Todos los alumnos y profesores estaban reunidos alrededor del retrato de la dama gorda, que daba hacia la sala común de Gryffindor.

- ¡Ahí esta! -ante el grito, todos corrieron y algunos hasta se empujaban por llegar primero a ver qué sucedía

-Querida señora, ¿quién le ha hecho esto? -Dumbledore miraba al retrato de un paisaje con animales, los cuales estaban alrededor de una muy aterrorizada señora gorda

- ¡Él tiene un alma muy sucia! -chilló histérica-. En sus grandes ojos hay maldad, yo lo vi es él, del que todos hablan -asintió varias veces haciéndola parecer trastornada después del pequeño accidente-. Está aquí, se metió al castillo, ¡Sirius Black! -grito tratando de esconderse tras los animales

Todos exclamaron y se fueron hacia atrás, asustados, al escuchar al nombrado.

Genial, el loquito andaba suelto por los terrenos del colegio en una noche de luna llena.

- ¡Asegure el castillo señor Filch, ustedes al Gran Comedor! -

Esa noche todos los alumnos dormirían en el gran comedor, mientras que los profesores harían turnos de vigilancia por todo el castillo.

Era importante garantizar la seguridad y el bienestar de nuestros alumnos, y claro está, la del mismo Harry Potter.

Abrí la puerta de mi habitación y me encontré a Snape de frente.

- ¡Vaya susto que me dio! -me agarre el pecho largando un suspiro

-Le traje la opción para esta noche, Lupin ya la tomó en la mañana.. -me examinó unos minutos, reparando en mi respiración acelerada y el sudor-. Le sugiero que se apure, a menos de que quiera convertirse aquí mismo -sonrió hipócritamente y se fue con la túnica negra ondeando tras él cual murciélago

- ¡Eugh, que asco! maldita poción, y maldito Snape, de seguro le puso veneno -masculle entre dientes mientras apuraba el paso para salir del castillo

-Espero y tenga suerte señorita Ava -me sonrió con pena Minerva

Solo atiné a sonreírle antes de empezar a correr hacia el bosque prohibido tratando de no cruzarme a ningún dementor, tenía que tener extremo cuidado, no podría conjurar un expecto patronum y convertirme al mismo tiempo.

Tampoco podía ir hacia la casa de los gritos porque Remus ya la estaba ocupando, y Merlín no quiera que nos encontremos, sería una masacre.

Esta noche sería difícil.

Me interne en lo más profundo del bosque, lejos de la casa de Hagrid. Estaba nerviosa, era la primera vez que me iba a convertir fuera de la casa de los gritos, y no quería lastimar a nadie.

A lo lejos escuché un aullido que quedó retumbando en mi cabeza, gemí cayendo al piso agarrándome la cabeza con fuerza, casi enterrándome las uñas en mi cuero cabelludo.

Dolía.

Jadeando plante las manos en la tierra de cuclillas empezando a sudar, tenía calor por todos lados, era como un incendio que no podía apagarse.

Y lo peor estaba por empezar.

¡CRACK!

Los huesos de mi brazo se rompieron con un sonido repugnante y luego el otro, pude sentir el sabor metálico de la sangre al intentar reprimir un grito mordiendo mis labios.

Mis brazos volvieron a su lugar otra vez al mismo tiempo en que los huesos de mi columna se rompían, podía sentir el cambio.

Mis encías arder por los colmillos saliendo, al igual que mis uñas crecían considerablemente dejando ver unas afiladas garras y mis ojos brillaban de un tono dorado, casi tanto como el Ámbar.

Mis piernas se rompieron y adoptaron otra forma mientras que mi columna se dobló, adaptando mi cuerpo al de un lobo, negro como la noche.

Por fin había terminado.

Tome respiraciones pausadas mientras mi cuerpo se acostumbraba, mi visión empezó a fallar y la loba en mi interior tomó el control de mi cuerpo.

Luego... solo corrí.

[...] Al otro día; en clases de DCAO [...]

Narrador/a: El rayito McQueen

(Atte: Harry Potter)

Eché a correr por los pasillos, estaba llegando diez minutos tarde a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras por culpa de Wood.

-Lamento llegar tarde profesor Lupin, profesora Williams. Yo... -me detuve

El profesor Snape me devolvió la miraba, sentado en el escritorio donde deberían estar Remus o Ava.

-Llegas tarde a la clase, Potter. Diez puntos menos para Gryffindor. Siéntate -

¿Que?

- ¿Dónde está el profesor Lupin? -pregunte todavía parado en el mismo lugar

Ayer a la tarde había visto como Snape le daba una opción a el profesor Lupin, esto era demasiado sospechoso.

¿Y si lo había envenenado para quedarse con su puesto?

¿Eso quería decir que también había envenenado a la pobre profesora Williams?

-No se encuentra para dar clase hoy -dijo Snape con una sonrisa torcida de lo más escalofriante-. Creo que te he dicho que te sientes -

- ¿Y la profesora Williams, que le ocurre? -entrecerré los ojos sin moverme

-Nada que sea de tu interés, Potter. Cinco puntos menos a Gryffindor, y serán cincuenta si no te sientas, ¡ahora! -sus ojos negros brillaron en la mención de los profesores, pero no dijo nada

Con lentitud me senté en el sitio de siempre mandándole miradas a Ron y Hermione.

-Como decía antes de que Potter me interrumpiera, el profesor Lupin y la profesora Williams no dejaron ninguna información sobre los temas que han estudiado hasta ahora... -

-Hemos estudiado los Boggarts, los Gorros Rojos, los Kappas y los Grindylows -habló Hermione mientras yo le hacía señas de que se quede callada- y estábamos a punto de... -

-Cállate -dijo Snape fríamente- no te he preguntado. Solo comentaba la falta de organización de sus... profesores –

Varios Slytherins se rieron, para más vergüenza de Mione.

-Son los mejores profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido -se atrevió a decir Dean Thomas

La clase afirmó en murmullos, aunque rápidamente se callaron al ver el gesto amenazador de Snape.

-Son fáciles de complacer. Lupin apenas les exige esfuerzo y Williams no está capacitada para dar clases con tan poca edad y sin nada de experiencia... estoy seguro de que los de primer año son capaces de manejarse con los Gorros Rojos y los Grindylows. Hoy daremos... -

Lo vi hojear el libro hasta llegar casi a las últimas hojas.

-...los Hombres Lobos -concluyó Snape con una sonrisa socarrona en los labios

[...] Lugar desconocido [...]

Narrador/a: Little Wolf

(Atte: Ava Williams)

Me moví un poco sintiendo la superficie fría en la que estaba acostada y un calor contra mi cuerpo desnudo, abrí con pereza mis ojos pestañeando varias veces hasta acostumbrarme a la luz del sol.

¡¿QUE MIERDA?!

Sus ojos se abrieron de golpe y me miraron.