— Juega conmigo —dijo una niña queriendo jugar con Lisa algunos momentos atrás, sus mejillas regordetas dándole un toque adorable, pero pasando de ser percibida por la alfa quien estaba demasiado concentrada armando un rompecabezas— oye —insistió jaloneándola ligeramente del uniforme—

— ¿Qué quieres niña? —pregunto la alfa girando a encararla, su gesto molesto y aroma algo amargo por la molestia hicieron que la niña se quedara callada— ¿Solo me hablaste para quedarte callada? —volvió a preguntar Lisa con un tono molesto, se había desconcentrado y ya no hallaba su pieza faltante para terminar—

— No intimides a tus compañeros Lisa, seguro solo quiere jugar contigo —dijo la maestra acercándose en cuanto había olido el aroma intenso de la pequeña alfa, parecía de mal humor cuando sus padres la habían dejado ahí y aunque se había calmado, ahora parecía algo molesta desprendiendo sus feromonas sin demasiado control y asustando a los niños mas sumisos—

— No la intimido, ella me esta molestando —dijo la alfa despegando su mirada de la omega mientras estornudaba, su cuerpo balanceándose hacia atrás ante el fuerte estornudo— Huele muy fuerte señorita Lee —se quejo Lalisa parándose de su lugar y alejarse de ambas mientras seguía estornudando caminando directo a su mochila saco el pequeño spray que su madre le había dado a escondidas para casos como ese, al igual que unos pañuelos sin aroma—

Tapándose la nariz con el pañuelo se acerco a su maestra quien la veía confundida hasta que sintió el spray sobre ella y chillo ante el descaro de la alfa dándose cuenta de que era inhibidor.

— Demasiada manzana y canela faltando mucho para navidad —se quejo la alfa terminando su labor ante la mirada indignada de la señorita Lee, pasando al lado de la niña molesta vio el spray antes de echarle en la cara y cuerpo rápidamente— tu hueles a pañales —

El regaño se lo había llevado después por insolente ella y su mama por darle un inhibidor a escondidas, pero no se arrepentía, odiaba el aroma de manzanas con canela en exceso como si fuera navidad.

Quizá lo que mayores problemas le había traído su rango era el olfato.

Su don y maldición, Hugh.

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— No tenías que traerme el almuerzo —dijo Jennie cuando la alfa llegó con una charola de comida, Lisa había tomado de costumbre invitarle la comida porque le pesaba mas darle de la suya—

— Ya lo hice —contestó Lisa dejándola frente a la omega y cruzándose de brazos tratando de lucir intimidante lográndolo un poco aunque la omega mas bien pensaba que era adorable— me voy a ofender si no comes —advirtió mirándola de manera expectante esperando que comiera—

Tomado la charola y sin poner objeciones la omega comenzó a comer sin prisas, la alfa le transmitía una sensación de tranquilidad a pesar de que sus feromonas fueran fuertes y las sintiera hostiles en general, era algo irónico.

— ¿Por qué la otra omega te acusó de meterte con su novio? —habló la alfa luego de un rato— no hueles a alfa, o bueno, hueles un poco a mi pero porque estamos conviviendo —dijo Lisa acercándose a la unión de su cuello tratando de percibir mejor su aroma, el rostro de Jennie poniéndose rojo al instante—

— Su novio me estuvo queriendo conquistar mientras estaba con ella, luego este la terminó para salir conmigo y ella se enojo —dijo Jennie con simpleza, se sentía un poco mejor para hablar del tema— yo lo rechace y nunca seguí sus jugueteos pero Yang Mi no me quiso escuchar —se alzo de hombros— supongo que solo estaba celosa sin razón —

— Debe ser muy tonta para defender a ese tipo —suspiro la alfa recargando su cabeza en la palma de su mano, su semblante aburrido reflejado en su cara, miraba la puerta con pereza—

— ¿Cómo puedo pagarte por ayudarme? —volvió a hablar la omega una vez terminó su comida llamando la atención de la alfa quien giro a mirarla con un puchero y los ojos bien abiertos, una reacción algo chistosa a vista de Jennie quien resistió una carcajada al verla, parecía realmente sorprendía de una manera algo exagerada—

— Se mi amiga —dijo Lisa simplemente después de pensarlo un poco— pero si no te agrado solo dilo, no me gustan las mentiras —

— ¿Amigas? —Jennie soltó una risita ante el pedido mas simple, no quería pensar en lo que su cochina mente decía, quizás esperaba algo mas de "alfa normal"— ¿solo eso? —

— No tengo amigas y menos amigos, las omegas se acercan con intenciones románticas y los alfas siempre quieren competir o pelear, ¡incluso hay omegas que me provocan disgusto! —Lisa torció el gesto haciendo un puchero recordando al aroma picoso de la omega medio extraña que anteriormente la había interceptado— a parte, no suele agradarme mucho la gente ni yo a ellos, mamá dice que es por mi naturaleza o por mi "mordaz lengua" —se quejo bajando la mirada con aun un puchero— ¿Hablo mucho? —pregunto ante la insistente mirada de la omega— ¿o por que me miras tanto? —

— No es eso, me gusta escucharte hablar, siempre tienes algún tema raro o interesante que contarme, pero dime, ¿y yo te agrado? —se señaló la omega, siempre escucho rumores sobre Lalisa Manoban, "la alfa grosera", pero como lo veía ella no estaba muy consciente de cómo debía actuar, incluso parecía algo perdida en ese momento, actuaba también muchas veces como una mimada cuando no tenia lo que quería, se preguntaba como serian sus padres, seguramente muy consentidores—

— Claro que sí Jennie, si no me agradarás solo te hubiera ignorado después de ayudarte o ni siquiera te tendría en existencia —dijo como lo mas obvio del mundo mientras movía sus pies sin que se tocaran, la omega siempre se deleitaba observando aquellos curiosos gestos, la manera algo especial de ser de aquella alfa—

— Entonces seremos amigas —Jennie extendió su mano esperando un apretón que no tardó en llegar junto a una adorable sonrisa de parte de la alfa, el corazón de la omega latiendo mas rápido en su pecho, se lo atribuyo al nerviosismo—

Podía jurar que ver sonreír a la alfa era la cosas más linda que había visto.