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• Baby Don't Stop - Parte 3

Ahora Mina estaba un poco preocupada.

—¿Te llevo a casa?—preguntó alarmada.

Nayeon estaba en una lucha interna. Quería irse pero la alfa frente a ella la atraía tanto que deseaba con todo su corazón quedarse a su lado. Maldijo muchas veces pero no podía pensar muy bien.

—A-Alfa...

Buscó sus labios en un beso, mas Mina puso su mano y no lo permitió.

—Nayeon, no quiero hacer algo que después te haga arrepentirte. Vamos a tu casa, ¿puedes resistir?

—No, alfa—negó con la cabeza—. Quiero estar contigo.

—No estás totalmente cuerd-

—¡Mierda, Mina, cogeme!

El grito desesperado de Nayeon llamó la atención a Mina. Supo entonces que no podía hacer nada, tenía que atender a lo que la omega pidiera o tendría consecuencias que no quería imaginar.

—Haz lo que pido—dijo Nayeon de forma dura.

Su tono de voz removió algo dentro de Mina. Al final, ella también sentía cosas por las feromonas de Nayeon y cómo esta la reclamaba de esa forma. Sería muy tonto de su parte rechazarla.

—Dame un beso, alfa.

Sus bocas se unieron nuevamente, causando un pequeño gemido en Nayeon por el placer de besar a Mina. Sus lenguas pronto se encontraron, batallando una contra la otra y al final Nayeon rompió el beso para ordenar una vez más.

—Quiero la cama, vamos a la cama.

Mina atrapó sus piernas cuando Nayeon pegó un salto y apretó sus muslos sobre el torso de la alfa, incluso aún con ese pequeño roce de la omega con el estómago de Mina, se escuchó otro gemido involuntario.

La pelinegra usó todas sus fuerzas para dirigirse a la habitación, donde pronto Nayeon bajó de ella y tomó su camisa en un puño mientras se acostaba y la traía consigo.

—Alfa, quítame la ropa.

Mina se terminó de acomodar sobre Nayeon y dejó besos en su cuello y clavículas mientras bajaba. Incluso sobre la tela de la blusa rosa de la omega, siguió besando y dejando la marca de su boca. Una vez llegó a su cintura descubierta, con sus manos levantó más la tela hasta quitarla por completo de su cuerpo.

Con el torso sólo cubierto por el sostén blanco, Nayeon dejó que Mina chupara su piel y lamiera todo lo que encontraba. En otra ocasión, con otro alfa, ella se enojaría por atreverse a marcarla de esa forma. Mas se trataba de la única alfa que realmente le gustaba.

La pelinegra volvió a su boca y masajeó su cintura, viendo que era una zona sensible pues Nayeon de nuevo soltó ese hermoso sonido de su garganta. La omega dejó que se acomodara entre sus piernas y luego la rodeó nuevamente con los muslos, moviéndose a propósito para sentir un poco de alivio.

—Tócame ahí—con su propia mano agarró la de la alfa y la guió hasta su entrepierna sobre la ropa, acomodando sus dedos de la forma en que quería ser tocada.

—¿Así?—hizo un poco de presión y Nayeon asintió repetidas veces.

—Mierda, s-sí, sigue ahí.

Mina sentía la humedad en su mano, podía imaginarse que estaba goteando a tal nivel que la ponía dura. Su pene se endurecía con la fricción de su ropa.

Nayeon le quitó la camisa poco a poco, pausando para gemir su nombre un par de veces, y luego aprovechó para enterrar sus uñas en dicha piel descubierta. Era el paraíso.

Finalmente bajó su mano para detener la de Mina. —Quiero montarte.

Giraron sus cuerpos y ahora Mina estaba debajo, con Nayeon sobre ella quitándole el pantalón y la ropa interior a la vez. Al ver como la polla venosa y gruesa saltaba de felicidad por ser liberada, Nayeon sentía su boca hacerse agua de tan sólo pensar en lamer todo eso. Pero tendría que ser después, primero necesitaba sentirla dentro.

—Quédate quieta, sólo yo salto y tú miras—ordenó sentándose en sus piernas—. Llegas a hacer un sólo movimiento y no te dejaré correrte.

Nayeon se quitó la ropa interior quedándose con la falda tableada puesta, pronto con sus manos masajeó el pene frente a ella para prepararlo. Mina gimió al primer contacto y Nayeon estaba orgullosa de haberle provocado eso.

Mina estaba con la mente totalmente ida, tenía la sensación de los fluidos de Nayeon derramarse sobre ella a tal nivel que podía venirse sólo con eso. Pero ella no lo haría, ella esperaría a que Nayeon le ordene que lo haga.

Después de unos segundos Nayeon decidió que estaba lista, así que se arrodilló y se acomodó sobre el pene palpitante. Con su izquierda lo sostenía mientras bajaba y con la derecha se apoyaba en el pecho cubierto de Mina.

Introdujo la punta suavemente, ambas gimiendo con ese primer contacto. Luego respiró para acostumbrarse al tamaño y bajar lento y dolorosamente. Mas unas manos se apoyaron en sus caderas y fue jalada hacia abajo de forma brusca.

—¡Mgh, Mina!—se quejó—. ¿Qué mierda te dije?

—Lo s-siento, lo siento.

Nayeon la miró a los ojos y con sus manos quitó las que la tenían. —No vas a correrte ni tocarme ahora.

—Pero-

—Eres tan desobediente, Myoui—acusó—. Dejas tu aroma en mí y no haces caso a mis reglas, ¿qué debería hacer contigo, mh?

Mina hizo silencio. No esperaba que Nayeon notase todavía que sigue haciendo eso. Mas no lo puede evitar, es parte de su instinto. Necesita que todos sepan que ya hay una alfa detrás de ella.

Porque Nayeon es suya.

La omega se inclinó hacia ella y dijo: —Te encanta que te domine, ¿no es así?

—Sí—le admitió sin vergüenza.

—Y te encantan los castigos—descubrió volviéndose a poner recta.

Ayudándose de sus manos y rodillas, pegó el primer salto soltando una palabrota por lo rico que fue eso, escuchó cómo Mina también lo hizo.

Se mordió el labio y siguió con los saltos, encontrando un ritmo luego de un rato. La habitación ahora era caliente y sólo se escuchaban los gemidos acompañados del ruido de la cama y el choque de pieles.

Mina intentó volver a tocar la cintura de Nayeon, pero esta la quitó y paró para hablar. —En la oficina tienes tus reglas y todos las cumplimos. Aquí mando yo, Myoui, y si te digo que no toques tienes que hacer caso.

Mina tragó saliva y asintió repetidas veces. Nayeon volvió a los saltos, viendo el rostro de la alfa luchar mientras usa sus manos para sostenerse de la cabecera de la cama, manos que comenzaron a tener venas notorias y volverse blancas del esfuerzo.

Nayeon sentía como la polla de Mina se hundía cada vez más en ella, golpeando dentro suyo y llenándola tan bien. Aunque se comenzaba a cansar de tanto esfuerzo, ella no paró hasta llegar al clímax finalmente.

—Mgh, alf-fa...—terminó por gemir, pero aún con la polla dura dentro de ella—... ¿Quieres venirte?

—Sí, no pares, bebé.

Nayeon sonrió ladinamente. —¿Pero prefieres dentro de mí o en mi cara?

—Dios, Nayeon...

La omega se inclinó y la besó fugazmente. —¿Qué tal una ahora y después la otra?

El celo de Nayeon duró aproximadamente cinco días. Cinco días donde ni ella ni Mina aparecieron por la oficina. Cosa que atrajo rumores y murmullos por esos muros entre los empleados.

—Yo las dejé solas el viernes pasado—recordó Jimin mientras el equipo, que había asistido ese día, estaba en el bar habitual bebiendo y preguntándose sobre las faltantes.

—¿Crees que tenga algo que ver?—se preguntó Momo—. Casi siempre quedaban ellas dos solas hace tiempo y nada había ocurrido.

—Jihyo sabe algo—acusó Tzuyu a la única que estaba en silencio y bebiendo de su cerveza.

—¿Yo qué?—se defendió la alfa—. Estoy igual que ustedes.

—¡No es cierto!—la pasante refutó—. Te escuché hablar con la directora el lunes.

—Sí, le di las buenas noticias sobre el contrato que nos tenía malhumoradas el viernes y ya. Ella no volvió a hablarme después.

—Algo debes saber—Yoongi se unió.

—No sé nada—finalizó Jihyo, claramente, mintiendo.

—Ay, me duele—Nayeon se quejó al sentarse en el sillón de su departamento.

Sana la miró con una ceja hacia arriba. —¿Te dieron muy fuerte?

—Es que yo también para qué me voy de mandona pidiéndole que no se contenga y me haga caso, Dios mío.

La omega japonesa se rió de forma audible. —Al menos dime que el nudo no-

—Tranquila—suspiró—. Tomamos todas las medidas de prevención, ningún cachorro se acerca por ahora.

—"Por ahora"—repitió contenta—. Es decir, ¡qué hay un futuro con esa alfa!

—Sana, estás más emocionada por esto que yo, cállate.

—Por supuesto que estoy emocionada, ya no tendré que ver tu cara de envidiosa cuando viene Jihyo.

—No soy envidio-

—¡Silencio! Estoy feliz por ti, vivan las novias.

Nayeon sonrió.

—Sí, viva Mina y yo.

ai q lindas las minayeon, amamos

gracias x leer muak 🫶

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