Capítulo 15
Habían pasado dos semanas en las que Ray decidió viajar a Hong Kong y alejarse del todo de su hija y de su ex-mujer. Sabía perfectamente que ambas estarían más cómodas sin su presencia en ese breve lapso de tiempo.
Ray entró a Derkins House en su auto y se bajó en la entrada. De inmediato se acercó un criado.
—Bienvenido señor Derkins—le dijo este mientras recibía las llaves.
—gracias Ralf—le dijo este
— ¿Cómo estuvo el viaje?
—bien muchas gracias ¿la condesa sigue aquí?
—sí señor. En realidad había comunicado que se iba hace una semana pero la Srta. Azula le insistió que se quedara el resto del mes
—entiendo ¿han salido mucho?
—sí señor. Todos los días
— ¿y Aidan y Joy?
—el señor Aidan y el señor McFly siempre las acompañan
Ray asintió— ¿Algo más?
—sólo eso señor
—Bien, puedes retirarte
—con permiso señor Derkins
Ralf se marchó en el auto y Ray ingresó a la mansión.
Geoffrey le abrió la puerta—Bienvenido a casa, señor
—Gracias Geoffrey ¿alguna novedad?
—llamaron de Londres señor, la Real Sociedad requiere de su presencia lo más pronto posible
— ¿dijeron el motivo?
—no señor
—Bien ¿algo más?—dijo Ray mientras se dirigía a su estudio
—trajeron un paquete desde la editorial señor
—debe ser mi nuevo libro
—tiene usted razón señor, ha ce unos días vino el de la televisora. Quería saber si usted podría darle una entrevista para el canal científico
—Mándale una nota diciendo que en cuanto tenga un poco de tiempo con mucho gusto les daré la entrevista—le ordenó Ray mientras se acercaba a su escritorio y veía la gran caja.
—la correspondencia está en el primer cajón señor
—gracias Geoffrey—le dijo Ray-bueno veamos cómo quedó el libro
Geoffrey le facilitó una navaja y abrió la caja. Dentro de ella había cinco ejemplares.
—"Física Cuántica Según Derkins" —leyó en voz alta Ray—Ten Geoffrey este es para ti
—Gracias señor
—le daré uno a Joy, creo que se pondrá contento
—Así será señor
—a propósito Geoffrey ¿Joy está aquí?
—no señor, el salió con el joven Aidan—Ray sonrió, le gustaba aquella amistad. —¿necesita algo más señor?
—sí Geoffrey ¿Dónde está mi hija?
—está en el jardín tomando el té con la condesa y el joven conde señor
—bien, puedes retirarte
—con permiso señor—Geoffrey desapareció y Ray se sentó en su gran sillón y a continuación suspiró.
—sé que rara vez acudo a ti pero... Oh Dios mío ayúdame
Ray salió del estudio y se dirigió al jardín. De inmediato vio a Azul con un vestido azul aguamarina corto, zapatillas de tacón pequeño y sus rizos sueltos; estaba junto a Azula y esta tenía unos vaqueros, con un top blanco y tenis; ambas tendidas en el césped de picnic mientras Raven elevaba una cometa.
Azul se encontraba peinando el cabello de Azula y ambas sostenían una conversación. Ray se encontró escondiéndose de los arbustos.
<<Increíble. Me estoy escondiendo en mi propia casa>> pero calló sus pensamientos al escuchar la voz de su hija.
—Raven es muy afortunado—comentó Azula
—¿por qué lo dices cariño? —le preguntó Azul
—al tener una mamá como tú
Huno un silencio incómodo después de eso. Ray vio la expresión pálida de Azul en su rostro, que Azula no pudo notar porque se encontraba de espaldas a ella.
—verás cómo conoces a Derkins desde la adolescencia, sabrás que mi madre nos abandonó—continuó Azula—¿por casualidad nunca la viste o algo? Derkins jamás habló de ella, ni su nombre, ni su edad, ni siquiera una foto, solo me dijo que nos abandonó
Ray vio a Azul tragar saliva—Azula... Azula yo soy...
—¡Vaya! Pero qué día tan espléndido—exclamó Ray al dirigirse hacia ella. Dos pares de ojos verdes lo miraron
—joder Derkins, pensé que te quedarías en Hong Kong para siempre y así me libraría de tu molesta presencia-le dijo Azula
—Azula...—la regañó Azul
—Jamás te lo dejaría tan fácil mi amor—le dijo este sonriendo—mi lady espero que su estadía aquí haya sido de su agrado
—lo ha sido gracias—le dijo Azul sonriendo
Ray intentó no mirarla demasiado—¿por qué le dices "Mi Lady"? ¿Acaso no son amigos? —preguntó Azula. Ray y Azul se miraron
—¡señor Derkins! ¡Mire cometa! —exclamó Raven
Ray avanzó hacia él—échale un poco más de cuerda Raven—le aconsejó este
—¡muéstreme señor Derkins! —exclamó el niño
Ray tomó el hilo de la cometa—si quieres que esté un poco más lejos tienes que echarle cuerda de esta forma
—Oh...susurró Raven mientras abría su par de ojos verdes encantado—¡Mi turno! ¡Mi Turno!
—Aquí tienes—le dijo Ray sonriendo y acarició el cabello del niño
Al ver a Raven recordó a su hija Azula. Y se dio cuenta que se había perdido de toda su infancia por su trabajo, que si su hija era como era solo era su culpa y le dolió saber que ella se había sentido sola a lo largo de su vida.
Al darse la vuelta notó que ambas lo observaban y él les sonrió.
—Hasta ahora me entero que sabes volar una cometa—le dijo Azula—¡Caray! Hasta pareces una persona normal
Ray la ignoró—me gustaría hablar con usted, mi lady
—De seguro quiere hablarte de la entropía del universo o de las maravillas del ácido etílico—le dijo Azula a Azul-por favor no te lo pierdas
Azul negó con la cabeza—eres imposible. Por supuesto que podemos hablar Ray
—Que aburrido-comentó Azula mientras se colocaba de pie—¡Raven! ¡Es mi turno!-exclamó mientras corría hacia a él
Ray observó a Azul, ésta aún se encontraba tendida en la manta y comenzó a ordenar las cosas de la canasta.
—No es necesario que hagas eso—le dijo el—buscaré a un criado para que...
—lo sé lo sé—lo interrumpió ésta—pero prometí no hacerme sentir en mi estadía acá
Este la miró con recelo—te espero en mi estudio—y al decir esto se fue.
***
Azul iba tres pasos atrás de Ray. Sentía una gran incomodidad estar junto a él, solo por el simple hecho de que aún lo amaba. <<Ya eres una mujer adulta, tienes un hijo... bueno dos>> no podía dejarse llevar por sus emociones, eso no le haría nada bien.
Miró la ancha espalda de Ray ¿Siempre había sido así de alto y musculoso?>> tenía que aceptar el hecho que ahora está más guapo que antes. Para su incomodidad.
Ray abrió las puertas del estudio y le dio permiso para que entrara y detrás de ella cerró la puerta.
Azul se quedó de pie en la mitad del estudio y lo miró.
—¿Qué era lo que se suponía que ibas a hacer?—Le preguntó él
—¿De qué estás hablando?—preguntó ésta confundida
—sabes perfectamente de lo que te estoy hablando Azul
Ésta suspiró—Ray entiéndeme. Hemos pasado estos días, quiero...
—Tú no quieres nada—le amonestó este—no tienes derecho a nada. Ese derecho lo perdiste cuando te fuiste y nos dejaste a los dos
—¡Tu no tienes idea de todo lo que me pasó Ray! Todo lo que tuve que soportar...
—Y en vez de hablarlo conmigo y buscar una solución, preferiste huir—Ray le arrojó una mirada asesina—no confiaste en mí
A Azul se le llenaron los ojos de lágrimas—quizás tengas razón, pero...
—¡Por supuesto que tengo razón! —la interrumpió este—y sé que he sido el peor padre para Azula, el peor. Y que me cuelguen sino estoy arrepentido por ello, pero no te voy a permitir que reclames tus malditos derechos de madre. Ella no los necesita.
—Bien—fue lo único que pudo decir—Recogeré mis cosas, me voy hoy mismo. Gracias por dejarme conocer a Azula—Él asintió sin mirarla a la cara—Ray...
Él la miró—¿Qué?
—¿Me dejas pasar?
Hubo un silencio mientras él se hacía un lado y abría la puerta. Sintió cuando él daba un respingo de repente. Azul miró por encima de su hombro.
—Azula...
Ray estaba anonadada. Su hija estaba allí junto con Raven tomados de las manos. Azula apretaba los dientes con rabia y sus ojos estaban llenos de lágrimas; Raven parecía furioso y triste a la vez.
Ray se armó de valor—Azula...
—¿Eres mi madre?-Susurró Azula
Dos pares de ojos verdes observaban a Azul. Ray no se atrevió a mirarla.
—¿Qué escucharon? —preguntó Azul
—lo suficiente—esta vez fue Raven en tomar la palabra—Así que contesta
—No me gusta el tono en el que me hablas Raven—lo regañó su madre
—madre no seas ridícula, habla de una buena vez—le dijo furioso. A Ray se le olvidaba que tenía doce años, casi un hombre.
—Raven—le dijo Ray—entiendo que estés enojado pero no te da el derecho de hablar así a tú madre
La mirada asesina de Raven se posó en él-Ustedes son unos falsos...
Ray no iba a permitir que un mocoso le hablar de esa forma.
—Si sabes lo que te conviene, sabrás que debes cerrar el pico—le advirtió
—¿Dónde aprendiste a hablar así? —lo reprendió su madre
Ray suspiró <<Demasiado tiempo en compañía de Azula>>
—¿Por qué me abandonaste? —Susurró Azula
Ray miró a su hija, estaba completamente destrozada y sintió la necesidad de reconfortarla. Pero no podía. Sabía de antemano que esta lo rechazaría.
Azul bajó la cabeza—fui una estúpida... era tan joven y egoísta. Mis padres me tendieron una trampa y me casaron con un par del reino... con la amenaza de hacerte algo a ti y a Ray sino lo hacía. Mi esposo murió de sobredosis cuando tenía tres meses de embarazo
Azula se limpió lágrimas—Yo tenía seis años en aquel entonces... ¿Por qué no nos buscaste?
—¡Lo hice! —exclamó Azul—pero tenía tanto miedo a tu rechazo... mi esposo nos dejó en la ruina y fueron tiempos difíciles—le decía Azul sin poder contenerse—no me estoy excusando Azula, sé que tengo la culpa de todo. Te vi en una revista y me armé de valor para cruzar el océano y venir hasta aquí. Venía con la convicción de que... sino podría decirte que era tú madre, podría convertirme en tú amiga
—¿no pensabas decírmelo?
—la verdad sí. Estuve a punto hace un rato pero...
—yo se lo impedí—la interrumpió Ray
Esta vez el par de ojos verdes se dirigieron a él—¿Puedo pedirles un favor? —Estos la miraron en silencio y luego asintieron—¿Podrían extinguirse? Es que son perjudiciales para mí salud—y al decir esto se fue y Raven la siguió.
Ray y Azul se miraron. Esta se rompió a llorar.
***
Azula se tiró en su cama boca abajo y se rompió a llorar. <<Mi madre...>> en realidad ella no tenía ni idea de por qué lloraba; si lloraba porque su madre la había abandonado y se había perdido su niñez, o de que la única persona que había conocido que estaba pensando a querer como una amiga especial era su madre... el problema era que no lo sabía.
Sintió la puerta abrirse y cerrarse muy despacio. Raven se sentó en su cama.
—Azula la manera en la que te enteraste que mi madre era tu madre fue la peor. Créeme yo también era ignorante al igual que tú—le dijo él—pero si te hace sentir mejor... estoy feliz de que alguien como tú, tan divertida y linda sea mi hermana.
Azula lo miró. Se veía borroso por las lágrimas. Él se acercó y la abrasó.
—Yo también estoy feliz de que seas mi hermano Raven, ya te quería como tal
—no te preocupes yo soy el conde y casi siempre se hace lo que yo digo
Azula sonrió—Gracias milord
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