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Capítulo 5

—¿Sigues peleada con Larry, Azula? —le preguntó Lottie mientras ambas compartían una malteada de fresa en la cafetería de la universidad— esa pelea es absurda, cariño. Deberías volver con él

<<Joy es imposible. Es de esas personas que se encierran en sí mismas y rara vez salen a la realidad>> más sin embargo la había salvado. Cualesquiera que fueron las circunstancias y a pesar de que él es una incógnita para ella, Azula sentía que esa conexión que había entre ellos dos crecía a cada segundo.

—¡Azula Derkins! —exclamó Lottie furiosa

—¿Qué? Lo siento querida, estaba en otro mundo. ¿Qué me decías?

—¡Sobre Larry!

Azula terminó de beberse la malteada—No pienso volver con Larry. Punto

Lottie no ocultó su alegría—¿Estás segura amiga?

—Puedes jurarlo

—No te importará si él y yo... pues...

Azula frunció el ceño— En lo absoluto—dijo mientras se colocaba de pie

Por detrás de ella pasó una brisa refrescante y al mirar atrás, vio a Joy pasar con una prisa muy muy poco habitual en él; tenía un libro gordo en su mano derecha.

—Ahí está tu...—comenzó a decir Lottie, pero Azula no la escuchó porque se dispuso a perseguirlo

—Joy...—susurró preocupada—¡Joy!

Joy se detuvo y Azula chocó con él. El dio media vuelta y la miró.

—Joy ¿Qué oca...?

—Azula—la interrumpió él—creo que es justo decirte que no existe ninguna forma de que yo, así sea considere, invitarte al baile de graduación—y al decir esto se fue

Azula estaba anonadada—pero ¿Qué demonios...? —esta se dispuso a perseguirlo—¡Joy!

Él se detuvo y esta volvió a chocar con él. El dio media vuelta y la miró—Joy... pero si eso es dentro de cuatro años.

—Creo que así te da tiempo para encontrar a alguien que sí lo haga—le dijo este

Azula miró a Joy como si este tuviera dos cabezas— ¿estás... enojado por algo?

—Enojarse es completamente innecesario

—Estas molesto por algo

—Odio la lluvia—le confesó

Azula lo miró. Solo estaba salpicado por unas cuantas gotas.

—¿Odias la lluvia?

—La odio casi tanto como a la geografía y a los patos estúpidos. Lo primero es escoria y los segundos son una vergüenza para el resto de las aves.

Joy siempre había odiado la lluvia, sin tener un motivo en particular.

De repente Azula sacó un pañuelo de su bolso y comenzó a secarle unas cuantas gotas de su rostro.

—Ten—le dijo ella— puedes quedarte con el pañuelo—Joy lo aceptó, pero no dijo nada— y Joy quiero que sepa—dijo, mientras buscaba en su bolso—que todo en esta vida tiene solución—a continuación, sacó una sombrilla—ten, para que no te mojes—él la recibió, pero no le dijo nada— a mí la lluvia me hace sentir viva—le dijo ella con una sonrisa.

Joy la observaba. Ella era perfecta en todo lo que hacía y decía, Joy podía observarla todo el día y jamás se aburriría, esa necesidad de ella, aumentaba cada vez que la veía.

—¿Sabes cuál es el problema con el universo? —le preguntó Joy

—Te encanta salirte por la tangente ¿cierto? —Joy no le dijo nada y ella continuó— Y... ¿Qué le pasó a tu amigo?

Joy se inclinó ante ella y le susurró—Lo mismo que le pasó al homo erectus... fue reemplazado por una especie mejor—y al decir esto se fue.

***

Ray Derkins se encontraba en el lanzamiento del nuevo libro de biotecnología de su amigo Frederick Queen, estaba en compañía de Joy. Este se había mostrado callado al principio, pero luego compartió sus opiniones con él y Ray supo que era un chico muy inteligente.

Ray supo que Joy era muy calculador. Observaba todo con una expresión serena que pasaba desapercibido. Joy era una cornucopia de ineptitudes sociales; Ray no tenía que ser adivino para saber que Joy en la vida había tenido una novia y obviamente era virgen de todo.

Queen terminó la conferencia y todos se pusieron de pie y le aplaudieron.

—¿Qué te pareció, Joy? —le preguntó Ray mientras aplaudían

— Ha sido muy interesante, señor

Ray asintió—Vamos, te lo presentaré. —Joy asintió y ambos se dirigieron a donde está Queen. A medida que pasaban, muchas personas se acercaban a saludar a Ray y ojos curiosos se posaban en Joy y este al parecer, ni se percataba de ello.

Al llegar a donde se encontraba Queen, había dos hombres más.

—Derkins—lo saludó

—Queen—le dijo Ray mientras le estrechaba la mano—felicidades, como siempre, me sorprendes.

—Gracias, viejo amigo

—Quiero presentarte a Joy McFly, un amigo de mi hija. Estudió matemática pura en Harvard y ahora va por tercer semestre en física. ¿Cómo te parece?

—Wow—exclamó Frederick mientras estrechaba la mano de Joy— es raro ver chicos como tú interesaos en la ciencia. ¿Cuántos años tienes, hijo?

—Dieciocho—le dijo este.

Frederick Queen era un hombre alto, rubio, ojos verdes y piel blanca.

Miró a Ray y luego a sus acompañantes—Muy interesante, Joy. Deberías de invitarlo a nuestras reuniones académicas, Derkins. Así va cogiendo experiencia.

—Eso haré, Queen—le dijo Ray. << Nunca he tenido un discípulo, pero Joy vale la pena>>

—Espera Derkins—le dijo Frederick—¿dijiste que era amigo de Azula? —Ray asintió y Frederick se echó a reír—¿Estás seguro que no entendiste "Enemigo"?

—¿Por qué? ¿Hay algún problema?

Los cincos hombres se voltearon al escuchar la voz femenina.

Azula llevaba puesto un short negro, medias veladas de mallas y unas botas largas negras, un bolso negro, sus rizos sueltos y tenía una copa de champan en la mano.

—¿Qué haces aquí, Azula? —le preguntó su padre

Azula lo ignoró, se acercó a Joy y le dio un beso en la mejilla—Hola—lo saludó, arrastrando las sílabas—he estado aquí desde hace rato gastándome todo el champan. —y al decir esto se lo bebió d un tirón—mesero—lo llamó, dejó la copa vacía en la bandeja y tomó otra—¿no beben? —preguntó

—Yo no bebo nada que sea autodestructivo—le dijo Joy

Azula sonrió—que ironía. Según la química el alcohol es una solución—y bebió un sorbo

—El alcohol es una solución, Azula—le explicó Frederick—pero no es la palabra como tal. En la química, una solución es...—Azula comenzó a bostezar

—Déjalo así, Queen—le dijo Ray mientras miraba furioso a su hija—no vale la pena.

Azula sonrió a su tío y le dio un beso en la mejilla—usted le ha regalado a la humanidad sus conocimientos de biotecnología, el buen manejo del medio ambiente, los cuidados que lleva este y como debemos comportarnos con el entorno—le dijo Azula a Queen y todos a excepción de Joy la miraban con asombro—¿cierto tío?

—Ciertamente

—¿Alguna vez haz considerado hacer algo útil? —esto provocó risas entres los acompañantes de Queen y este los calló con una mirada—no lo sé... ayudar a los viejitos a cruzar la calle, por ejemplo.

—¡Azula Danielle, Basta! —exclamó su padre furioso

—El día en que los hombres aprendieran a aceptar un error se convertirían en mujeres—dijo Azula mientras se bebía el resto del champán.

***

—¡Otra vez me hiciste quedar en ridículo, Azula Danielle!—exclamó Ray mientras se dirigían a la casa de Joy en la limosina. Azula se cruzó de brazos y no dijo nada—es que... no me explico que hice yo, Azula. ¿Qué hice mal? No entiendo. Te educaste en la Poas Martel, que se supone que es la mejor escuela del país. —Joy miró a Azula. La Pous Martel era una de las instituciones más prestigiosas en todo el mundo. —te lo di todo, nunca te negué nada... entonces, ¿Qué hice mal? —continuó Ray

—Papá bájale ¿sí? —le dijo esta—¿Por qué no esperas a que lleguemos a la casa? ¿Por qué tienes que regañarme en frente de Joy?

Ray negó con la cabeza y miró a Joy—¿Cómo es que pueden ser amigos? —Joy lo miró, pero no le dijo nada. Hasta donde él tenía entendido Azula y él no era amigos. Por otro lado, se sintió agradecido de salir de la conferencia, odiaba las multitudes y no podía establecer una conversación con varias personas a la vez. Aunque al parecer si ella está cerca, sí que puede hacerlo.

—Si tuvieras si quiera la mitad de la disciplina que tiene, Joy—continuó el señor Derkins— entonces podrías...

—No nos contrastes, papá—le dijo Azula mientras echaba chispas por los ojos. Joy tenía una buena vista para saber que eran verdes fundidos en oro. —Somos completamente diferentes

—¿En serio? —dijo su padre sarcásticamente— si no me lo dices, créeme que no me doy cuenta

La limosina se detuvo poniendo fin a la discusión. El chofer abrió la puerta y de allí salió Azula, Joy y luego Ray.

Los vecinos del sector salieron sin disimular y a admirar a los recién llegados; la madre de Joy tenía una sonrisa muy poco habitual en ella, Joy la miró y no pudo evitar sentí náuseas.

—Buenas tardes—saludó Ray mientras estrechaba la mano del padre de Joy y le daba un ligero apretón a la madre de este— Sr. Y Sra. McFly aquí está sano y salvo

—¡Muchas gracias, Sr. Derkins! —exclamó la madre de Joy para que todos los vecinos la oyeran—¿gusta usted pasar un momento? —luego esta vio a Azula—¡Azula Querida! —se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla y Azula no disimuló su sorpresa—hace tiempo que no te veía, querida. Espero que nos visites pronto

—Pero...—dijo Aula confundida— usted dijo que...

—El pasado es pasado, querida—la interrumpió Marie—es mejor olvidarlo ¿verdad Señor Derkins?

Ray sonrió—¿usted tuvo algún problema con mi hija antes? —le preguntó Ray mientras le tiraba una mirada asesina a Azula y esta lo ignoró

La madre de Joy supo salirse por la tangente y comenzó a parlotear sin parar. En ese instante, Joy sintió una mirada intensa que se posaba sobre él. Miró hacia la esquina y de inmediato el hombre rubio que lo observaba se escondió. Joy continuó observando hacia la esquina, podía jurar que le hombre seguía allí.

—¡¡JOY!!—exclamaron sus padres y el señor Derkins

—¿Se dio cuenta usted Señor Derkins? —le dijo Marie—ese es el problema que tengo con ese muchacho—el señor Derkins sonrió y entró a la casa seguido por sus padres.

Joy volvió a mirar a la esquina y el hombre rubio se volvió a esconder.

—¿Joy? —lo llamó Azula—¿vienes?

—Adelántate, ya voy—le dijo

—Pero ¿A dónde vas?

—Tengo que verificar algo—le dijo este—vuelvo enseguida

Azula no protestó y entró a la casa. Joy avanzó con paso firme y sereno, al llegar casi a la esquina, el chico iba a asomarse y chocó con Joy.

—Se suponía que no te iba a volver a ver—le amonestó Joy a Eddie

—Joy...—le suplicó este— tenía que verte...—Joy no dijo nada y se limitó a mirarlo—quería... quería disculparme bien... por lo que hice.

—Te has equivocado de persona, Eddie. A mí no tienes que pedirme disculpas

Eddie endureció su rostro. —Lo sé... Losé. ¿Ella... va a presentar cargos contra mí?

Joy lo miró fijamente. Recordó la escena que presenció y le dieron náuseas. —No

Eddie asintió—me cambié de universidad—Joy no dijo nada—Me haces mucha falta...

—Hasta luego, Eddie—le dijo Joy, dio media vuelta y se fue.

***

Azula cerró la puerta del cuarto de Joy tratando de hacer el menor ruido. Era un cuarto pequeño. Pero Azula reprimió un grito ahogado: había montañas y torres de libros; la habitación parecía una ciudad. Había una cama sencilla, un closet pequeño y un escritorio. <<Es del tamaño de mi baño>>pensó Azula.

Azula abrió el closet de Joy: ropa demasiado sencilla, desgastada y barata.

Se acercó al escritorio: había hojas llenas de números y de inmediato le dio dolor de cabeza; había una foto de Joy de niño. Azula tomó el retrato y le dio un beso.

—Qué lindo...—susurró y volvió a colocar la foto en su lugar

Azula dio media vuelta y gritó. Chocó con Joy, el cual había entrado silenciosamente a la habitación y ella no se había percatado.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó Joy

Los dos estaban cerca, demasiado cerca. Atrás de Azula estaba el escritorio. La frescura del aliento de Joy le acarició el rostro al preguntarle.

—Me... me perdí. Me perdí al buscar el baño—le respondió

Joy la miró fijamente y Azula se sintió más pequeña. Joy colocó la frente en la de ella. Azula sintió los latidos de su corazón. Joy tomó el cabello de Azula con la mano derecha y enterró su palma en el cabello sedoso. Con la mano izquierda la atrajo hacia él y enterró su rostro en el cuello de ella y comenzó a aspirar su aroma.

—Que mentirosa—le susurró él. Azula cerró los ojos y colocó sus manos en el pecho de Joy—te necesito...—le susurró al oído. —no sé porque... pero te necesito

Se oyeron los toques de la puerta. Joy no se movió ni un ápice y siguió aspirando el aroma de ella.

—Joy...—le susurró Azula

—estate quieta—le dijo Joy—Déjame... te necesito

Los toques se hicieron más fuertes—Joy—oyó la voz de la madre de Joy

—Joy—le dijo Azula con más convicción—tú madre...

Joy la apretó más a él y Azula se dio cuenta que Joy estaba completamente duro excitado. Azula miró a Joy. En sus ojos pudo ver que no era consiente de esa necesidad.

—Me siento extraño—le confesó él—no sé qué es esto

Azula iba a responder, pero la madre de Joy gritó con más fuerza—¡Joy! ¿Azula está contigo? Mira que su padre ya se va

Azula iba a responder, pero Joy le tapó la boca y negó con la cabeza.

—Explícame por qué me siento así, nunca lo había sentido y es inquietante—Azula lo miró—te escucho—le dijo este mientras le retiraba la mano

—¡¡JOY!!—lo llamó su madre una vez más

—Joy—le dijo Azula—Te explicaré lo que tú quieras, pero ahora no. Mira que tú madre está allá fuera por favor

Joy la miró fijamente—Todo era más fácil cuando no te conocía—Azula colocó los ojos en blanco—no quiero que te me acerques, nunca

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