❝07❞
En fin, no salió nada mal la pequeña cita que tuve con Alastor, bueno... Si hubo un momento incómodo:
—«¡Alastor...! Para. Pareces ya como todo un maldito tóxico —murmuré—. Husk y yo solo somos amigos. ¡Nada más!... —él me tenía acorralada en una pared en lo más profundo de un callejón que estaba al lado del restaurante.
—«¿En serio? ¡Entonces por qué no quieres volver conmigo! Podríamos volver a ser lo que éramos antes —me agarró del mentón—. ¿No crees eso, cariño? Sabes que nunca te dejaré en paz.
—«Ah, sí... —dije viendo hacia otro lado, incómoda—. Pero sería enfermizo de mi parte volver con mi asesino. Si no fuera por tus jodidos celos, quizá, tan solo quizá, hubiese vuelto contigo desde hace años... Así que... Sácate esa puta idea de que me gusta Husk y de que tú y yo seremos algo otra vez. Él es solo mi amigo, nada más.
—«Sí... Amigos. Claro. Claro —murmuró como si se tratara de una amenaza—. ¡Bueno! Mejor volvamos a mi hogar, querida» —exclamó como si nada e, inesperadamente, sus labios rozaron con los míos. No hice nada más que solo empujarlo y él se empezó a reír.
O sea... ¿Acaso no entendía que Husk y yo solo éramos amigos?
Decidí respirar profundamente mientras subía las escaleras del apartamento en el que vivía hasta que llegué a mi habitación. Entré y después de unos minutos me dormí.
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La noche siguiente volví al bar. No era de esperarse para mí ver a todos los clientes preguntándome sobre el por qué no había ido la noche anterior.
—Ya. Tranquilos. Solo anduve con alguien afuera —respondí casi de mala gana, mientras le servía vino a un cliente.
—¿Ya encontraste pololo, eh? —cuestionó un cliente, burlón.
—Ni lo quiera Lucifer —suspiré—. No tengo tiempo para esas cosas ya.
Muchos clientes se les hacía difícil en creerme cuando les respondía de que yo no necesitaba un novio y de que no me gustaba nadie, supuestamente porque me veían muy linda como para no tener a un chico a mi lado.
Sé que no me pasará lo mismo como lo que me pasó con Alastor, pero bueno...
Mientras las horas pasaban reía con los clientes hasta que llegó mi demonio favorito. No sé, lo consideraba como mi demonio favorito en el bar.
—Vaya, michi —le di su botella como una manera de saludo y él la agarró tranquilamente—. ¿Cómo has estado hoy?
—Eh, bien, supongo —respondió sin interés y empezó a beber—. ¿Y tú?
De verdad, siempre me sorprendía de que él se acercara al bar cuando ya no había casi nada de clientes. Algo que me daba la oportunidad de hablar con él.
—No pues, más que bien —respondí sonriendo, y me recosté en la barra—. Te veo más tranquilo de lo común, Husk. ¿Pasa algo?
Él alzó una ceja y me dijo:
—No, nada —siguió bebiendo.
Entrecerré mis ojos. Sentía que quería decir algo. ¿Acaso seguía molesto solo porque yo pensé de que él se me iba a declarar y le rechacé?
—Ah, claro. ¿Seguro que no quieres decir algo? Me preocupa esa tranquilidad tuya —dije y toqué la punta de su nariz de manera juguetona. Él solo frunció el ceño y dejó su botella.
—De verdad, si jodes.
—¡Ja! Lo sé —dije casi a carcajadas—. Si eres alguien cercano a mí, mi jodedera estará presente cuando estés conmigo.
—Sí. Ya me he dado cuenta —dijo sonriendo levemente.
«Bien. Está mostrando algo de confianza ya. Solo hay que esperar a ver qué quiere decir», pensé.
—¿Qué has hecho hoy? —le pregunté y agarré una copa para servirme algo de ron blanco.
—Nada más que apostar en otros casinos y beber.
—Re casual en ti —dije haciéndome la disimulada y di un sorbo de mi bebida.
—Jodas. ¿Qué quieres que te diga? Mejor dame otra botella.
Le di otra y después de unos minutos de charla nos quedamos callados. No sabía de qué más hablar ya. Y en un momento él al parecer iba a decir algo, pero el momento fue jodido:
—¡T/N! ¡Nena! —me fijé en Angel Dust que venía con una chica de un solo ojo, ambos se acercaron al otro extremo de la barra.
—Ah, ya, ya vengo, Husk —le dije y me alejé de él. Juro que cuando me alejé escuché como si él le hubiese dado un solo putazo a la barra—. Días sin verte. ¿Qué pasa?
—Mira que Valentino está buscando a un bartender o barlady para unos de sus clubes, solo será por un día en una actividad. Y como ahorita iba pasando por aquí me acordé que tú eres genial para estas cosas.
—¿Eh? ¿Yo?
—¿Quién más se llama T/N aquí pues?
Solté una pequeña risa y le dije:
—No sé. Depende... Tú sabes que trabajo aquí a diario.
—No pues, solo quería decirte para que lo pensaras. Será dentro de una semana en la madrugada. No te obligo para nada. Y una cosa más: ¿Tienes botellas vacías?
—¿Por qué carajos quieres eso? —le pregunté.
—Resulta que la chica que ves aquí —me fijé en la demonio de un solo ojo—, les mete unas mierdas a las botellas y explotan.
—Es solo por diversión —dijo ella cruzándose de brazos—. Por cierto, me llamo Cherri Bomb.
—Oh, ya veo, un gusto pues —le dije sonriendo—. Y sí, tengo unas botellas.
Ellos ampliaron sus sonrisas y yo se las di. Luego se fueron corriendo del lugar. Me acerqué a Husk nuevamente:
—¿Ibas a decir algo, michi?
—Olvídalo —murmuró.
—Oh, vamos... —dije, resentida—. Dilo o te disparo —hice aparecer un revólver.
—¡Oye, no te pases!
—Solo bromeo. No sería capaz de eso. Y mucho menos contigo —dije riendo e hice desaparecer el revólver.
Él soltó un gruñido algo molesto. Se quedó algo pensativo hasta que al fin habló:
—Mira, seré directo: solo quería saber si... Eh... Si mañana podríamos ir a desayunar juntos. Solo eso —y de un solo agarró su botella y siguió bebiendo.
—¿Solo eso? —dije cruzándome de brazos y le sonreí.
—¿Estás sorda o qué?
—No. Pero suena bien lo del desayuno —respondí, tranquila—. ¿A qué viene eso, eh?
Él solo se encogió de hombros y desvió su mirada.
—Bueno, ¿dónde será?
Aparentemente eso él ni lo pensó.
—Ah, ni la más puta idea —murmuró en voz baja.
Me empecé a reír.
—Tranquilo. Podemos hablar de eso ahorita.
—Si tú dices.
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—No, no te voy a dejar plantada —me decía mientras caminábamos por las calles.
—Mira que confío en tu palabra —le decía solo para seguir molestándolo y él me dio un solo empujón—. ¡Oye! Casi me botas, idiota.
—¡Mucho jodes!
—¡Tú también!
—¿Yo? Sí. Claro —murmuró sarcásticamente.
Fruncí el ceño y le di un solo caderazo.
—Deja de molestarme, T/N —se quejó, señalándome.
—Vamos. Solo estoy jugando.
—Eso no es jugar. Es joder.
No sabía si molestarme o empezar a reír. Era la primera vez que nos tratábamos de esa manera y me gustaba. Y así nos fuimos tratando hasta que las quejas se convirtieron en risas.
Ya qué. Solo tenía que esperar a que fueran las diez de la mañana para encontrarme con él en un restaurante.
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Después de unos minutos llegué a mi habitación pero a los pocos minutos alguien tocó la puerta.
—Que no sea Alastor, Lucifer... —murmuré. Agarré mi metralleta y al abrir la puerta algo entró con velocidad y accidentalmente jalé el gatillo.
—¡Sé que ha de ser maleducado de mi parte llegar a tu habitación y peor a esta hora!
—¿Niffty? ¡Qué haces aquí! Casi te disparo.
—Estoy bien y... ¡Por todos los infiernos, qué horrible! —exclamó y empezó a limpiar y a ordenar algunas cosas hasta que después de unos segundos se acercó a mí y me quitó un sucio que tenía en la mano. Yo solo parpadeé varias veces, perpleja.
—Carajo... Eh... Pero ¿qué haces aquí? —le pregunté, dejando mi metralleta a un lado y me agaché poniéndome a su altura—. Espero que el canalla de Alastor no te hubiese enviado aquí —murmuré y ella negó.
—Solo estoy aquí feliz. ¡Lo vi todo!
—¿El qué?
—¡Tú y Husk!
—¡Cómo!
—Lo siento. Pero se me fue inevitable ver cómo él te pedía salir contigo.
—Pero... Pero tú no estabas allí. ¿Acaso estabas en el bar?
Ella asintió varias veces. Vaya, a veces esta chica me daba algo de miedo.
—Ah, ¡al fin habrá una pareja en el grupo! ¡Ya era hora! —dijo, emocionada.
—¡Qué! ¡No! Niffty, no te iluciones con esto. Solo somos amigos.
—Es lo que se dice al principio...
—Mierda. Ni loca, aunque... —dije sin pensar.
—¿Aunque?
—¡Nada! No pienses en escribir unas de tus historias sobre él y yo —amenacé.
—No prometo nada.
Solté un suspiro y le dije:
—No seas así, niña... Solo será un desayuno, nada más.
—Ay, T/N, no seas así.
Alcé una ceja.
—Necesitas amor y tú a Alastor ni caso le haces. Pero he analizado tu amistad con Husk, y a él sí le muestras cariño.
Me sonrojé un poco.
—¿Cierto?
—¿Yo? ¿Amor? —carcajeé—. ¡Válgame Lucifer! No necesito esa cosa. Me conformo con el amor propio.
—¿En serio? —dijo, desilusionada.
No. No hagas eso.
—Oye, vamos, no te pongas así —dije, y ella sólo me mostró esa carita triste que incluso servía como debilidad para Alastor—. Ay no... —susurré—. Si me enamoro algún día te conformarás con eso. Pero por los momentos no hay nadie.
—¿En serio? ¿Si te enamoras me lo dirás?
—Eh... Ahí veremos —dije sonriendo nerviosa.
Ella soltó un chillido, emocionada. Se despidió y se fue corriendo.
Me quedé algo atónita y tonta por lo ocurrido.
¿Husk y yo? ¡Ja! ¿Qué carajos? Dudo que seamos algo.
En fin, solo me fui a acostar después de unos minutos. Por cosas de la no-vida estuve pensando en lo que Angel Dust me dijo sobre ayudar a Valentino en unos de sus clubes y... en Husk unos momentos hasta que me dormí.
|En fin. Gracias por leer uwu|
08/08/2020
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