Y aquí esta el final. Muchas gracias por seguir y dar estrellas a este libro ¡Fue un placer poder terminarlo!

Espero que les guste~

King Dice se mantuvo callado, curando y vendando con concentración total las heridas de su jefe, ignorando lo mejor que podía la mirada fulminante que este le estaba dirigiendo.

-Tienes mucha suerte de que tu contrato sea único maldito traidor o ya estarías muerto- gruño el demonio con enojo, rompiendo el incomodo silencio.

-Lo sé, señor- se atrevió a murmura entre dientes. Podía recordar que en su momento, Devil le había dicho que su contrato seria único y especial, realmente no había entendido a que se refería, incluso ahora no lo hace, pero eso parecía ser era lo único que lo mantenía vivo ahora, en especial después de su traición. -Señor...- King Dice guardo las cosas que había usado, mirando de reojo a su jefe con nerviosismo.

-Lárgate- ordeno con seriedad. -Es una orden, traidor- agrego al notar que el de traje no se había movido.

-Si, señor- asintió con pesar, caminando hacia la puerta para salir de la oficina. No se arrepentía de ninguna de sus decisiones y acciones pero temía, no por su propia vida, si no por la de aquellos que habían logrado todo lo que no se pudo hace años atrás.

-Esos  malditos...- con un simple gesto de su mano, una de las tantas cortinas que tenía en oficina se movió, dejando ver un pizarrón cubierto de las fotos de aquellos que se habían osado a terminan con su maravillosa enfermedad. -...todos me la pagaran...- una gran y malvada sonrisa se dibujo en su rostro de manera lenta. -...¡me la pagaran muy caro!- dejo escapar una carcajada que resonó en la oficina. Se vengaría de ese pequeño grupo de entrometidos, se vengaría de ellos.