
Capítulo 10: Regresos indeseados.
El regreso a Hamburgo fue silencioso al principio. La flota navegaba bajo un cielo despejado, con el resplandor del atardecer reflejándose en las aguas. En la cubierta del portaaviones, Striker se quitó el casco y se pasó una mano por el rostro, aún procesando la intensidad de la misión.
Ägir: Vaya... esa fue una operación impresionante.
August: Striker, tu estrategia funcionó a la perfección. Eliminaste la defensa antiaérea con precisión quirúrgica.
Striker: Sí... pero los Stuka terminaron de rematar todo. Fue un espectáculo... algo escalofriante, para ser honesto.
Zeppelin: Así es la guerra. Se golpea fuerte y rápido para minimizar nuestras bajas.
Striker asintió, entendiendo el punto, pero aún sintiendo el peso de la masacre que presenciaron.
De vuelta en Hamburgo.
El ambiente en Hamburgo era pacífico, la ciudad vibraba con actividad mientras la flota atracaba en el puerto. Striker y el resto del equipo descendieron de los barcos, listos para disfrutar de un merecido descanso mientras se alojaban en un hotel.
Sin embargo, la tranquilidad se rompió de golpe cuando una alerta interrumpió la transmisión de la radio local.
Locutor de noticias: Última hora: una fuerte explosión ha sacudido el Reichstag. Aún no se confirma el número de víctimas, pero las autoridades han declarado estado de emergencia en Berlín. Se sospecha que se trata de un atentado.
Las miradas de todos se dirigieron hacia las pantallas de los televisores en los cafés y tiendas cercanas, donde las imágenes de humo negro elevándose sobre la capital se repetían en los noticieros.
Striker: La puta madre… ¿justo ahora?
Friedrich (con el ceño fruncido): Esto no es coincidencia. Alguien está moviendo los hilos tras bambalinas.
August (cruzándose de brazos): Si es un atentado, significa que hay alguien que quiere desestabilizar lo que hemos construido. La pregunta es… ¿quién?
Zeppelin: (seria) Sea quien sea, lo ha hecho en el peor momento posible. El Reichstag es el símbolo del gobierno.
Striker suspiró y se frotó las sienes. Apenas acababan de salir de una operación brutal, y ahora esto.
Striker: No me jodas… ¿ni siquiera vamos a tener un maldito descanso?
La confusión se convirtió en caos cuando nuevas explosiones sacudieron distintos puntos de Berlín y otras ciudades. Las sirenas de emergencia comenzaron a sonar por toda la capital, mientras los noticieros transmitían imágenes de edificios envueltos en humo y fuego.
Locutor de noticias: ¡Atención! Nos informan que múltiples explosiones han ocurrido en Berlín, Múnich y Hamburgo. Las autoridades piden a los ciudadanos que permanezcan en sus hogares y eviten salir a las calles.
El sonido de los teléfonos en la base de Hamburgo no cesaba, y los oficiales corrían de un lado a otro tratando de organizar la respuesta militar.
Striker: (apretando los puños) ¡Mierda! Esto es una ofensiva bien planeada.
De repente, un asistente del canal de noticias irrumpió en la transmisión, sosteniendo un sobre en sus manos.
Locutor: (tembloroso) Nos ha llegado una carta. La remitente es… desconocida, pero parece ser una declaración de los responsables.
El locutor abrió el sobre con manos temblorosas y comenzó a leer en voz alta.
Carta:
"El viejo orden se derrumba y con él, aquellos que lo traicionaron. Durante demasiado tiempo, los débiles han gobernado con miedo y diplomacia. Hoy, reclamamos lo que nos fue arrebatado. El Reich resurgirá de sus cenizas, y aquellos que se interpusieron en su camino pagarán con sangre."
Silencio absoluto en el estudio.
Locutor: (pálido y nervioso) No sabemos aún quién está detrás de esto, pero la situación es grave. Repetimos: manténganse en sus hogares.
Striker: (con voz firme) Si quieren guerra, la van a tener.
Base en Pearl Harbor – 02:37 AM.
El sonido del teléfono despertó a Michael de golpe. Con los ojos medio cerrados, contestó con voz adormilada.
Michael: ¿Quién chingados llama a esta hora...?
Striker (con tono serio y urgente): <Michael, prende el maldito televisor. Ahora.>
El tono de Striker hizo que Michael se incorporara de inmediato. Sin perder tiempo, tomó el control remoto y encendió la pantalla. Las imágenes del caos en Berlín, Hamburgo y Múnich aparecieron ante él: llamas devoraban edificios, la gente corría en pánico, y las fuerzas de seguridad luchaban por controlar la situación.
Michael (ahora completamente despierto): <¡¿Qué carajos está pasando?!>
Striker: <Explosiones coordinadas en varias ciudades, parece un golpe de Estado o el resurgimiento de algo peor. Necesito que llames a Bismarck y me consigas autorización para actuar.>
Michael se frotó la cara tratando de procesar la información.
Michael: <Mierda... está bien, dame un minuto. Esto es más grande de lo que imaginábamos.>
Michael rápidamente marcó otro número en su línea segura. Tras varios tonos, una voz firme respondió al otro lado.
Bismarck (con voz cansada pero alerta): Esto debe ser importante para llamarme a estas horas.
Michael: Berlín, Hamburgo y Múnich están bajo ataque. Striker me llamó desde Alemania, necesitan autorización para actuar de inmediato.
Hubo un breve silencio.
Bismarck (con tono severo): ¿Tienes confirmación de quién está detrás de esto?
Michael: Aún no, pero han dejado una declaración. Están reclamando el 'resurgimiento del Reich'.
Bismarck apretó los dientes.
Bismarck (fría y calculadora): Dile a Striker que tiene luz verde. No podemos permitir que estos fanáticos avancen más.
Michael: Entendido.
Michael volvió a marcar a Striker.
Michael: <Bismarck te ha dado autorización. Haz lo que tengas que hacer, pero ten cuidado.>
Striker (con una sonrisa fría): <Tranquilo, Michael… haré que se arrepientan de haber salido de sus agujeros.>
Striker sostenía el teléfono mientras observaba por la ventana una columna de soldados avanzaba con precisión marcial por la avenida principal. No llevaban los uniformes estándar de la Wehrmacht o la Kriegsmarine, sino algo distinto… algo que le puso los pelos de punta.
Striker (con tono grave): <Michael... tenemos un problema mayor.>
Michael (Preocupado): <¿Qué estás viendo?>
Striker: Son grupo de soldados marchando por Hamburgo… pero no son de Azur Lane ni de Iron Blood. Llevan uniformes de las Jodidas SS
Michael encendió otra pantalla en su oficina y empezó a revisar los noticieros.
Michael (tras unos segundos de silencio): <Mierda… hay más movimientos similares en Berlín y Múnich. Son disciplinados, organizados… esto no es un grupo de fanáticos cualquiera, esto es algo más grande.>
Striker apretó la mandíbula y siguió observando. Uno de los soldados llevaba un estandarte rojo con un símbolo dorado, similar a un águila… pero diferente al emblema de Iron Blood ya que el aguila tenía una esvástica en los pies.
Striker (murmurando para sí mismo): <Así que este es su juego…>
De repente, uno de los soldados se giró y miró directamente hacia la ventana donde estaba Striker. Durante un segundo, sus miradas se cruzaron. Striker sintió un escalofrío… el soldado no mostró ninguna emoción, solo inclinó la cabeza ligeramente, como si lo reconociera, y luego siguió marchando.
Michael: <Striker, escucha… si esto es lo que creo que es, no estás seguro ahí. Tenemos que reagruparnos y evaluar la situación antes de hacer cualquier movimiento.>
Striker respiró hondo.
Striker: <Negativo. Si desaparezco ahora, levantaré sospechas. Me quedaré y observaré. Si estos tipos son lo que sospechamos, más pronto que tarde revelarán sus verdaderas intenciones.>
Michael suspiró, sabiendo que no podía convencerlo.
Michael: <De acuerdo… pero mantente en contacto. Si algo sale mal, quiero que tengas una ruta de escape lista.>
Striker (con una sonrisa fría): <Tranquilo, Michael… si las cosas se ponen feas, no seré yo quien corra. Serán ellos.>
Las explosiones en Berlín y Múnich confirmaban lo que Striker ya sospechaba: esto no era un simple atentado, era el comienzo de algo más grande. Desde el puerto, las portaaviones de Iron Blood comenzaron a desplegar sus aviones para reconocimiento, pero pronto encontraron una respuesta inesperada.
Zeppelin: <<Aquí Graf Zeppelin. Nuestros aviones están siendo hostigados por fuego antiaéreo desde posiciones terrestres. Repito, hay baterías antiaéreas hostiles en la ciudad.>>
Strasser: <<¡Esto es una locura! ¡Alguien más estaba preparado para esto!>>
Striker chasqueó la lengua y miró la pantalla de su terminal de operaciones. Su portaaviones estaba amarrado en el puerto, lo que significaba que su AWACS no estaba disponible para coordinar la batalla aérea. Necesitaban ojos en el terreno.
Striker: No podemos contar con reconocimiento aéreo de largo alcance, pero podemos hacerlo al estilo clásico…
Helicópteros UH-60DAP despegaron de su portaaviones, con sus torretas Minigun y cohetes Hydra listos para actuar.
August: <<Striker, ¿planeas unirte a la búsqueda en persona?>>
Striker: <<No voy a quedarme sentado mientras un grupo de fanáticos intenta tomar el control de Alemania. Nos vemos en el campo.>>
Friedrich: <<Ten cuidado. No sabemos con quién nos estamos enfrentando.>>
Striker miró la ciudad iluminada por incendios y disparos antes de dar la orden.
Striker: Todos los Black Hawk, en formación. Vamos a cazar a estos bastardos.
Striker observó las transmisiones de los UH-60DAP en sus monitores holograficos. El fuego antiaéreo hostil estaba bien distribuido, lo que significaba que sus enemigos no eran simples insurgentes. Necesitaban más poder de fuego para asegurar la ciudad.
Striker: No podemos dejar que nos acorralen. Despleguen los AH-1Z Viper para apoyo de fuego cercano.
Desde la cubierta del portaaviones, los AH-1Z comenzaron a despegar, sus rotores rugiendo contra la brisa del mar. Con Hellfires listos y sus Miniguns armadas, estos helicópteros eran la respuesta ideal para eliminar las posiciones de defensa enemiga.
Strasser: <<Esto se está convirtiendo en una zona de guerra...>>
Striker: <<Con este nivel de armamento, definitivamente no es un simple grupo rebelde. Pero hasta que tengamos pruebas, no podemos sacar conclusiones.>>
August: <<Striker, ¿cuál es tu plan?>>
Striker: <<Vamos a tomar la ciudad. Los UH-60DAP harán reconocimiento y proporcionarán fuego de apoyo. Los AH-1Z, limpien cualquier posición hostil que vean. Nadie dispara primero sin mi autorización. Nos movemos.>>
Los helicópteros se dispersaron sobre Hamburgo. La caza había comenzado.
El sonido de los rotores retumbaba en la distancia, un ruido que muchos de los soldados nunca habían escuchado antes. Desde sus posiciones defensivas, miraban al cielo con confusión y temor.
Soldado 1: ¿Qué demonios son esas cosas? ¡Esos no son aviones!
Soldado 2: Se mueven demasiado lento para ser cazas... pero no son dirigibles tampoco.
Las siluetas de los UH-60DAP y AH-1Z Viper se recortaban contra el cielo oscuro, avanzando con precisión letal. En cuestión de segundos, las tropas misteriosas fueron testigos de algo completamente desconocido:
— Misiles Hellfire siendo disparados con precisión quirúrgica.
— Cañones rotativos M197 de 20 mm cortando vehículos como si fueran papel.
— Cohetes Hydra pulverizando posiciones fortificadas.
Los soldados enemigos, acostumbrados a un tipo de guerra completamente diferente, quedaron paralizados por el miedo.
Oficial enemigo: ¡Esos aparatos están destruyendo nuestras líneas! ¡Disparen, maldita sea!
Las baterías antiaéreas abrieron fuego, pero sus sistemas arcaicos estaban muy lejos de ser eficaces contra helicópteros de ataque moderno. Las unidades de Striker eran demasiado rápidas, demasiado ágiles y, lo peor para ellos, demasiado letales.
Striker observó la escena con una sonrisa fría.
Striker: Pobres bastardos...
Un misil AGM-114 Hellfire salió disparado de su helicóptero, impactando en un emplazamiento enemigo y sumiéndolo en una explosión de fuego y escombros.
Unidad en tierra: <<¡Aquí unidad avanzada en el distrito industrial de Hamburgo! ¡Nos están superando en número! ¡Necesitamos fuego de apoyo inmediato!>>
Operador de Iron Blood: <<¡Coordinen los ataques en los puntos designados! ¡Marcaremos las posiciones enemigas con bengalas rojas!>>
Striker: <<Aquí Striker, recibido. Helicopteros establezcan patrón de ataque. Vamos a limpiar la zona.>>
Los helicópteros AH-1Z Viper giraron en formación de ataque, lanzando ráfagas de cohetes Hydra 70 y disparando con sus M197 de 20 mm sobre las posiciones enemigas.
Desde el suelo, las fuerzas de Iron Blood vieron cómo el fuego de apoyo diezmaba a los enemigos. Las explosiones iluminaban la noche mientras los soldados misteriosos intentaban retroceder.
Comandante de Iron Blood: <<¡Los refuerzos aéreos están causando estragos en sus líneas! ¡Aprovechen y avancen!>>
Soldado 1: <<¡Mierda, mira esas cosas! ¡Nunca había visto algo así!>>
Mientras las tropas aliadas avanzaban, Striker descendió a baja altitud, asegurándose de que no quedaran amenazas.
Striker: <<Objetivo asegurado. Iron Blood, la zona está despejada. Procedan con el barrido final.>>
Comandante de Iron Blood: <<Aquí comando central, las fuerzas hostiles han sido neutralizadas. Repito, el golpe ha sido sofocado.>>
Desde los monitores, Striker observó cómo las últimas unidades enemigas eran abatidas o se rendían.
Striker: Vaya... eso fue rápido. Ni siquiera necesitaron una segunda oleada de ataques aéreos.
En el suelo, los soldados de Iron Blood aseguraban los puntos clave, arrestando a los insurgentes que aún quedaban con vida.
Soldado de Iron Blood: <<Estos tipos no sabían con quién se estaban metiendo...>>
Bismarck apareció en la frecuencia general, con su tono de voz firme pero calmada.
Bismarck: <<Buen trabajo a todos. El Reichstag ha sido asegurado y el orden ha sido restaurado. Striker, tu apoyo aéreo fue crucial. Regresa al portaaviones y prepárate para el informe.>>
Striker: <<Entendido, Bismarck. Volviendo a base.>>
Mientras los helicópteros UH-60DAP y AH-1Z volvían al portaaviones, Striker miró por última vez la ciudad de Hamburgo desde el aire.
En otro sitio.
Un grupo de oficiales y soldados se encontraba reunido en una habitación oscura dentro de un barco, iluminada solo por una lámpara colgante. La atmósfera estaba cargada de tensión. Sobre la mesa, mapas de Alemania y documentos estratégicos estaban esparcidos.
Oficial 1: Maldita sea… ¿cómo pudieron responder tan rápido? No esperábamos una reacción así de inmediata.
Oficial 2: ¡Y esas malditas aeronaves! No eran como nada que hayamos visto antes. ¿De dónde sacaron esa tecnología?
El anciano que los lideraba, con una mirada fría y calculadora, golpeó la mesa con su bastón, llamando la atención de todos.
Anciano: No subestimen a nuestros enemigos. Nos han tomado por sorpresa, sí… pero esto no termina aquí. Aprenderemos de este fracaso y nos prepararemos mejor.
Los oficiales se miraron entre sí, entendiendo lo que implicaban esas palabras.
Oficial 1: ¿Quiere que nos enfoquemos en eliminar a Striker?
Anciano: Exactamente. Pero no de manera apresurada. Lo vigilaremos, estudiaremos sus movimientos… y cuando sea el momento adecuado, lo derribaremos.
La sala quedó en completo silencio, mientras la sombra de una nueva amenaza comenzaba a formarse.
Al día siguiente.
El interior del centro de operaciones de la base de Iron Blood estaba iluminado por las luces de los monitores, mostrando líneas de código y datos encriptados. Un EA-6B Prowler, especializado en inteligencia de señales (SIGINT), había interceptado una transmisión Enigma altamente codificada.
Las Kansen presentes observaban con atención mientras el ente que controlaba el EA-6B retransmitía la información en tiempo real. La voz sintética del sistema resonó en la sala.
EA-6B : <<Transmisión Enigma decodificada en un 78%. Contenido parcialmente reconstruido… Reproduciendo datos relevantes.>>
Un fragmento de la comunicación interceptada se escuchó a través de los altavoces, distorsionado pero aún comprensible:
"… preparativos en marcha… el Führer debe ser escoltado… seguridad máxima… nuevo amanecer para el Reich…"
Un silencio pesado se apoderó de la sala. Las Kansen intercambiaron miradas incrédulas.
Zeppelin: ¿Escuché bien…? Dijeron "el Führer"… ¿es lo que creo que significa?
Strasser: No puede ser… Se supone que desapareció tras el golpe de Bismarck.
Friedrich (con voz seria): Si esta transmisión es real, significa que alguien está planeando traerlo de vuelta… o que nunca se fue realmente.
Striker (cruzándose de brazos): Esto no es una coincidencia. Primero el golpe, ahora esto… Parece que alguien está moviendo fichas desde las sombras.
Michael (por radio, desde Pearl Harbor): <<Striker, confirma la autenticidad de esa transmisión. Si es legítima, esto puede cambiarlo todo.>>
EA-6B: <<Análisis en progreso… Probabilidad de autenticidad: 92%. Fuente de transmisión: Desconocida. Ubicación estimada: Dentro del territorio de Iron Blood.>>
Elbe, quien hasta ahora había permanecido en silencio, habló con preocupación.
Elbe: Si es cierto que están planeando traerlo de vuelta… ¿qué haremos?
Striker miró la pantalla con la información decodificada. Su mirada se endureció.
Striker: Lo que sea necesario para evitarlo.
El EA-6B Prowler seguía analizando los datos interceptados mientras en la sala se mantenía una tensa expectativa. De repente, su sistema de voz sintética anunció una nueva revelación.
EA-6B: <<Segmento adicional decodificado. Nueva información encontrada: Hora clave mencionada en la transmisión.>>
En la pantalla de comunicaciones apareció un fragmento reconstruido del mensaje:
“… seguridad máxima… el Führer será trasladado a las [22:00] horas… fase final en marcha… ubicación lista…”
El tiempo parecía haberse detenido en la sala. Zeppelin y Strasser intercambiaron miradas serias. Friedrich der Grosse frunció el ceño, procesando lo que acababan de escuchar.
Zeppelin: Dijeron una hora… Esto significa que los preparativos están en su fase final.
Striker (tenso, con los brazos cruzados): Si tienen una hora establecida, también deben tener una ubicación de extracción o un punto de reunión...
Friedrich: (con voz firme) Entonces no perdamos tiempo. Si esta transmisión es real, debemos impedir ese traslado antes de que sea demasiado tarde.
Striker miró a las Kansen presentes, sabiendo que lo que estaba en juego era más grande de lo que habían imaginado.
Striker: Preparen todo. Vamos a cazar fantasmas.
Sin embargo...
El sonido de las alarmas inundó el puerto mientras las lanchas torpederas se aproximaban a toda velocidad, cortando las aguas con sus estelas blancas. Desde el puente del Mondragón, Striker observaba la escena con una mezcla de incredulidad y molestia.
Striker: ...Carajo ¡Desplegar los Super Cougar! Quiero esas lanchas fuera del agua antes de que lleguen a distancia de disparo. No quiero ver ni una sola torreta operativa en cinco minutos.
Desde la cubierta, varios AS532 Super Cougar despegaron en formación, armados con misiles Hellfire y miniguns. Volaron en dirección a las lanchas, descendiendo rápidamente hasta quedar justo sobre la superficie del agua.
Cougar 1: <<Aquí Cougar 1, tenemos múltiples contactos hostiles avanzando en formación cerrada.>>
Cougar 2: <<¡Tenemos luz verde! Abriendo fuego!a>>
El retumbar de las miniguns llenó el aire cuando los helicópteros comenzaron a barrer las lanchas torpederas. Los misiles Hellfire impactaban con precisión quirúrgica, reduciendo las embarcaciones a restos humeantes en el agua. Sin embargo, algunas lograron lanzar torpedos antes de ser destruidas.
Striker: ¡Cazatorpederos, en posición! No permitan que esos torpedos lleguen a los barcos.
Los buques escolta de Iron Blood, liderados por Z-23 y Z-1, se movieron rápidamente para interceptar los proyectiles, detonándolos a distancia segura con fuego de artillería luego entre todos atacaron a las lanchas restantes hundiendolas
Mientras tanto, en un punto misterioso al norte de Hamburgo
En una base oculta, rodeada por bosques y envuelta en una atmósfera de tensión, un grupo de oficiales vestidos con uniformes oscuros se alineaba en formación. Frente a ellos, bajo la tenue luz de lámparas industriales, una figura emergía de las sombras.
Un silencio sepulcral se apoderó del lugar cuando el hombre dio su primer paso al frente. El eco de sus botas resonó en el concreto.
Los oficiales, visiblemente tensos, hicieron el saludo que una vez paralizó al mundo.
Oficial (con voz firme): Mein Führer… Willkommen zurück.
Adolf Hitler, con una mirada gélida y una leve sonrisa, observó a sus seguidores.
Hitler (calmado, pero con determinación): La historia no ha terminado. La sombra del Reich renacerá… y esta vez, no habrá errores.
En ese instante, la transmisión Enigma captada por el EA-6 en el Mondragón adquirió un significado aún más aterrador.
Horas más tarde
En la sala de operaciones del Mondragón, la pantalla principal mostraba imágenes en tiempo real captadas por un A-6 Intruder en patrulla. Las siluetas de oficiales alineados, el hombre que emergía de las sombras… y lo más escalofriante, la voz del mismísimo Adolf Hitler resonando a través de los altavoces.
Operador de inteligencia: (visiblemente pálido): Confirmado. Esa transmisión es real. El avión captó imágenes claras de su rostro. Mein Gott... Hitler ha regresado.
El silencio en la sala era sepulcral.
Michael: <<Striker... dime que no estoy viendo lo que creo que estoy viendo.>>
Striker, apoyado sobre la mesa, observaba las imágenes con el ceño fruncido. Respiró hondo antes de hablar.
Striker: <<Mierda… esto acaba de volverse personal.>>
Las imágenes continuaban retransmitiéndose mientras las fuerzas de Iron Blood e incluso el alto mando de Azur Lane comenzaban a procesar la imposible realidad: el Reich no solo estaba intentando resurgir, sino que su líder histórico estaba vivo.
Mientras el A-6 Intruder regresaba al Mondragón tras su exitosa misión de reconocimiento, un escuadrón de F-35C Lightning II despegaba en modo bestia, cargados con una combinación letal de misiles y bombas guiadas.
Michael: <<Striker, recuerda que esta operación tiene implicaciones políticas. Si los destruyes en suelo de Iron Blood sin pruebas públicas, podrían acusarnos de una intervención injustificada.>>
Striker (con tono serio): <<Entonces transmitan las imágenes del A-6 al alto mando de Iron Blood y Azur Lane. En cuanto Bismarck confirme la amenaza, obtendremos la luz verde.>>
Operador de inteligencia: <<Entendido. Canal seguro con Bismarck abierto… espera, tenemos respuesta.>>
En la pantalla, la imagen de Bismarck. apareció con el ceño fruncido.
Bismarck (mirando las imágenes del A-6 con incredulidad y furia contenida): <<Ese hombre… no puede ser…>>
Striker (cruzándose de brazos mientras observaba la reacción de Bismarck): <<Por tu expresión, veo que reconoces a alguien.>>
Bismarck (respirando hondo, con el rostro endurecido): <<Si estas imágenes son reales… entonces enfrentamos un enemigo que creíamos enterrado en la historia.>>
Operador de inteligencia (tecleando rápidamente): <<Confirmando autenticidad… análisis de espectro y firmas térmicas coinciden. No hay señales de manipulación digital.>>
Michael: <<Bismarck...>>
Bismarck (con un tono grave, mirando a los ojos de Striker a través de la transmisión): <<No cabe duda, es el arquitecto de una de las mayores traiciones en la historia de Iron Blood. Un fantasma de la guerra… y si está aquí, significa que todo lo que hemos temido está ocurriendo.>>
Striker (con un brillo frío en la mirada): <<Entonces no hay más dudas. ¿Nos das luz verde para proceder?>>
Bismarck (después de un breve silencio, con resolución en su voz): <<Sí… pero asegúrense de que el mundo vea lo que estamos a punto de enfrentar. Esto no es solo una guerra de territorios… es algo mucho más grande.>>
Striker (sujetando firmemente el control de la misión): <<Muy bien… que empiece la cacería.>>
Los cazas F-35C, ahora completamente armados y sin restricciones de sigilo, rompieron la formación y descendieron en picado hacia su objetivo. Desde la cubierta del Mondragón, el resplandor de los postquemadores iluminaba el océano mientras el rugido de los motores anunciaba el inicio de una operación que cambiaría el curso del conflicto.
Mientras tanto en el Mondragón.
Striker (con una ceja arqueada, cruzándose de brazos): ¿Así que quieren a Hitler con vida? ¿Para qué exactamente?
Eugen (con una sonrisa juguetona, inclinándose levemente hacia la cámara): Oh, querido Striker, hay asuntos que deben resolverse… de manera muy personal. Digamos que queremos darle un recibimiento especial. ¿Verdad, Friedrich?
Friedrich (ajustándose los guantes con una expresión de fría determinación): Exactamente. No permitiré que un traidor manche nuevamente el nombre de Iron Blood. Nos aseguraremos de que su castigo sea… ejemplar.
Striker: (suspirando con resignación, pero esbozando una leve sonrisa): De acuerdo, pero si quieren su trofeo, más vale que no interfieran con la misión.
Eugen: (con una risa siniestra) Solo déjenoslo intacto lo suficiente. Y sobre lo del bigote… te prometo que será un buen recuerdo para ti.
Michael:(desde Pearl Harbor, con tono serio): Bien, entonces queda decidido. Bismarck y yo damos el visto bueno. Nos dirigimos al norte de Hamburgo.
Bismarck (con una mirada de hierro, asintiendo lentamente): Movilizaremos todas las fuerzas disponibles. Esta será la última vez que su sombra ensucie nuestro legado.
Las órdenes fueron transmitidas de inmediato. El Mondragón y su flota pusieron rumbo a la costa alemana, atravesando el Atlántico con una resolución inquebrantable. Mientras tanto, en las profundidades de su fortaleza improvisada, aquellos que aún seguían al Führer no sabían que su pasado estaba a punto de alcanzarlos… y que la cacería apenas comenzaba.
Mientras avanzaban por el Mar del Norte las aguas se tornaban cada vez más agitadas a medida que la flota avanzaba a toda velocidad hacia la isla de Föhr, donde los restos de la facción leal a Hitler habían establecido su último bastión. El Mondragón lideraba la formación, escoltado por una imponente línea de destructores y cruceros de Iron Blood y Azur Lane. Sobre la cubierta, los equipos de combate realizaban los últimos preparativos mientras los F-35C Lightning II realizaban sobrevuelos en patrulla aérea de combate.
Striker (observando el horizonte desde el puente de mando, con los brazos cruzados): Nos acercamos rápido. ¿Alguna señal de actividad enemiga?
Operador de radar (ajustando la frecuencia): Hemos detectado tráfico de radio irregular en la isla de Föhr. Parece que están intentando coordinar una evacuación, pero también hay indicios de que algunos planean resistir.
Michael (Con tono calculador): <<Si están evacuando, significa que saben que no pueden ganar. Pero si algunos deciden quedarse a pelear… es porque están protegiendo algo.>>
Bismarck (con los brazos cruzados, pensativa): <<O a alguien.>>
El comentario de Bismarck hizo que la sala se sumiera en un breve silencio. No había duda de que Hitler estaba allí, pero la pregunta era: ¿con qué recursos contaba y hasta dónde estaba dispuesto a llegar?
Prinz Eugen (apoyada en la barandilla del puente con su característica sonrisa): Oh, ¿no es emocionante? No hay nada como una cacería a la vieja usanza. Pero si ese cobarde intenta huir, me ofrezco para hundir su bote personalmente.
Friedrich (con frialdad): No habrá escapatoria. Esta vez, el juicio de la historia caerá sobre él con toda su fuerza.
Roon (jugando con su cuchillo, con una sonrisa sádica): Y nosotras nos aseguraremos de que lo sienta hasta el último segundo.
Striker (mirándolas con una mezcla de incredulidad y diversión): Vaya, parece que tienen planes muy detallados. Solo recuerden que la prioridad es capturarlo vivo. Si las cosas se complican, lo eliminamos y nos ahorramos problemas.
Bismarck (con voz firme): <<No. Si hay una oportunidad de tomarlo con vida, lo haremos. El mundo debe ver lo que queda de él… y lo que le espera.>>
Operador de inteligencia (interrumpiendo desde la consola): <<Atención. Nueva transmisión interceptada. Parece que están activando defensas en la costa. También hay reportes de actividad en hangares subterráneos… posiblemente aeronaves o armamento experimental.>>
Michael (con un tono de urgencia): <<No podemos darles tiempo para organizarse. Striker, adelanten el ataque aéreo y bloqueen cualquier intento de escape por mar o aire.>>
Striker: Entendido. Argonauts prepárense para una incursión de supresión. Vamos a arrancarles los dientes antes de que puedan morder.
Los cazas rompieron formación y aceleraron hacia la isla, mientras en cubierta, las unidades de combate se preparaban para el desembarco. En las sombras de Föhr, los seguidores del Führer hacían sus últimos preparativos para la resistencia… pero el destino ya estaba escrito.
Desde el cielo, los F-35C rompieron la formación y se alinearon en posición de ataque. A bordo del Mondragón, Striker observaba la trayectoria de los cazas en la pantalla táctica, su mano firme sobre el control de la misión.
Striker: (con voz decidida por el canal de comunicación) Objetivos fijados… JDAMs fuera.
Desde las bodegas de armamento de los F-35C, una serie de bombas JDAM fueron liberadas, descendiendo en picado hacia sus objetivos con precisión quirúrgica. En segundos, las explosiones comenzaron a sacudir la costa de Föhr, destruyendo baterías antiaéreas, depósitos de municiones y cualquier estructura fortificada en la línea defensiva enemiga.
Operador de Radar: Impactos confirmados. Defensas costeras neutralizadas en un 80%. Algunos sistemas aún activos, pero están en caos.
Michael (Satisfecho): <<Buen trabajo. No podrán evitar el desembarco.>>
Bismarck (asintiendo con frialdad): <<Que no bajen la guardia. Si tienen armamento experimental, podrían estar esperando a que nos acerquemos más para usarlo.>>
Prinz Eugen (riendo): <<¡Qué dramática, Bismarck! Pero bueno, si tienen un as bajo la manga, mejor que lo jueguen rápido… porque nosotras ya estamos listas para destruirlo.>>
Roon: (con voz impaciente, observando las explosiones desde la cubierta del Mondragón): ¿Cuándo desembarcamos? Me estoy aburriendo.
Striker: (con una sonrisa confiada) Tranquilas, falta poco. Vamos a limpiar los restos y luego les dejamos el terreno libre para que se diviertan.
Mientras las últimas bombas caían sobre la isla, los destructores y cruceros de la flota comenzaron a posicionarse para el siguiente paso: el asalto terrestre. En las ruinas de sus posiciones fortificadas, los seguidores de Hitler luchaban por reorganizarse, pero la tormenta ya había llegado a su puerta.
Los UH-60DAP del Mondragón se elevaron sobre las ruinas humeantes de la costa de Föhr, maniobrando con precisión sobre el terreno devastado. Dentro, los operadores de Iron Blood revisaban sus armas, listos para descender en las zonas clave y sellar cualquier posible escape. Las entidades que controlaban los helicópteros guiaban los transportes con precisión quirúrgica, asegurando un despliegue seguro en puntos estratégicos.
Mientras tanto, Striker, acompañado por Prinz Eugen, August von Parseval, Ulrich von Hutten y Ägir, avanzaba hacia el hangar central, donde se decía que Hitler planeaba su grotesco "retorno".
Las puertas metálicas del hangar conducían hacia búnker subterráneo estaban parcialmente abiertas, signos de prisa y desorganización en la retirada enemiga. El interior del hangar estaba sumido en una penumbra opresiva, con solo unas pocas luces titilantes iluminando las sombras de vehículos abandonados y cajas de suministros desperdigadas.
Striker (sosteniendo su rifle con firmeza, explorando el entorno con la mira láser): Si iba a hacer un anuncio aquí, entonces tenía que haber infraestructura para transmitirlo. Busquen cualquier indicio de equipo de comunicación.
Eugen (con una sonrisa juguetona mientras caminaba despreocupadamente): ¿Sabes? Esto casi se siente como un escenario teatral… excepto que nuestro protagonista parece haber huido antes de la gran función.
Ulrich (con expresión severa, apartando una caja con su bota): Si pensaba escapar, todavía debe haber rastros. No puede haber ido lejos.
De pronto, August von Parseval se detuvo en seco, su mirada fija en una enorme pantalla al fondo del hangar. La imagen estaba distorsionada, pero se alcanzaba a ver la silueta de un hombre de pie frente a un podio improvisado.
Ägir(con tono impaciente, avanzando hacia la pantalla): ¿Qué demonios es esto? ¿Un mensaje pregrabado?
La imagen parpadeó, estabilizándose por unos segundos. La figura se volvió hacia la cámara, y un escalofrío recorrió la sala cuando se reveló el rostro de Adolf Hitler.
Hitler (con una voz ronca y cargada de desprecio): La historia ha tratado de borrarme, pero mi legado es inmortal. Hoy, el mundo verá que el Reich no ha muerto… solo ha esperado el momento adecuado para renacer.
La transmisión se cortó abruptamente. Un silencio tenso se apoderó del hangar.
Striker (con un susurro frío, ajustando su agarre en el rifle): Maldición… parece que llegamos justo cuando quería hacer su gran entrada.
Prinz Eugen (cruzándose de brazos, con una sonrisa depredadora): Oh, qué dramático. ¿Pero sabes qué significa esto? Que el sigue aquí… y que aún podemos atraparlo.
Ulrich (mirando a Striker con determinación): No podemos dejar que huya. Si está tratando de resurgir, debemos enterrarlo de una vez por todas.
Ägir (crujiendo los nudillos, con una sonrisa sádica): Perfecto. Eso significa que la cacería aún no termina.
En ese momento, una explosión sacudió el hangar desde el lado opuesto. Alarmas comenzaron a sonar.
Operador de Inteligencia: <<¡Striker, múltiples contactos detectados! Se están reagrupando en los túneles bajo la instalación… ¡posible ruta de escape activa!>>
Striker (con una sonrisa oscura, cargando su arma): No tan rápido, bastardo… vamos tras él.
Striker, con una sonrisa ladeada, se llevó la mano al oído y se colocó sus Audífonos.
Prinz Eugen (alzando una ceja con diversión): ¿En serio? ¿Música en medio de la cacería?
[Reproduciendo: Unchained (Refractured Revamap de: Tupac & James Brown]
Striker (sin apartar la vista del visor de su rifle, con una media sonrisa): ¿Qué? Hay que darle estilo a esto.
Se arrodilló detrás de una pila de cajas de municiones, levantó su M82 Barrett y alineó la mira térmica. Marcó tres objetivos en lo alto del hangar en menos de un segundo.
(Algo así se vio)
BOOM!
El primer disparo atravesó el cráneo de un francotirador nazi apostado en una grúa.
BOOM!
El segundo explotó el pecho de otro enemigo que intentaba reposicionarse en un balcón en ruinas.
BOOM!
El tercero voló la cabeza de un oficial que daba órdenes a las tropas desde un puente dentro del hangar.
El eco de los disparos resonó sobre el hangar, pero para Striker, todo seguía el ritmo del bajo de la canción.
August von Parseval (mirando el cadáver que cayó desde la torre, impresionada): Vaya precisión… ¿siempre haces esto con música?
Striker (reacomodando el cargador y ajustando la mira): Digamos que ayuda a mantener el ritmo.
Ulrich: (apretando su espada con fuerza, impaciente): Bien ¿Podemos avanzar ahora?
Ägir (con una sonrisa salvaje, golpeando su puño contra la palma de su otra mano): Sí… quiero ver la cara de ese maldito cuando sepa que su tiempo se acabó.
Striker se levantó, guardó el M82 en su espalda y sacó su HK416, ajustando el selector en automático.
Striker: (mirando a sus compañeras con una sonrisa confiada mientras la música sigue sonando en sus oídos) Vamos a darle su concierto de despedida.
Striker y su equipo se movían con precisión quirúrgica por los pasillos oscuros del búnker subterráneo. De pronto, soldados nazis emergieron de las esquinas, disparando desesperadamente en un intento de frenar el avance.
Striker (con una sonrisa fría, esquivando una ráfaga de disparos): Tarde para eso, cabrones.
Apretó el gatillo de su HK416 y descargó una ráfaga controlada en el pecho de un enemigo, derribándolo al instante.
Antes de que otro pudiera reaccionar, giró su rifle y lo golpeó con la culata en la mandíbula, enviándolo al suelo con un crujido seco.
BOOM.
Un disparo limpio en la cabeza terminó con él antes de que pudiera emitir un grito.
Eugen: (riendo mientras disparaba con precisión sus cañones a un par de soldados que intentaban cubrirse detrás de unas cajas); ¡Oh, vamos! ¿Eso es todo lo que tienen? Qué decepción.
Ulrich (blandiendo su espada con ferocidad, bloqueando un golpe cuerpo a cuerpo antes de clavarla en el pecho de su oponente): Déjenlos venir, solo hacen que esto sea más divertido.
Un nazi trató de emboscar a Striker desde la retaguardia, pero antes de que pudiera levantar su arma, recibió un codazo brutal en la cara, seguido de un disparo a quemarropa en la frente.
August (suspirando con desdén, pisando la cara de un nazi mientras ahorcaba a otro enemigo): Se supone que estos son los guardianes de su gran líder… qué patéticos.
Ägir (derribando a un soldado con un golpe de su rodilla antes de rematarlo con un dislocamiento al cuello): Si esta es su última línea de defensa, Hitler está jodido.
El suelo ya estaba cubierto de cadáveres. La resistencia nazi se desmoronaba.
Striker (cambiando de cargador, mirando al fondo del túnel donde una gran puerta reforzada bloqueaba el camino): Este es el final del camino. Hitler está justo detrás de esa puerta.
Eugen (con una sonrisa maliciosa): ¿Derribamos la puerta a lo clásico… o les damos la cortesía de llamar antes?
Striker (alzando un explosivo C4 y colocándolo en la puerta con calma): Digamos que vamos a tocarles la puerta con estilo.
Con un clic, el temporizador se activó.
Bismarck: <<Striker, no dejes que escape. La historia no debe repetirse.>>
Striker (colocándose los lentes tácticos mientras la cuenta regresiva llegaba a cero): <<No lo hará.>>
BOOM.
La puerta voló en mil pedazos.
[Fin de la canción.]
El humo y el polvo aún flotaban en el aire cuando Striker y su equipo avanzaron dentro de la última habitación del búnker. Los últimos guardias nazis intentaron una resistencia final, pero sucumbieron rápidamente bajo el fuego preciso y brutal de las Kansen.
Ahora, todo estaba en silencio.
La linterna del rifle de Striker iluminó un rincón oscuro, entre cajas de suministros y escombros. Y ahí estaba él.
Adolf Hitler, el hombre que soñaba con el regreso de su Reich, encogido entre las sombras como una rata acorralada. Sus ropas, una versión modernizada de su viejo uniforme, estaban sucias y desarregladas. Sus ojos reflejaban miedo, pero también indignación y furia.
[Reproduciendo: Trinity: Titoli de: Franco Micalizzi.]
Cuando vio a Striker acercarse con el rifle en mano, sus labios temblaron antes de escupir con desprecio al ver el parche de la bandera mexicana y de Sardegna Empire.
(Así era la distribución de los parches.)
Hitler (con la voz temblorosa pero cargada de veneno): ¡¿Un mexicano?! ¡¿Tú eres el que ha arruinado mis planes?! ¡Un simple mestizo insolente sirviendo a esas italianas cobardes e inutiles no tiene derecho a levantar un arma contra mí!
Striker (arqueando una ceja, con una sonrisa de burla): Vaya, vaya… ¿así que esto es todo lo que queda del 'gran Führer'? Un viejo racista escondido entre cajas, lloriqueando porque no puede aceptar la realidad.
Eugen (riendo divertida, con los brazos cruzados): Qué patético. Pensé que al menos tendríamos un villano digno de su propia leyenda… pero solo encontramos a un viejo llorón.
Ulrich: (con frialdad, acercándose con su espada en mano): Hitler, tu tiempo terminó hace mucho. Te arrastraremos ante la historia y esta vez no habrá dónde esconderte.
Ägir (con una sonrisa sádica, golpeando su puño contra la palma de su otra mano): Aunque… si me dejan, puedo encargarme de él aquí mismo.
Hitler (rojo de furia, temblando mientras señalaba a Striker): ¡No puedes hacerme esto! ¡Soy el líder legítimo de la nueva Alemania! ¡Soy el renacimiento de Europa!
Striker (se arrodilla frente a él, mirándolo fijamente a los ojos): No, pendejo infeliz… lo único que eres es historia.
Con Hitler esposado y sometido, el equipo lo sacó del búnker y lo llevó a la zona de extracción. Un UH-60DAP descendió entre la bruma de la batalla, sus rotores alzando polvo y cenizas mientras los operadores de Iron Blood aseguraban el perímetro.
Striker y las Kansen subieron con calma, mientras Hitler forcejeaba inútilmente, gritando insultos y amenazas sin sentido.
Hitler (desesperado, con el rostro desfigurado por la ira): ¡No pueden hacerme esto! ¡Soy el líder del Reich! ¡Soy inmortal!
Ägir (apretándole las esposas con más fuerza para que se callara): Te tengo noticias, viejo… inmortal no eres.
Mientras el helicóptero despegaba rumbo al Mondragón, Striker, con una expresión completamente relajada, se quitó los audífonos y miró a las Kansen con curiosidad.
Striker (con tono casual, como si no acabaran de capturar a la figura más infame de la historia moderna): Oigan, ¿alguien tiene cera para depilar?
Las Kansen se quedaron en silencio por un momento, procesando la pregunta.
Eugen: (arqueando una ceja, riendo suavemente) Déjame adivinar… ¿quieres un souvenir?
Striker (con una sonrisa burlona, señalando el icónico bigote de Hitler): Digamos que este güey no necesita esta cosa donde va.
August: (con una risa elegante, llevándose una mano a la boca): Qué idea tan… creativa. Podría ser el trofeo más ridículo de la historia.
Ulrich: (cruzándose de brazos, con una expresión seria pero los labios ligeramente curvados en una sonrisa): Si lo haces, asegúrate de guardarlo en un frasco de vidrio. Para la posteridad.
Ägir (riendo con malicia, sacando un cuchillo de combate): O podemos simplemente cortárselo… aunque no prometo que salga entero.
Mientras Hitler se revolvía, completamente indignado ante la conversación que ocurría sobre su rostro, el helicóptero continuó su vuelo hacia el Mondragón.
Rato más tarde el Mondragón surcaba las aguas con calma, pero en una de las habitaciones convertidas en prisión improvisada, la escena era cualquier cosa menos pacífica.
Striker se arremangó las mangas de su chaqueta mientras se inclinaba sobre Hitler, quien estaba amarrado a una silla con esposas y correas aseguradas firmemente.
Striker.(con una sonrisa maliciosa mientras sostenía la tira de cera lista para la acción): Bien, abuelo… esto te dolerá más a ti que a mí.
Hitler (forcejeando inútilmente, con los ojos desorbitados de furia y pánico): ¡Ustedes son unos salvajes! ¡Esto es indignante! ¡No pueden hacerme esto!
Striker (riéndose con desdén, mientras abre el frasco de cera): Corrección, mientras tu estés prisionero en este barco aplicará algo que un tío mio dijo una vez así: Te toco la ley de Herodes que dicho en pocas palabras: O te chingas o te jodes.
Ulrich: (con los brazos cruzados, observando con diversión fría): Si sobreviviste a una guerra mundial, seguro sobrevives a esto.
Prinz Eugen (riendo mientras grababa con su teléfono): Dios, este video va a romper el internet.
August (con una elegante sonrisa, disfrutando el espectáculo): Una escena digna de ser recordada.
Ägir (mientras sujetaba la cabeza de Hitler para que no se moviera): ¡Ya deja de revolverte, viejo, o te arrancaremos algo más que el bigote!
Con un movimiento rápido, Striker presionó la tira de cera sobre el infame bigote y la alisó con la mano.
Hitler: (gimiendo de desesperación, con lágrimas de rabia en los ojos): ¡Malditos! ¡Esto es tortura! ¡Voy a…!
Striker (interrumpiéndolo con una sonrisa): Nah, esto es justicia… pero con estilo.
Y sin esperar más…
¡RIP!
El grito que Hitler soltó resonó en todo el pasillo.
Eugen (riendo con lágrimas en los ojos): ¡JAJAJAJA! ¡Dios santo, no puedo con esto!
Striker (levantando la tira con orgullo, mirándola como si fuera un trofeo de guerra): Damas y caballeros… hemos mejorado la historia.
Ulrich (mirando la tira con el pequeño pero icónico bigote pegado en ella, con una expresión de asombro): Bueno… eso fue sorprendentemente efectivo.
August (tomando un sorbo de su té, sin inmutarse): Dudo que la historia registre este detalle… pero debería.
Ägir (mirando la tira con curiosidad): Podríamos enmarcarlo y colgarlo en el puente del Mondragón.
Hitler, con la piel roja y lágrimas en los ojos, no podía hacer más que maldecir entre dientes mientras todos se reían de él.
El Mondragón finalmente llegó a Hamburgo, escoltado por una flota de Iron Blood y Azur Lane. En la cubierta del portaaviones, Striker mantenía su radio en línea con Michael y Bismarck, quienes seguían la operación desde Pearl Harbor, Hawái.
Striker (ajustando su auricular mientras miraba la ciudad en el horizonte): <<Oye, Michael… ¿sabes si por aquí cuentan con algo similar a los CECOTs de nuestro mundo?>>
Michael (por radio, con curiosidad): <<¿Te refieres a los Centros de Confinamiento del Terrorismo? Hmm… no lo sé. Pero con la cantidad de crímenes que Hitler y sus seguidores han cometido, seguro podemos encontrar un lugar donde lo traten como se merece.>>
Bismarck (interviniendo, su voz firme y fría): <<En Iron Blood, tenemos instalaciones especiales para criminales de guerra… y créeme, no serán amables con él.>>
Striker (con una sonrisa ladeada): <<Perfecto. Porque este cabrón merece una suite de lujo en el lugar más miserable de este mundo.>>
Michael (bromeando, pero con un tono oscuro): <<¿Y qué? ¿Vas a tatuarle el código de barras en la nuca tú mismo?>>
Striker (riendo): <<Nah, pero tal vez le dé un tour antes de que lo encierren. Para que sepa que no tiene escapatoria.>>
En la cubierta, Hitler permanecía esposado, su cara aún irritada por la depilación forzada y su orgullo destruido. Miraba el puerto con odio y desesperación, sabiendo que su destino estaba sellado.
Bismarck (con seriedad, mirando la transmisión en vivo desde Hawái): <<Tráiganlo. Hamburgo será testigo de la caída definitiva del hombre que una vez sumió al mundo en el caos.>>
El helicóptero de traslado encendió sus rotores dirigiéndose hacia el puerto. Después de un vuelo corto aterrizó en la base de Iron Blood en Hamburgo, y la compuerta trasera se abrió con un silbido hidráulico. Striker descendió primero, ajustando su chaqueta mientras el viento de los rotores sacudía el polvo del suelo.
Detrás de él, Hitler fue sacado a la fuerza, aún esposado, con una expresión de furia impotente.
Lo que lo esperaba afuera no era una recepción diplomática, ni una sala de juicio inmediata. No. Era algo mucho peor para él.
Un pasillo de la vergüenza.
Decenas de soldados, marinos y ciudadanos de Iron Blood se formaban en dos líneas a cada lado del camino que llevaba al vehículo de transporte. Hombres y mujeres que habían perdido familiares y amigos por sus acciones, cuyos hogares fueron destruidos por su ambición desmedida, pero sobre todo por haber dejado Iron Blood en la ruina tras el desastre de la Alianza de Red Axis y la desprotección de las costas de Iron Blood pero ahora lo veían derrotado a aquel hombre que sonaba con un reich de los mil años.
Abucheos, insultos, miradas de desprecio, escupitajos, incluso algunas botellas de plástico volaban hacia él.
Hitler (gruñendo, con los dientes apretados mientras bajaba la cabeza): ¡Vergonzoso! ¡Inaceptable! ¡Soy su líder! ¡Soy el renacer de Alemania!
Striker (pateándole la pierna para que siguiera avanzando): Quédate calladito y disfruta del cariño de tu gente, 'Mein Führer.'
Un veterano anciano de Iron Blood se acercó, lo miró a los ojos y, sin decir una palabra, le escupió en la cara antes de alejarse.
Eugen (riendo suavemente mientras caminaba al lado de Striker): Es una pena que no puedan lanzarle tomates… aunque supongo que este castigo es mucho más efectivo.
Ulrich (con una sonrisa satisfecha, observando cómo Hitler avanzaba con la cabeza baja): Qué ironía… el hombre que exigía desfiles de victoria ahora tiene que desfilar por su derrota.
August (elegante como siempre): Y sin su bigote, la imagen es aún más… cómica.
Los soldados de Iron Blood se mantuvieron firmes, pero en sus ojos ardía el desprecio. Para ellos, este hombre no representaba el orgullo de Alemania, sino su mayor vergüenza.
Cuando Hitler finalmente llegó al vehículo blindado que lo llevaría a una instalación de máxima seguridad en los Alpes Bávaros, Striker se inclinó un poco hacia él con una sonrisa burlona.
Striker (en voz baja, pero lo suficientemente fuerte para que lo escuchara): Espero que te guste la vista en los Alpes… porque será lo último que veas hasta que te pudras.
Hitler fue subido al vehículo a patadas y escupitajos, cuando las puertas del vehículo blindado se cerraron con un golpe metálico, el convoy comenzó su marcha hacia los Alpes Bávaros, escoltado por unidades de Iron Blood. Hitler, el autoproclamado renacido del Reich, se iba directo a una celda de la que jamás saldría.
Striker, con las manos en los bolsillos y una sonrisa satisfecha, observó cómo el convoy se alejaba.
Striker (con tono relajado, dándose la vuelta): Y así… se saca la basura.
Los presentes soltaron una mezcla de risas y aplausos. La tensión que había dominado la operación durante tanto tiempo se disipó al fin.
Eugen: (riendo mientras se estira con gracia): No todos los días se puede humillar a un dictador de esta forma. Deberíamos hacerlo más seguido.
Ägir (con una sonrisa maliciosa): Admito que el pasillo de la vergüenza fue una idea genial. Lástima que no lo arrastramos por toda la ciudad.
Striker (riendo): No queríamos dejar manchas de sangre contaminada en el pavimento, ¿no?
Mientras el equipo de Iron Blood comenzaba a dispersarse y las Kansen intercambiaban bromas, Striker sintió su radio vibrar.
Era Michael, desde Pearl Harbor.
Michael (por radio, con tono burlón): <<Bueno, hermano, felicidades… oficialmente tienes en tu historial la primera depilación histórica de un dictador. ¿Qué se siente?>>
Striker (riendo mientras miraba el horizonte): <<Se siente… como un buen día para tomar una cerveza.>>
[Fin de la canción.]
Continuara...
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