Capítulo XVIII
Si hacemos bien las cuentas hace poco más de una semana que Louis había salido de licencia. Se aburría mucho en casa sin ver a sus niños trabajar, correr y aveces bailar por todo el salón de clases, mentiría si dijera que no los extrañaba aunque sea sólo una semana.
Desde hace días había cumplido los ocho meses, varias cosas se le habían complicado, como: caminar mucho, estar parado un tiempo determinado, dormir con comodidad, comer bien -aveces se llenaba muy rápido, otras lo devolvía todo-, claro está que Harry ha estado ahí para ayudar a su pobre novio embarazado.
Lo que más desea Louis ahora es tener a sus amados bebés entre sus bazos para poder mimarlos y llenarlos de besos, además de que tenerlos ahí dentro era algo doloroso, cuando se movían se sentía extraño. Toda la piel se le estiraba y él sólo suspiraba profundamente para no gemir de dolor.
Hace tres días fueron a la consulta con el doc, hicieron todo el proceso de siempre y vieron a los bebés, a Louis le dieron otra ecografía impresa en 4D de sus bebés -una que pronto estaría en la pared de habitación de éstos-. Como el parto se realizaría por medio de la cesaría, les dieron una fecha fija del nacimiento. Sería el 10 de diciembre. Para Louis y Harry estaba bien, la primera Navidad de los niños sería catorce días después del nacimiento de los niños. Excelente.
Harry cocinaba la cena en la cocina, estaba haciendo un poco de ensalada de frutas con yoghurt, el doctor le exigió a Louis que éste último mes se cuidará, comiera más sano y ligero.
Louis, sentadito frente al televisor de pantalla plana viendo unos programas en el canal de niños, era algo entretenido pero no entendía por que en esas caricaturas los animales hablaban, el pensaba que estaba mal ya que sólo confundía a los niños haciéndoles creer que los animales tenían la capacidad de hablar. Como pudo había cruzado sus piernas quedando en posición de indio con un plato de uvas sobre el vientre abultado. Las uvas eran de las muy pocas cosas sanas que en verdad le gustaban y más si estas no tenían semillas.
El programa proseguía, la protagonista era una cerdita que con su familia iban de visita a casa de sus abuelos y ellos ahí tenían unas gallinas, raro pero entretenido. Las uvas estaban por acabarse y él no quería pararse a buscar más.
—¡Harry! —gritó— ¡Se me están acabando las uvas, amor!
—¡Espera un momento que estoy preparando la cena! —gritó de vuelta.
—¡No tardes!
Siguió comiendo las pocas uvas que sobraban y se dio cuenta de que seguía el mismo programa pero con diferente episodio, se dispuso a segur viendo y esperar a su novio.
Ya estaba en la mejor parte cuando sintió algo, fue raro e incomodo, sus pequeños bebés comenzaron a patear -más bien patalear, según Louis-, se removió incómodo en el sillón, las piernas se le comenzaron a entumir y algo golpeó en la parte baja de su vientre, ahogó un gemido y tocó la parte afectada.
—¡Harry...!
—¡Espera, Lou, ya casi! —interrumpió.
—¡... Ven rápido que me he orinado por el culo! —siguió hablando— ¡Ayúdame, idiota!
Un dolor agudo se expandió por todo su cuerpo y tuvo miedo por sus hijos.
—¡Harry, duele! —chilló.
Cuando se dio cuenta ya estaba en la parte trasera del auto de Harry, recostado, respirando profundamente y sudando como nunca en su vida. Su novio de ojos verdes le hablaba desde su puesto de conductor, diciéndole que se tranquilizara y respirara profundamente, cosa que ya estaba haciendo.
—¡No me digas que hacer, maldito idiota! —gritó gimiendo de dolor, los mellizos estaban como locos dentro de él.
Harry suspiró algo divertido por la actitud de su novio, y preocupado, esperaba que esto no sea nada malo y no afectará a ninguno de sus tres bebés.
Estacionó frente a la puerta del hospital, con mucho cuidado bajó a su jadeante novio en brazos y entró gritando por ayuda. Diez segundos después Louis ya estaba sobre una camilla siendo llevado a una habitación para hacerle un chequeo.
Una enfermedad le dijo a Harry que le diera todos los datos de Louis, él lo hizo y siguiente a eso se sentó en las bancas azules de la sala de espera. Llamó a la mamá de Louis para avisarle, en realidad le llamó a todos avisándoles que el castaño estaba en el hospital y nadie dudo en ir.
—¿Hace cuánto que está adentro? —preguntó Jay apenas vio a su yerno sentado— ¿Te han dicho algo ya?
Se veía angustiada, preocupaba y muy, pero muy nerviosa, Harry estaba igual o hasta peor.
—Poco más de media hora y no, no han dicho nada.
Restregó sus manos en el rostro y agarró aire. Sentía los músculos hechos nudos por la preocupación, sabía que en esas situaciones lo mejor era mantener la calma, pero ¿quién en su sano juicio mantendría la calma sabiendo que su familia está en posible peligro? Sí, exacto, nadie.
Una hora después los chicos, la mamá y la hermana de Harry estaban ahí esperando. Una enferma en uniforme azul claro, cabello atado en una coleta y zapatos blancos se paró en medio de la sala boceando a alguien.
—¡Harry Styles! ¿Se encuentra Harry Styles aquí?
El ojiverde tan mentido en sus pensamientos estaba que no escuchaba que lo llamaban.
—¡Sí! —exclamó Gemma— ¡Harry te hablan! —dijo con desespero, golpeado suavemente el brazo de su hermano menor.
Harry sacudió la cabeza, volviendo a la realidad y asintió totalmente perdido.
—Yo, Harry, yo —contestó mecánicamente.
—Oh, el joven Tomlimson le mandó hablar, por favor sígame.
El de rizos chocolates, parándose de su lugar siguió a la enfermera hasta donde Louis estaba.
—Aquí es, le recomiendo no alterar mucho al joven.
La señorita abrió la puerta dejando ver a Louis con una bata recostado en la camilla, sollozando. Harry entró sigilosamente a la habitación, su novio al notar su presencia trató de secar sus lágrimas saladas, lo cual se le hizo imposible, ellas seguían saliendo.
—Oh, bebé —el mayor se acercó al menor. Acarició su frente suavemente evitando molestar a su novio.
—Ha-arry haz que se ca-almen —susurró entre lloriqueos— canta-les, por favor.
Harry entendió rápido, sabía que cada vez que los bebés se movían mucho al grado de hacerle doler a Louis, Harry les cantaba algo y así paraban.
—Claro, bebé.
Comenzó a cantar con los ojos picándole por las lágrimas, no le gustaba ver a Louis de esa forma. Tenía la carita fruncida por el dolor, los labios le temblaba y éstos soltaban suspiros entrecortados, siguió acariciando su frente tratando se suavizar su ceño fruncido. La canción estaba por terminar cuando la cara de Louis se volvió casi pacífica.
—Ya, Hazz... Gracias —sonrió a medias.
—De nada, amor. ¿Qué te dijeron? —preguntó después de un rato, dándole unos segundos de paz al más bajo.
Louis sonrió por la pregunta de su novio.
—Me dijeron que...
—¿Qué...? Louis no me hagas esto.
—Que los bebés ya vienen, Harry. ¡Ya vamos a tener a nuestros bebés con nosotros!
—¿Ya, tan rápido?
Louis asintió. Ahora sí, Harry soltó sus lágrimas contenidas, ¡al fin! Al fin podría disfrutar de sus bebés y su novio plenamente para toda la vida. Se sentía en verdad muy feliz, más feliz que nunca. Era una felicidad electrizante, sí, seguía sintiendo miedo, pero confiaba en que todo saldría bien.
Sonrió hacia Louis, regalándole una hermosa sonrisa junto con sus pozos profundos, decorativos llamados hoyuelos. Louis se sentía igual que Harry y más. Sentía un gran alivio de ya no tener que este aguantando dolores, aunque... Faltaba la 'peor' parte. La cesaría.
Si los nervios se olieran, la habitación apestaría horrible a él.
Ellos se quedaron platicado de cosas diferentes y sin mucha importancia, tratando se distraer las constantes contracciones que Louis tenía.
—¿Está decidido lo de los nombres? —cuestionó Harry, sentando aun lado de su novio sosteniendo su pequeña mano a comparación con la de él.
El menor negó con la cabeza, pensativo.
—No me convence mucho André ¿sabes? —volteó a ver a Harry, quien asentía tocando su barbilla.
—¿Has pensando en más?
—Sí... Hace unos días pensé uno pero no te dije...
—¿Por qué no, amor? —acarició su cabello— Dime que has penado, sabes que lo que digas está bien.
—Me gusta, uh, Noah...
Harry frunció las cejas.
—¿Noah? —Lou asintió—. Es bastante lindo, me gusta mucho, Lou.
Cuando el de ojos claro iba a sonreír soltó un grito.
—¡Harry, ya no aguanto! —exclamó con todas sus fuerzas, asustando al nombrado.
Las enfermeras entraron al escuchar el grito del paciente bajito. Le pidieron al novio que salga.
—¡¿Qué hacen?!
Harry asustado le gritó a una de las enfermeras que lo arrastraba fuera de la habitación.
—Los bebés ya viene, su esposo esta siendo llevado al quirófano. Les deseo lo mejor, suerte.
La mujer joven golpeó leve y amistosamente el hombro del chico rizado. Amablemente le pidió que vuelva a su lugar para esperar por nueva información.
Harry se sentó en su asiento antiguo, rápidamente toda su familia y amigos lo atacaron con preguntas sobre Louis y los bebés, totalmente preocupados. Él contesto que su novio estaba perfectamente y que ya estaba en trabajo de parto, todos muy alegres y nerviosos se echaron a festejar por la noticia.
Un doctor salió con un traje para quirófano ligeramente pringado de sangre. Causándole arcadas al rizado.
—¿Familiares de Louis Tomlinson? —preguntó observando a todos en la sala de esperaba a través de sus lentes con aumento.
—Yo soy la madre, él es el novio.
Jay se paró de la banca jalando consigo al rizado que nuevamente se perdió entre sus pensamientos. Aturdido, Harry camino junto a su suegra hasta el doc.
—¿Qué pasa, cómo está mi hijo? ¿Y los bebés?
—Tranquila, señora. El joven está en perfecto estado, en este momento los pequeños están siendo bañados y los pondrán en incubadoras por las tres semanas adelantadas del parto. Lo que vengo a informarles es qué necesito un donante de sangre para mañana en la mañana, totalmente sobrio, en ayuno y por favor, nada de tatuajes.
Johannah asintió.
—Claro doctor, mañana el donante estará aquí a primera hora.
El doctor se despidió, no sin antes decirle a Harry que en un momento más podría pasar a ver a sus hijos recién nacidos.
(...)
Harry, parado fuera de la habitación, viendo a sus bebés dentro de esas incubardoras, sentía algo feo dentro suyo ver a sus pequeños así, lo que me tranquilizaba era que el doctor le dijo que los bebés se encontraban en perfecto estado, que ellos estaban ahí para evitar problemas. Harry asintió ante la aclaración del doc.
—¿Son suyos? Son bastante lindos, estuve en el parto, todo salió bien, su esposo es muy fuerte.
Una señora adulta habló a un lado del ojiverde.
—¿Quiere pasar a verlos? Puede tocarlos si abrimos esto —diciendo eso, abrió una pequeña compuerta— éste es el pequeño, Noah, su esposo indicó que el primer bebé que naciera se llamara así. ¿Irónico, no? Es el pequeño y nació antes —hablo pausadamente y susurrando, evitando despertar a los recién nacidos.
Harry metió la mano y tocó a Noah, era muy bonito, su pielecita era rosadita, respiraba tranquilamente gracias a la máscara de oxígeno que tenía, dormía plácidamente moviendo las manos cada determinado tiempo. Cerró cuidadosamente la compuerta, volteándose a ver al otro bebé.
Will era idéntico a Noah, lo único que cambiaba es el tamaño y el color de cabello, el de éste era un color más claro. La enfermera abrió nuevamente para que Harry sintiera a su hijo. Estuvo un pequeño momento ahí, viéndolos hasta que la mujer le dijo que tenían que alimentarlos, que lo mejor sería que fuera con sus familiares. Harry acepto no sin antes darle un vistazo más a sus hijos y asegurarse de que estuvieran bien.
Al llegar ahí vio que las únicas personas ahí eran su mamá, la de Louis y Gemma. Sus amigos se habían excusaos diciendo que Liam debía descansar por su estado y Niall tenía que trabajar, Jay les hizo jurar que volverían mañana para conocer a los niños. Ellos asintieron el respuesta.
—¿Los viste? —Anne fue la primera en hablar. Harry asintió— oh, Dios santo, mi bebé ya es papá. Felicidades, cielo —felicitó su madre entre lágrimas.
Johannah y su hermana le siguieron. Harry lloró de la emoción con ellas. Las mujeres se fueron a casa después de un rato.
—Señor Styles, necesitamos que se quede junto al señor Tomlinson ésta noche.
Lo guiaron hacía Louis, quien estaba acostado mirando hacia la nada, al escuchar el sonido de la puerta volteó a ver de quien se trataba, sonrió cuando vio que Harry se hacía presente. La señora los dejó solos.
—¡Lo hiciste muy bien, amor! —alagó Harry con lágrimas en los ojos. Su novio sonrió hacia él. Tenía prohibido hablar—. Los vi hace un momento, son realmente hermosos y pequeños, Noah es notablemente más chico que Will.
Louis asintió, alentando a su novio a que continuará hablándole sobre sus bebés. La única expresión de Louis era una pequeña sonrisa torcida acompañando de unas cuantas pequeñas lágrimas. No sentía fuerzas para nada más.
Harry siguió contando su pequeña experiencia ocurrida con Noah y Will hace unos minutos.
(...)
A la mañana siguiente muy temprano, Louis había despertado ansioso por ver a sus bebés. A las 10 am le realizaron la transfusión de sangre, Niall fue el donante.
A eso de las 12:30 pm un Harry ya bañado se asomó por la puerta, viendo a Louis sosteniendo a sus pequeños angelitos. Se veía cansado y emocionado. Harry sonrió al ver a su familia al fin hecha.
—Hola, amor —saludó, besando la frente de sus tres bebés con mucho cuidado.
—¿Quieres tomar a uno? —habló el castaño con la voz ronca, no había emitido ni una palabra desde que entró al quirófano— sostén a Will si se te hace más fácil.
Cargó a Will entre sus brazos, él se acurrucó en él sintiendo su calor, bostezo como un gatito y estornudo, Harry río y se sentó, sentía miedo de caerse.
(...)
Louis y los bebés permanecieron tres días en el hospital. Al llegar a casa los mellizos dormían, Jay acompañó a la nueva familia para poder acomodarlos y ya después dejarlos. Con mucho cuidado subieron las escaleras. Depositaron a los bebés en sus respectivas cunas, arropándolos correctamente. Harry acomodó a Louis en la cama y Jay se despidió de ellos.
El mayor se sentó con bastante precaución a un lado de Louis, no quería lastimarle o causarle dolores. El menor sonrió abiertamente al sentirlo cerca de él.
Harry junto sus frentes, cerrando sus ojos, disfrutando la cercanía de Louis, sintiendo su respiración sobre la de él.
—Te amo —susurró el ojiazul, dándole cortos besos en los labios al otro.
—Te amo —repitió Harry.
—¿Mucho?
Harry asintió.
—¿Eres feliz conmigo, Hazz? —éste volvió a asentir.
—Más de lo que imaginas —sonrió recordando a sus recién nacidos.
—Yo también soy muy feliz contigo, Harry. Quiero estar contigo y los bebés para siempre...
Enrolló los brazos al rededor del cuello de Harry y besó sus labios.
—¿Para siempre? ¿No crees que es mucho tiempo, Lou? —dijo en broma.
—Contigo nunca es mucho tiempo —siguió la broma.
Los besos siguieron y aunque sabían que no podían ir más allá de eso, los disfrutaban.
Louis ya había comenzado a meter la mano debajo de la camiseta de Harry cuando escucharon un quejido.
Los dos bufaron.
—Vete acostumbrando —río el de ojos azules.
—Voy por él.
Besó una vez más sus labios y se dirigió al cuarto de alado, pensando en la pregunta de Louis...
Claro que era feliz con él, se sentía afortunado y completamente bendecido, tenía prácticamente todo lo que quería; tenía un lindo novio recostado en su cama, unos hermosos mellizos llorones y mucho, pero mucho amor para dar y recibir. Con ese pensamiento agarró al pequeño Noah en brazos, sonriéndole.
Sí, era mucho más que feliz.
Fin.
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