
v e i n t i s é i s
Llevar lo necesario.
¿Qué significaba exactamente necesario?, ¿Podría llevar algunas de sus figuras de colección ó las fotos que aún conservaba de sus hermanos?, lo único que Taehyung sabía era que debía ser práctico, discreto. Salir de casa como lo haría una tarde normal en dirección al bar, para que sus vecinos no lo detuvieran con preguntas ó su casera lo juzgará sospechoso. Hoseok le había pedido tres días, no le dijo exactamente que era lo que "tenía que arreglar" pero confío en él. La noche anterior Hoseok no había ido a verlo, y eso le preocupó demasiado, porque tampoco tenía un número telefónico, todo quedaba en palabras y un:
" Nos veremos pasado mañana por la noche, en la cuadra antes del bar."
No era tan seguro para Taehyung. Más sin embargo ahí estaba él, cargando su pequeña mochila solo con unos cuantos documentos personales, un cambio de ropa, cepillo de dientes y pocas y pequeñas cosas con valor sentimental. Vivía en un piso compartido, a lado de personas dedicadas a lo mismo que él y junto a algunos compañeros del bar. Cualquier movimiento en falso y Namjoon sabría lo que estaba apunto de hacer. Tenía dinero suficiente, ó más bien dicho demasiado, regularmente él no solía gastar y lo había pensado demasiado, era el momento, las cosas no pasan porque si. Sí Hoseok lo defraudaba se iría lejos, a un nuevo comienzo, tan lejos que Namjoon jamás lo encontraría.
Entonces salió de casa, con el mismo porte de siempre, con las manos sudando en sus bolsillos y su delineado un tanto corrido. Sonrió a la gente con cual comúnmente lo hacia como despedida y trato de ir lo más lento posible para no compartir camino con otro compañero. Y cuando estaba donde el lugar esperado, Hoseok no estaba ahí.
Se había prometido esperarlo lo más posible, una hora a lo mucho, y también apagó el móvil. Se recargó en la pared, su amplia chaqueta cubriendo su mandíbula cuando agachaba el rostro y la única manera de saber su tiempo era el restaurante de comida china que estaba al frente, donde un pequeño reloj que anunciaba el orden de los pedidos alumbraba.
Turno F128
Sí llegaba al ciento treinta comenzaría a correr en dirección a la estación de tren. Había una constante de veinte minutos ente cada turno. Había reflexionado tanto sobre su existencia que el hecho de atreverse a irse de toda la mierda que estaba viviendo solo porque Hoseok se lo ofreció; le parecía ridículo.
Turno F129
Porque pudo haberlo hecho antes y no tener que aguantar todo el de trato denigrante que tuvo, porque pudo haber sido firme desde un principio para luchar por sus ideales y aunque le costase quizá pudo haber cumplido con sus expectativas.
Turno F130
Miró ambos lados de la calle, a los transitantes y los comensales dentro de algunos restaurantes. Comenzaba a anochecer, seguramente Namjoon ya habría notado su ausencia y estaría llamándolo por teléfono, seguramente ya tendría algún frecuente esperando por él y Jungkook estaría buscándolo.
Turno F131
Hoseok no estaba ahí y para Taehyung aunque desalentador, consiguiente. El mundo no se detiene, nadie nunca se detuvo por él. Entonces azotó el teléfono abruptamente al suelo, quebrando la pantalla y luego dándole unos pisotones, hasta que el delgado aparato fuese maltratado he inservible, le dio una patada para correrlo hasta la carretera y una vez hecho comenzó a correr.
Su vida pasando por sus ojos, su horrible y triste infancia, su confusa y abusada adolescencia, su patética y sucia juventud, eran solo trágicos eventos del pasado, empezar de nuevo. Mirar al frente y no detenerse, correr en busca de la felicidad propia, del amor mismo y no otro, huir de su vida y el naciente sentimiento por Hoseok. Huir de Hoseok no tenía sentido si desde un principio lo abandonó.
¿Por qué creyó que Hoseok iba a ser diferente?
Era un estúpido, un maldito estúpido tan desesperado por cariño que creyó ser apreciado por Hoseok. Hoseok no iba a amarlo, probablemente nunca nadie iba a hacerlo y el mundo no dejaba de tener sentido por eso, claro que no, se tenía a él mismo, y mientras estuviera íntegro estaba bien. Había avanzado unas cuadras, iba tan rápido y distraído que poco le importaba chocar con demás personas, tan perdido y torpe que no actuó con reflejos cuando fue empujado contra el suelo dentro de un oscuro callejón.
- ¿Qué estás haciendo? - Le preguntó jadeante, pero Taehyung no podía responderle. - ¿Porqué estabas corriendo? -
- Creí que... - Murmuró sin voz, confundido. - Yo creí que no venderías... -
Hoseok lo miró anonadado. Sí, se había retrasado, pero no contaba con que Yoongi estuviese ocupado y no pudiera llevarlo en auto a por Taehyung, había tardado en salir del trabajo más de lo que esperó y una vez en el punto de encuentro Taehyung no estaba ahí. Había tenido un maldito golpe de suerte cuando lo divisó a lo lejos.
- Tuve inconvenientes. - Admitió aún buscando regular su respiración. - En momentos como este no halago tus piernas largas, corres demasiado rápido. -
- Tenía miedo. - Aceptó Taehyung. - Sí tú no venías debía irme. -
- Sí no te hubiera visto te habrías ido, ¿Qué iba a pasar con nosotros? -
Nosotros...
El castaño frunció el ceño con conmoción, sus ojos suplicantes en duda, estaba ido, perdido en un mar de emociones, probablemente pudo haber tenido un ataque de ansiedad de no haber sido por Hoseok que lo atrajó en un abrazo. Estaban en el suelo, en un espacio apenas alumbrado y sucio, y Taehyung se dio cuenta de lo encariñado que estaba porque incluso en ese entorno aquello era lo más dulce que le había pasado en la vida.
- Hoseok, tengo miedo. - Dijo de nuevo, dejando que el otro suspirara pesado sobre su cuello.
- No tienes porque, me tienes a mi, estoy contigo. - Respondió con obviedad y calma. - Nada malo va a pasarte, eres mío. - Declaró con desición, y Taehyung contuvo la respiración durante unos segundos, luego exaló con lentitud, asintiendo.
- ¿Y tú eres mío? - Preguntó con miedo.
- Todo tuyo. -
...
Yoongi debía admitir que verla esperando en la zona de cafeteras del centro comercial lo había sorprendido, porque era algo que exactamente él haría. Pensó que se ser Hoseok con quien fuera a encontrarse, su pelirojo mejor amigo habría dado vueltas por todo el lugar y lo habría llamado incontables veces hasta encontrarse, en cambio la peliverde había sido concisa, el plan era cenar y verse en el supermercado, no buscar un lujoso restaurante ya estando ahí. Práctica, pensó. La miró bebiendo lo que supuso era un café mientras usaba el móvil, llevaba una coleta alta y un saco marrón que abultada aún más su curvilínea figura.
- Hola. - Dijo una vez cerca, ella dejo lo que estaba haciendo para guardar el móvil y mirarlo.
- Pareces más triste que la otra vez. - Le comentó con una sonrisa. - ¿Cómo estás? -
- Mal. - Respondió tajante, pero en lugar de parecer afectada con su respuesta, asintió con lentitud.
- Me tomé la libertad de ordenar por ti, pero no te preocupes, sólo fue un café sencillo, sin azúcar. -
- Odio el azúcar. -
- Lo intuí. Siéntate. - Yoongi tomó lugar, bebiendo un poco de la bebida que ya estaba más fría tibia, pero poco le importó, ya todo le importaba una mierda. - ¿Qué tenía esa persona para tenerte así de mal? -
- Unas mejillas preciosas. - Respondió con seguridad. - ¿Qué tenía el tuyo para que lo llames odiota? -
- Una polla insaciable. Antes de enterarme se había acostado con todas las mujeres del edificio y sus compañeras del trabajo. -
- ¿Qué fue lo que le hiciste? -
- Le pateé las bolas, tan fuerte que terminó en el hospital. ¿Tú qué hiciste? -
- Me fui para que fuera feliz. - La peliverde asintió con lentitud, viendo cada desgastada facción en Yoongi.
- Lo lamento. -
- Yo no, creo que fue lo mejor para los dos. -
- Tal vez, pero tu estás enamorado, ¿eso es bueno para ti? -
- No. Pero voy a superarlo. -
- Alentador. ¿Qué es lo que sigue en tu plan? -
- No tengo idea, por el momento solo quiero arreglar mi cabello. -
- Viendo ese desastre, creo que es lo justo. -
- Voy a ser sincero contigo; No recuerdo tu nombre. - Ella sonrió.
- Suran. -
- Claro, Suran, ¿quieres ir a mi departamento? -
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