Amiga
Muy bien, estuve pensando en lo que me dijeron algunos comentarios y me dije: "¿por qué no?" Así que...¡AQUÍ ESTA!
Es una especie de continuación por donde lo dejo la autora original pero mi propia versión, para darme el gusto (como siempre XD)
Espero que les guste~
Nota: Los primeros capítulos están en mi otro libro pero los pondré aquí y los modificare un poquito para que todo concuerde ^_^
Después de derrotar a la gran sirena, conseguí la primer pieza para su objetivo y dejar a la recién liberada Cala-María en algún lugar, decidieron seguir adelante hasta llegar a un pueblo. Pagaron para quedarse en un lugar decente, se bañaron, se curaron las heridas y durmieron hasta el día siguiente solo despertándose por la sensación de hambre. Luego de juntar fuerzas, se decidieron salir para buscar comida. Estaban caminando con cansancio cuando una repentina voz los sorprendió. Se voltearon al instante, viendo a la coneja de ojos herrero cromáticos y gran sonrisa acercarse a paso rápido. Vestía una remara color violeta, junto a una pollera pantalón y zapatillas negras con los cordones verdes, también parecía tener un buzo o campera atada alrededor de la cintura.
-¡Félix!- se estaba acercando con ojos brillantes y una gran sonrisa, sin siquiera dudar al lanzarse hacia el felino. Los demás no pudieron evitar mirarlos fijamente, parpadeando con sorpresa. No se esperaban eso
-¡Ink!- el gato apenas retrocedió un paso antes de rodear la con sus brazos, abrazándola con fuerza y alzándola ligeramente por unos segundos, bajándola para separase un poco y mirarla a la cara. -¿Como estás?- rio cuando ella agarro sus mejillas, dándoles un ligero apretón. No sabia la razón pero la coneja adoraba hacer eso cada vez que se encontraban. -No te he visto en meses- sonrió con cariño.
-¡Muy bien~!- rio ligeramente. -Con un bonito bloqueo de escritor- hizo una mueca.
-Agh, eso es horrible- rio ante la mala aclara ajena.
-Lo es- asintió.
-¿Y tu extraño imán para las aventuras?- no pudo evitar preguntar con diversión, recordaba perfectamente que la coneja tenía un extraño "imán" (por así decirlo) que atraía toda clase de aventuras, desde las más pequeñas e inocentes a las más locas y con mucha probabilidad de resultar herida.
-Supongo que esta de vacaciones- Ink se encogía de hombros con un puchero, habían sido unos días muy tranquilos...por no llamarlos aburridos. -¿Y tu? ¿Algo nuevo?- sonrío.
-Pues...digamos que si- señalo hacia sus amigos, quienes se habían mantenido en silencio hasta el momento.
-¡Ho cielos!- ella recién los había notado. -¡¿Tienes un equipo ahora?!- lo miro con emoción pura, no recordaba la última vez que su amigo tuvo un equipo con el que ir de aventuras.
-Técnicamente, el mapa no es mío, así que...- hizo un gesto con la mano, riendo ligeramente al verla saltar en su lugar un poco.
-¡¿Eres el equipo?!- rio, eso era mucho más gracioso.
-Soy el profesional- se señaló a sí misma con una sonrisa.
-¡Eso es increíble!- se volteo a ver a los demás. -Hola soy Ink, es un placer conocerlos- estiro su mano hacia Cup, quien en enarco una ceja.
-Cuphead- respondió después de unos segundos de silencio, aceptando la mano ajena y no pudo evitar verla con curiosidad, el agarre ajeno era firme pero extrañamente fuerte, sin llegar a lastimarlo. Estaba bastante seguro de que ella tenía una gran fuerza pero sabía controlarla.
-Ten, para tu herida- antes de que él pudiera reaccionar, ella sacó un pequeño frasco de algún lado y lo dejó entre sus manos, para después acercarse a Mug. Cup miró el frasco sin entender y luego miró al felino, buscando una respuesta.
-Ink tiene un conocido que hace pociones mágicas- respondió rápidamente. -Es para sanar heridas-
-¿Y está cosa funciona?- preguntó sin creerlo del todo y Félix asintió sin dudarlo como respuesta. Cup simplemente asintió y guardo el frasco, quizá lo intentaría cuando tuviera el estómago lleno.
-¡Hola, soy Mugman!- sonrío con emoción, agarrando la mano ajena.
-Me gusta tu entusiasmo~- ella sonrió y ambos se quedaron viendo unos segundos, para después Ink reaccionara y desviara la vista para mirar al lobo.
-Hola, soy Boris-se presento con una sonrisa.
-Hola cariño- acaricio la cabeza ajena con cariño, la sonrisa del menor agrandándose un poco.
-Y el es mi hermano mayor Bendy- agrego el lobo cuando su hermano no hablo y señaló al mencionado, quien estaba mirando a la coneja con los ojos bien abiertos.
-¿Eres Ink? ¿Cómo la misma Ink de los libros?- preguntó nerviosismo, su fina cola moviéndose de manera ansiosa tras él. Recordaba haber leído muchos libros, tanto de ella como los del felino.
-La misma- asintió, viendo con cariño como Bendy saltaba ligeramente en su lugar con obvia emoción. -Que lindo~- no pudo evita pensar, acariciando ligeramente la cabeza ajena y riendo al verlo taparse la boca con ambas manos para callar su chillido de fanático.
-¿Es cierto lo que dicen tus libros? ¿Tienes un martillo mágico?- preguntó el demonio con curiosidad y emoción.
-Sip, es una herencia familiar- hizo un gesto con la mano y repentinamente su fiel martillo estaba en su mano. Sonrío, dejando que estaba tocara el suelo con un fuerte golpe y todos ellos juraron que podían sentir el suelo temblar un poco.. -¿Qué te parece?- los demás miraron el martillo con los ojos bien abiertos, se veía realmente...pesado.
-¡Es genial!- chilló nuevamente, tocándolo ligeramente con los dedos. -¿Como funciona?- pregunto con curiosidad y emoción, no había visto muchos objetos mágicos más que el mapa en su mochila y el bolso del aventurero.
-Con esto- señalo la muñequera que tenía rodeando su muñeca, parecía común y corriente si el demonio era totalmente sincero. -Es lo que me permite invocar el martillo y levantarlo...además de mi fuerza, claro- rio ligeramente hizo un gesto con su mano, el martillo desapareciendo al instante.
-Genial~- los ojos de Bendy brillaron y la coneja podía jurar que había estrellas en los ojos ajenos.
-Hey...- Félix se acerco, colocando su mano en el hombro ajeno y logrando llamar la atención de Ink, quien lo miro con curiosidad. -...¿Quieres comer con nosotros?- pregunto con una sonrisa.
-¡Claro que si!- asintió sin siquiera dudarlo. Camino con todos ellos, escuchando lo que habían pasado antes de llegar. Sonrió con cariño al ver a Félix hablar animadamente con los demás presentes, era lindo que su amigo tuviera un grupo para ir de aventura.
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