— ¿No vas a llorar cariño? —pregunto la madre de la pequeña alfa con un poco de burla en su voz, era una alfa y la dominante de la relación—

— Deja de molestar a mi bebe —regaño ahora el padre, otro alfa y el mas apegado de los dos a la cachorra—

La pequeña Lalisa estaba entrando al jardín de niños, un suceso no muy importante para ella pero que marcaría un comienzo en su vida.

Como una pequeña alfa pura o simplemente dominante entre alfas, tenia rasgos física y mentalmente algo distintos a los de sus compañeros.

Por ejemplo, era mas alta y tenia los sentidos desarrollados a un nivel adolescente a pesar de ser una niña.

— No quiero estar aquí —murmuro la niña llamando la atención de su padre, quien se encontraba nervioso por dejarla, ¿y si la excluían?¿O la ignoraban? Los niños podían a ser muy crueles— hay niños que huelen a mierda y otros a pañales —

Ante lo dicho su madre no pudo evitar una carcajada, llamando mas la atención de todos alrededor y atrayendo algunas malas miradas sea dicho de paso.

Por que si bien el hecho de ser un dominante era visto como un ser superior en jerarquía, el hecho de ser una pareja del mismo rango con excepción de los betas provocaba desagrado y rechazo.

Lalisa era producto de un tabú en la sociedad y nunca había estado consiente de ello, hasta ese día.

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— Manoban —una alumna de nuevo ingreso la llamo, tenía las mejillas sonrojadas y tocaba sus manos de manera nerviosa, era bastante pequeña a su parecer ¿quizá tenia fiebre y por eso su cara tan roja?— me gustas —

¿Gustar?

Proceso la información un momento, su padre le había dicho que cuando eso pasara su corazón palpitaría con rapidez y su madre dijo que su entrepierna lo haría igual o parecido.

Nada de eso estaba pasando, así que pensó su respuesta.

— A —fue lo único que dijo dándose la vuelta dispuesta a marcharse mientras abría la bolsa del pan que esperaba ansioso ser comido por ella, así que sin hacerlo esperar le dio un mordida y suspiro de puro gusto—

— ¿No harás nada al respecto? —preguntó incrédula la omega tomándola de la mano para detener sus movimientos, Lisa giro a verla con atención ante sus acciones, pocas personas se atrevían a tocarla—

— No me gustas —dijo la alfa con las mejillas llenas de migajas debido al pan— y tengo hambre -

Dicho eso se soltó de su agarre y comenzó a caminar a la cafetería mientras seguía comiendo, llamaba la atención de más de una persona debido a su aroma fuerte y llamativo, pero ella prefería estar en su propio mundo, el hecho de ser dominante entre los alfas hacia que los demás buscaran pelea o la tomaran como un reto.

— Tengo hambre —murmuró antes de entrar a la cafetería e ir por una charola yendo directo a formarse— ¿Qué debería comer? —hablo para si misma conforme su turno se acercaba mientras pensaba seriamente que mas darle al hoyo negro que tenia por estomago—

— Pareces loca hablando sola —escucho a alguien tras ella, giro encontrándose con una omega, alta y bonita pero con un aroma fuerte que la hizo estornudar—

— No te pregunte —contestó la alfa avanzando feliz y sorbiendo su nariz cuando fue su turno— deme una hamburguesa, una porción de tarta de manzana, una botella de agua y un jugo por favor —dijo extendiendo su charola esperando lo pedido ante la mirada indignada de la persona tras ella—

— Eres muy grosera, las alfas deben ser educados con las omegas como yo —escucho de nuevo su voz, era algo chillona y molestaba un poco a su lobo, quien era un flojo de primera—

— Sigo sin haberte preguntado —respondió Lisa sin borrar su sonrisa cuando obtuvo su comida— gracias, que tengas un lindo día —se despidió de la mujer que le sirvió agitando su mano pasando al lado de la omega que la detuvo provocando que su porción de tarta se cayera—

— Ow pobrecita, se te cayó tu postre —escucho su burlona voz y sintió el enojo comenzar a recorrerla, la omega al oler el ambiente se callo abruptamente retrocediendo instintivamente cuando sintió un mirada filosa sobre ella—

Enojada pero aún sin emitir palabra recogió su tarta con una mirada y un puchero triste tirándole a la basura, sus ojos tornándose en un tono azul casi imperceptible debido al enojo.

Su lobo era flojo pero muy malhumorado.

— ¿Me puede dar otro? —preguntó a la beta que la había atendido, la mujer un poco temblorosa asintió reaccionando y dándole otra porción—

— Claro cariño, toma —dijo esta sin objeciones, el aroma la estaba perturbando y todo el lugar se había sumido en un silencio debido al aroma amargo que la alfa estaba soltando—

Una vez con su nuevo postre el aroma comenzó a disminuir lentamente devolviendo la tranquilidad al lugar, la alfa sonrió de manera adorable saliendo de la cafetería ante la mirada atónita de la omega.

Una vez fuera de la cafetería camino en dirección a las escaleras de la azotea, normalmente no había nadie ahí, se sentía feliz y tranquila comiendo ya que aunque fuera una zona prohibida nadie le llamaba la atención.

Solo que no esperaba encontrarse una omega bonita llorando con un moretón en la mejilla.

Esta se asustó cuando la vio, brinco en su lugar de la sorpresa pero no se movió, permaneció quieta esperando una reacción, por su parte la alfa solo estaba sorprendida ya que nunca había nadie allí con excepción suya.

— ¿Quién te hizo eso? —pregunto Lisa dejando su comida en el piso, la alfa se acercó lentamente a la omega viendo su mejilla y la omega retrocedió asustada de sus feromonas algo hostiles—

— U-una, no tengo porque decirte —dijo la omega rápidamente tomándola por sorpresa—

— Al menos dime como te llamas, nunca nadie viene aquí y es raro que una omega bonita esté llorando —hablo Lisa ladeando su cabeza al verla, se alejo tomando su comida de nuevo antes de sentarse en uno de los escalones al lado de la omega—

— Kim Jennie, y tu eres Lalisa Manoban —respondió secándose las lágrimas con el dorso de la mano—

— Es raro que me conozcas —respondió Lisa haciendo una mueca—

— Todo el mundo conoce a la única sangre pura del lugar —dijo como si fuera lo más obvio hipando un poco en el proceso debido a sus anteriores lagrimas—

— Toma —dijo la alfa extendiendo un pedazo de tarta a su dirección, no compartía su comida pero ella la incitaba a hacerlo— la comida siempre me hace feliz, así que para que estés feliz te lo doy —

Soltando una ligera risita al ver que le dio el trozo mas pequeño la omega lo acepto ante la atenta mirada de la alfa.

— Gracias Manoban —dijo Jennie sorbiendo su nariz y dando una mordida al pequeño pedazo—

— Dime Lisa —respondió la alfa dándole una mordida a su hamburguesa, esa omega le había agradado—