Capítulo 5
Taehyung.
Unas manos grandes posadas en mis caderas, moviéndose al ritmo de la música junto conmigo, mi espalda pegada a su pecho, ancho y fuerte. Entrelacé mis dedos con las manos que estaban en mi cuerpo.
Sentí su respiración en mi cuello. Me daba besos húmedos por toda la extensión de mi hombro hasta mi nuca. Baje mi vista para ver las manos. Me encontré con unos a anillos plateados, uno tenía una piedra morada en el centro, el otro era su famoso anillo de conejitos.
Mmmm, Jungkook.
Me voltee y quede frente a él, pase mis cortos brazos por su cuello y acerqué mi cara a su garganta, con mi nariz la acariciaba lentamente.
—¿Quieres ir arriba? —yo no manejaba mi boca, hablaba por sí sola gracias a los grandes porcentajes de alcohol que recorrían mis venas.
—¿Seguro? No quiero que hagamos algo de lo que arrepientas —besó mi frente y apartó el flequillo que reposaba sobre mi frente.
—Quiero esto —besé su mejilla y le tome la mano para guiarlo escaleras arriba.
Jungkook.
Taehyung estaba tendido abajo de mi ya sin camisa, yo repartía besos por todo su torso, nunca me imaginé estar así con él. Era increíble.
—Jung-Jungkook —gimió al sentir mis labios pasar cerca de sus pezones. Quería jugar un rato con él.
—Ssh, bebé —subí hasta quedar cara a cara, su fleco estaba hacia atrás hecho un desastre, sus ojos brillaban con una chispa de picardía y los labios parecían cerezas, no lo había besado, sin embargo.
—Kookie —sus pequeñas manos tomaron mi rostros, y con sus deditos acaricio mi rostro—, bésame, por favor —Rogó.
No tuve que pensarlo antes dos veces cuando ya lo estaba besando, se sentía tan cálido, tan bien. Se sentía como si volviera a tener 17 y estuviera perdiendo mi virginidad, mis nervios se activaron sin mi consentimiento.
—Cariño, necesito que alces las caderas.
Hizo lo pedido y le quité el pantalón junto a los bóxers. Tomó nuevamente mi rostro para continuar con nuestra tarea de besarnos húmedamente. Mi mano bagaba con su hermoso cuerpo desnudo, tenía miedo, no quería que mañana se arrepintiera de esto.
Acaricio mis hombros dándole leves masajes, había notado cuan tenso estaba.
—Tranquilo — cepillo lentamente su nariz con la mía, sonreí—, en verdad quiero esto, ne-necesito esto.
Los besos que le dejaba en su cuello eran bruscos, mañana se notarían y no podría negarlo. Tome su miembro, con mi dedo pulgar roce la punta, obteniendo como respuesta un chillido acompañado de un pequeño "duele". Lo callé con mis labios, no quería que esto fuera apresurado, pero el me ponía mal, sólo pensaba en estar dentro de el y sentir tu estrechez...
Me puse de rodillas para quitarme la ropa, ya me estorbada. Tomé su pene junto con el mío y los masturbé un poco los dos con una sola mano. Estaba gimiendo y suspirando por el contacto de nuestros miembros.
Me senté en la cama y con una seña Taehyung se arrodilló frente a mi, tan sumiso.
Sus manitas tomaron mi pene, su boca repartía pequeños castos besos por toda la longitud de éste, mi respiración y la de él iban a juego, totalmente agitadas.
Dios. Creo que deje de respirar al momento que el de ojos almendrados lo metió a su boca. Sentí tocar el fondo se su garganta, lo que sobraba lo apretó con una mano, lo sacó de su boca, mantenía su mirada fija a la mía, hizo lo mismo que yo, con su dedo pulgar lo paso por la punta, solté un ronco gemido, se sintió tan bien.
Volvió a tragarlo hasta casi sentir arcadas, su lengua paso por mi hendidura limpiando cualquier rastro de líquido pre-seminal. Repitió una acción un par de veces, tomó mi pene unas veces mas hasta el fondo y con un sonido algo obsceno paro.
—Te quiero boca abajo, ahora —ordené al momento que igual me paraba para buscar el lubricante y un condón en la mesa que sobre ella descansaba la lámpara encendida. Los tomé y me quede de rodillas detrás de el, palmee su trasero y le dije—: levántalo.
Quedó con la mejilla pegada a el colchón y el culo levantado, abrió la piernas, me acomode entre ellas.
—¿Listo? —cuestione abriendo el bote de lubricante. Susurró un corto sí, sonreí, claro que estaba listo.
Unte el líquido frió en mis dedos, su entrada frente a mi, apretada y rosa. Con mi dedo índice toqué alrededor de ella, Taehyung gimió al sentir el contacto de mi dedo helado en su piel. Presioné en el centro de ella sin entrar en él.
—Mete dos, no soy un jo-jodido virgen.
Tus deseos son órdenes, mi querido Tae. Acaté su orden, tranquilamente fui metiendo los dos dedos que el dijo, espere unos pocos segundo para comenzar a moverlos dentro de el. Los saqué completamente, volví a entrar de golpe, gimió fuertemente, mis siguientes movimientos fueron más lentos, agregué uno más y los acepto más que bien.
Cuando estuvo lo suficientemente preparado, le dije que se incorporara. Me senté con la espalda pegada a la cabecera de la cama, y creo que el lo entendió. Sonrío al descubrir que haríamos.
—Espero que sepas montar bien, pequeño Tae.
Tomé el preservativo que dejé hace un momento atrás a un lado, estaba por abrirlo y él me paró.
—No —¿Había dicho 'no'? — hagamos esto así, quiero sentirte.
Lubricó mi pene y lentamente fue sentándose en el. Dentro de el estaba jodidamente estrecho, caliente, cálido. Lo sentía dulce, lo sentía bien, lo sentía mío.
Con las manos en mi pecho, recostó su cabeza en mi hombro.
—Eres tan grande —susurró cerca de mi oído. Cortos besos le daba a la línea de mi mandíbula.
Acaricié por lo largo de su espalda hasta los glúteos y muslos, esperando una señal o algo que me dijera que ya podía moverme. Salió de mi cuello, con los ojos cerrados junto su frente con la mía, dio un asentimiento, esa era mi señal.
Embestí con tranquilidad y cuidado el cuerpo ajeno, no quería dañarlo.
Primero fueron lentas, me moría por follarlo tan fuerte, pero no, me aguanté. Como dije antes, sentía que era mi primera vez, y quería que fuera especial.
Taehyung gemía aguda y sonoramente sobre mí, paré un momento y él siguió con el trabajo brincando sobre mí, se apoyaba con las manos en mis hombros.
Tomé su nuca y lo acerque a mis labios besándolo nuevamente.
Definitivamente los mejores besos que había dado jamás.
Me acomodé mejor, mientras seguíamos besándonos volvía embestirlo, y... Oh, había dado en el punto exacto. Casi grito cuando di tres veces seguidas en el mismo lugar.
Dejo de besarme para echar su cabeza para atrás.
—¡Imbécil, bastardo! —dijo entre gemidos. Sonriendo, estaba sonriendo, lo estaba disfrutando, y yo, obviamente.
Era exquisito verlo de esta manera, sudando a chorros, con la espalda arqueada de placer y jadeante.
La punta de su pene estaba brillante, rojiza y apunto de explotar, la tomé con mi malo libre -la otra se encontraba ayudándolo a subir y bajar-, mis movimientos sobre el eran lentos y lo apretaba para que llegue rápido, quería ver su preciosa carita al momento de estar en la cima.
Saltó tres veces más en mi y no pude resistir más, me corrí dentro suyo. Continúe con el movimiento en su miembro hasta que se vino en mi vientre y en el de él, gritando mi nombre.
Me quedé con el unos minutos así, abrazándolo, Taehyung acariciaba mi pecho con las yemas de sus dedos. La fiesta seguía ahí, por casi una hora me olvide de lo que pasaba abajo, lo más seguro es que todos ya se hayan dado cuenta de nuestra ausencia.
Recosté a un Taehyung aún jadeante en la cama y entré al baño por papel para limpiarlo.
Termine de asearlo con toallitas húmedas, le puse un bóxer, rebusqué entre los cajones una pijama. Encontré una de franela sin estampado, completamente azul y lo vestí como él bebé que era, claro, para mi.
Estaba sentando a un lado de el, también me encontraba vestido completamente con la ropa que llegué, no habíamos dicho nada, se esforzaba por mantenerse despierto, ya no nada para más, se veía agotado.
—Duerme, cariño, no me iré hasta verte dormido.
Suspiro cerrando sus ojitos azules y brillantes. Agarró mi mano, la apretó y besó.
—Te quiero, Jungkook —murmuró antes de quedarse dormido.
—También te quiero.
No sirvió de nada, ya estaba dormido, no pudo escucharlo. Acaricié una vez más su cabello, y con un último beso en los labios me dirigí a la planta baja de su casa.
Mis amigos se habían excedidos con el alcohol y la gente, me acerqué a ellos para despedirme, al parecer no habían notado que ni Taehyung, ni yo faltábamos. Ellos me dijeron que me quedara, no podía, estaba cansando por lo ocurrido con mi pequeño castaño.
Salí de ahí y me encamine a mi auto, para así, subirme e ir mi hogar.
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