❝08❞
Bien, hice lo que Niffty deseaba: pedirle a T/N que saliera conmigo. Aunque no se lo pedí por iniciativa mía. Ya qué. Lo hice, es lo que importa, ¿o no? Quizá algún día pueda tener la iniciativa propia para pedirle que salga conmigo.
Pero bueno, ¿es un avance, cierto? Hace tiempo que no hacía esta mierda.
Quizá también sea un avance el cariño que me muestra, aunque lo sea jodiendo, pero algo es algo. Ni siquiera ella es así con el puto de Alastor.
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Me desperté. No sabía qué hora era hasta que me acordé que tenía que verme con ella a las diez de la mañana, por suerte ya iban a ser las nueve de la mañana. Me levanté de la cama y fui al baño para alistarme.
Después de unos minutos estaba frente al espejo luchando con el listón con el que me hacía el moño.
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Salí del hotel. Quería caminar algo para pensar de que no iba a cagarla al estar con ella.
Y sí, me sentía algo inseguro. No quería dar una «mala impresión».
Mientras seguía con mis pensamientos, escuché una voz femenina. No era más que ella.
—Vaya, ¿qué coincidencia, eh?
—Ni qué coincidencia ni qué nada —suspiré de mala gana y ella se puso a mi lado. Un suave y dulce aroma se hizo presente para mí cuando se acercó.
—¡Claro que lo es! —dijo—. De verdad, pensé que me ibas a dejar plantada, pero al parecer cumpliste con tu palabra —sonrió y empezó a caminar. Yo, sin pensarlo, seguí su paso.
—Yo te dije que no te iba a dejar plantada, mocosa —murmuré.
Ella se empezó a reír.
—De verás, ¿qué carajos piensas de mí para que pienses que te dejaré sola? —le pregunté. Entonces detuve mi paso, eso había sonado algo extraño para mí.
—Pues, no sé —respondió, tranquila y se volteó—. ¿Pasa algo?
—Olvídalo... Solo, solo pensé en algo sin importancia alguna. Sigue caminando —dije algo apresurado y empecé a caminar.
—Pero, hablando sobre lo que pienso de ti, pues, aunque siempre pasas con la cara del orto, eres alguien muy importante para mí realmente; me caes muy bien. No es a cualquiera a quien le muestro mi cariño —confesó dándome un pequeño codazo en mi brazo—. Y te quiero mucho. Aunque sientas lo contrario por mí, no creas que nunca dejaré de joderte, eh —dijo riendo un poco.
Mordí mi labio inferior un poco avergonzado y nervioso por lo que me había dicho. Solté un suspiro:
—Sí, yo también te quiero... Aunque siempre jodes —dije casi como un murmullo, pero quizá mi voz decía otra cosa.
—Es lindo saberlo —suspiró amenamente—, pero creo haberte dicho que si eres alguien cercano a mí, mi jodedera siempre estará presente.
—Sí, sí, sí —me quejé algo nervioso.
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Pues llegamos al restaurante después de unos minutos, y la «cita» salió mejor de lo que esperaba realmente. A pesar de que al principio era jodido estar con ella, solos en esa mesa. Aunque T/N siempre tenía anécdotas jodidamente graciosas que hacían que nos echáramos a carcajadas y que olvidara mi inseguridad al estar con ella mientras desayunábamos.
Siempre tenía una pequeña sonrisa que dedicarme.
De verdad, quizá, me estaba enamorando de ella. A pesar de que ella no sentía lo mismo, posiblemente este «sentimiento» solo duraría un mes.
Aun así, pensaba que el hijo de puta de Alastor sería un gran estorbo si él llegaba a saber que me estaba enamorando de ella, pero...
—¿Pasa algo? —me preguntó ella cuando ya nos íbamos.
—Ese hijo de puta me dijo que era arromántico —susurré, recordándome de lo que él decía antes cuando estábamos vivos.
O sea, ¿todo este tiempo he creído en esa puta mentira? Si él anduvo con ella cuando estaban vivos, ¡y no me dijo nada y solo me decía que él no amaba perder su «valioso» tiempo en una relación!
—¿El qué?
—Olvídalo. Solo estaba pensando en algo del pasado —murmuré.
—Ah, ¿en serio? Te ves enojado.
—Cosas del pasado, T/N.
—Ah, bien... —suspiró.
—Eh... Bueno —carraspeé—, ya venimos a lo que... Eh... Ya acabó esto. Puedes irte ya.
—¿Qué harás ahora? —me preguntó sonriendo.
—Pues lo mismo de siempre.
—Mira, Husk, no tengo problema alguno en que apostes y bebas, pero ¿no te gustaría cambiar esa rutina por hoy? —ofreció.
Fruncí un poco el ceño:
—¿Para? Es a lo que estoy acostumbrado después de todo.
—Bueno, lo estuve pensando antes de dormir, comúnmente, antes de que yo vaya al bar, suelo andar por las calles, a veces disparando a algunos demonios por aburrimiento. No tengo con quien estar, y Alastor no... no es mejor la opción para mí —murmuró—, Niffty pasa ocupada con otras cosas y Rosie también anda ocupada. Pero, creo, o más bien, pasar el tiempo contigo hoy sería genial. Como siempre lo ha sido para mí. ¿Qué dices?
Me sonrojé un poco y miré hacia otro lado. La mierda era que ya no tenía dinero.
—No tengo dinero si piensas en dar algunas vueltas, T/N.
Ella rió de manera baja y dijo:
—Tú. Pero yo sí tengo —me volteé y ella estaba jugando con una billetera—. ¿Le entras, michi?
Ella me miraba con complicidad y felicidad.
—Solo serán unas putas vueltas. Qué más da —dije, intentando de ocultar mi vergüenza por aceptar.
—¡Genial! Pero también iremos donde tú quieras —dijo agarrando mi brazo haciendo que yo caminara.
—Si tú dices... —dije intentando de llevar su paso—. Pero suéltame, que puedo caminar.
Me soltó tranquilamente.
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Y durante todas las horas que iban pasando anduvimos en varios lugares incluso almorzamos juntos en un club.
En un club le enseñé a jugar póquer. Y mientras yo le ganaba en todas las partidas, ella me ganó en una cuando me salió con una escalera real. T/N se emocionó tanto después de tantas partidas perdidas que incluso improvisó un baile de victoria. Eso me dio algo de risa y ternura aunque no lo mostré.
De lo que yo había pensado en que solo iba a ser una maldita salida, terminó siendo muchas en algunos clubes e incluso en un arcade, lo peor que con el dinero de ella. Pero T/N me decía: «No tienes de qué preocuparte. No es siempre el caballero el que debe invitar a la dama, michi».
Sentí que por primera vez no tenía la necesidad de estar aplastando el culo por estar bebiendo alcohol y por estar apostando. ¿Para qué lo necesitaría cuando la tenía a mi lado?
Ni siquiera me acordaba de haber conocido a alguien como T/N cuando estaba vivo. Para nada.
Pero, quizá podía ser rechazado por ella... ¡Si incluso me rechazó cuando pensó de que me le iba a declarar! Y más, siempre escuchaba a muchos clientes del bar y el casino decir que ella desde hace tiempo no sentía algo por alguien por una «mala experiencia», creo que en eso entraría Alastor.
—¿Por qué venimos aquí? —le pregunté algo inseguro mientras subíamos unas escaleras y más todo estaba un poco oscuro.
—Si llegamos al techo de este edificio, esto será gratis —respondió al detenerse frente a una puerta de metal—. Pareces inseguro, Husk.
—Jodas. ¿Quién dice que estoy así? —me quejé, señalándola, y ella sólo hizo aparecer una escopeta.
—Bien. Mejor tápate los oídos —recomendó, posicionando el cañón de la escopeta en el seguro de la puerta.
—¿Por qué carajos haría...?
No terminé de hablar cuando se escucharon varios escopetazos y yo solo di un brinco como si fuera un gato cagado literalmente y ella se echó a carcajadas.
—¡Por... Por un... demonio! —decía ella con dificultad por sus carcajadas mientras se abrazaba el estómago.
—¡Hija de puta! —exclamé, aturdido y molesto.
—¡Te lo advertí! —dijo, acomodando la escopeta detrás de su espalda y aún seguía riéndose—. Qué terco eres —y pateó la puerta abriéndola causando un ruido molesto cuando esa cosa fue a dar al suelo.
Solté un gruñido:
—Te mataría.
—Si es que pudieras —burló—. Ahora sufre de mi jodida amistad. Mejor ven.
Rodé los ojos de mala gana y le seguí.
Ambos estábamos en la azotea.
—¿Y qué hay aquí?
—Eso —señaló a otro lado y pude ver que, aparentemente, abajo habían varios carros y al frente había una gran pantalla. Eran de esos tipos de cines o algo así—. Pensé que sería mejor aquí. No tendría que gastar por entradas si estamos aquí arriba —dijo caminando un poco hasta sentarse en la orilla—. Vamos. Ven.
—Eh... Espera, ¿no se supone que las parejas vienen a esta cosa?
—No creo que siempre tenga que ser una pareja. Ya he venido aquí con Rosie, Niffty y otros amigos antes. Después de tantos años vuelvo aquí y contigo, eh —respondió y yo me senté a su lado algo tímido. Ella sólo movía sus piernas tranquilamente—. Lo malo es que no comeremos palomitas, porque me han dicho que aquí le meten una droga llamada Molly, una mierda sexual, así que... creo saber qué está pasando adentro de esos carros. Aunque, claro, solo me han dicho eso, no sé si es verdad, pero es mejor prevenir que lamentar, ¿cierto?
—Ah... ¿Sí? —susurré algo incómodo.
Ella rió un poco:
—Te incomodó eso, ¿verdad?
Chasqueé la lengua de mala gana y no dije nada.
—Bien, mejor cállate, creo que esa pantalla pondrá una película ya. Espero que no vaya a ser porno.
—¡Entonces por qué venimos aquí si es un puto porno!
—Porque hoy darán una nueva película de comedia... Así que, bueno, tú sabes... Solo espero que no vaya a tener algo porno o me lanzo del edificio —burló con algo de drama, apuntando hacia abajo.
—No seas imbécil, mujer.
—Solo bromeo.
—Tu humor da miedo.
T/N se encogió de hombros sin tomarle importancia.
—El humor tuyo a veces es negro también. Así que no me juzgues, michi.
—No te juzgo —me quejé.
—Bien, ahora solo enfócate en la película.
Me crucé de brazos soltando un suspiro. Ella sólo seguía tranquila moviendo sus piernas mientras miraba a la gran pantalla.
Y mientras los minutos pasaban nosotros nos reíamos por las escenas de aquella película. Sí tenía humor sexual pero a ella sólo le causaba más gracia, no le importaba eso en lo absoluto. Quizá solo se incomodaría si llegaba una escena sexual.
Era lindo verla reír durante todo ese rato hasta que pasó como una hora y media y ella se alteró de la nada.
—¿Qué pasa? La puta película ya acabará.
—¡Tengo que ir al bar, Husk! —se iba a levantar pero yo la detuve y la solté de inmediato por pena.
—Soy tu jefe, T/N. No te pasará nada —le dije tranquilamente.
—Lo sé, pero... Ah, los clientes siempre se preocupan si no llego al bar y en la siguiente noche sufro de un cuestionario —suspiró.
De eso sí ya me he dado cuenta. Era mejor que la dejara. Ya había estado con ella durante todo el día después de todo.
—Eh... Bien. Mejor ve.
—¿Que yo vaya? Vamos nosotros dos allá —se levantó.
—Ya qué —dije sin interés y me levanté. En un momento casi pierdo el equilibrio y ella me agarró del brazo acercándome un poco a su cuerpo y se separó de inmediato.
—Puta. Ya casi te haces mierda allá abajo. Si no te agarro... —susurró, aliviada.
—Sí, claro. Tengo alas por si eso hubiese pasado.
Ella rió un poco y empezó a caminar; yo seguí su paso.
—Hablando de alas, algún día deberías de llevarme volando a algún lugar.
—Sigue soñando —gruñí.
—Qué malo eres, michi —se quejó como si fuera una niñita e hizo a un lado la puerta de metal que ella había destruido.
—¿Cómo carajos mueves eso con facilidad?...
—Eh, bueno... No sé. Desde que estoy en el infierno me he dado cuenta que tengo mucha fuerza física. Cosa que no tenía al estar viva realmente. Era una maldita debilucha —murmuró.
Alcé un poco mis cejas y solo seguí caminando a su lado hasta que salimos de ese edificio.
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Llegamos al Hotel Jackpot riéndonos mientras contábamos algunas escenas de aquella película y de las cosas que habíamos hecho durante todo el día. Cuando entramos muchos clientes nos quedaron viendo.
—Ja... Bien, iré al bar. Al rato hablamos —me dijo, dándome una pequeña palmada en la espalda y ella se fue.
Sonreí un poco y solté un suspiro.
—Uy... ¡Vivan los novios! —exclamó uno de los chicos con los que apostaba.
—Carajo. ¿Acaso lo hicieron? —cuestionó otro con burla e intención sexual.
Me di una sola manotada en la frente y ellos se empezaron a reír.
—Mejor ven aquí. Vamos a jugar póquer ahorita.
Me senté en uno de los asientos y ellos me quedaron viendo.
—¿Qué? ¿Es malo que viniera con ella? —gruñí.
Ellos me miraban con una puta picardía.
—Hace tiempo que la barleidecita no entraba con alguien al hotel. Comúnmente viene sola. Pero tú eres su jefe. ¿Acaso esconden algo como jefe y empleada?...
—Uy... —suspiraban los chicos que estaban conmigo con picardía.
—No —respondí de mala gana mientras un demonio me entregaba las cartas que iba repartiendo.
—¿Ella te gusta?
—¿A quién no le gusta a esa belleza? —apoyó uno.
Fruncí el ceño, celoso.
—¡Ja! Y eso que lo dije mintiendo. Claro que a alguien le ha de gustar a T/N pero a mí no. Pero te pusiste celoso con lo que dije, gatito.
Sentí que mis mejillas empezaban a arder, y otros apostadores que estaban en las otras mesas nos miraban mientras se reían un poco y, especialmente, a mí.
—Qué ganas de morir por una segunda vez tengo en este puto momento —murmuré avergonzado, mientras cubría mi rostro.
—Ah, bueno, le gusta. Está confirmado. Pensé que se iba a enamorar de un chico, pero resulta que se enamoró de una chica —burló uno. Sí, ellos sabían mi sexualidad.
—¡Ya cierren el orto o les parto el culo! —exclamé, molesto.
Ellos se quedaron viendo entre sí y sonrieron con malicia.
—¡A Husk le gusta T/N! ¡A Husk le gusta T/N! —gritaban como si se tratara de un grupo de niñitas molestando a su amiga en un puto colegio.
Me recosté en la mesa intentando de no ocasionar una pelea.
Genial, lo que había sido un lindo día terminaba de esta manera.
—Oigan, majes, ya. Estamos llamando la atención de ella. Es demasiado —susurró el que había empezado con los gritos.
—¡Hijo de puta...! —murmuré aún estando sonrojado y levanté mi mirada y de reojo pude ver a T/N reírse por el lío que estos cabrones habían ocasionado.
Bien. Ahora ha de odiarme porque me gusta.
Mejor ni me acerco al bar cuando termine las jugadas y subo a la maldita habitación que tengo en este hotel.
No quiero que me vaya a quedar viendo mal por lo que esos hijos de putas hicieron después de lo increíble que había pasado el día con ella.
Autoestima: jodidamente destruida.
|No sé, pero todo el capítulo fue solo sobre ellos. ¿Sería algo bueno xD?|
|En fin. Gracias por leer uwu 💕|
20/08/2020
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