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Capítulo 3

—No entiendo porque esos europeos de nuestra clase quieren creerse superiores cuando nuestro país es la mata de la ciencia, Joy—le dijo Eddie a Joy. Ya había pasado tres días después de lo ocurrido. Joy se negó a descansar diciendo que él no necesitaba de la mejilla para estudiar. Ahora se encontraba leyendo "Apología Pro—Galileo"

—Una gran ironía. Porque los padres de la ciencia son europeos—le dijo Joy. Eddie iba a protestar, pero Joy lo interrumpió—Newton: inglés, Einstein: alemán, Da Vinci: italiano, Galileo: italiano...

—Supongo que tienes razón—le dijo Eddie—oye Joy valió la pena bucear toda la tarde la semana pasada, sacamos un diez en el ensayo.

—Jamás imaginé que las medusas atrapen peces entre sus tentáculos utilizando descargas nemato císticas—comentó Joy mientras pasaba a la siguiente página

—Es increíble hasta donde ha llegado la ciencia.

—La ciencia causa la mitad de los problemas que intenta resolver

—¿Qué opinas? ¿Crees que Dios existe?

Joy guardó silencio y pasó la página— supongo que alguien debe ser el responsable

Eddie sonrió y miró el reloj—hay que ir a clases

Joy cerró el libro y se puso de pie. Eddie visualizó a Larry y a Brandon en la misma dirección, la cual tenían que tomar.

—Eh... Joy—le dijo Eddie—mejor vayamos por acá

—¿Por qué? —le dijo este. Joy lo miraba intensamente y a Eddie se le oprimió el pecho.

—Porque... porque quiero caminar. Hace mucho que no hago ejercicio.

—Tú no haces ejercicio

Eddie carraspeó— pues, hoy si quiero hacer, Joy. Vamos

—Tomaré el camino corto—dijo Joy y dio media vuelta

—Maldición Joy—dijo Eddie siguiéndolo. <<No digas que no te lo advertí>> Como era de esperar, Larry y Brandon les bloquearon el paso.

—Pero si la princesa quedó como nueva—le dijo Larry a Brandon—supongo que aprendiste la lección ¿O tengo que repetírtela? —Joy giró hacia la izquierda, pero Larry le bloqueó el paso—¡Te estoy hablando imbécil! —exclamo Larry mientras lo empujaba, pero esta vez Joy no cayó al suelo—¿Quieres explicarme lo que hay entre tú y Azula? —Joy no dijo nada y giró hacia la derecha y Larry le bloqueó el paso—¡Habla Imbécil!

—¿Cuál es el punto de explicarme? si es obvio que alguien como tu jamás lo entendería—le dijo Joy

Eddie abrió los ojos como platos. Joy había dicho aquellas palabras con su serenidad habitual y Eddie fue testigo de cómo Larry se puso rojo de la rabia. Y de inmediato este le dio un puñetazo en el estómago de Joy. Eddie cerró los ojos y espero a que Joy cayera. Pero no escuchó nada. Eddie abrió los ojos y vio a Joy delante de él y este le bloqueó el puño.

—Has utilizado la misma velocidad y el mismo lapso de tiempo de la vez pasada—le dijo Joy mientras bloqueaba el puño de Larry— un error muy común en los combates cuerpo a cuerpo— Joy lo soltó y Larry le asestó un puño en la cara el cual fue bloqueado también—tres metros sobre segundos. La misma velocidad inicial del anterior—Joy lo soltó

—¡Te crees muy listo! ¿Verdad? —exclamo Larry furioso. Este acotó la distancia que había entre ellos—no quiero que te acerques a Azula ¿De acuerdo?

Joy lo miró con su mirada habitual. Como si tuviera sueño. Larry pasó junto a él rozándolo y Brandon lo siguió.

Eddie se colocó frente a Joy—¿Por qué hiciste eso?

—Aunque vivimos en un universo predestinado, aun así, los individuos tenemos libre albedrío.

***

Azula se encontraba en su habitación. Pintando. Tenía puesto su delantal y su pequeño estudio estaba lleno de pintura azul. Había sacado de su armario todos los vinilos, temperas y pinturas de diferentes azules. A Azula no le gustaba el azul, a ella le gustaba el púrpura, pero los ojos de Joy eran azules y punto.

Azula sabía que entre ella y Joy había algo; como un imán, que la atraía o que la atraía a ella. Ella no podía entenderlo. Por esa razón estos dos días no había querido ir a la universidad, para no sucumbir la tentación de buscarlo; ella sabía que tenía que alejarse de él.

¡No es justo!, pensó. Todo era culpa de Larry.

Azula apretó el pincel, luego respiró y siguió pintando. A continuación, escuchó la puerta abrirse y cerrarse.

—Azula Danielle— la llamó la ronca y gruesa voz de su padre.

—¿Qué quieres? —le preguntó ella sin dejar de pintar.

—Llegué hace media hora de Australia y nuestro mayordomo me ha comunicado que ni ayer ni hoy has ido a la universidad ¿Puedo saber por qué?

—Porque no me dio la gana—dijo esto, mientras ajustaba una pestaña con un pincel delgado.

—Muy bien. Entonces, atente a las consecuencias—le dijo su padre mientras se dirigía a la puerta y se iba.

Ray Derkins, es un hombre de treinta y cinco años, alto, piel morena, gallardo, esbelto y ojos marrones claros. Estudio ingeniería química, química pura y química nuclear, ha hecho un magíster en química y dos doctorados. Actualmente es el presidente de la Real Sociedad de Londres. Ganador del nobel de química por contribuir a una gran investigación, auto de muchos libros como: "La biotecnología de Derkins", "El nuevo testamento según Derkins", entre otros.

Él tenía todo lo que cualquier hombre pudiera desear: dinero, una gran mansión que en realidad parecía un museo, casas de campo Londres, Hampshire, Moscú, Tokio, Cartagena y Hawái. Tenía un apartamento lujoso en Washington, Nueva York, Londres, Tokio y París. Y tenía una gran casa en Roma y Venecia. Las mejores actrices y modelos eran sus amantes. ¡Tenía todo!, se decía siempre. Pero su felicidad no era completa, porque su hija era un desastre.

—Oh Dios mío se hizo un tatuaje—susurró mientras caminaba por el pasillo que conducía a su despacho.

Ray se graduó de la escuela a los doce años y de inmediato recibió una beca en Harvard. Se graduó a los dieciséis años de ingeniería química y de inmediato estudió química pura, cuando se graduó a los dieciocho años comenzó a trabajar por las noches estudiaba química nuclear. Y por primera vez supo que era enamorarse. Azul Parker. Una niña de dieciséis años, que estaba cruzando segundo de preparatoria.

Ray se había enamorado a primera vista.

Azul era bajita, blanca, cabello en rizos castaños y lo más hermoso que tenía y por el cual Ray suspiraba cada día: sus ojos verdes. Ray la conoció el día en que fue a hacer una charla en la preparatoria de esta.

Ella se quejaba porque solo la veía los fines de semana, pero sin falta la invitaba a salir y le hacía numerosos regalos.

Un día ella le dijo que estaba embarazada.

—No te preocupes—le había dicho el— te casarás conmigo y yo te mantendré a ti y al bebé.

—¡Ray por Dios! —exclamó Azul—¡Tengo dieciséis años! no quiero casarme todavía y no estoy preparada para ser madre.

—No te preocupes mi amor. Te compraré una casa grande y contratare criados para que te ayuden.

—¡Pero yo quiero terminar mis estudios!

—Y lo harás mi amor. Y si quieres estudiar una carrera profesional, yo te la pagaré.

Ella no pareció escucharlo—¡No quiero ir con esa barriga a la escuela!

—Estudia de noche, mi amor.

—¡Claro que no! No pienso dejar a mis amigas.

Ray suspiró— Amor ten presente en que yo te apoyaré en todo lo que decidas. Menos en abortar...

Llegó el gran día. Ray se encontraba diseñando un electrolito de gel de polímero con teflón, cuando le comunicaron que era padre de una hermosa niña. Pero no pudo verla ese mismo día, sino dos días después.

A pesar que solo tenía dieciocho años, Ray se sentía como de cuarenta. Había estado trabajando duro para poder salir y al llegar al hospital se encontró con una sorpresa.

En la sala de espera se encontraba su amigo Josh. Ray le había pedido que estuviese pendiente de Azul.

—¿Qué sucede?—le pregunto Ray a Josh al ver la cara pálida de este.

—¿Quieres que primero te de las malas noticias o prefieres las pésimas? —le dijo este

Ray lo asesinó con la mirada—¿Qué sucede?

—La mala noticia es que... tu hija. Al parecer nació antes de tiempo y no se le desarrollaron del todo sus pulmones y por eso tendrá que quedarse en la incubadora por un tiempo.

—Dios mío. Azul debe estar muy mal. ¿Dónde está? Quiero verla

—Esa es la pésima

A Ray se le cortó la respiración— Azul... no me digas que...

—¿Murió? ¡Por Dios no!

Ray volvió a respirar—¿Qué sucede? ¿Dónde está?

Josh sacó un sobre de su bolsillo—Te dejo esta carta.

Ray la tomó bruscamente y la abrió.

"Lo primero que tengo para decirte

Es gracias por todo lo que hiciste

Por mí. Junto a ti viví momentos inolvidables, créeme.

Lo siento Ray, no puedo continuar con esto, simplemente no puedo...

Hablé de estos con mis padres

Y en estos momentos debo estar cogiendo

Un avión directo a Bruselas. Di una orden

Si en caso no querías hacerte cargo de la niña,

Puedes darla en adopción.

Una vez más, lo siento.

Tuya,

Azul."

Ray abrió las puertas de su despacho con brusquedad, este se sentó detrás de su gran escritorio de madera de roble. Retomó el libro que estaba escribiendo, el cual hablaba de los beneficios de la biotecnología.

En ese instante entró su hermosa hija al despacho. Azula tenía la piel morena, pero había heredado el cabello, los ojos y el esbelto cuerpo de su madre.

—¿Acaso no te das cuenta que estoy mal?—le amonestó esta

—Yo te veo igual—le dijo este sin dejar de escribir

—Claro porque siempre andas ¡con tus malditos tubos de ensayos y tus malditas moléculas!

Ray dejo de escribir y escrutó a su hija con la mirada—¿Qué te sucede? —le dijo este—No. Déjame adivinar ¿Se te acabo el cupo de la tarjeta de crédito? ¿La marihuana que te vendieron no es colombiana? O ¿el tatuaje que te hiciste no fue de tu agrado, mi cielo?

Azula dio media vuelta y se fue.

—¡Azula Derkins! —exclamó él furioso—¡No vas a dejarme con la palabra en la boca!

Azula se detuvo y lo miró—¿Qué quieres? ¡¿Por qué demonios no me dejas en paz?!

—¡Esa es mi línea, jovencita! Tú eres la que no me dejas en paz ni un solo segundo. ¡Mírate! Esas perforaciones que te hiciste y para colmo ese tatuaje...

—¡Yo hago con mi cuerpo lo que se me da la gana!

El asintió— Márchate. No quiero verte. Y mañana iras a la universidad o sufre las consecuencias.

A Azula se le llenaron los ojos de lágrimas—No me quieres... nunca me has querido...

—Sabes que eso no es verdad

—Lo único que te importa son tus malditas pipetas volumétricas

—Me sorprende que las conozcas

—¡Es de lo único que hablas, Derkins!

Así era como lo llamaba desde que cumplió trece años.

—Porque te niegas a hablarme de tu vida. Y no me gusta ese noviecito que tienes.

Azula se cruzó de brazos—Tenía.

—¿Tenías? ¿Lo dejaste? —le pregunto Ray con una sonrisa—¿Por qué?

—Porque es un completo imbécil.

—¿Te hizo algo? —ella no le respondió—cuéntame que sucedió, cielo.

—Dijiste que me marchara Derkins. Y eso haré.

***

Lottie exclamó un grito de placer y Larry se retiró de inmediato y eyaculó en la sabana. Ambos se tumbaron de espaldas.

Lottie estaba feliz, por fin Larry era suyo. Pero no lo estaba del todo. Al parecer a Azula ya no le interesaba Larry, sino el simplón de Joy McFly, que pasó a ser un "Don Nadie" para convertirse en el titular de hoy.

—Lottie—la llamó Larry

Ella colocó su cabeza en el pecho de él—Dime mi amor

—Ayúdame a recuperar a Azula

Lottie de inmediato se hizo a un lado—¿Para qué? Ella no quiere saber nada de ti

—Dile que vuelva conmigo, hazle entender que yo soy mil veces mejor que ese imbécil.

Lottie le daba la espalda—Azula no quiere saber nada de ti, Larry ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo para que lo entiendas?

Larry salió de la cama buscando su ropa y se la colocó.

—¿A dónde vas? —le pregunto Lottie

—A casa de Azula—le dijo mientras se subía los pantalones.

—¿Para qué? Ella no va a recibirte y recuerda que no le agradas a su padre

—Me importa un bledo su padre

—¿Te importa un bledo? Tú cuerpo tiembla cuando lo ves

—Entonces ¿Qué quieres que haga? ¿Qué me siente a tejer?

Lottie se arropó con la sabana y lo miró fijamente—Larry... no me digas que estás enamorado de Azula

Larry le devolvió la mirada y a continuación se terminó de vestir.

***

Azula se encontraba en una exposición de arte. A ella le encantaba el arte y su historia, era fiel admiradora de Leonardo Da Vinci, Bernini y Miguel Ángel. Su obra favorita es el "Hombre de Vitrubio" de Leonardo Da Vinci.

Azula había estado esperando esa exposición desde hace tres meses y se sentía feliz. Por otro lado, quería relajarse después de la acalorada discusión con su padre esta mañana. Esta se detuvo a ver un desnudo.

Sacó de su bolso un paquete de cigarrillos. <<Maldición>> pensó recordando que no podía encender un cigarrillo en el museo así que decidió salir.

—Joy ¿Qué opinas del arte? —Azula se detuvo en seco al escuchar la voz chillona de Edward.

—El arte no tiene propósito—le respondió Joy— es como si estuviese muerto.

Azula miró en dirección a ellos. Ambos miraban una réplica muy buena de El Éxtasis de Santa Teresa.

—El contenido es inútil—comento Edward

Ambos estaban de espaldas a ella. Joy llevaba un suéter blanco con unos pantalones y una chaqueta de jean. Y Edward llevaba un suéter negro con unos pantalones jean y una chaqueta de cuero.

—¿Qué demonios hacen en una exposición de arte si no les gusta el arte? —les preguntó Azula

Ambos dieron media vuelta casi al instante y la miraron. Azula se sonrojó un poco al haber hecho esa pregunta.

Edward la miró con odio y Joy la miró como solo él sabe hacerlo: como si mirara un simple insecto.

—Azula Derkins—Edward escupió su nombre como si estuviese maldito

—La misma—le dijo ella con una sonrisa

—Con respecto a tu pregunta, estamos aquí porque por desgracia damos una materia de relleno llamada "Sensibilidad Artística" y tenemos que hacer un ensayo sobre esta exposición.

Azula asintió y miró a Joy— No está bien que pienses así. El arte si tiene propósito

—aunque vivimos en un universo predestinado, los individuos poseen libre albedrío—le dijo Joy con su serenidad habitual

—¿Y eso que quiere decir?

—Quiere decir—le respondió Edward—que pensamos lo que se nos da la gana ¿y qué?

Azula miró a Joy y este le devolvió la mirada— Yo estoy aquí—explicó Azula—porque pienso escribir un libro sobre el "Hombre de Vitrubio"; es mi obra de arte favorita, así que me pareció conveniente investigar más a fondo.

—¿Piensas escribir un libro? —le preguntó Edward—no entrarías a una editorial ni, aunque tú nombre fuera William Shakespeare

Azula le tiró una mirada asesina a Edward—Eddie—le dijo esta— será mejor que no te metas conmigo, ya que tú y yo sabemos que tú sabes los verdaderos sentimientos que sientes por "cierta" persona.

Eddie se puso rígido—¿De qué hablas?

—Ah... ¿Quieres que siga? —Eddie se puso lívido—Ser inteligente es saber en qué momento hacerte el tonto—Azula le guiñó un ojo

—Tengo que ir al baño—anunció Eddie—¿Me acompañas, Joy?

Pero Joy ya no lo escuchaba porque se había detenido a ver una araña.

Eddie carraspeó, le tiró una mirada asesina a Azula y se fue.

Azula al ver desaparecer a Eddie por el oscuro pasillo, miró a Joy. Este se encontraba mirando una pequeña araña y se acercó a él, le tomó la mano y este de inmediato la miró.

—Vamos—le dijo ella y lo haló por todo el pasillo mientras corría y a él no le quedó otra opción que correr también. Ambos salieron del museo y Azula dobló hacia la esquina y cruzó dos calles hasta llegar a un parque de diversiones. Pudo notar el rostro sereno de Joy mientras observaba todo el parque. Y este le apretó más la mano.

—¿Habías venido alguna vez? —le preguntó ella. Él la miró con esos ojos que parecen pedazos de cielo y negó con la cabeza. —no sé porque lo supuse. Vamos

Azula optó por la montaña rusa y una vez allí, tuvo que reprimir una sonrisa. Joy no le soltaba la mano para nada; una vez que se hubo abrochado el cinturón, él fue el que se la tomó.

—Azula

Azula abrió los ojos sorprendida. Era la primera la primera vez que la llamaba por su nombre—¿Si Joy?

—¿Por qué arriesgamos la vida en esta caída libre vertical cuando podríamos estar seguros en el museo? —Azula alzó las cejas sin saber que responder. Pero no hubo falta, la pregunta era retórica, porque el propio Joy la respondió—porque es la naturaleza del hombre asustarse como idiota sin ninguna buena razón.

Azula se quedó sin habla y luego sonrió—Creo que tienes razón.

***

Eddie salió de baño de hombres.

<<Ya lo sabe>> pensó Eddie con rabia. Eddie albergaba sentimientos románticos por Joy desde que lo vio por primera vez y no era justo que esa bruja se lo quitara. <<Tengo que hacer algo>> Eddie se dirigía al pasillo donde los había dejado a los dos. Al llegar se dio cuenta que no estaban y decidió buscarlos por todo el museo.

<< ¿Dónde te metiste Joy?>>

Se acercó a la entrada del museo y le preguntó al celador—Disculpe ¿Ha visto usted a un chico alto, cabello negro, que llevaba una chaqueta de jean?

—¿Iba acompañado de una chica morena?

—¡Sí! Así es.

—Ellos salieron con mucha prisa—respondió el vigilante

—¿Qué dice? ¡¿A dónde?!

—Creo que doblaron la avenida

Eddie se quedó clavado en el sitio, estupefacto—Gracias

Joy se había ido con esa mujer del demonio y lo había dejado solo.

<<Me las pagarás>>

***

Eddie decidió ignorar a Joy en toda la clase, pero Joy no se dio cuenta que Eddie lo ignoró, porque Joy decidió ignorarlo.

Al salir de clases, Eddie tenía claro lo que tenía que hacer, sabía que era peligroso, pero solo así, Azula Derkins iba a dejar en paz a Joy.

Había tres chicos en la universidad, con una fama de "buenos trabajadores" en lo que se les pide. Siempre se sentaban en la parte de atrás del bloque de teología a fumar marihuana. Y allí era donde se acercaba Eddie.

Este los visualizó, respiró hondo y avanzó hacia ellos. Los tres chicos le dieron la bienvenida con una mirada asesina.

—Piérdete—le ordenó el que se encontraba en el medio

—Es que yo...—comenzó a decir Eddie

—¡Piérdete imbécil! —exclamó este mismo

Eddie no se movió del sitio—Es que necesito un favor de ustedes

—¿Un nerd como tú pidiéndonos un favor a nosotros? —le preguntó el de la derecha—¿Qué podría ser?

—¿Saben quién es Azula Derkins? —Le pregunto Eddie

El de la izquierda chifló y los otros dos se echaron a reír.

—¿Quién no conoce a ese bombón? —preguntó el de la derecha

—Me gustaría que le hicieran pasar un susto que no olvidara por el resto de su vida—Le dijo Eddie

—¿Te gustaría? Y ¿Por qué? ¿Qué te ha hecho ese bombón?

Eddie tragó saliva—Es algo personal}

—¿Y cuánto vas a darnos o qué? Porque te recuerdo que pertenece a una familia adinerada.

—Espera un momento—dijo el del medio que al parecer era el líder—¿Qué clase de susto estamos hablando?

—Eso se lo dejaría a ustedes—respondió Eddie

—Si puedes hacer que venga sola aquí. No te cobraremos el trabajito

—¿Aquí? —Eddie miró el lugar desierto y más alejado de la universidad.

<<Azula Derkins jamás vendría aquí>>

—¿No es mejor el laboratorio de física? —los tres se echaron a reír—les prometo que estará sólo. Es que no creo poder traerla hasta acá

Los tres aguardaron silencio. Luego el del medio dijo—Trato hecho

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