Chapter VI.
Volví a alejarme algunos pasos, Miky apenas podía disimular ya su frustración, desde que llegamos no hizo otra cosa que intentar comprobar si tenía más golpes y yo no hice otra que evitar que consiguiera su objetivo.
Me da miedo que los viera pero el sentimiento que había por encima de ese miedo era vergüenza, sé que me tendría lástima y eso era algo que ni podría soportar. Lo escuché suspirar una vez más.
—Mala mía...—antes de que pudiera preguntarle porqué se disculpaba, sentí como tomaba mis manos y las pasaba por encima de mi cabeza, ese agarre era prácticamente inamovible, traté de zafarme pero fue imposible.
Entonces recordé que era un hombre y que si existía algo que podría distraerlo sería sexual, miré sus labios antes de comenzar a besarlo pero el tipo rompió el beso.
—¿Qué haces?
—Pues estoy dándote lo que quieres.
—¿Crees que eso quiero justo ahora, Chiara?
—Dios, solo libérame.
—¿Cómo te hiciste esto?.—ya no había más que seriedad tanto en su rostro como en su voz, gemi de dolor cuando acarició el que tenía en la espalda, el peor de todos.
Solo pude quedarme ahí, mirando para otro lado y con el pecho hinchado por las ganas que tenía de llorar, me sentía tan chiquita, tan frágil, tan vulnerable.
—Por Dios, Chiara...—para ese entonces las lágrimas ya desfilaban por mis mejillas a su antojo, la vergüenza y el dolor formaron un cóctel de emociones que me fue imposible contener.
—Suéltame, por favor...—supliqué.
—Pero no vayas a salir corriendo de aquí.—asentí. Me soltó despacio, me coloqué la camisa mientras caminaba hacia el sofá.—¿Qué pasó?
—No te puedo decir.
—¿Fue el cabroncito ese que te esperaba en la casa el otro día?
—¿Fabio? No , por Dios.—no parecía convencido con lo que le dije.—No es eso, no es nada en realidad.
—Te dejaron como si fueras un saco de boxeo en algún gimnasio de la peor calaña en tus tiempos libres.—me miró a los ojos.—Beba, tan' bien serios esos golpes y me preocupa, te quiero ayudar, yo... Puedo ayudarte, ¿sí? Pero necesito saber lo que ocurre.
—No es importante.—quise cambiar de tema.
Se levantó y volvió al rato con unas llaves.—Mira, tengo un penthouse por el centro, a veces voy para allá porque me queda más cerca el colegio de mi nene para acompañarlo a sus partidos, te voy a mandar el location.—miré las llaves.—Si no estás bien en tu casa puedes arrancar para allá, me quedo más tranquilo.
—No hace falta, Miky. Está todo bien. No es nada, fue entrenando , me daba vergüenza decirte.—nadie te iba a comer ese cuento, pendejita.
—Beba.—me senté encima de él.—No me tires mentiras porque eso me hace preocuparme aún más.—susurró.—Estoy aquí pa ti, pa cuidarte, pa darte todo lo que necesites , para que te apoyes y confíes en mí, no me gustan los secretos...
—Papi, está todo bien.—cerré los ojos cuando sentí como limpiaba mis lágrimas.—¿Me das un abrazo?
—Sí , beba.—me envolvió en sus grandes brazos y me aferré como si dieran salario por ello, cerré los ojos para sentirlo más cerca, por unos instantes me sentí muy protegida y honestamente, no quería dejar de sentirme así, quería que me encerrase en una torre vigilada por él, ella no entraría nunca más para dañarme.
—Gracias.
—No tienes que agradecer.
—¿Qué tal te fue en el trabajo?
—Bien, estaba terminando algunos temas para el álbum.—me miró a los ojos.—Habrá una fiesta de lanzamiento y quisiera verte allí.
—¿No será complicado explicar que ande una jovencita por allá contigo, amore?
—Ya pensaré que les invento pero, quiero que vayas, caile con tus amigos también.—frunció el ceño.—No, nada más con tus amigas.
—No te hacía inseguro , papi.
—Está bien, que vengan ellos también.—sonreí.—Pero estaré pendiente.
—¿Sabes que el chico mas popular me pidió que vaya a un party en la casa de él? Que seré invitada de honor y toda la cosa.—me miró con una expresión neutra.—Mis amigas dicen que se muere por mi.
—No, por mi es que va a morir el pendejo.—agarré su cadena.
—Deje la agresividad.—le di un pico.—Me encanta estar así contigo, sin preocupaciones , sin limitaciones...—agarró mis nalgas con sus grandes manos.—¿Qué pasó, te prendiste?
—No, debería devolverte a tu casa , no quiero causarte problemas con tu mamá.
—Uber.
—Tengo dos manos y un carro parquiao' allá afuera, ¿por qué tendrías que devolverte en Uber?
—Porque también tienes dos décadas más de vida que yo y eso a mí mai no le va a hacer gracia ninguna.
—Chistosa.—se fijó en la hora en su teléfono.
—¿Qu...—su teléfono comenzó a sonar, resoplé al ver que era el nombre de una mujer.
—Meek, ¿qué pasó?
Oh, era su hijo.
—¿Puedes venir por mi y comemos pizza? El entrenamiento fue lo peor.—comencé a arreglar mi camisa, cuando hice el amago de alejarme, me tomó de la cintura con su mano libre para impedir que me saliera con la mía.—Mami dice que me da permiso, ¿tú puedes?
—Sí, alista tus cosas y te recojo en diez minutos.
—¡Bien! Te amo, pa.
—Yo mucho más , campeón.—y dicho eso , colgó.—¿Para dónde vas?
—A mi casa.
—Pero..
—Mira, Miky , el nene nació y pues acepto que existe pero ya, no quiero coexistir con él, ni que sepa de mí, nada.—frunció el ceño.—Más bien, pide el Uber.—pero no se movió.—Está bien, lo haré yo.—dije antes de besar su mejilla y tras eso, salir de la casa.
Quizá fui dura pero no tenía buenos antecedentes de tratos con niños y tener al hijo del tipo que me andaba comiendo no me parecía adecuado por demasiados motivos. Además de todo, no sabía cuánto iba a durar lo que Miky y yo teníamos, era mejor así , con los nenes es más fácil no entrar en sus vidas si no va a ser para quedarse en ella.
Miky no salió a buscarme así que entendí que se enojó y podía comprenderlo pero era mejor así.
¿Verdad?
•••••
Pidieron otro 🌚
Jajajajaja Chiara casi se encuentra con su hijastro.
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