v e i n t i d o s
Sus ojos ardían al igual que su garganta; producto de un momento de debilidad en el cual gritó y lloró con desespero mientras se encerraba en el auto. Pocas eran las ocasiones en las que Yoongi perdía la cordura, por lo general, él sabía mantenerse al margen de cualquier situación, pero tratándose de Jimin, no era más que un pequeño barco a la deriva en un mar de posibilidades y amor unilateral.
Odiaba como amaba la dependencia que tenía por el pelirosa, aquella necesidad de correr donde el cacheton y resguardarlo consigo era más fuerte que su rasocinio. Y a través de los años, Yoongi estaba tan acostumbrado a Jimin que una noche libre lo llenaba de ocio y aburrimiento. Pero también estaba enojado, tanto que a diferencia de otras ocasiones pensar en su amado lo llenaba de rabia y celos, porque no lo entendía; si Yoongi entregaba todo de si ¿entonces porqué Jimin seguía tan enganchado a Jungkook?
En respuesta a eso él pensaba que quizá a Jimin le parecía insignificante, sabía de antemano la cantidad de hombres que se sentían atraídos por el pelirosa y como este mismo estaba colado por Jungkook, las posibilidades de que fijará un poco de su atención en Yoongi eran casi nulas. Se sentía decepcionado, usado... Y es qué el que Jimin estuviera con Jungkook significaba que todos ese tiempo solo uso al peliazul para su conveniencia. Y Yoongi solo podía decirce una cosa: patético.
Pero él no era un perdedor, a diferencia de Hoseok, él sabía manejar sus propios problemas y no dejaría que un desamor lo hiciera perder más de lo que ya había dado. De lo malo lo bueno, y lo bueno de no vivir por Jimin era que podía hacerlo por él mismo.
Y por primera vez en mucho tiempo pisó un supermercado, no tenía ni la menor idea de lo que iba a comprar y tampoco podía guiarse de la opinión de otros compradores, porque ir a una tienda de veinticuatro horas en plena madrugada significaba estar con la única compañía de los vendedores, que apenas y le daban atención. Tomó un poco de todo y finalmente se detuvo en la zona farmacéutica.
Recién había notado que su cabello era un asco por lo dañado que estaba, y a pesar de que Yoongi era una persona desprendida, en su momento le pareció más cómodo trabajar una decoloración en casa y tinturar a pagarla en un estilista. Y a consecuencia su mata azul se veía oscura a las raíces y deslavada en las puntas, dejándolo ver en su mayoría rubio. La colorimetría capilar era algo que no entendía y pensó que precio significaba calidad, así que tomó la tintura castaña más cara que vio.
- ¡Ni se te ocurra! - Le gritaron haciéndolo tirar el empaque al suelo y mirar a la dueña de la voz. - No puedes ponerte un castaño sobre un azul desalavado. - Le dijo con más calma. - Primero debes barrer el color. -
- ¿Quieres explicarme que mierda significa todo eso? - Preguntó exaltado por la mirada asesina que le daba la peliverde.
- Busca un acondicionador o algo que remueva el azul, si te lo pintas de castaño se verá parchado y se te caerá enseguida. - la chica paseo su mirada entre todo el pasillo y a pasos rápidos tomó otro producto para darcelo a Yoongi. - Este servirá de maravilla, luego que salga todo el azul ya puedes pintarlo, antes no. -
- Y ya que te entrometes en eso, ¿el castaño es buena opción?, lo único que quiero es dejar de parecer un bago con el cabello maltratado. -
- El castaño es una buena opción, pero si lo que quieres es sanarlo te recomiendo una ampoyeta y un tinte azabache-
- ¿Qué? -
- Qué lo pintes de negro. - Le dijo con una pequeña sonrisa. Yoongi asintió, tomando el color negro.
- Gracias. - Ofreció una pequeña venia y se dio la vuelta para empujar su carrito. Pero no esperaba que aquella se encaminara a su lado. - ¿Puedo ayudarte? - Preguntó con desgane.
- ¿Porqué quieres cambiar tu color?, el azul es lindo. -
- Porque quiero y puedo. Adiós. - Dijo he intentó acelerar el paso, más sin embargo, ella también se apresuró.
- Me llamo Suran. - Dijo con calma.
- No estoy interesado. - Respondió tajante.
- ¿Cuál es tu nombre? - Preguntó ignorando lo anterior, Yoongi se detuvo y la miro molesto.
- Yoongi, ahora déjame solo. -
- ¿Eres adicto? -
- ¿Qué? -
- Estás pálido, tus manos tiemblan y tus ojos están rojos. - Informó y el peliazul miró su reflejo en la puerta de la nevera del local. Y en efecto, se veía horrible.
- No soy adicto. -
- ¿Entonces? - Indagó la otra.
- Nada interesante. -
- Debe ser demasiado interesante para tenerte sólo y comprando a media noche viéndote tan mal. -
- Te sorprendería lo complejo de mi situación. No soy interesante. - Dijo tajante, queriendo de una manera sutil, correr a la chica.
- Ese tono en tu cabello no me dice lo mismo. -
- ¿Te refieres a esto? - Preguntó tomando uno de sus azules mechones. - Mi mejor amigo y yo apostamos al baloncesto, el juego empató; ahora él lleva el cabello rojo y yo una horrible decoloración azul. No es algo interesante, solo un trato entre idiotas. -
- Pareces algo prepotente. Pero lo entiendo por que te vez muy cansado. No te alteres, no vengo con la intención de seducirte, recién termine una relación con un idiota y lo que menos quiero es a otro que se pinta el cabello por un juego de baloncesto. -
- ¿Entonces porqué me sigues? -
- Porque te ves deplorable, y venir aquí a media noche me dice mucho sobre ti. -
- Tu no me conoces. -
- En efecto, pero estoy casi segura de que estas solo, y si no eres un adicto y te vez tan mal, entonces te rompieron el corazón. - Dijo con premura y Yoongi la miró confuso. - ¿Es eso, verdad? -
- Deberías cobrar de médium, niña metiche. - Ella sonrió; con sus pequeños ojos apretándose y su nariz bañada en pecas arrugándose. Tenía el cabello verde, largo y lacio, pómulos sobresalientes, labios gruesos, su voz era madura, pero no perdía su agudes, tenía curvas marcadas y no era precisamente delgada, pero eso mismo demostraba seguridad y fuerza, era imponente. - Y tú, ¿qué haces aquí a media noche?, ¿entrometerte en las compras de los demás? -
- No, yo solo vine por cigarrillos, pero te vi a punto de cometer un delito de colorimetría y me fue imposible no meterme. Entonces... ¿estás comprando todo ésto porque te rompieron el corazón? - Preguntó señalando el carrito lleno. - Porque déjame decirte que lo material nunca llenará un vacío sentimental. -
- Supongo que no, pero ahora pienso que lo único que necesito es el tinte y acondicionador. Gracias de nuevo. - Le dijo más relajado.
- De nada, y si necesitas ayuda con esa cosa en tu cabello, me gustaría ayudarte. - Y acto seguido buscó entre su bolsillo un bolígrafo, luego tomó la palma de Yoongi. - Es mi número personal, generalmente sólo estoy ocupada en las tardes, el resto del tiempo puedes llamar. -
- Lo tendré en cuenta, adiós. -
...
Para cuando el pelirojo logró salir de casa era demasiado tarde, aunque no fue su culpa, Dahyun había insistido en mirar una película y había tardado mucho hasta que la chica estuviera profundamente dormida, a consecuencia eran las tres de la madrugada y el apenas iba llegando al lugar.
Fue donde el pasillo, donde varios chicos ofrecían sus servicios y de una manera cortes se negó, para después darse paso a una pared al fondo y esperar por su castaño. Lo que menos quería era que Taehyung hubiese sido solicitado por toda la noche y ya no poder verse, pero fue cuestión de unos minutos para que uno de los cuartos se desocupara, un hombre de un aspecto no tan agradable saliera y detrás Taehyung con el cabello despeinado. A diferencia de otras ocasiones, Hoseok se sintió lleno de pesar.
El castañole dedicó una discreta mirada cómplice y fue donde la pequeña oscura oficina, luego lo vio pasar a los sanitarios y finalmente llegar a su lado para entrelazar sus dedos y llevarlo dentro de una habitación; Hoseok internamente agradecía que fuese una diferente a la que había sido ocupada por Taehyung y el sujeto con anterioridad.
- Creí que no vendrías. - Dijo el castaño, acunando el alargado rostro de Hoseok entre sus manos. - Es tarde, por mucho tenemos dos horas. -
- Lo sé, lo lamento, tuve algunos inconvenientes. ¿Cómo estás? - Preguntó con interés y el menor soltó una débil risita.
- He tenido noches peores. - Sinceró buscando la mirada de Hoseok. - Pero ya estás aquí, estoy bien. -
Y cuando sus bocas se probaron, Hoseok se sorprendió un poco al notar el sabor a dentífrico, he inconscientemente una de sus manos fue hasta la cabellera del menor, queriendo borrar cualquier rastro entre sus suaves hebras. En ese momento no iba a admitirlo, pero una parte dentro de si repudiaba la idea de tomar algo que otro ya tomó. Pensamiento erróneo siendo que sabía que era algo que Taehyung no podía evitar, por eso sus besos eran exquisitos y sus movimientos en la intimidad tan expertos, era el resultado de una vida a complacencias ajenas.
Entonces se mantuvo quieto, siguiendo el movimiento de sus labios pero dejando a Taehyung tener el ritmo, abrió los ojos por un segundo, contento de encontrarse con los del otro cerrados y las mejillas sonrojadas, dejó que guiase el camino hasta la cama y los besos bajaron de intensidad, para finalmente solo estar abrazados.
- ¿Qué quieres hacer hoy? - Preguntó automáticamente y soltó los hombros de Hoseok para tomar los lazos de pequeña su bata, pero Hoseok lo detuvo.
- ¿Qué quieres hacer tu? - Indagó con interés, llevando sus manos a ambos lados de la estrecha cadera. Y Taehyung lo miró con duda. - Si estás cansado, no tenemos que... tu sabes... - Sugirió titubeante y él castaño pareció comprenderlo.
- Estoy cansado, pero también te necesito. - Admitió con un poco de vergüenza y Hoseok le beso la mejilla. - ¿Podemos solo abrazarnos? - Y no necesito de más para ser rodeado entre los brazos de Hoseok, quien beso cada una de sus sienes y se sentó en la cama, dejando al castaño sobre su regazo. Los gruesos muslos de Taehyung estaban expuestos a su vista, canelas y jugosos, no pudo evitar acariciarlos y Taehyung cubrió su mano con la suya, dando un ligero apretón, haciéndole saber que estaba ahí, que estaban ahí, que estaban juntos y estaban bien .
Pensó en lo frágil que era, aún sí su fisionomía era un poco más robusta que la de Hoseok, en la ternura en su mirada, en la dulzura de su gruesa voz, pensó que aún siendo un hombre lo completaba perfecto. Taehyung era perfecto. Demasiado para ser real y era tan maravilloso que la idea de perderlo lo llevaría a la locura. Debía ser valiente, confrontar todas las fallas de su vida y anteponer sus decisiones, sus anhelos, y su necesidad por Taehyung para un día gozar plenamente de la misma. Tener a Taehyung en todo sentido y alejarlo de la mala vida que lo arrancó de sus sueños he ilusiones.
- Voy a sacarte de aquí.
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Sólo diré que amo a Suran, y que el SuSu me súper puede <3
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