• Baby Don't Stop - Parte 1
Nayeon lleva poco tiempo en el trabajo. Sólo unas semanas después de haberse graduado de la universidad, por lo que sus compañeros de oficina siempre intentan hablar con ella y entablar una amistad. A Nayeon le agrada Momo, es torpe para socializar pero lo intenta al menos. También está Yoongi, quien es bastante extrovertido a pesar de tener una apariencia de "lárgate o te mato". Además de que está Tzuyu, la pasante que también lleva poco tiempo y es muy adorable. Y por último está Jihyo, ella siempre les dice a todos qué hacer.
—Necesito que le lleves esto a la directora, por favor.
Nayeon miró a Jihyo, quien le entregó unas carpetas y rápidamente se alejó volviendo a su espacio de trabajo.
Cierto. La directora. La directora Myoui Mina. Ella es la única alfa además de Jihyo y Nayeon no se lleva tan bien con ella. No es que sea grosera o irrespetuosa, simplemente Mina la ignoraba todo el tiempo y no solía tomarla en cuenta.
Cuando fue el primer día de Nayeon, sus nuevos compañeros la invitaron a tomar unas cervezas y comer. Mina no quería ir, mas terminó aceptando y al final ella invitó todo. Los empleados se sorprendieron de su oferta pero terminaron por decir que sí al ver la mirada neutra de la directora. Nayeon encontró que ella es bastante callada y no ríe mucho. Una vez se fue, un Yoongi con bastante alcohol encima le comentó que es muy amable con la gente aunque la mayoría del tiempo esté trabajando sola en su oficina.
Nayeon soltó un suspiro y se encaminó a la puerta correspondiente.
—Adelante—escuchó luego de tocar.
—Jihyo me dijo que le trajera esto—dijo abriendo la puerta.
Los pasos no son muchos desde la puerta al escritorio, por lo que Nayeon entró con toda la confianza que pudo. Y aunque intentó ser cuidadosa, su cuerpo se golpeó con otro a penas estuvo dentro, haciendo que papeles volaran y ella pegara un gritito antes de caer hacia atrás.
No sintió el dolor del piso.
En su lugar pudo sentir el calor de unos brazos sostenerla de cerca y una respiración cerca de su piel. Abrió los ojos y se encontró con la directora mirándola con una expresión confusa.
—¿Estás bien?—le cuestionó soltándola y dejando que se recomponga.
—Hum, sí, gracias—tosió y miró al rededor—. Dios, qué vergüenza, ¡lo siento, los papeles están por todos lados!
Se intentó agachar para recuperar todo mas Mina tomó su brazo de forma delicada y lo impidió.
—Yo lo junto, vuelve a tu trabajo.
—Pero-
—Está bien, Nayoon, yo me ocupo.
El colmo.
Nayeon se separó y resopló. Juntó todo el aire que pudo y comenzó a escupir lo que pensaba.
—¡Ese no es mi nombre! Soy Im Nayeon, Na-Yeon. Y estoy cansada de usted, directora. Nunca toma mis trabajos en serio, siempre que nos toca trabajar juntas encuentra la manera de dejarme sola y no quiere pasar tiempo conmigo, ¡nos tocó asientos al lado en la reunión de Yoongi y usted se fue antes de sentarse!
Mina tenía mejillas coloradas y una mirada neutra. Miró a Nayeon un par de veces y finalmente suspiró.
—Lo siento.
—Sí, acepto las disculpas.
—Es que eres muy bonita y me da vergüenza.
—Sí, también eso, digo. Espere, ¿qué?
Mina cerró la puerta detrás de Nayeon. Sí que conocía bien a los empleados, había un Jimin que solía escuchar cada conversación siempre que podía y no quería que esto se supiera por otros.
—Sé que eres Nayeon y no Nayoon, sólo quería demostrar desinterés. Y me da vergüenza vincularme contigo porque eres muy bonita así que trato de alejarme de ti lo que más puedo.
Nayeon tenía una expresión que decía que su cerebro estaba calculando información nueva. Ladeó la cabeza y la miró a los ojos con notable confusión.
—¿Eh?
Mina se alejó y carraspeó. —Eres bonita, Nayeon.
—Pero, directora, usted también es muy bonita, ¡no debería compararse conmigo!
—No lo digo en ese sentido—le confesó en un susurro. Nayeon se quedó pensativa más tiempo hasta que finalmente algo hizo "click" y pudo reaccionar.
—Oh—fue tal reacción.
—Sí, oh.
Nayeon comenzó a entender las veces que atrapaba a Mina mirándola y luego se alejaba, cómo ella se ponía nerviosa cuando estaba cerca y la mayoría de veces que le hablaba no la miraba a los ojos.
—No creí que...
—Mh, sí—asintió nerviosa—. Me gustas, Nayeon.
Después de la confesión de la directora, Nayeon se sintió tonta. ¿Cómo no notarlo antes? Últimamente olía a menta y chocolate amargo, sólo que no lo notaba por andar distraída. Mina tiene ese aroma, lo descubrió cuando pensó en eso. Ugh.
Pero Nayeon no le dió ninguna confesión de vuelta luego, sólo tomó de excusa que Yoongi tenía que hablar con Mina debido a una llamada que recibió y se escapó de allí.
Ahora, ya tranquila y en casa, comenzó a armar sus ideas. No era mala alfa, al contrario, Mina era bastante tranquila y amable. Incluso tímida. No decía mucho y Nayeon pensó que se trataba a el hecho de sentirse superior, cosa que no ocurría porque Mina, aunque no dijera nada, tenía pequeños detalles con sus empleados.
La idea de gustarle a la directora causaba que su pecho se sintiera en calma. Era como un alivio y no lo entendía. ¿Se debía a que finalmente entiende que no la odia o por otra cosa? Un momento, ¿qué otra cosa? Nayeon sentía dolores de cabeza de tan sólo buscar respuestas.
Y no quería escuchar a su lobo. Este saltaba y aullaba de felicidad por la idea de que Mina le quisiera, y Nayeon no quería sentirse así. Nayeon siempre fue libre en ese sentido. Nunca estuvo en pareja con algún alfa, aceptó más confesiones de las que recuerda en la escuela y universidad, pero ahora era mayor y más madura. Siempre supo controlarse con los alfas que buscaban cortejarla pero ahora se sentía una niña sin saber qué hacer.
—Te sale humo de la cabeza.
Nayeon miró a su compañera de piso, Sana era una omega bastante parlanchina y burlona en el buen sentido.
—No estoy para juegos—avisó suspirando.
—Le gustas a tu superior y se trata de una buena alfa, ¿por qué no lo intentas y ya?
—¿Tú cómo sabes?
—Oh, Jihyo me contó lo que Jimin escuchó cuando pasó por la oficina de la directora.
El hecho de que Jihyo, la novia de Sana, le ayudase con conseguir el empleo le hacía pensar que estaba de su lado. Pero al parecer no era tan así, la apariencia seria y trabajadora que da en la oficina era bastante contraria a cuando estaba fuera del ámbito laboral.
Nayeon sacudió la cabeza. —No me gusta la idea de estar con una alfa en estos momentos.
—¿Y la idea de estar con esa alfa en específico?
La mayor se miró las manos dudosa. Estar con otros alfas no era de su agrado, ahora, estar con Mina especialmente no le causaba la molestia que solía sentir antes.
—No sé...
—Mh, ¿y si solo intentas conocerla mejor? Tal vez necesitas saber un poco más de ella fuera del trabajo.
—Pensaré en ello.
—Sólo no quemes tus dos únicas neuronas—advirtió soltando una risita, huyendo cuando Nayeon le tiró una almohada del sillón.
Nayeon llegó a pensar que sí quemó sus neuronas por pensar demasiado en ello.
Un nuevo día de trabajo inició, Nayeon llegó junto a Jimin y no porque se hayan encontrado de una buena forma en el camino, sino porque la omega tiró de su oreja y comenzó a regañarle, mientras entraban en el edificio, por chismoso.
—¡Auch, auch! Lo siento, noona, ¡ay!
—¡Deberías cerrar tu bocota y no escuchar conversaciones!
—¡Perdón!
Mientras Jimin seguía quejándose y Nayeon apretaba más su agarre, escucharon un carraspeo y ambos notaron a la directora mirarles con una ceja hacia arriba. Las mejillas de Nayeon se pusieron rosas mientras soltaba a su compañero y este se aliviaba sobando su oreja.
—¿Qué pasó?—preguntó Mina de brazos cruzados.
Nayeon levantó su dedo y señaló a Jimin, quien hizo lo mismo señalando a ella.
Mina rodó los ojos. —Comportarse es importante en su trabajo, cuando cruzan esa puerta son profesionales así que actúen como tal.
Sin agregar nada más comenzó a caminar en otra dirección, a lo que Nayeon miró a Jimin y levantó su puño en una amenaza, él se cubrió con los brazos y salió corriendo.
Una vez sola, Nayeon se tomó un tiempo en recomponerse. La mirada dura de Mina podía descolocar a cualquier persona y ella no era una excepción.
Y después de unas horas, se sentía rara en cuanto a Mina. A pesar de su confesión de antes, Nayeon notaba que no cambió en absoluto, seguía siendo la directora tímida pero firme y no demostró ninguna actitud distinta con Nayeon. Aún la ignoraba y no aceptaba pasar tiempo a solas con ella, cosa que a Nayeon no le agradó. Se supone que ya sabe la razón de eso y es porque le gusta, ¿por qué no deja esa estúpida actitud?
Mientras escribía en su computadora, Nayeon miró hacia la puerta de la oficina privada de la directora y suspiró. Hasta que una idea se le cruzó por la cabeza y sonrió con malicia. Bueno, lo hizo en su mente porque Yoongi estaba a su lado y la miraría raro por eso.
Si Mina no piensa hacer nada, ¿por qué no hacerlo ella?
Momo se levantó de su asiento y comenzó a caminar en dirección a la oficina. —¡Momoring!—le llamó Nayeon con un tono contento.
—¿Eh?—la japonesa la miró pausando su camino, apretando los papeles en sus manos.
—¿Estás bien? Creo que mereces un descanso—de algo tenían que servir esas clases de teatro en la preparatoria—. Te ves cansada, ¿dormiste bien?
—Bueno... Ahora que lo dices, en realidad no, estaba con un poco de insomnio y-
—Creo que deberías ir a la sala de descanso un momento—se acercó a ella con una mirada preocupada totalmente falsa que Momo creyó—. Ve, yo me ocupo de eso.
—Oh, está bien—aceptó entregándole los papeles—. Tiene que firmar las autorizaciones de-
—Shh, yo me encargo, ve y relájate.
Momo sonrió y se puso en camino a la dicha sala, mientras Nayeon se aplaudió mentalmente se dirigió ahora a la oficina de Mina.
Conocerla. Después de casi quemar sus neuronas, terminó por elegir eso.
—Adelante—escuchó después de tocar la puerta.
Nayeon entró a la oficina, Mina estaba usando lentes mientras leía en su iPad y no se movió ni un músculo.
—¿Qué ocurre?—le preguntó la mayor aún quieta como una estatua.
Nayeon mordió su labio al notar que el aroma se volvía más fuerte estando allí. Sabía que se trataba de ella y no Momo, quizás por eso no se inmutó.
—Tengo inquietudes, directora—confesó caminando a ella.
—La escucho—seguía sin moverse, Nayeon pensó que era divertido el hecho de que finge leer la misma línea desde que abrió la puerta.
La castaña suspiró y colocó los papeles de forma brusca sobre el escritorio, llamando la atención de Mina quien finalmente la miró con una expresión de confusión.
—Señorita Nayeon, no-
—Calla, Myoui.
La alfa, lejos de ofenderse, hizo silencio y la omega notó cómo tragó saliva.
—No me gusta tu actitud, si te gusto entonces lucha por mí, ¿o quieres que sea yo la que tome la iniciativa?
—Yo-
—No terminé de hablar—cortó y la otra cerró la boca al instante—. No haces nada al respecto frente a los demás y aún así soy yo la que llega a casa con tu aroma—lamió sus labios de forma pausada mientras seguía mirando firmemente a sus ojos—. Crees que tienes el derecho de hacer eso, ¿no? Estás equivocada, no me importa qué alfa seas, aquí mandaré yo.
Mina apretaba los labios con miedo de decir algo y molestarla aún más mientras Nayeon disfrutaba de esa mirada oscura que le decía que estaba a gusto con ella. El aroma de ambas se sentía en el ambiente, incluso el de la omega al ser algodón de azúcar se notaba casi más que el de la pelinegra.
Nayeon, sin romper el contacto visual, se sentó en el escritorio y se acercó hasta quitarle los lentes a Mina y colocárselos ella misma.
—Hoy iremos a cenar después del trabajo, ¿tienes planes? Cancela y listo, te espero en el restaurante "Cactus" cuando ya se hayan ido todos.
estará dividido ya que se me hacía muy largo en una sola parte y ajá
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