f i n a l
La fina y amarillenta arena corría entre los pequeños dedos de Jimin, la tenue capa de agua que limitaba en las orillas del mar mojaba la punta de sus pies, apenas como una caricia. El cielo estaba nublado y por ende el océano no tenía su brillo peculiar, pero estaba bien. Era perfecto porque al menos así la playa estaba despejada y podía escuchar el melifluo de como iban y venían las olas perdiéndose en el mar de regreso a lo profundo. Su madre asemejaba el océano con el cielo por ser mozzafiato y enigmático. Pero Jimin no creía en el cielo, y era preferible sentirla en las caricias suaves de las olas que en las inalcanzables alturas.
Jimim vestía una camisa azul holgada y unas bermudas blancas, disfrutando de los pocos rayos de sol que alcanzaban su piel expuesta. Como el único calor frío que recibiría jamás. Una sonrisa nostálgica apareció en sus labios, la palpante soledad era algo que no podía evitar sentir, mucho menos pensar. Tenía un poco de dicha en saber que su madre partió sin dolor ni arrepentimientos, Jimin había hecho hasta lo imposible por mantenerla a salvo, había dejado de lado su vida para cuidar la de ella, porque eso era el verdadero amor.
¿Y no era eso lo que había hecho Yoongi por él?
Por supuesto. Jimin lo sabía. Y por eso mismo lo apartó.
No arrastraría a Yoongi con todas sus mierdas, Jimin era una desastre y Yoongi él hombre perfecto. Tan perfecto que perdonaría cualquier error de Jimin, una y otra vez, porque lo amaba así.
Los ojos cansados y avergonzados del rubio le dedicaron una mirada cautelosa, como si estuviese preguntando el poder acercarse. El pelirosa no se inmutó en su posición, apenas mirando de soslayo como los zapatos de Yoongi se hundían en la arena haciéndolo caminar con algo de torpeza; a Jimin le pareció tierno. Yoongi era tierno.
- No sé por qué esto no me sorprende. - Murmuró cuando el más pálido se sentó a su lado, a una considerable distancia.
- Suelo ser muy obstinado. -
- Yo diría; obsesivo. Además de encaprichado. - Sonrió. - Pero está bien. -
- ¿Lo está? - Cuestionó el mayor, con una sonrisa de aquellas donde sus rosadas encías se hacían presentes.
- Por supuesto. - Terminó por decir, estirando una de sus manos para tomar las frías de Yoongi. Siempre estaba tan frío, como si necesitará del calor de Jimin para sentirse bien.
Yoongi se hundió en sus hombros, sintiendo como Jimin lo mira, pero sin la suficiente fuerza para sostenerlo. De pronto estaban cerca, sentados juntos con las manos de Jimin apretando las suyas. El pelirosa solo entonces notó las heridas en las mismas.
- El motor falló horrores. - Comentó extendiendo sus palmas y tirando de su camisa para enseñar las manchas de aceite.
- Pero eres un excelente mecánico, ¿qué no? - Jugó un poco, mirando a sus alrededores solo para encontrar el estándar a unos cuantos metros lejos. - Viajar en avión habría sido más cómodo. -
- Quizá, pero al menos en el auto me ahorro el hospedaje. - Jimin asintió, repentinamente incómodo, estar con Yoongi nunca había sido tan complicado por el hecho de que solían pasar el rato juntos, sintiéndose. - ¿Cómo fue? -
- ¿El qué? -
- Lo de tu madre. -
- ...No decía muchas cosas cuerentes, estaba perdida entre la realidad y los recuerdos. Pero estaba bien, se fue tranquila. Ella decía que vendrías por mí. - Yoongi sonrió nostálgico con lo último.
- Tal parece que nuestras mujeres están dispuestas a vernos juntos. -
- ¿De qué hablas? - Preguntó, sin entender las palabras del rubio.
- Tu madre estaba encantada conmigo. - Habló muy seguro de si mismo. - Y Suran está fascinada contigo, sabe que la odias y aún así cree que eres adorable. -
- Yo no la odio. - Se defendió enseguida. - Simplemente fue repentina, supongo que si la quieres tendré que quererla. De otra manera no funcionaremos. -
- No funcionamos, nunca lo hemos hecho. - Se burló Yoongi, pasando uno de sus brazos para atraer a Jimin a su pecho y besar su sien.
- Hagamos que funcione. - Dijo el pelirosa, sus puños sosteniendo la orilla de la camisa de Yoongi. Se quedaron callados, uno disfrutando del otro frente al magnífico océano mientras veían la puesta de sol irse. Jimin respiró profundo, su pequeña nariz paseando por el cuello del otro, juntos, como debían estar.
...
- ¿Jin? - Los oídos del mencionado retumbarón por la agudez de la voz, intento llevar una de sus manos a su rostro, pero sus muñecas parecían sostenidas a algo, de a poco abrió los ojos, pestañeando conforme se acostumbraba a la fluorescencia de la habitación. - ¡Al fin despertaste!, ¿Quieres que llame a la enfermera? -
- ¿Qué clase de pregunta es esa?, llámala enseguida, no aguanto la espalda. -
- No has cambiado en nada. - Dijo Taehyung, contento y presionando el botón en la camilla para medio sentar a SeokJin.
- ¿Qué haces tú aquí? - Preguntó irritado el mayor. No era que Taehyung no le agradará, simplemente nunca tuvieron una buena relación.
- Jungkook tiene consulta con el infectólogo, yo te cuido mientras vuelve. -
- ¿Jungkook? -
- Sí, está aquí todo el tiempo, pero justo ayer comenzó la terapia antirretroviral, termina agotado... Pero aún así vuelve para cuidarte; es dulce, ¿no creés? -
- ¿Cómo está él?, ¿Falta mucho para que vuelva? - Cuestionó preocupado.
- Estable, dentro de lo que puede llamarse "bien". También actúa como loco, siempre está al tanto de tus cuidados y no te preocupes, yo me he hecho cargo de los suyos. - Habló lo último con cierto tono de reproche, Jin apartó la mirada, avergonzado. - Supongo que volverá pronto. -
- ¿Cuánto llevó aquí? -
- Hoy serán tres días, el anestésico fue demasiado fuerte y seguramente no recuerdas mucho, pero puedes estar tranquilo, la bala solo tocó tejido venoso y perdiste mucha sangre, tienes unos cuantos puntos, pero estás estable. - Dijo señalando su propio vientre, Jin tocó el suyo, soltando un quejido de dolor. - Pronto te darán de alta. -
El teléfono de Taehyung vibró en su bolsillo y giró en su lugar para darle la espalda a SeokJin. Mientras el más grande buscó una mejor posición y comenzó a jugar con el interruptor para levantar un poco la cama.
- Iré por una enfermera. - Avisó con la intención de salir.
- Taehyung. - Llamó el más grande antes de salir. - Gracias. -
- No lo hago por ti. Jungkook no tendría nada si no fuera por ti... Le importas demasiado. -
Cuando Taehyung se fue, SeokJin pudo verlo por las persianas abiertas. Y también vio llegar al pelinegro deteniéndose unos segundos con el castaño, Jin sintió un poco de recelo cuando vio a ambos compartir un abrazo. No fue nada romántico, pero el hecho de que Jungkook buscará consuelo en alguien que no fuese él, era algo, difícil de asimilar.
- Hola. - Dijo enseguida cuando Jungkook entró a la habitación. Pero este no contestó, en cambio se ocupó de cerrar las persianas, bajar la iluminación y encender la calefacción.
- Hola. - Saludo finalmente, sentándose a la orilla de la camilla. SeokJin entonces pudo apreciar sus cansados y enfermizos rasgos. Jungkook no dejaba de ser precioso, pero no irradiaba la misma luz de antes.
- Taehyung dijo algo sobre, que empezaste una terapia. - Comentó con cautela y Jungkook asintió lentamente.
- Están buscando que mi conteo de cd4 permanezca alto, mientras tanto experimento con el haart. -
- ¿Y qué tal eso? -
- Terrible, son muchos fármacos, si esto no me mata lo hará una cirrosis. - Dijo con diversión pero aquello no causo nada de gracia en SeokJin.
- Entonces... Estas con Taehyung. - Concluyó y Jungkook lo miró divertido.
- No, sólo es un buen amigo. El tiene a su chico, Hoseok, es un buen tipo. -
- Hoseok... - Murmuró, sintiéndolo conocido pero sin llegar a recordar. - Nunca estuvo desaparecido entonces. ¿Lo sabías? - Jungkook asintió.
- No era como que pudiera decirte, era mi secreto con Taehyung. -
- ¿Qué hay de Namjoon? - Preguntó enseguida.
- Se fue. -
- ¿Qué? -
- Había muchas personas en el club cuando pasó lo tuyo, la policía y los paramédicos no tardaron mucho en llegar. De todos modos era un lugar ilícito, lo clausuraron. -
- Oh por dios... Tengo que salir de aquí. - Comenzó a forcejear, pero Jungkook lo tomó, dejándolo quieto. - Acabó de perder mi trabajo, ¿cómo se supone que voy a pagar esto? - Preguntó exasperado.
- No tienes que preocuparte de eso ahora. Necesitas descanso. -
- Muy bien muchacho, la hora de las visitas terminó. - Interrumpió la enfermera con una sonrisa dulce. - Volveré en un segundo, puedes despedirte. -
Jungkook le sonrió de vuelta a la mujer, luego se sentó más cerca del mayor, sus nudillos resecos acariciando las mejillas de SeokJin. Mismo que cerró los ojos al instante, disfrutando de la caricia.
- ¿Vas a regresar? -
- Por supuesto que sí. - Respondió enseguida. - Me tendrás sobre ti los próximos cinco meses. -
- ¿Eso significa qué...? -
- No hablemos de eso ahora. - Dijo muy cerca de su rostro y contrario al necesitado beso que SeokJin esperaba con ansias sobre sus labios, Jungkook solo beso su frente.
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✖️✖️✖️
Aún falta el epílogo :):
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