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Final.

Cinco años después.

Jungkook despertó sintiendo los besos de Jimin en su rostro. Su sonrisa se hizo grande, pequeñas carcajadas salían de sus labios con felicidad.

Buenos días, amor —susurró en su oído para después besar su frente.

—Buenos días, Minnie —le contestó tomando su rostro para dejarle un beso rápido en sus labios.

Muchas cosas habían pasado en esos cinco años. Jungkook ahora tenía 24 años, había terminado sus estudios y era profesor en diferentes áreas como fotografía, canto o baile. Se especializó en una Universidad de Artes y le iba muy bien en su empleo, era plenamente feliz con su vida en esos momentos. Pero al recordar la tragedia de un año atrás su corazón dolía y tenía que correr a los brazos de Jimin por un poco de consuelo.

La abuela Gi había fallecido el año pasado cuando recién llegó el otoño. Ella había partido rompiendo el corazón de Jungkook, pero lo que este no sabía es que Seokjin, Namjoon y Hoseok habían sido los encargados de bajar a buscarla para escoltarla directamente al cielo donde al fin se encontró con su hija y esposo.

Ella había sido muy importante para Jungkook, fue como su otra madre y verla partir fue muy doloroso, pero Jimin lo abrazó y le susurró que ella estaba bien, que había llegado al cielo y que estaba mirándolo desde arriba junto a todos sus seres queridos. Aquello le había dado el consuelo que necesitaba y las palabras de Jimin habían sido tan reconfortantes que se lo creyó sea o no sea verdad.

—Es hora de ir a clase, despierta cariño —le sonrió.

Jungkook asintió, incorporándose en la cama mientras estiraba sus huesos. Estos tronaron agradecidos, robándole una sonrisa de satisfacción. Su pecho estaba desnudo, pronto tomó la camisa de Jimin que estaba más cercana para colocársela. Jimin lo admiró desde la cama, tan enamorado de aquel chico.

Este se levantó de la cama bajando la camisa tanto como se le permitió, cubriendo parte de su trasero desnudo para lentamente caminar hasta el baño donde encendió la ducha en espera de que el agua dejara de estar fría.

Jimin se incorporó a la ducha minutos después. Ambos se ducharon con besos y caricias que se daban de vez en cuando. Mientras tanto Jimin hacía masajes en el cabello castaño de Jungkook, este pasaba la esponja con mucho cuidado por el pecho contrario.

Cuando al fin terminaron se vistieron, desayunaron juntos y Jimin llevó a Jungkook al trabajo. Al regresar a casa se dejó caer de nuevo a la cama. El olor de Jungkook seguía ahí, con una sonrisa abrazó la almohada siendo abrazado por el sueño hasta que se quedó completamente dormido.

Sus ojos se abrieron debido a los sonidos de aves cantando. Miró a su alrededor, era su habitación compartida con Jungkook. Soltó la almohada para bajarse de la cama y caminar hasta las escaleras que lo invitaban a subir.

Sus pies fueron mojados por el agua cálida y cristalina hasta que llegó al inicio de las escaleras. Con una sonrisa terminó por subirlas, aquella reja que ya conocía se abrió ante él, dejándolo pasar. Rápidamente llegó hasta la gran mansión. De solo poner un pie en ella Hoseok había saltado a sus brazos.

Llegas cinco años tarde —le dijo para luego reírse con felicidad.

Hijo, que bueno que llegas —sonrió con felicidad y cariño.

Y ahí estaba aquel hombre. Con una sonrisa se dirigió hasta este para darle un abrazo y regresar a su lugar junto a Hoseok.

Jimin, cumpliste tu misión y tu recompensa fue vivir un poco más con tu pareja —sonrió—. Pero ya es hora de que regreses con nosotros —su sonrisa desapareció. Se veía triste pero no porque Jimin regresara, sino por todo lo que dejaría atrás.

—¿Qué quiere decir con eso? —Jimin estaba completamente seguro de lo que diría.

Tu marca de nacimiento está desapareciendo, Jimin. Cuando regreses al mundo humano recordarás todo y siento decir esto, pero... Tendrás que despedirte de Jungkook.

Jimin cayó de rodillas, sus lágrimas bajaron rápido por sus mejillas. Hoseok lo sujetó de una de sus manos para después lanzarse a sus brazos. Jimin se aferró a este llorando en uno de sus hombros.

Te quedan pocos días, es por eso que debes regresar ahora. Jungkook está por llegar a casa, tienes permitido contarle todo... Así que anda hijo, Jungkook te espera. Recuerda que esto no es un sueño, esto es real.

Y todo desapareció. Hoseok no estaba ahí, Dios tampoco. Estaba en su habitación abrazado a la almohada de Jungkook con sus mejillas llenas de lágrimas. Entonces lo recordó todo.

Los recuerdos llegaron a su cabeza con rapidez. Era él desde el cielo, todos estaban a su alrededor. Comenzando a rejuvenecer hasta que fue un bebé. Después de eso estaba su padre colocándole aquella marca de nacimiento para después decirle: "Jungkook necesitará de ti, hazlo feliz y cuando cumplas con tu misión esta marca desaparecerá y regresarás con nosotros. Jungkook todavía no nace, pero mientras tanto lleva la felicidad a todas las personas que te rodeen, mi preciso ángel"

Sus lágrimas bajaron nuevamente por sus mejillas, al fin recordó que él era el ángel de Jungkook. El ángel encargado de hacerlo feliz y cuidarlo.

La puerta principal fue cerrada. Pronto se levantó de la cama con sus pies y pantalón mojados por el agua que había pisado. Corrió al baño para cambiarse y limpiar sus lágrimas.

Jungkook había entrado a la habitación al mismo tiempo que él salía del baño. La sonrisa de Jungkook apareció en sus labios, pronto caminando hasta Jimin para besar sus labios en un beso de saludo.

Jimin le respondió el beso dejándose llevar por este. Jungkook se separó primero, sonriendo para su pareja.

—¿Cómo te fue hoy, bebé? —preguntó sonriente, aun cuando solo quería llorar mucho.

—Me fue muy bien, los niños son increíbles, aman bailar. También me reencontré con una chica de la Universidad, ella dará clases en la Academia, al parecer será evaluada por mí y estaremos juntos por un tiempo hasta que decida si puede pertenecer a la Academia. Aunque yo creo que sí, siempre fue buena —sonrió.

—Me alegra saberlo mi amor —besó sus labios nuevamente.

Jungkook los dirigió hasta la cama donde les esperaba una tarde de besos y caricias, pero no contaba con que los besos serían tan profundos y buenos que terminaron desnudos amándose sin importarles nada. Siendo uno solo, volviéndose tan felices.

Al despertar al día siguiente Jungkook se encontró con Jimin hablándole a la nada, mirando por la ventana mientras lágrimas bajaban por sus mejillas. Solo vestía su pantalón de chándal y su pecho estaba al descubierto, con sus rubios cabellos hacia atrás dejando su frente al descubierto.

Jungkook caminó hasta él abrazándolo por la espalda mientras escondía su rostro entre su cuello. Jimin pronto limpió sus lágrimas para girarse, abrazando a Jungkook en su pecho.

—¿Qué sucede, amor? —preguntó en un susurro.

—Bebé... Me tengo que ir...

Jungkook lo miró sorprendido, no entendía nada.

—¿Por qué? ¿A dónde? ¿Sucedió algo?

—Es difícil explicarlo, pero algunas personas vinieron para que me creas —suspiró.

—No entiendo nada, Jimin.

Sus ojitos preocupados lo miraban sin entender, Jimin lo miraba, pero después miró detrás de él.

—Yo te ayudaré a entender —una mano tocó su hombro con delicadeza.

Jungkook se giró ante la voz desconocida. Su mirada ardió por unos segundos, pero cuando logró mirarlo sentía que lo conocía de algún lugar.

—Tienes muchas preguntas y ayudaré a Jimin a responderlas —sonrió—. Me presento, soy Seokjin y sí, ya me habías visto antes... Bueno, dibujaste mi retrato en una de tus clases ¿Lo recuerdas? El profesor les había leído una historia sobre un hombre que conoció a un ángel...

Jungkook casi desfallece si no fuera por Jimin que lo sujetó fuertemente. Recordó aquel dibujo y su corazón se alteró.

—Te contaré una historia, Jungkook —sonrió tranquilo—. Hace muchísimos años llegó al reino del cielo un hombre desorientado, no sabía lo que pasaba hasta que entendió todo... Para no alargar demasiado la historia iré a la parte donde ese hombre tomó un nuevo rostro y comenzó a rejuvenecer hasta que se volvió un bebé —sonrió ante el recuerdo—. Su hora había llegado, habían pasado muchísimos años antes de que uno de nosotros reencarnara, entonces entendidos que Jimin había sido el elegido. Su misión en la tierra había comenzado, hacer feliz a todos los que se toparan en su camino hasta que naciste. Ambos se conocieron y Jimin te ayudó a ser feliz, él cumplió y ahora es tiempo de que regrese con nosotros.

—No... No es verdad —susurró con lágrimas mojando sus mejillas.

—Lo es —una voz nueva se unió a la conversación.

Un nuevo hombre apareció en la habitación entrando por la puerta, vistiendo una túnica blanca y cambiando en un abrir y cerrar de ojos a ropa normal.

—Nuestro Hermanito tiene que regresar, nuestro papá les prestó unos cuantos años más para estar juntos, pero ya no lo puede retardar más, estuvo haciendo que la marca tardara en desaparecer con ayuda de Yoongi, uno de nuestros hermanos, pero ya no pueden alentarla o volver a crearla, su misión en la tierra ha terminado. Por cierto, mi nombre es Namjoon, es un gusto poder hablar al fin contigo, Jungkook —sonrió.

—Creo que voy a vomitar y a desmayarme —se escondió en el pecho de Jimin llorando en sus brazos mientras temblaba.

¿Estaba soñando? Todo parecía tan irreal.

—¿Recuerdas las historias que te contaba tu madre y abuela? Esa criatura de la que tanto hablaban está ante ti. Tuvieron que pasar miles de años para ser creados el uno al otro y no lo tomes como algo malo, ustedes fueron creados tan perfectamente que es por ello que se aman tanto, digamos que a papá le gusta crear hilos del destino y ustedes a pesar de la tristeza que con la que Jimin te encontró, estuvieron destinados a ser felices y amarse con locura —sonrió la tercera persona que había entrado de la ventana—. Hoseok. Me alegra que al fin me conozcas, Jungkook.

—Ahora lo sabes, bebé... Mi tiempo se acabó y aunque me duele, tengo que regresar —sus lágrimas bajaron por sus mejillas—. Pero no tengas miedo, has sido bendecido por mis hermanos, ellos te dejaron verlos y es una gran bendición para ti. También... Tú y yo... Besaste a un ángel —sonrió triste—. Siempre serás bendecido... Quiero aprovechar el poco tiempo que le queda a mi marca, luego me iré, pero antes quiero disfrutar de ti y de nuestro amor...

Los ángeles volvieron a desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Jungkook abrazó fuertemente el pecho de Jimin para llorar en este. Ese día no salieron en casa, Jungkook avisó que se sentía mal y faltó al trabajo quedándose en cama con Jimin. Solo abrazándose y llorando juntos.

El día siguiente fue igual de triste, pero decidieron salir. Fueron juntos a desayunar, luego tomaron un tren para visitar Busan donde viajaron a la playa a divertirse. Admiraron el atardecer juntos y a la hora de la cena fueron a un restaurante. Dos días después regresaron de nuevo a Seúl.

A la hora del baño Jimin miró su marca, esta estaba tan ligera, casi desaparecía de su piel. Su mirada viajó hasta Jungkook que estaba igual de triste que él, sus lágrimas se perdían entre las gotas de agua que caían de la regadera.

Sus brazos envolvieron al menor, repartiendo varios besitos en su rostro, cuello y pecho. Jungkook se había quedado sin fuerzas para moverse, sus sollozos seguían y los espasmos por las lágrimas lo hacían retorcerse entre los brazos de Jimin.

Este logró tomar fuerzas para no romperse y llorar junto a Jungkook, así que lo tomó en brazos envolviéndolo con una toalla para llevarlo hasta la cama donde lo vistió y luego se acostó a su lado. 

—Tenemos que hablar, bebé —le susurró.

—Te vas a ir y me quedaré solo otra vez... No entiendo porque cuando la felicidad llega a mi vida siempre me la tienen que arrebatar —lloró.

—No es así mi amor.

—Sí, sí lo es, Jimin. Te irás, me quedaré solo, no tengo a nadie más ¿Cómo podré seguir sin ti? Primero mis padres, después mi abuelo, el año pasado la abuela Gi y ahora tú... Seguro estoy maldito o algo así...

—No bebé, no lo estás. Estás bendito, tienes la bendición de Dios, eres el ser humano más afortunado entre todos —le sonrió triste—. Me iré, pero te prometo que nos volveremos a encontrar, no me iré para siempre, cariño. Te lo prometo.

Jimin besó sus labios. Jungkook no pudo resistirse a sus besos así que le siguió el beso. Este era lento, pero tan triste, ambos lloraban aferrándose al contrario con miedo a que en cualquier momento Jimin desapareciera de su lado, o en el caso de Jimin, que Jungkook desapareciera de su lado a la hora subir al reino del cielo.

Jungkook a pesar de estar triste sonrió sintiéndose tan malditamente feliz por conocer a Jimin y haber pasado los cinco mejores años en su vida.

Sus labios se separaron lentamente, la marca de nacimiento de Jimin estaba iluminada brillando de un tono dorado. Ambos se miraron con tristeza, seguramente ese sería el final para ambos.

¡Hola!

¿Qué les pareció el final?

Al fin Jimin recuerda todo, desde la primera vez que llegó al cielo después de morir hasta que tomó otro rostro y después de muchos años fue elegido para ser el ángel y la felicidad de Jungkook 🥺

Los chicos ya se presentaron ante Jungkook y como ya se había mencionado, los ángeles pueden dejar que los humanos los vean si ellos quieren y al hacerlo esa persona será totalmente bendecida, la bendición de Jungkook es suprema pues como leyeron Jimin y él eran pareja, hubieron besos, hubo contacto físico, ambos se amaron 💜

La abuela Gi falleció 😞

Aquí no acaba todo, publicaré un epílogo y un extra, estén preparados para llorar, hace mucho quería llegar hasta este punto y dejé fluir mi imaginación y no miento, escribí con lágrimas en los ojos el epílogo jsjsjs

¿Creen que ya se acabó todo para Jimin y Jungkook? 🤧😭

Nos leemos en el epílogo 💜

Voten y comenten mucho ❤

Créditos© al creador del vídeo ❤

¡Adiós!

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