1. Facineroso
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Capítulo Uno
"Facineroso"
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Bebió un sorbo de la bebida carbonatada que tenía frente a él y sonrió complacido; era un placer que le encantaba; segundos después le dio una mordida a su chilidog con visible gula de por medio.
−Come despacio, te atragantarás−La voz que le acompañaba le hizo salir de su ensoñación.
−Está bien, Ames... sabes que esto es un manjar que se disfruta con deleite−Le sonrió mientras seguía comiendo.
[...]
Nuevamente aquellos recuerdos le invadían y no podía evitar sentirse abrumado.
El tiempo había pasado, las cosas cambiaron y ahora que tenía todo a sus pies no tenía tiempo para sentimentalismos baratos.
Sentía que había caminado una eternidad; la cabeza le estaba matando y su estómago demandaba urgentemente algo que comer.
Para cuando se quiso dar cuenta, se encontraba parado justo en la entrada de aquella prestigiosa disquera llena de gente que le saludaba gustosa y animada, casi como si se alegrasen con su sola existencia.
Patético...
Entró sin ganas a la sala de grabaciones y sus dos compañeros ya se encontraban ahí visiblemente fastidiados.
Paso de largo por completo.
−¿Dónde mierda estabas, cabrón?−Escucho recriminarle de pronto mientras sentía que le tomaban del cuello de la camisa elevando sus pies unos centímetros del suelo.
Miró sin ganas a su compañero y se deshizo del agarre de este último.
−No jodas−Pidió casi en modo de suplica mientras tomaba su guitarra y comenzaba a afinarla.
Los presentes le observaron sin parecer sorprendidos por la actitud y comportamiento del mismo.
Ya estaban más que acostumbrados a lidiar con retrasos, ausencias y colapsos por parte de la súper estrella.
−Un día de estos...−La voz de su compañero le hizo prestar atención por breves instantes−Te vas a morir de una sobredosis cabrón... −Le dijo despectivo.
Morirse...
Honestamente eso no le sonaba tan mal; estaba harto de la vida eso no era sorpresa para nadie.
Sus ojeras lo demostraban, su bajo peso lo confirmaba y el constante temblor y semblante malvibroso seguramente no dejaba lugar a la menor duda.
No era el mismo; eso le quedaba claro a todo el mundo.
−Nos estás jodiendo a todos−Siguió con el hilo de la conversación anterior −Y lo peor de todo esto es que ni siquiera te importa−La mirada de decepción que se formó en el rostro del chico era evidente.
Todos los que le rodeaban estaban preocupados; no podían negarlo.
Todos intentando sutil y hasta directamente trataron de ayudarle a mejorar aquella actitud autodestructiva porque no le llevaría a ningún lado.
Todos y cada uno de ellos no pudo obtener ningún resultado favorable.
−Knuckles, basta... No podemos meternos en su vida personal−Intervino el más joven del grupo intentando amenizar las cosas.
Lo último que quería era empezar otra discusión en la que retrasara aún más los ensayos.
Y no era que no le preocupase la salud e integridad de su mejor amigo, ya había agotado todas las posibles soluciones con las cuales podía ayudarlo.
−¿Es qué no lo ves Tails? ¡Se está matando lentamente!−Agregó, visiblemente alterado.
No podía negarse ante lo evidente, aquello estaba acabando con él y sabía que sus amigos lo apreciaban y no deseaban verle tocar fondo.
-Si quieres hablar, sabes que estaremos para ti−Trato de parecer sereno pero en su interior las palabras se atoraron en su garganta.
Aquello les estaba afectando a todos...
−Debes buscar ayuda, ¡con un demonio, Sonic!−Nuevamente la voz de Knuckles se hacía notar.
Ayuda... Si.
Eso era lo que necesitaba.
La ayuda de todos los que le rodeaban, claro.
Ellos lo iban a salvar de su mente.
Ellos sanarían su dolor.
−¡Y ahora tienes el descaro de ignorarnos! −Gritó, histérico−Mierda Sonic, debes ir a rehabilitación−.
Oh... rehabilitación.
Se giró de golpe sorprendiendo a los presentes y les observó. La mirada de vacío que reflejaron sus ojos no hicieron sino aumentar la tensión en el ambiente.
−Te sugiero que cierres el pico, Knuckles−Se digno a hablar al fin mientras trataba de encender otro cigarrillo.
Su mano temblorosa era la clara evidencia de la bomba de tiempo que acababa de ser detonada.
Knuckles tenía la capacidad de ponerle los nervios de punta. Le apreciaba, eran amigos desde aquellos tiempos de secundaria.
Habían compartido mucho, le agradecía incluso el hecho de haber aceptado ser parte de su equipo y compartir el éxito del que gozaba.
Pero le gustaba meterse en lo que no le importa.
Visiblemente ofuscado; Knuckles solo suspiro.
Ya había comprendido que la cosa no iba por buen camino.
−Ahora entiendo porque ella se fue−Soltó de pronto en señal clara de decepción.
Se sentía triste ante la idea de perder a su mejor amigo en cualquier momento.
Mal...
No debió haber dicho eso.
Sabía que una pelea con Knuckles sería una estadía en la sala de urgencias inminente. Él podía destruirlo de un puñetazo, su fiel amigo siempre había practicado artes marciales y poseía altos grados en al menos tres distintas.
La mirada gélida que dirigió a su compañero fue más que suficiente para predecir el peligro inminente que se avecinaba.
−¡Eh, chicos...! Creo que hay que calmarnos−Intentó a apaciguar el menor poniéndose en medio de ambos machos.
La tensión era evidente; y por mucho que Tails se hubiese esforzado por evitar el peligro la lengua de Knuckles era algo que difícilmente podía ser anticipable.
A estas alturas no podía decir a ciencia cierta qué era lo que más le había molestado de lo que su compañero acababa de decir.
Pero una cosa si tenía clara; el cabrón tenía una lengua venenosa.
Un dolor punzante nublo su vista por breves segundos; la falta de sueño estaba comenzando a afectarle.
Aspiró sonoramente por la nariz mientras apretaba ambos puños con fuerza.
El dolor en su cabeza estaba aumentando cada vez más, todo le estaba dando vueltas y su estómago rogaba por algo de comida.
−Y ahora, con esa actitud de facineroso... estás ahí−Una mueca de desagrado se formo en su rostro− luchando por mantenerte en pie −Le señaló con el dedo, inquisitivamente−Solo espero que ella esté en un mejor lugar... lejos de toda tu mierda−Agregó con cierta malicia.
Porque ella también había sido su amiga y la persona que más había sufrido con ese comportamiento autodestructivo.
Y ahora soltaría todo sin filtros, ¿Qué más daba ya?.
Y entonces...
¿Qué más podía suceder?
Todos lo pensaban.
Todos lo sabían...
Era su culpa, su jodida culpa.
Porque era claro que Knuckles podía noquearlo de un golpe. Pero en estas instancias él tenía una cosa a su favor; el factor sorpresa.
Pues antes de darle tiempo a reaccionar; estampó su puño contra la nariz de su amigo haciéndole caer al suelo fuertemente.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Perdió la cuenta después del quinto.
Y ahí estaba sobre él; golpeando incesantemente; ya ni siquiera escuchaba las súplicas de Tails rogándole que se detuviera.
Tampoco importaba mucho que su amigo estuviese sangrando en grandes cantidades.
Joder, es que se sentía tan bien...
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Continuará...
Se cuidan y gracias por leer.
Atte.
Gri.
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