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v e i n t i t r é s

Uno.

Dos.

Tres.

Consecuente y Jimin había perdido la cuenta de los azotes que estaba recibiendo, no estaba llorando, no debía llorar, pero el nudo en su garganta era tanto que casi se estaba ahogando, aún así estaba obligado a gemir, falso y fuerte, rogando por más aún cuando sus piernas querían rendirse a tal castigo, pero el hombre detrás de él lo estaba disfrutando, tanto que sus asquerosos gémidos parecían risas. Y siguió así, hasta que el tipo se corrió en su espalda, sobre su piel punzante, pero había fallado a su palabra, y como consecuencia no tenía descansos, Namjoon le dejó tres sesiones más de BDSM y a todas debía mostrarse gustoso, complaciente.

Y cuando todo terminó, cuando estaba empapado en semén y el último tipo con el que estuvo lo dejó solo, entonces se permitió caer al suelo, con el cuerpo ardiendo y soltando las lágrimas que había aguantado. No obstante, Namjoon no tuvo consideración y le ordenó limpiar el cuarto de sesiones antes de irse. Con lentitud logró levantarse, apenas tomando una ligera tela para cubrir su desnudez he ir al sanitario, donde mojó demasiadas toallas de papel para quitar la sangre seca y el semén pegajoso de su cuerpo.

Finalmente cuando terminó de limpiar todo volvió a su camerino, buscando con desesperación el ungüento con que Yoongi lo había curado la última vez, y lo encontró, para luego, con dificultad, untarlo sobre cada herida. La había cagado hasta el fondo, estaba consternado porque luego de lo de Yoongi en el estacionamiento, Namjoon lo había golpeado, como cuando apenas lo conoció y cada vez que se equivocaba era corregido con brutalidad. Y luego de tanto tiempo lo había vuelto a hacer ¿cómo volvería a su casa en ese estado...? No podía llegar con más problemas allí. Tampoco tenía dinero, Namjoon lo había hecho trabajar sin goze de sueldo y tampoco estaba Yoongi... para llevarlo a su bonito departamento y atender sus heridas con cariño. Entonces luego de todo al fin pensó:

Yoongi...

Le había roto el corazón al peliazul y este se había ido para rescatar la poca dignidad que aún tenía. El peso de su ausencia lo golpeó fuerte, una vida sin Yoongi era una vida vacía, porque Jimin podía actuar como una máquina programada y llena de resistencia, y aún así sus únicos momentos de debilidad eran por el peliazul y por el pelinegro... Se alarmó de nuevo, saliendo rápido del local para ir al estacionamiento, donde Jungkook lo miró con alivio y caminó en su dirección.

- Santa mierda, Jimin, te busque durante toda la noche. - Habló con premura mientras abrazaba al más pequeño.

- Estuve ocupado... - Susurró y soltó un quejido de dolor por los fuertes brazos que lo rodeaban.

- Ese maldito... ¡Voy a matar-

- ¡NO! - Le gritó Jimin mientras tomaba fuerte su mano. - Por favor no le digas nada... - Rogó con tristeza. - Jungkook, por favor no hagas nada... -

- ¿Cómo qué no haga nada?, mírate Jimin, estas todo molido-

- Por eso mismo no hagas nada, se desquitará conmigo. - El pelinegro lo miró a los ojos unos momentos, luego asintió no del todo convencido, y guió a Jimin hasta la puerta del lujoso auto, para ayudarlo a subir y luego cerrar la puerta.

Desde dentro, dos pares de ojos los observaban, SeokJin con una expresión indescriptible, y Namjoon con una sonrisa burlona mientras lo miraba de soslayo.

- ¿Creíste que iba a durar su "romance"? - Señaló haciendo comillas con sus manos. - Ese idiota solo busca un cuerpo que joder, le vale mierda si es una basura como Jimin o un alzado cómo tú, ¿creíste que te quería?, él no quiere a nadie, ni siquiera se valora a si mismo, no fuiste más que su juguete. -

Y con eso se fue, SeokJin no dijo más y tomó su bolso, cubrió su cuello con una gruesa bufanda y salió del lugar, ignorando la mirada de los demás, incluida la de Taehyung, que a pesar de que él salió de lo más contento de haber pasado tiempo con Hoseok, sintió empatía por la situación, porque aunque Jimin nunca se lo admitiera sabía que estaba enamorado de Jungkook, y quizá Jimin aún no se daba cuenta, pero también estaba enamorado de ese frecuente de cabello azul y ojitos enamorados hacia su amigo.





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