¡Soy todo tuyo, Babooshka!
Yoongi observo su rostro en el espejo con tanta intensidad.
Marcas, arrugas se hallaban en las esquinas de sus preciosos ojos felinos que habían perdido aquel brillo juvenil que todos admiraban.
Sus labios se resecaban con más facilidad, su preciosa y fina piel ya no mostraba esa sagacidad brillante y natural, los dolores comenzaban a formar parte de sus articulaciones.
La vejez que se apoderaba lentamente de aquella divinidad que todos alguna vez adoraron, se iba perdiendo. Tomando el precio de los años.
Apretando sus belfos, aquellos que años atrás era motivo de pelea entre los jóvenes por desear besarlos, apoderarse de ellos, de él.
Colocando un poco de maquillaje en sus imperfecciones bajo la luz tenue, y luego fue al primer piso, que se encontraban totalmente abandonado.
Su esposo, últimamente el volvía tarde del trabajo.
Yoongi apretó los dedos en los cubiertos que había colocado sobre la mesa en su espera, Jimin decía que él la tenía bastante difícil últimamente, que el trabajo abundaba y debía quedar más tiempo en su empresa. Su pareja no comprendía por qué lo esperaba sabiendo que llegaría muy tarde.
Inhaló sintiendo un picor en sus ojos, no, ni debía hacerse ideas, no debía desconfiar de él, él debía...
Y entonces su mente se encendió en una excelente idea, como un foco a un cuarto sumido en oscuridad.
Debía ponerlo una prueba...
Sus pupilas se dilataron mientras con rapidez buscaba unas hojas y tinta, él sabía exactamente qué hacer.
Y la rocío con sus mejores perfumes, con una caligrafía perfecta y limpia, escribió perfectas poesías profesando de un amor prohibido, dejo un beso en el sobre y finalmente, firmó
-Toda tuya, Babooshka
Él de ahora en adelante sería Babooshka, la mujer inexistente con la cual, pondría a prueba a su esposo.
Y la noche pasó llevándose las horas, Yoongi analizaba con atención sus movimientos mientras recogía el correo por la mañana.
Entre todas aquellas facturas, cartas de algunos familiares y cosas sin importancia, había una que resaltaba entre todas las demás. Una de color rosa pastel que despedía un aroma dulce de la cual fingió no notar en lo absoluto.
Se alejo de la sala volviendo a, como siempre, encerrarse en su cuarto, o al menos eso quería hacer creer a Jimin
Y es que Yoongi se había escondido tras la puerta buscando ver todas y cada una de sus reacciones.
Mientras veía una por una cada carta, hasta llegar a aquella tan preciada, Yoongi sintió su estómago contraerse detallando cada músculo de su rostro fruncirse en total confusión, sin encontrar dirrección alguna en ella, solo las marcas de lo que parecían ser bonitos labios en un labial escarlata.
Debieron meterla personalmente a mi correo. Pensó buscando alguna lógica.
Y sus ojos se abrieron en grande leyendola, una confesión anónima era el contenido de aquella misteriosa carta.
Con extrañas sensaciones, la aproximó a su rostro sintiendo el dulce aroma a frutas y caramelo impregnado en él. Le gustó.
El mayor analizó la situación sin sacar mucho de ella, las reacciones de su pareja no mostraban mucho, aunque si podía notar aquel deleite hacia el atrayente perfume.
Dejo escapar el aire dispuesto a marcharse y volver a su burbuja de inseguridades crecientes, hasta que...
Hasta que lo vió doblar aquella carta como lo más preciado que haya tenido entre sus manos, y guardarla entre sus bolsillos.
Su corazón bombeo con fuerza y se alejó rápidamente. Debía seguir.
Y así lo hizo.
Colocose sus vestimentas para dormir, mientras sus dedos delineaban la pluma y tintas de diferentes y extravagantes tonos, tomando entre la yema de ellos la elegante dorada, y descubriendo de entre sus cajones el delicado papel de rosa pastel.
Suspiró acomodándose sobre la suave silla, nuevamente, analizando los detalles de su rostro mientras reposaba lo que sería una futura carta sobre la mesa.
Dejando de lado sus inseguridades y decidiendose a comenzar, mojó la punta de la pluma en el dorado de su preciosa y delicada tinta, delineó letras en caligrafía cursiva y de elegantes trazos en sus acabados.
Está vez, se tomó la libertad de dejar entre sus dobleces delicados una flor seca pero conservada en perfecto estado, antes de rociarla en su delicioso perfume de aromas ligeramente empalagosos.
Pinto sus labios y dejando un beso sobre al sobre, la abrazo contra su pecho, deseando con todas sus fuerzas, que nada sucediese con ellas.
Anhelando que Jimin todavía lo ame como en aquellos lejanos tiempos.
Sin más, se encaminó al correo de su carta y la dejo allí, solo esperando la tardía llegada de su esposo.
Quería comprobar si su esposo se enamoraría de él en incógnito.
Y aúnn memorando las audaces frases que había escrito, torturando sus sentidos.
Acordemos un encuentro, amor mío
Estoy ansiosa de tí y de tus labios,
Anheló sentirme entre tus brazos
-Toda tuya, Babooshka
Había dejado la dirección de un motel en el sobre.
Había cruzado la raya.
Sus manos temblaban mientras buscaba sus más exquisitas y agendradas prendas en el armario.
Era el día.
Rocío su cuello y muñecas en lociones de esencias suaves y atractivas, tan provocativas que harían caer a cualquier hombre o mujer.
"Cariño, olvidemos nuestros problemas y dejemos fluir nuestro amor.
No le temas a lo desconocido, y ven a mí
Rindete a mis pies sin remordimientos ni miedos.
Aseguro no dejarte en arrepentimientos, amor
-Toda tuya, Babooshka"
Más y más cartas habían sido enviadas hacía su idilico amor después de esa indecente propuesta, junto al número del cuarto que utilizarían.
Lloraba todas las noches rogando que su esposo no sea un zaino del montón.
Inhaló buscando la valentía, tomando una camisa de suave seda, destacando en su oscuro y tentador color vino, junto a un pantalón del mismo tono, que destacaban sus piernas gruesas, y ocultaba sus imperfecciones.
Atibismando en su figura frente al espejo unos segundos, salió al encuentro secreto con su esposo.
Sintiendo la lua tenue contra su tez pálida, y el sereno de la noche, observando con ansias su reloj, buscando llegar antes del tiempo establecido.
Cerró los ojos llegando al lugar acordado, y solo esperando sobre el suave colchón de la gran habitación.
Una vela aromática era lo único que alumbraba, sumiendo en sombras la mayor parte del ambiente, dejando aquel toque íntimo y confidencial al aire.
Varios minutos que parecieron eternos pasaron, hasta que Yoongi oyó el motor de un automóvil a lo lejos.
Y mientras se asomaba a la ventana, deseaba creer que no era cierto, apretando los dedos en desesperada esperanza de que no sea Jimin aquel que lo manejaba.
Pero todo cayó a sus pies, al notar el automóvil del menor, estacionándose frente al motel.
Sus ojos picaron ante las lágrimas, quiso ser fuerte ante su respiración agitada, así que solo se colocó un antifaz en busca de dejar su identidad en incógnito.
Con la oscuridad y aquello cubriendo su rostro, sería casi imposible ser reconocido, o siquiera, que sepa que es un hombre.
Solo espero sobre la cama otros minutos, haciéndose la idea de lo que estaba por ocurrir.
Todo lo que había pensado, había resultado real, y eso quebrantaba a grandes escalas a su corazón.
Ya no era bonito para su esposo, los años se habían llevado su belleza, habían arrebatado el cariño y los sentimientos tibios que antes profesaban ser perennes.
Y entonces, unas llaves encajando en la puerta lo alejaron de aquellas destructivas realidades.
Levanto los ojos aún esperando aquel milagro que le diga, que solo ha sido un error, pero, aquel que se asomaba tras las luces del exterior, era nada más y nada menos, que Park Jimin.
Observo su figura por varios minutos mientras él solo se retiraba sus abrigos, y antes de encaminarse hacia el baño, se acercó a robarse una presión lujuriosa de sus labios, y dijo con una voz seductora, baja, y ronca.
-Volveré enseguida, cariño- desapareciendo tras la puerta.
Y su corazón de partió en mil pedazos.
Se levantó de golpe llevado por las fuertes emociones, dió vueltas una y otra vez, hasta quedar chocar al tocador junto a la cama, y se apoyo de esta.
Solo pasaron unos segundos antes que los inevitables hipidos se atoren en su garganta, amenazando con iniciar un desgarrador llanto.
Cubrió su boca con la palma sintiendo las lágrimas empapar sus mejillas, apretó los ojos con dolor estremeciendose en cada sollozo ahogado.
Con las manos temblando buscó limpiar el desastre en su rostro, torpe y rápido sin llegar a quitarse el antifaz, estaba seguro que su maquillaje se había corrido y su fealdad se apreciaba en todo su esplendor.
Su celular vibró dentro de sus prendas y deseo con todo su ser que sea uno de sus amigos, él necesitaba huir de allí lo más pronto posible, y enfrentar lo que había sucedido.
Apretando los belfos hasta hacerse daño, tomo el aparato sintiendo como lastimaba sus cansinos e hinchados ojos cegandolo unos momentos.
Sus ojos brillaron con más impetu cuando noto en la bandeja de mensajes, que era de su esposo.
Él debía estar justificando su tardía llegada a casa, creyendo que realmente tendría una noche apasionada junto a la mujer de las cartas.
Y con las pocas fuerzas que le quedaban, presionó sobre el, quedando con el desconcierto por los aires al leer:
"Soy todo tuyo... "
Un sobresalto lo tomo sintiendo unas manos silenciosas sujetar su cintura, antes de voltear bruscamente topandose con su rostro cerca del suyo, y su antifaz siendo retirado, antes de que unos murmuros a su oído lo estremezcan totalmente.
-Babooshka.
(。・ω・)ノ゙ hello
No sé si se entendió así que explico xdxd;
Yoongi se dejó consumir por sus inseguridades y ego, las cosas no iban bien para él, viendo como sus encantos se "perdían" y Jimin llegaba bastante tarde, se creaba escenarios en la cabeza pensando en que ya no se sentía atraído hacia él, hasta que se le ocurrió la brillante idea de "probarlo".
Sin embargo, Jimin había descubierto su identidad, y decidió seguir el juego hasta el final, buscando demostrarle con ello que lo amaba y todo este tiempo supo que él era "Babooshka"
En esta historia ellos están cerca de los 50 años, por cierto xd
.-. en fin, cada mamada que se me ocurre🧍
Jdjdksjsn meencantalaportadalpmquemamadaestoyahre
Nos vemos mañana en Óleo de pasiones 🗿
PD: escuchen la música unu
Bye Bye Nya (*ฅ́˘ฅ̀*)
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