariciaba el libro que Barbara había dejado caer minutos antes. Tenía una sonrisa malvada en sus labios.

—Eres mía, pequeña —dijo en un susurro para volver a ver por la ventana mientras iba hacia su casa.

Y aquí tienen el primer capítulo 😊💕

Por favor eviten malos comentarios acerca de los personajes que se encontrarán en esta novela. Si hacen alguno quedaran bloqueados.

All the love. 💕