
Capitulo 10
Me aleje de los grupos dispersos de alumnos totalmente emocionados por volver a Hogsmeade.
Recorrí las calles llenas de nieve que me recordaba que la navidad estaba a la vuelta de la esquina, esta podría ser una buena oportunidad para comprar los pocos regalos que tenía por dar.
Me preguntaba si era demasiado pronto comprarle algo a Sirius para navidad... después de todo había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien le había regalado algo.
¿Qué debería de comprarle?
Seguí dando vueltas mirando las vidrieras con las extravagantes ropas y túnicas, y a los chicos corretear de un lado a otro.
Al final me decidí a entrar a una de las muchas tiendas que había para comprar un poco de ropa para el pulgoso.
La dependienta me miro raro cuando fui a pagar por todas esas ropas de hombre, ignorando su mirada le sonreí inocentemente y salí de la tienda.
Vi a lo lejos a dos de los alumnos más revoltosos que me pudo tocar por enseñar, los gemelos Weasley entraron en Las tres Escobas acompañados de su cómplice, Lee Jordan.
Sacudí la cabeza con una risa al ver las travesuras que le hacían a la gente que se les cruzaban.
Me entretuve viendo las vidrieras buscando algo para regalarle a mis dos amigos, al final decidí comprarle chocolates a Remus y me concentré en encontrar algo adecuado para Black.
Nada parecía llamar mi atención y acabe por abandonar la idea al darme cuenta que no conocía en nada a Sirius.
¿Cómo podría comprarle un regalo, si no sabía si le iba a gustar si quiera?
Un poco desanimada por las No compras de navidad, camine hacia Honeydukes, que estaba a estallar de niños y adolescentes, por lo menos a Remus si sabía que iba a gustarle.
Caminé con dificultad entre tantos críos por el pasillo de chocolates y me decidí a llevar uno de cada. También agarré varios dulces para mí y me fui a pagar todo.
¿Estaría bien si le comprara algo a Harry y sus amigos?
Volví a hacer el mismo recorrido de antes, y terminé por quedarme un rato en Las Tres Escobas a tomar una cerveza de mantequilla antes de volver al castillo.
La campana tintineo anunciando mi llegada, pero solo algunos curiosos voltearon a verme, caminé entre las mesas buscando algún lugar en el fondo tranquilo en donde sentarme.
-Señorita Granger, Señor Weasley, Señor Potter -los salude mientras que pasaba por sus lados
¡Esperen un momento!
- ¡¿Señor Potter?! -volví sobre mis pasos para ver al chico de ojos verdes que miraba a todos lados, desesperado por desaparecer
El trío me hizo callar, obligándome a sentarme con ellos.
Esos niños.
-Demonios Harry, ¿qué es lo que haces aquí? -susurre mientras lo fulminaba con la mirada y él trataba de hacerse más pequeño en el asiento
-Bueno... usted profesora dijo que yo podía encontrar otra forma de venir -revolvió, más de lo que ya estaba, su cabello con nerviosismo y me dio una sonrisa inocente que estaba empezando a reconocer por una no tan inocente
Tal vez si tenia sangre de Merodeador después de todo.
-Pero no así, ¡Por Salazar y Morgana! -masculló algunas palabras incoherentes y volví a mirarlos con el ceño fruncido-. ¿Cómo es que has llegado hasta aquí? –
Vi a los tres intercambiando miradas entre si ante mi respuesta, y tras un asentimiento de Hermione, Harry se decidió a hablar.
-Yo... -sus palabras fueron interrumpidas por el sonido tintineante avisando otra llegada, y los cuatro nos giramos hacia el sonido
Una corriente de aire entró trayendo algunos copos de nieve consigo al haber abierto la puerta, y la profesora McGonagall y el profesor Flitwick entraron seguidos de cerca por Hagrid y Cornelius Fudge, el Ministro de Magia, con el que estaba conversando.
¿Qué hacia el Ministro de Magia por aquí?
Hermione obligó a Harry a esconderse debajo de la mesa y yo aproveche ese momento para separarme de ellos y no llamar más la atención de los profesores.
Me senté en una mesa un poco alejada y le pedí una cerveza de mantequilla a Madame Rosmerta, aunque viendo la situación parecía que iba a necesitar algo un poco más fuerte.
Agudice mis oídos, tratando de escuchar su conversación al igual que los tres adolescentes a su lado.
-...están furiosos con Dumbledore porque no los dejan entrar en los terrenos del colegio -
-Menos mal -opino Minerva, tajantemente-. ¿Como íbamos a dar clase con esos monstruos rondando por ahí? –
Solo parecían estar hablando de los dementores que interrumpieron el partido. No me extrañaba que Dumbledore estuviera enojado después de ese escándalo, había sido muy peligroso.
-De todas formas -hablo otra vez Fudge- están aquí para defendernos de algo mucho peor. Todo sabemos de lo que es capaz Black... -
No, por supuesto que no lo saben.
Reprimo el gruñido que quería salir de mi pecho y sigo escuchándolos.
-Todavía me cuesta creerlo. Lo recuerdo cuando era un niño en Hogwarts, Sirius Black era el último que hubiera pensado que se pasaría al lado oscuro-dijo Madame Rosmerta con cierta melancolía
-Dices que te acuerdas de cuando estaba en Hogwarts, ¿recuerdas quién era su mejor amigo? -susurró la profesora McGonagall
-Pues claro, nunca se veía al uno sin el otro. ¡Un par de revoltosos, Sirius Black y James Potter! -dijo Madame Rosmerta riendo ligeramente
Escuche el sonido pesado de algo caer al suelo, y no me gire a ver porque sabía que era Harry, solo sigo escuchando con atención.
-Black y Potter eran más que amigos, eran hermanos; confiaban el uno al otro, tanto como para que Sirius fuera el padrino de boda de James cuando se casó con Lily, y luego fue el padrino de Harry. El muchacho no sabe nada, ya te puedes imaginar cuánto se impresionaría -dijo Fudge
Quería que Harry supiera la verdad, pero no así, y no a medias.
- ¿A qué viene todo esto? -pregunto Rosmerta dejando las bebidas en la mesa para sentarse
-Cuando los Potter se enteraron de que eran perseguidos por el innombrable decidieron esconderse, pocos sabían de su escondite, pero uno de ellos era Sirius Black y se lo contó a quien tú sabes -hablo la profesora en susurros
-No solo traicionó a los Potter esa noche, sino que mató a uno de sus amigos, Peter Pettigrew. Lo único que quedo de él fue su dedo -esta vez hablo Fudge, sin enterarse que otros estaban escuchando- y ahora viene a por Harry –
Vi como los tres amigos se levantaban sin llamar la atención y se marchaban del bar, los seguí sin que se dieran cuenta, quedándome a una distancia prudente mientras veía la desgarradora escena en la que Harry lloraba siendo consolado por Hermione.
Lamento que tengas que enterarte de esta forma, chico.
No había nadie aparte de nosotros, así que no hacia falta que me concentrara tanto para escuchar lo que decían.
- ¡Era su amigo y los traicionó! -los gritos de Harry era lo único que se escuchaba alrededor, me estremecí sin poder evitarlo-. Ojalá que me encuentre, y entonces voy a estar listo. Cuando lo haga, voy a matarlo –
La expresión furiosa de su rostro y el dolor en su voz era una vista realmente desgarradora de ver.
Luego de escuchar todo eso, me escabullí sin que se dieran cuenta y corrí tan rápido como mis piernas pudieran, pasando por debajo del alambrado que separaba la casa de los gritos, de los curiosos.
Sirius y Remus se giraron en cuanto me vieron entrar, atónitos al verme con la respiración agitada y la desesperación grabada en mis ojos.
-Harry lo sabe -
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro