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Capítulo 8

—No les daré la botella—le dijo Aidan a Azula y a Ray mientras se encontraban en el jet privado de este de rumbo a Hampshire, Inglaterra. Joy se encontraba a bordo junto con sus padres.

—Lo prometiste Aidan—le dijo su tío Ray—tienes que darnos esa botella de vino

—Lo siento—se negó Aida—pero estoy en los caminos del señor. Ray y Azula se echaron a reír

—Aidan—comenzó a decir Azula—al no darnos esa botella tuviste más pecado que si no las fueras dado, porque te pusiste a hablar blasfemia (para no decir que hablaste mierda) incumpliste una promesa, faltaste a tú palabra, engañaste a tú familia, traicionándolos con algo que nunca iba a hacer, juraste en vano, nos quitaste un rato de felicidad, evitaste que nos encontráramos otra vez, causaste desorden entre todos, fuiste promotor de distintos tipos de pelea, diciendo todo tipos de estupideces, faltando el respeto en mi casa. Así que, si no das la botella, no vas al cielo.

Todos la miraron estupefactos y Aidan se echó a reír.

—¿De dónde sacaste eso? —le preguntó su padre

—Que buen argumento Azula—le dijo el padre de Joy

Azula sonrió—Herencia Derkins

Joy se encontraba escribiendo velozmente toda cantidad de números.

—¿Qué haces Joy? —le preguntó Azula

—No te prestará atención ahora Azula—le dijo Aidan—está haciendo los números de Fibricci

—Los números de Fibonacci—le corrigió Joy sin apartar la vista de la hoja

Azula sonrió y miró a los padres de Joy. Estos se encontraban entablando una conversación con su padre.

—Ya ha pasado un mes desde aquel día—le dijo Aidan—¿Te sientes mejor?

—SIP—le dijo esta—tengo el presentimiento de que este será el mejor verano de mi vida

—No lo pongas en duda Azu—le dijo este mientras le daba un beso en la frente

Azula miró a Joy. Desde aquella noche en la disco, él no la había evitado y junto con Aidan habían pasado el fin del trimestre. El verano se asomó y con esto un nuevo comienzo.

—Deja de fumar—le había dicho Joy mientras leía un libro en la biblioteca de Derkins House. Azula vio su cigarrillo—es perjudicial para la salud.

Hacía un mes no fumaba nada y lo compensaba con chicles para la ansiedad. Por primera vez en su vida quería hacer algo bien. Ella sabía que entre ella y Joy había algo, una conexión muy fuerte, algo que los unía y tenía que descubrirlo.

Aterrizaron en el aéreo puerto y de allí tomaron rumbo a Derkins Terrace. La mansión de la familia Derkins por generaciones. La familia Derkins es conocida por sus antepasados médicos y científicos. Rey Derkins, el hermano mayor del padre de Azula, es el médico personal de la reina de Inglaterra y tiene hospitales en todo el mundo. Los Derkins son británicos, pero Ray decidió trasladarse a Estados Unidos desde los doce para estudiar en Harvard; decisión que causó desagrado en sus padres. Liberty y Harold Derkins, los cuales residen actualmente en Londres, son una pareja formidable. Ella es la directora de la Organización Mundial De La Salud (OMS), tiene cincuenta y cinco años; es bióloga y médica; su esposo Harold es el expresidente de la Real Sociedad de Londres, a sus sesenta años de edad a logrado llevar de la mano tanto la física como la química.

Azula siempre supo que está a mil años luz de encajar con su familia—Tampoco es que quiera hacerlo—pero sabía que Joy sí lo haría y si ella lograba su objetivo, podría remediar su falta de interés por la ciencia, así su familia dejaría de presionarla.

La gran mansión se asomó en una colina, grande e imponente; las grandes rejas negras con una "D" en el centro estaban cerradas.

Aidan bajó la ventanilla—Hola Frank—saludó al jefe de seguridad

—Bienvenido joven señor—le dijo este

—Gracias

Las rejas se abrieron y la limosina siguió su camino.

—Dios mío—exclamó la madre de Joy—esto es impresionante

Azula la miró y sonrió; luego miró a Joy, este no había abierto la boca en el viaje y ahora se encontraba leyendo un libro que tenía como título "Calculo Integral".

Llegaron por fin a la entrada de la casa y allí se encontraba su tío Rey esperándolos. Rey Derkins era un hombre de cuarenta años, divorciado, alto, moreno y ojos marrón claros. Tan apuesto como Ray, pero muchos dicen que Ray mucho más guapo; con dos hijos: Aidan y Susie, médico especializado en cirugía plástica y reconstructiva.

—Pensé que tenía que sacarte a la fuerza de tú laboratorio hermanito—le dijo Rey a su al padre de Azula

Ray se echó a reír—No podrías

Ambos se dieron un abraso—¿Cómo va todo?

—Supongo que bien

—Tío Rey—lo llamó Azula

Este se le iluminaron los ojos—Preciosa mía...—esta lo abrasó—estas hecha una mujer

—Una mujer irresponsable—le dijo Ray a su hermano

Este lo ignoró—Estás muy hermosa

—Gracias tío, tu siempre tan maravilloso

—Lo sé

—Hola papá—lo saludó Aidan

Rey lo miró con cara de pocos amigos—Tú y yo hablaremos más tarde Aidan –este le sonrió—veo que trajiste invitados Ray

—Así es—le dijo este—permíteme presentarte a Joy McFly, el amigo de Azula que tanto te he hablado

—Es un placer conocerte Joy—le dijo este mientras le extendía la mano. Joy se la recibió y asintió.

—Y ellos son sus padres, Joseph y Mary McFly—continuó Ray

—Señor, señora, es un placer—les dijo Rey

—El placer es nuestro—le dijo Mary

—Mis criados se encargarán de su equipaje—les informó—pasen por favor

Derkins Terrace era una mansión de cuatro pisos que tenía un toque victoriano, en cada rincón de la pared había historia, personajes cuyas creaciones cambiaron al mundo; el tapizado de los muebles, las mesas y todos lo que tenía que ver con la decoración central era irrelevante, en las paredes había escritos en diversos idiomas.

Joy se acercó al cuadro de su modelo a seguir: Isaac Newton. El único físico verdadero para él, los demás eran escoria.

—¿Por qué Susie no salió a recibirnos? —preguntó Ray

—Susie jamás te abriría la puerta Ray—le dijo Rey—ella prefiere hacer una entrada súper espectacular

De repente todos los criados se reunieron en dos filas, mujeres de un lado y hombres de otro.

El mayordomo se puso en frente—Damas y caballeros—todos los miraban como si estuviese loco a excepción de Rey que sonrió y Aidan que bostezó.

—La Señorita Susie Derkins, estudiante de primero de preparatoria en la Pous Martel, futura Srta. Inglaterra.

En lo alto de la escalera apareció la prima de Azula, Susan Derkins. Desde niña siempre había exigido que la llamaran Susie Derkins, una chica de quince años de edad, iba ataviada con un vestido blanco corto de tiras, sandalias blancas planas, cabello liso castaño suelto, lentes de sol y su teléfono de celular en la mano; ella tenía el mismo tamaño que Azula, pero su piel morena era más clara porque esta evitaba el sol a toda costa y sus ojos eran de color miel.

Susie sonrió mientras se dirigía a ellos, modelando en la pasarela que hacían los criados.

—¡Tío Ray! —exclamó esta mientras se le tiraba encima.

—Princesa ¿Cómo has estado? Veo que estás más alta

—Así es tío, créeme que no he podido acostumbrarme a la idea de que cada día soy más hermosa, es tan difícil serlo. En la escuela los chicos me acosan y me dan regalo a cada segundo ¡Es estresante!

Ray sonrió—Me imagino

Susie miró a Azula de arriba hacia abajo. Azula tenía puesto unos vaqueros rotos, un top negro, unos tacones negros de ocho centímetros, un pañuelo amarrado en su cuello de color rojo, sus rizos sueltos y uno lentes de sol a juego.

—Azula Derkins tan original como siempre—le dijo su prima mientras la abrasaba.

—¿Cómo estás Susie? —la saludó esta

—Bien ¿siempre te hiciste el tatuaje en la nuca?

Ray resopló y Azula se dio la vuelta recogiéndose el cabello.

—Así es. Es un kanji chino

Susie abrió los ojos como platos.

—¿Qué significa?

Azula sonrió—Puta

—¡Azula! —exclamó su padre furioso

Susie se echó a reír—Viniendo de ti, es muy probable que...—Susie se detuvo al ver a Joy—¿Quién es él? —preguntó, pero la pregunta fue retórica porque esta no dejó que Azula le dijera, sino que avanzo hacia él.

—Hola hermanita—la saludó Aidan, el cual estaba junto a Joy.

Susie lo ignoró y le tendió la mano a Joy como si fuese la duquesa de Cambridge—Soy Susie Derkins ¿Y usted?

Joy miró la mano de Susie y luego la miró a ella, pero no hizo nada.

Susie la bajó desconcertada—¿Cómo se atreve a dejarle la mano estirada a una dama? ¿Acaso no es usted un caballero?

—¡Joy! —exclamó su madre indignada

Joy miró a Susie como si fuera un simple gusano y a continuación tomó la mano de ella y la besó.

—Mi nombre es Joy—le dijo este.

Susie se sonrojó y Aidan le mostró un cuadro a Joy.

—Oh Po Dios...—Susurró Susie—creo que estoy enamorada...

Rey decidió mostrarles sus respectivas habitaciones a los padres de Joy.

Azula abrió los ojos como platos ante la reacción de Joy. Dio un respingo al sentir la mano de su padre sobre su hombro.

—Ten cuidado—le aconsejó—puede que te lo quiten

Azula le quito la mano—Piérdete Derkins—y al decir esto se dirigió a donde estaba su prima—Susie...

—Azula ¿Quién es él? ¡Dímelo! —exclamó Susie emocionada—es guapo y muy alto, que ojos tan hermosos tiene...

—Pues el...—se detuvo. No tenía nada que decir al respecto y sólo se limitó a suspirar puesto que Susie no le prestaba la más mínima atención. En ese momento Aidan y Joy se acercaron.

—Tengo hambre—informó Aidan

Joy miró a Azula y esta le devolvió la mirada.

<<Sí... tiene unos ojos preciosos>> pensó.

—No lo puedo creer—dijo Susie—¿Ustedes dos son novios?

Azula y Joy se miraron y el silencio incómodo se extendió por toda la estancia.

—No—dijo finalmente Joy mientras miraba a Azula

—No—añadió Azula devolviéndole la mirada

—No...—dijo una vez más Joy

—¿No? —preguntó Susie mientras miraba a ambos

—No...—respondió Azula

—Entonces...—comenzó a decir Susie mientras tomaba el brazo de Joy—quisiera que te sentaras junto a mí en el comedor—y al decir esto se fueron

Azula se acercó a su primo—Aidan necesito que me ayudes con Susie

—¿Ayudarte con Susie? ¿Nunca te has preguntado por qué salí huyendo de Inglaterra?

—¡Es tu hermana Aidan! Y vas a ayudarme quieras o no

—Antes prefiero luchar con una banda de mercenarios desnudo—Azula lo miró con cara de pocos amigos y este suspiró.

—¿Qué es lo que se supone que debo hacer?

—Mantenla alejada de Joy

Aidan la miró muy seriamente—Que no te afecte Azula, lo estás haciendo obvio

—No me pidas eso porque sí me afecta

—¿Estás tan enamorada de él?

Azula apartó la mirada—Cuento contigo—y al decir esto se fue.

***

Mary y Joseph se encontraban en su habitación.

—Que vista más esplendida ¿Cierto querida? —le dijo Joseph a su esposa

—Olvídate de la vista Joseph—le dijo esta—¿No te parece fantástico todo lo que está pasando?

Este alzó una ceja—¿Qué está pasando querida?

—Ya no tenemos que preocuparnos si Joy queda con Azula o no porque tenemos un respaldo ¡Susie Derkins! A ella también le gusta Joy, con cualquiera de las dos está bien—le dijo esta mientras caminaba de un lado a otro

—Querida...

—Si mi hija estuviese viva, la hubiese emparejado con Aidan y sería dueña de todo esto

—Querida...

—Pero tendré que conformarme con Joy, espero que mi hijo sepa jugar muy bien sus cartas de tal manera que...

—¡Marie! —exclamó Joseph

—¿Qué?

—Estás pensando egoístamente, si Joy decide involucrarse emocionalmente con Azula o con Susie no es nuestro problema. Aunque yo prefiero a Azula

—Azula o Susie ¿acaso no las vistes? Son idénticas

—Ese no es el punto, el punto es que nosotros como sus padres sólo debemos apoyarlo

—Aidan hizo un buen trabajo con Joy. Casi no lo reconozco cuando llegó esa noche

Marie estaba sentada en su sofá. Era las dos de la mañana.

—¿Aún no llega? —le preguntó su esposo en el umbral

—Estoy muy preocupada Josh. Joy jamás había...

Se detuvo al ver a este abrir la puerta.

Marie abrió los ojos como platos—¿Joy...?

Aidan entró también—Buenas noches señores McFly. Lamento haberlo traído a esta hora es que la fiesta se alargó un poco—los padres de Joy tenían la boca abierta en dirección a su hijo.

—No se va a volver a repetir

—Es que... estábamos preocupados... Joy jamás llega a esta hora y... si fuese llamado...—le dijo Marie sin dejar de ver su hijo con cierto asombro

—Fue un descuido de mi parte—se excusó Aidan—le aseguro que no se volverá a repetir

—Aidan—le dijo Josh—Joy...

Aidan miró a Joy y se dio cuenta que este ya no estaba en este mundo.

—Fue un regalo de mi parte, espero no les moleste

—Su cabello...—susurró Marie

—Fue decisión suya Sra. McFly—le explicó Aidan

—Oh Por Dios...—susurró esta—Joy estás guapísimo...

Joy la ignoró y Aidan les sonrió.

—¡Aidan! —lo llamó Azula desde el auto mientras sonaba la bocina

—Lo siento, tengo que irme—les dijo este

—¿Esa es Azula? —le preguntó Josh

—Así es. Pero... está un poco indispuesta y preferí que no saliera del auto. Que pasen buenas noches—les deseó Aidan y se fue

Joy cerró la puerta. Sus padres lo miraban asombrados.

—¿La pasaste bien? —le preguntó su padre

—Demasiado ruido—respondió Joy

—Todo eso que llevas puesto es súper costoso—le dijo Marie—ese reloj vale más que nuestra casa

Joy miró el reloj y luego la miró a ella—Ya lo sé—y al decir esto se fue.

—¿"Piérdete Derkins"? —le reprochó Rey a Ray al sentarse detrás de su escritorio en el despacho.

Ray tomó asiento frente a su hermano—no empieces—le dijo

—¿Que no empiece? Ray es tú culpa que Azula sea tan insolente y no te respete

—¿Por qué es mi culpa? ¿Por qué lo único que he hecho en mi miserable vida es mimarla y quererla?

—Exacto ¿Dónde dejaste la disciplina?

—Eso no es asunto tuyo Rey. De todos modos ¿Cómo iba a educar a Azula si desde los doce años no vivo con mis padres?

—No viviste porque no quisiste—le recordó su hermano mayor—nuestra madre nunca te echó

Ray resopló—¿"Madre"? Si a eso se le puede llamar a la inhumana que nos parió

—No seas injusto con ella, ser la directora de la OMS no es nada fácil

—Entonces ¿Por qué me juzgas? No recibí ningún tipo de amor fraternal por parte de ella y de mi padre ¿Cómo esperas que sea un buen padre teniendo como modelo a ese par? —Ray se pasó la mano por el cabello.

>>Azula tuvo todo lo que una niña pudo desear: mejores colegios, una fábrica de juguetes para ella sola, ropa, zapatos de marca ¡Todo! Le compre un auto... la quiero y la mimo en todo, aunque me trate así, intento imponerle castigos, pero nada funciona. Y sé que en parte es mi culpa y no me excuso, pero Rey ¿Cómo crees que un joven de dieciocho años va a educar a una bebé?

Rey suspiró—Si tan sólo Azul no hubiera huido de su responsabilidad, nada de esto estuviera pasando

Ray lo fulminó con la mirada—Sabes que no me gusta que menciones a esa mujer

—¿Azula no te ha preguntado más por ella?

—No, desde los once no lo hace. Además, mi hija no necesita ni quiere ver a esa mujer

Rey suspiró—Lo que digo es que los hijos deben estar con sus madres

—No cuando su madre es del tipo de la nuestra y de la de Azula

Rey alzó las cejas—Después de que me divorciara de Lucy y esta se fuera vivir con su amante en Italia, sabía que lo mejor era que Aidan y Susie se fueran a vivir con ella

—No compares a una excelente mujer como lo es Susie con estas dos, además me dijiste que Susie tomó la decisión de vivir contigo

—Pero fue su decisión, además Susie ya tiene quince años y Aidan veinte.

Ray suspiró—Azula y yo no siempre estamos mal, no siempre me dice Derkins ¿Recuerdas el incidente que pasó en el cual se quedó encerrada en el laboratorio en su universidad? Nos acercamos un poco más y fue donde conocí a Joy

—A propósito, lo estuve investigando. Es un chico prodigio igual que tú

—Sí—le dijo Ray sonriendo—es un buen chico

—Y un poco despistado

—Es parte de su encanto

—Su madre es muy hermosa—comento Rey

Ray lo fulminó con la mirada—Rey Gideon Derkins...

Rey se echó a reír—¿Me vas a negar que es joven y hermosa?

—Y está casada

Rey sonrió—Nada haré con su esposo

En el instante en que Ray le iba a decir a su hermano lo que se merecía, entró el mayordomo.

—Señor—dijo este al acercarse—los señores acaban de llegar en su jet privado

Ray suspiró—Supuse que vendrían

—¿Ya bajaron del avión? —preguntó Rey

—Si señor—respondió el mayordomo

—Asegúrate que el piloto estacione bien el jet y que los criados tomen su equipaje de inmediato—le ordenó Rey

—Sí señor, con permiso—le dijo el mayordomo y se fue.

—Pensé que me divertiría en estas vacaciones—comentó Ray

Su hermano le sonrió y se puso de pie—es mejor que no los hagamos esperar

***

Los padres de Joy habían ido a dar una vuelta por la propiedad, mientras que Azula y los demás se encontraban en el jardín tomando té con galletas. Susie se encontraba junto a Joy en la mesa y Azula junto a Aidan.

—¿Más té, Joy? —le preguntó Susie mientras tomaba la tetera

Este asintió y esta le sirvió.

Azula le tiró una mirada asesina a Joy desde el otro lado de la mesa.

—No lo soporto—le susurró a Aidan mientras se colocaba de pie para marcharse

Aidan la tomó por el brazo y la hizo sentar—¿Qué haces?

—Es la pregunta más tonta que he escuchado en mi vida ¡me voy! no soporto que Joy trate así a mi prima cuando apenas entiendo lo que habla

—¿Y huyendo solucionas las cosas?

—¡Pues no! Pero no pienso dejar que me humillen de esa manera

—Azula no te puedes ir

—¿Por qué demonios no?

Aidan miró a su hermana menor y a Joy, esta le dio una galleta en la boca.

—Joder...—le dijo este a Azula—creo que vomitaré

—¿Ves? —le dijo Azula—por eso te dije que...

—¡Por los clavos de Cristo! —oyó Azula que alguien exclamaba—dime que no te hiciste un tatuaje Azula Danielle

Azula clavó los ojos en la mujer de ojos miel—Abuela...—le dijo mientras se colocaba de pie y le daba un abraso. Aidan y los demás se pusieron de pie.

—Dime que ese tatuaje no es real Azula—le dijo su abuela

Ray y rey caminaban en esa dirección y apenas escucharon la pregunta de su madre se escondieron tras de un árbol.

—¿Cómo estuvo el viaje abuela? —le preguntó Aidan mientras le daba un beso en la mejilla

—¡Aidan! —exclamó ésta furiosa—¿Cómo es posible que hayas dejado Oxford para entrar en Texas? ¿Te volviste loco?

—Bienvenida a casa Sra. Derkins le dijo el mayordomo junto con dos filas de criados.

—Gracias—le dijo ésta

Susie decidió hacer una pasarela por en medio de éstos—Jenkins, preséntame ante mi abuela—le ordenó esta

—Oh por favor no empieces Susie—le dijo su abuela—sabes perfectamente que deseo estar bajo tierra si decides exponerte al ridículo presentándote en ese estúpido concurso.

—Abuela sabes perfectamente que ese es mi sueño—le dijo esta

—No estoy precisamente contenta con ustedes—anunció Liberty—¿no me van a presentar a su amigo?

Azula iba a hacerlo pero Susie se le adelantó mientras tomaba a Joy por el brazo.

—Él es Joy abuela, mi futuro esposo.

Joy observó a esa mocosa y contuvo un suspiro. No podía hablar, eran demasiadas personas y aquella mujer cabello negro, ojos marrones, piel morena y alta; lo observaba detenidamente.

—¿Futuro esposo? —preguntó la mujer

A Joy le estaba costando concentrarse con tantas personas, había seguido las de Aidan sobre "Seguir la corriente" pero ya estaba agitado, necesita aislarse por unos minutos.

—Es amigo mío y de Azula, abuela—le dijo Aidan—¿Cierto Joy?

Joy lo miró, pero no le dijo nada. Se dio cuenta que todos lo observaban, pero no sabía el por qué. ¿Acaso tenía que responder algo?

Aidan se echó a reír—por favor Joy, pensaba que éramos amigos

Joy se preguntaba de dónde habría sacado Aidan esa idea.

—Soy Liberty Derkins, Joy—se presentó—¿Cuántos años tienes?

—Dieciocho—respondió Joy

—¿Estudias alguna carrera?

Todos lo observaban. Joy vio a Azula suspirar y dándole un codazo a Aidan.

—Abuela—le dijo Aidan—Joy es demasiado literal. No se explicaría aún si hubiera escuchado algo de lo dicho

—¿Estás diciendo que...? —comenzó a decir Liberty disgustada

—Es muy literal abuela—le explicó Azula—solo te responderá lo que le preguntes o simplemente no lo hará

Liberty miró a Joy y se acercó a él—Retírense todos. Hablaré con él a solas

Susie miró a Azula alarmada y esta le devolvió la misma mirada a Aidan.

—Abuela—comenzó a decir Aidan—no creo que...

—Creo que todos aquí hablan perfectamente el inglés... ¿verdad? —lo interrumpió esta

Aidan miró a Azula—lo intenté—le susurró. Joy la miró también, quería decirle tantas cosas, pero ella jamás las comprendería.

***

—¿Qué crees que esté pasando allí Rey? —le preguntó Ray a su hermano

—Nada bueno hermanito, mamá se quedará con Joy

—No voy a permitir que tú madre le falte el respeto a alguno de mis invitados

—También es tú madre Ray—oyó la voz de su padre. Ambos dieron media vuelta y lo vieron—Es increíble que se estén escondiendo detrás de un árbol ¿Cuántos años tienes? ¿Seis?

Harold Derkins, un hombre de sesenta años, jamás ha bebido una sola gota de alcohol en toda su vida, así que se mantiene en forma y buena salud; piel negra, alto y con una mirada sabia; el pelo blanco decoraba su cabeza.

—Es obvio que tu mujer no planea nada bueno, Harold—le dijo Ray al enfrentarse cara a cara con su padre

—No comprendo cómo exiges respeto por parte de Azula cuando tú careces totalmente de él

Ray miró a su padre, pero no le dijo nada.

Rey suspiró—Tenemos invitados, les sugiero que no armemos una escena intrafamiliar

—No la habrá hijo, no la habrá—le dijo su padre mientras se dirigía en dirección a Liberty y a Joy.

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