En otro lado
Espero que les guste~
Nota: Me cuesta mucho escribir sobre las enfermeras, así que no prometo nada sobre ella
Sheba camino a paso lento hacia el circo, no había visto a su amigo Félix en unos días y tenía la sensación de que, quizás, estuviera cerca de su nuevo "crush" o de sus pequeños y adorables niños...además de que podía molestar un poco al nervioso ratón, eso solo era un beneficio. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, podía a un pato y un conejo riéndose entre ellos, el ratón luciendo en pánico mientras intentaba calmar a la chica de su misma especie que estaba llorando. Sintió una punzada de celos al ver Mickey prestando tanta atención a aquella chica pero empujo aquel sentimiento en lo más profundo de su ser para ignorarlo por el momento.
-Wow...- llamo la atención de los presentes, quienes se voltearon a verla. -...¿Qué esta pasando aquí?-
-Perdió a su mascota- respondía el pato, encogiéndose ligeramente de hombros.
-Ho...- eso era triste. La felina la miro y no pudo evitar hacer una ligera mueca, era débil ante las lágrimas. Se acerco y aparto a Mickey, quien se quejo y la miró con los ojos bien abierto. Rodeo los hombros ajenos con su brazo, haciendo levante la vista y la mirara con curiosidad con sus ojos algo rojos por llorar. -¿Como te llamas, querida?- sonrío.
-M-Minnie...- se limpio ligeramente las mejillas con un pañuelo que había estado retorciendo entre sus manos para después sonarse ligeramente la nariz.
-Bonito nombre. Soy Sheba dulzura y déjame decirte que tu preocupación es adorable pero no deberías preocuparte tanto por tu pequeño gato- podía oler el aroma de un felino sobre la ropa ajena.
-¿A q-qué te refieres?- Minnie parecía querer volver a llorar pero atenta a lo que la felina le decía.
-Es un gato- sonrió, encogiéndose de hombros. -Los gatos son inteligentes. Estoy bastante segura que él está con el estómago lleno, en un lugar seguro y buscando como volver a ti- dijo, sin saber que no estaba del todo equivocada.
-¿En serio lo crees?- la miro con esperanza.
-Te lo aseguro- asintió sin dudarlo. Minnie la miro, como si estuviera pensando en lo que dijo, una sonrisa dibujándose lentamente en su rostro.
-Supongo que tienes razón...- rio ligeramente. -Gracias, Señorita Sheba-
-Solo Sheba esta bien- su sonrisa solo se agrandó, viendo como Minnie se alejaba un poco para ir a hablar con una pata que los miraba con preocupación.
-Gracias- Mickey se le acercó, luciendo aliviado de que la chica hubiera dejado de llorar.
-Fue un placer~- se encogió de hombros, contenta. -Estoy segura de que puedes encontrar una mejor forma de agradecerme, querido- rio a carcajadas al ver a Mickey sonrojarse al instante, tartamudeando algo que no se podían entender. -Bromeo, bromeo. Tranquilo- no pudo evitarlo, era muy gracioso molestarlo. -Oigan, ahora que he ayudado a solucionar esta crisis, ¿alguno a visto...?- se vio interrumpida.
-Disculpen...- Minnie se les acercó con una pequeña sonrisa en su rostro, sus ojos ojos se veían algo irritados de tanto llorar pero se veía más contenta que hace unos días. -...¿les gustaría almorzar con Daisy y conmigo?-
-Por mi bien- asintió la felina con tranquilidad, riendo con diversión al ver como las mejillas del ratón se tornaban rojas y respondía afirmativamente con un tartamudear. Camino tras el par de chicas, escuchando y viendo de reojo como Mickey arrastraba al pato y al conejo con ellos a pesar de sus quejas, un montón de pequeños de pelaje celeste siguiéndolos con entusiasmo. Sus nombres eran Donald y Oswald, si mal no recordaba. Entraron a un pequeño restaurante y se sentaron, Daisy y Minnie yendo al baño para que esta última pudiera lavarse un poco el rostro. La felina miró a su alrededor, frunciendo el ceño al no encontrar a quien buscaba.
-¿Pasa algo?- preguntó Oswald con curiosidad.
-Estoy buscando a Félix...- suspiro, cruzándose de brazos. -...pero no esta con ustedes o en sus lugares usuales y tampoco esta aquí, así debió haberse ido sin avisarme...otra vez- golpeara a su tonto amigo cuando vuelva.
-¿Por qué estaría con nosotros?- pregunto Donald con el ceño fruncido.
-Adora esos niños- señalo al montón de conejitos con una sonrisa.
-Ho...- Oswald sonrío, luciendo contento con aquello.
-Supongo que eso a pasado mucho- el ratón sonrió con nerviosismo.
-Si, seria bueno que algún día se dignara a avisarme por lo menos- gruñó entre dientes.
-Estas preocupada- dice el pato sin ningún tipo de duda.
-Si porque su última aventura...no salió muy bien...- hace una mueca al recordar como su amigo llego a su casa sucio y con una herida en el costado sangrando. Recuerda como su amigo deliraba en fiebre y se quejaba por la herida infectada. Recuerda como le costó solucionar eso y cuantos días le costó a su amigo recuperarse del todo. Así que si, está preocupada por el tonto que tiene de amigo, al cual adora como si fuera su hermano.
-Estoy seguro que él estará bien- intento tranquilizarla Mickey con una sonrisa y ella quiere creerle pero sabe lo peligrosas que se pueden volver la expediciones de su amigo, así que no puede estar del todo confiada en ello. La felina siente algo frotarse contra su brazo y cuando mira, no puede evitar sonreír al ver a uno de los conejos celestes mirándola con una sonrisa.
-Ya entiendo porque Félix los adora- piensa con cariño, esos pequeños son adorables.
-¿Él suele volver?- pregunta Oswald de la nada, llamando su atención. El conejo se ve preocupado y algo tenso, la felina no puede evitar sonreír en su interior. Parece que no es la única a quien le preocupa Félix.
-Si- asiente sin dudar.
-Entonces, no dudes que volverá- se ve seguro a pesar de todo y por alguna extraña razón, Sheba se permite relajarse un poco, se siente algo mejor ahora.
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