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extra 5

Louis Tomlinson, 28 años de edad.
Harry Styles, 30 años de edad.

Dic. 24 - Noche de bodas.

Toda la fiesta Louis y Harry se la habían pasado saludando gente, recibiendo felicitaciones de parte de todos y cuidando que los mellizos no acabaran con el pastel. La noche fue buena, especial e inolvidable porque, al final de todo, los niños terminaron con el pastel en el suelo. Ahora ellos estaban con sus abuelas por ésta noche. Sus padres necesitaban disfrutar su noche de bodas.

Cosa que en realidad no iba muy bien...

Louis aún seguía enojado con Harry desde la semana pasada. Y ¿qué había pasado la semana pasada? Pasó que al idiota de Harry se le ocurrió darles a los mellizos una pequeña vuelta en su moto... ¡Sin cascos! Will y Noah pudieron haberse accidentado terriblemente, mientras que Harry estaba feliz y sonriente. Harry creía que Louis nunca se llegaría a enterar, pero gracias a Liam y su lengua un poco larga, se enteró. Por lo tanto,  hacia unas cuantas semanas que no tenían actividad como pareja y eso estaba matando al de ojos verdes.

Ésta noche era su "noche de bodas". Obviamente tenían que celebrar, pero al perecer Louis seguía en negación.

—No, Harry. Déjame dormir —Louis dijo.

Se dio la vuelta, quedando boca abajo para poder dormir. Harry rodó los ojos y gimió de frustración. No quería quedarse con un problema dentro de sus bóxers negros o, usar nuevamente su mano. No, quería a Louis, su Louis. Su esposo.

—Vamos, amor ¿Sabes que es estar tres semanas sin nada de nada?

—No, y no me importa.

Louis sintió un peso sobre su espalda, dando un respingo, unos labios se posaron en su nuca, dándole un beso ruidoso. Trato de esconder su sonrisa en la almohada. Sentía el miembro de Harry en su trasero, totalmente duro. Le gustaba la idea de poner al rizado de esa manera.

—Lou —sopló Harry al oído del castaño—, yo sé que quieres...

El rizado siguió con su trabajo de besar sonoramente la nuca ajena, causando estremecimientos en el menor.

—Hmm —gimió Louis.

Harry se despegó de Louis, esperando a que él sé de la vuelta. Sus labios rosas se unieron a los finos del más bajo, sintiendo el dulce sabor del vino que habían tomado a la hora del brindis. Besó sus mejillas, párpados y la punta de su nariz repetidas veces, sacándole unas pequeñas risitas a Louis.

—¿Podrías apurarte? —se quejó el de ojos azules.

—¿No qué no?

—Ya van tres semanas ¿No? —se burló.

Besó los labios del castaño castamente varias veces, sonriendo en medio de estos, recordando la razón por la que estaban en este hotel disfrutando de ellos dos. Primero: habían tenido a sus hermosos bebés, habían formando una familia con mucho esfuerzo y amor. Segundo: era el día de su boda. Louis nunca se arrepentiría de haber escogido a Harry para ser el padre de sus hijos, es más, se sentía orgulloso de él mismo por haber hecho una excelente elección.

Las manos del castaño se colaron dentro del bóxer negro de su amante, acercándolo más a él para hacer la fricción de sus miembros más cercana. Ninguno de los dos podía aguantar más, Louis se corrió primero dentro de sus propios bóxers, después le siguió Harry. Estaban realmente avergonzados. Se habían corrido con simples roces, Louis pensaba que era una vergüenza, se sentía como un niño precoz y virginal de 15 años.

—Tranquilo que yo también me he venido, amor —besó las mejillas rojizas de Louis— Han sido tres semanas —recordó.

Tres dolorosas semanas, donde Louis también había tenido pequeños problemas, pero como era orgulloso no hacía nada y se aguantaba el dolor.

Necesitaba a Harry ahora, teniéndolo arriba de él, penetrándole fuera y dentro hasta que los dos quedarán saciados mutuamente.

Se besaron un rato más, dejando sus labios hinchados, rojos y brillosos por la saliva del otro, habían sido besos muy húmedos. Pero muy buenos besos.

—Louis, ¿Quieres que te diga algo?

—¿Tiene que ser ahora?

—Te amo mucho, bebé. Se que no siempre te lo digo, pero eso no significa que no lo haga. Me gustas mucho. Todo de ti. Tus ojitos muy azules como los de nuestros bebés, tu sonrisita que deslumbra hasta en el lugar más oscuro.

Louis negó la cabeza, sonriendo. Amaba cuando Harry se ponía meloso. Con sus manos tomó las mejillas del mayor, dándole un gran beso en los labios.

—Te amo. Gracias —susurró cerca de los labios del otro, capturándolos al terminar la frase.

Ahora los papales cambiaron. Louis estaba sobre Harry besando su cuello. Bajó, besando su torso, llegando hasta el elástico del bóxer. Golpeteó suavemente las caderas de Harry para que éste las alzara y le quitara la ropa interior. Una vez desnudo, Louis acerca su cara al miembro de Harry manchando por su anterior corrida.

Sacó la lengua pasándola por donde los rastros de semen se quedaron, disfrutando de la esencia de su esposo. El pene de Harry se encontraba duro, y -ahora limpio- lleno de saliva de Louis contra su estomago. El castaño besó el abdomen del rizado, sin tocar el miembro del mismo, haciéndolo sufrir por eso.

Harry casi gritó cuando Louis agarró su falo, apretando la base y usando su lengua para humedecer la cabeza. Metió todo en su boca hasta el fondo, follándose él mismo. Llevó sus manos hasta los testículos y los apretujó, causando que Harry soltara roncos gruñidos desde lo más profundo de su garganta.

Louis siguió chupando y a veces mordiendo juguetonamente. Harry estaba por correrse nuevamente, un sentimiento muy conocido se acomodó en la parte baja de su estomago. Y gimiendo fuertemente se corrió dentro de la boquita de Louis, quien lo aceptó, tragando todo con gusto. Se irguió y pasó la lengua por los restos que quedaron fuera de su boca. Harry sintió su pene cobrando vida ante aquella imagine tan obscena.

Jaló a Louis de los brazos y lo recostó en el colchón, besando sus labios, y es que no podía dejar de besarlos. Se sentía tan bien hacerlo. El ojiazul enredó sus dedos en la mata de rizos que tanto le gustaba, le gustaba su suavidad y lo sedoso que estaba, él creía que Harry debería ganar un premio al mejor cabello, definitivamente.

Y Harry hizo lo mismo que Louis, retiró los bóxers, masturbó, chupó y besó el miembro de Louis hasta hacerlo llegar. El menor chilló agudamente cuando sintió las tiras blancas abandonar su cuerpo. Se había sentido bastante bien.

—¿Quieres terminar? —preguntó Harry, viendo a Louis con las mejillas entomatadas y la frente bastante sudorosa.

Louis con mucho trabajo artículo un "sí".

—Te voy a preparar —el de cabello rizado informó.

El castaño acomodó su cuerpo otra vez boca abajo, regalándole la vista de sus muslos gruesos y sus nalgas torneadas a Harry. Con sus grandes manos apretó las mejillas de su trasero, buscó el bote de lubricante, cuando lo tuvo en las manos lo abrió. Untó en sus dedos una buena cantidad. Con su mano seca, abrió sus nalgas viendo el agujero de Louis. Sus dedos chorreaban de aquella sustancia, así que dejó caer algunas gotas en su entrada.

Louis sintió lo frío del líquido y jadeo, se sentía bien en su cuerpo caliente. Cuando menos los esperó, Harry ya tenía dos deseos dentro de él cepillándole la próstata haciéndolo gemir en voz alta.

—Eso es, Cariño. Quiero escucharte.

Dijo Harry, besando la espalda arqueada de Louis. Puso el condón a lo largo de su falo, rodándolo lentamente, escuchando como Louis se quejaba por sentirse vacío. Untó un poco más de lubricante en su pene para poder entrar.

Se alineó en él, entrando en una velocidad muy baja para Louis. Entró por completo, esperando a que el castaño se acostumbrará a su gran tamaño, contó hasta 10 y salió por completo, volviendo a entrar de manera brusca, golpeando directamente en el punto de Louis.

—¡Harry! —gritó, apretando las almohadas de la cama.

El hombre de cabello rizado pegó su pecho caliente a la delicada espalda de Louis, sintiendo como ésta vibrada cada vez que el castaño gruñía a la par de las penetraciones rápidas del alto. Louis alzó la cabeza, recostándola en el hombro de Harry. El mayor volteó su rostro, tomando los labios del otro en un beso algo complicado.

Sus embestidas comenzaron a ser bastante rudas, tantos golpes en su punto y Louis sentía morir de placer. Sus pequeños ojos azules estaban empañados de lágrimas de gusto. Harry mordía los hombros de Louis, haciéndolos enrojecer, dejando las marcas de sus perfectos dientes.

Con la fricción que causaban las sábanas y cama con el movimiento de las penetraciones de Harry, el pene de Louis se estimulaba por sí solo.

Louis manchó las blancas frazadas con su semen. Harry siguió moviendo sus caderas, necesitaba llegar, unos segundos después se corrió dentro del condón y cayó sobre un jadeante Louis. Acarició con la lengua las mordidas en los hombros del menor, tratando de apaciguar el dolor causado.

—Harry, amor, te amo pero estás un poco pesado —Louis dijo debajo, con voz adormilada.

Styles no dijo nada, no tenía voz para hablar, sus gemidos se habían llevado todas las fuerzas de sus cuerdas vocales. Tiró en preservativo en la papelera del baño. Entró sigilosamente a la cama, levantando las cobijas. Abrazó el cuerpo de Louis, poniéndolo cerca de él, besó su cabello y lo acarició hasta que Louis se quedó completamente dormido.

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