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Capítulo 14

Azula se encontraba de pie en el baño con un cuchillo en la mano. Lo observó por un momento y luego miró sus muñecas.

—No voy a darles la satisfacción de suicidarme, seguiré viviendo y los voy a joder a todos— y al decir esto arrojó el cuchillo a la tina.

***

Ray no había podido pegar el ojo anoche, así que no dudó en despertarse temprano e ir a ver a Azul. Le sorprendió ver que esta se había ido.

Ray observó la habitación y suspiró—¡Geoffrey!—llamó a su mayordomo y este sorprendentemente apareció de inmediato.

Este hizo una reverencia—buenos días señor

—buenos días, veo que se levantaron temprano y limpiaron todo este desastre. Gracias

—es nuestro trabajo señor

—¿sabes a qué hora se fue esa mujer?

—así es señor, se fue muy temprano. Me pidió que le diera esta nota

Geoffrey le entregó un papel—gracias. Puedes retirarte

—con su permiso señor—hizo una reverencia y se marchó

Ray observó la nota. "Querido Ray... No quiero que pienses que vine a quitarte a Azula, sólo me gustaría pasar un rato con ella. No es necesario que le digas que soy su madre, quisiera ser su amiga. Att: Lady Azul Norwich"

Ray cerró los ojos <<¿Por qué tenía que aparecer en estos momentos?>> no había podido conciliar el sueño. La llegada de Azul Parker había sido... bueno ahora era Lady Azul Norwich, era condesa y viuda sino mal recordaba. Ella pudo haber sido Azul Derkins y él le hubiera todo, pero ella escogió otra vida <<Mucho mejor por lo que veo>>. Unos pasos firmes lo hicieron salir de sus pensamientos y salió a la sala, unos profundos ojos verdes lo observaron y salieron de la estancia dejándolo allí solo con sus pensamientos.

***

<<Esperaba no encontrarme con Derkins maldita sea>> pensó Azula mientras entraba a su Aston Martin DB10 y cerraba la puerta tras sí. Tomó un cigarrillo de marca Filter, lo encendió y dio una buena calada de humo. A continuación encendió el auto y se puso en marcha.

<<¿Por qué dijiste todo eso Azula? ¿Por qué no te mantuviste callada como siempre? Ahora todos te tendrán lástima... principalmente Joy>>

Se tocó la cadena que le había dado Joy, al investigar de dónde provenía el dije se dio cuenta que era una letra griega que usaban frecuentemente en el cálculo.

—Ay Joy...—susurró mientras daba otra calada de humo.

De repente un niño se cruza la carretera.

—¡Oh Dios mío!—exclamó y pisó el freno. El niño rodó por la carretera y Azula bajo del auto.

—cariño ¿estás bien?—el niño asintió y la miró, tenía unos profundos ojos verdes iguales a los suyos, su piel era blanca y su cabello castaño.

—¿debería llevarte a un hospital? ¿Seguro estás bien? ¿Dónde está tu madre?

—no quiero ir a un hospital, si estoy bien y no lo sé

Azula reconoció el acento británico de inmediato.

—¿puedes levantarte?—el asintió y se puso de pie—¿estás solo?

—me escapé de mi institutriz

Azula sonrió—debe ser muy mala

—lo es, todo lo que hago está mal

—si así son todas ellas—le dijo Azula

—¿usted también tiene institutriz? ¿No está un poco grande?

Azula se echó a reír—no, no tengo institutriz, pero cuando tenía tu edad las hice huir con cada broma que hacía

El niño la vio con admiración—¿en serio? ¿Podrías enseñármelas?

Azula sonrió—claro, de camino a tu casa te las enseño ¿vale?

—¡Sí!—exclamó este—aunque estoy en un hotel

—no importa, te llevaré allí

—Bien

—Soy Azula ¿y tú?

—Raven

—muy bien Raven, sube al auto—este la obedeció—¿te parece si vamos por unas hamburguesas antes?

—¡Si!

—¿y helado?

—me gusta el helado

Azula sonrió—es bueno saberlo

Era un niño muy lindo pero vestía ropas demasiado serias para su edad. Azula se puso en marcha después de cerciorarse que este se pusiera el cinturón.

—Raven eres de Inglaterra ¿verdad?

—Sí, Soy de Cornualles

—¿y cuántos años tienes?

—doce

—eres muy alto para tu edad

—sí así dice mi madre, por cierto tú nombre es muy parecido al de ella

Azula sonrió—vaya que coincidencia

***

Ray tenía más trabajo que el de costumbre y en parte agradeció por ello. Su cabeza estaba hecha un ocho y sus pensamientos se habían divididos a un cincuenta por ciento para Azula y el otro cincuenta para Azul. Cerró los ojos por un momento y suspiró. No podía trabajar ahora.

Hace unos minutos Geoffrey le dijo que Aidan y Joy seguían dormidos y este había telefoneado a los padres de Joy para no preocuparlos. Ray volvió a suspirar y cerró la pantalla de su ordenador.

En ese instante sintió los golpes de la puerta.

—Adelante

Entró su rígido mayordomo e hizo una reverencia—Señor, la...—su mayordomo fue interrumpido por Azul. Ésta estaba agitada y había estado llorando.

—Ray...—susurró

Este se puso de pie muy lentamente—¿Qué quieres?

—Ayúdame... no encuentro a mí hijo...

—¿Qué?

***

Aidan abrió un solo ojo y lo cerró de inmediato. Por alguna extraña razón se había negado a dormir en la habitación de huéspedes y ambos durmieron en la misma cama.

<<Que gay debe verse esto>> pensó. Pero al mirar a la dirección donde debería estar Joy, estaba vacío.

En ese momento se abre la puerta y entra Joy solo con los pantalones.

—Buenos días Joy—lo saludó Aidan—¿Qué hora es?

—aquella mujer está abajo—le informó este

—¿Qué mujer?—le preguntó Aidan y Joy no le dijo nada—¿la madre de Azula?

—dijo que no encuentra a su hijo

Aidan se levantó de la cama y se puso el pantalón—¿hijo? ¿De qué estás hablando?—Joy lo miró pero no le dijo nada. Aidan carraspeó—se me olvidaba que tú no te explicarías ni aunque tuvieras un mes para hacerlo—Aidan se colocó la camisa—iré a ver qué pasa

Aidan salió de la habitación y notó que Joy lo seguía. <<Ayer fue un día de locos>> Aidan no había tenido una educación cristiana porque creció en una familia científica, su madre era escritora y maestra; pero solo le habló un poco de la biblia. Pero ayer como nunca le había pedido a Jehová, a Buda y Alá que por favor finalizaran aquella pesadilla.

Al llegar escuchó unos lamentos en francés.

—¡Je suis désespérée me aider!—exclamó Azul—Ray perdóname nunca debí irme y dejarte con Azula—decía llorando—pero que Dios no me castigue con mi hijo... no conozco a más nadie aquí en Texas... tu no me debes nada, todo lo contrario... Ne pas le faire, Je pensé que ce est une punition divine...

—Geoffrey—lo llamó Ray—tráele un té para los nervios a Lady Norwich

—sí señor—y al decir esto se fue

Azul lloraba desconsoladamente sentada en el sillón y Ray se encontraba a una distancia prudente de ella.

—¿Qué sucede?—preguntó Aidan

—Lady Norwich dejó a su hijo a cargo de la niñera y se le escapó—explicó Ray como si estuviesen hablando del clima

—y ¿Dónde está la niñera?—preguntó Aidan

—¡le ordené que buscara a mi hijo!—exclamó Azul—Mais ne pas apparître

—hay que llamar a la policía—dijo Aidan

—Si. Ya llamé al coronel Smith y va a colaborarnos con eso—le dijo Ray—necesito una foto de tú hijo

De inmediato Azul sacó su teléfono celular—dime tu correo electrónico—le dijo ésta y Ray se lo dijo. Geoffrey llegó al estudio con una bandeja de té y le sirvió una taza a Azul.

—muchas gracias—dijo esta y bebió un sorbo—il est délicieux

—De rien Madame—le respondió Geoffrey

—ya le envié la foto al coronel—onformó Ray—en unos minutos darán con él

—gracias, muchas gracias Ray—le dijo Azul—no sé cómo pagarte

—yéndote por donde viniste. Eso estaría bien para mí

Azul bajó la cabeza y Aidan se compadeció de ella.—¿Dónde está Azula, tío?

—no lo sé, salió muy temprano y obviamente no dijo para dónde iba—le respondió Ray

—había un cuchillo en su habitación—comentó Joy

Tres pares de ojos miraron a otro de ojos azules.

Seigneur Jésus—Christ...—susurró Azul

—¿cuchillo?—le preguntó Aida

¿De qué hablas Joy?—le preguntó Ray

Joy los miró pero no les dijo nada.

—Vayamos a ver tío—le dijo Aidan y ambos salieron del estudio.

Al llegar al hotel totalmente decepcionada de sí misma, se encuentra con que su hijo se le había escapado a su institutriz.

—pero ¡¿Cómo se escapó?!—exclamó ella—¿Cómo pudiste ser tan descuidada?

—¡Desolé Madam!—exclamó la mujer—¡esto jamás había sucedido!

—¿ya le llamaste a su celular?—

Lo dejó en su habitación

—¡Mon Deiu!—exclamó Azul horrorizada—¡vas a buscarlo inmediatamente!

—¡oui Madam!—y al decir esto salió a toda prisa

Pero ni su hijo ni la institutriz aparecieron y tuvo que arrancarse el orgullo e ir a pedirle ayuda a Ray Derkins.

<<Dios mío por favor que mi hijo se encuentre bien>> pensó Azul al dejar la tasa en la mesita.

Sintió la mirada penetrante de aquel joven—Hola—lo saludó ésta. Él la miró pero no le dijo nada. Ella pasó por alto esa falta de educación—¿eres el novio de Azula?—el negó con la cabeza—ayer en la fiesta vi que la llevabas en brazos y... bueno supongo que son amigos. ¿Cómo te llamas?

—Joy

—yo soy la condesa de St. Simon—él la miró pero no le dijo nada—¿estás cómodo allí de pie? Porque puedes tomar asiento—Joy obedeció—sólo quiero pensar que mi hija está bien, estoy muy angustiada ya que sólo tiene doce años, es un niño—Azul derramó dos lagrimas que las limpió con su pañuelo—Y ahora Azula... culpa mía todo esto. Je aitrés peur

Où êtes—vous?—le preguntó Joy

—Soy de Bruselas. A los doce años me gané una beca en la Pous Martel de Nueva York y entré en calidad de interna. Sólo hasta los quince años, a los dieciséis me fui a vivir con una tía y sólo iba a estudiar. Conocí a Ray en una conferencia que hizo en mi escuela, me enamoré perdidamente de él y él de mí. Comenzamos a salir y quedé embarazada... mis padres comenzaron a presionarme en todos lados desde Bélgica—Azul secó sus lágrimas—debí aceptar la petición de Ray pero tenía tanto miedo... Ce était une fille... y me fui y lo dejé a él con la niña. Y cuando llegué a Bélgica me esperaba un matrimonio con el Conde de St. Simon. Yo tenía dieciséis y el conde cuarenta y ocho, podría ser mi padre. Mis padres no querían que casara con Ray porque ya tenían todo planeado. Quedé embarazada a los veintidós y mi esposo murió de sobredosis a los tres meses después, descansé cuando se fue Joy pero nos dejó a mí hijo y a mi deudas que gracias a Dios con trabajo y sacrificio he saldado, lo único que le queda con el título es la gran casa y unas pocas tierras que son el patrimonio de mi hijo. Lo eduqué sola es un buen niño... pero creo que Dios me castigará por abandonar a mi hija...—Azul no pudo continuar más y comenzó a llorar desconsoladamente.

Ray escuchó todo tras la puerta y se abstuvo de entrar.

***

—esta hamburguesa con doble queso está deliciosa Azula—le dijo Raven mientras le daba otro mordisco

—lo sé, te dije que era mi favorita—el niño sonrió—Raven será mejor que llames a tu mamá. Debe estar muy preocupada—Azula le pasó el teléfono celular—dile que estás bien, que te escapaste y que vas para la casa

El niño tomó el celular—pero si le digo que me escapé, me castigara

—lo digas o no te castigarán de igual forma

El niño marcó el numero— salut maman, sólo quiero que sepas que estoy bien, me escapé y ya voy para el hotel—el niño se quedó callado un momento—desolé maman...—Azula quedó sorprendida por su excelente acento francés—estoy con una chica, me prestó el teléfono para llamarte... Oui maman—el niño le pasó el teléfono—quiere hablarte

Azula tomó el teléfono—¿si diga?

—¡muchísimas gracias señora! No tengo como agradecerle—le dijo la mujer

—no se preocupe, lo llevaré al hotel

—no estoy en el hotel ahora mismo ¿podría venir donde me encuentro sino es mucha molestia?

—si claro ¿Dónde se encuentra?

—Derkins House ¿sabe dónde queda?

Azula abrió los ojos como platos <<¿La madre de Raven está en mi casa?>> Azula miró al chico que terminaba su hamburguesa.

—Si claro, sé dónde es

—muchísimas gracias, acá la espero

—¿Qué te dijo?—le preguntó Raven

—que te llevara donde ella estaba ahora...

—qué bueno ¿y dónde está?

Azula lo miró confundida—en mi casa...

***

¡Mon Deiu Merci!—exclamó Azul—mi hijo está bien, la señora lo va a traer. Pero no entiendo porque me dijiste ¿no era mejor yo ir al hotel?—le preguntó a Ray

—No—fue su única respuesta

Azul asintió—Gracias, muchas gracias Ray y haré lo que me pides. No volveré así que no te preocupes

Ray observó a Azul, él había escuchado junto con Aidan todo lo que le había dicho a Joy y le enojó saber que sentía un poco de lastima.

—ya hablaremos de eso—le dijo Ray

Azul le sonrió y Ray apartó la mirada. Esta se dirigió a Joy, este se encontraba sentado ensimismado en sus pensamientos; Azul se inclinó y le dio un beso en la mejilla. Ray y Aidan abrieron los ojos como platos.

Merci Joy. Me desahogué bastante contigo y es bueno saber que Azula está rodeada de amigos que la quieren

Luego se acercó a Aidan y depositó dos besos en cada una de las mejillas.

Merci Aidan por cuidarme anoche, eres un excelente médico y estoy segura que superarás a tu padre y a tu abuela

Aidan sonrió—Merci...

En ese instante se abrió la puerta de golpe.

¡Maman!—exclamó un niño. Este se acercó a Azul y la abrasó.

—¡Cariño!—exclamó ésta correspondiendo el abraso—¿cómo pudiste escaparte?

Desolé maman, Je déteste ma gouver mante! ¡No la quiero!

Soyez Silenciex! De igual forma no justifica nada jovencito

—Las institutrices son lo peor que hay señora, no puede culpar a su hijo por querer escaparse

El ambiente bajó de temperatura al escuchar todos la voz de Azula mientras entraba al estudio. Ray observó a su hija y ésta no tenía expresión alguna.

Se hizo un silencio incómodo y el niño lo rompió—Maman ella es Azula. Ella me llevó a comer hamburguesa con doble queso

Azul medio sonrió porque estaba pálida.

—¿No nos vas a presentar... querido padre?—le dijo Azula con su extraño tono amable

Todas las miradas fueron dirigidas a Ray y este suspiró—Azula, ella es la Condesa de St. Simon, mi lady le presento a mi hija Azula Derkins

Azula se acercó a ella—mucho gusto mi lady

Azul se acercó a Azula y la abrasó; y comenzó a llorar desconsoladamente.

***

<<¿Dije algo malo?>> pensó Azula al ver a la condesa llorando en su hombro. Azula le correspondió el abraso, sin duda estaba muy preocupada por su hijo.

—Gusto en conocerte—le dijo cuándo la miró a los ojos—gracias por traerme a mi hijo

—no ha sido nada—le dijo Azula y a continuación miró a Raven—no volverás a escapar ¿cierto?

¡Non!—exclamó el niño—pondré en práctica las bromas que me dijiste

—¿Bromas?—preguntó Azul confundida

Azula miró a Raven y con un gesto hizo que guardara silencio.

—no puedo creer que ya lo hayas mal influenciado—le dijo Aidan

—cállate Aidan—le dijo ésta y a continuación miró a Joy. Ayer casi estuvieron a punto de besarse, así que encontrarían la forma de estar con él a solas más tarde. Luego miró a su padre. La discusión que tuvieron ayer fue muy fuerte, pero para comodidad de la visita, actuaría como una hipócrita.

—Padre ¿ya le dijiste que se pueden quedar aquí?

Il ne est pas nécessarire!—exclamó la condesa

—¡Madre sí!—exclamó Raven y se dirigió a Azula para abrasarla—quiero quedarme con Azula—ella le correspondió el abraso.

***

—me quedaré un par de días acá—le comunicó Joy a su padre

—¿si hijo? Esta bién—le dijo Joseph a través del teléfono—¿llevaste ropa?

—No

Su padre era consciente que él no se explicaría jamás—supongo que Aidan te prestará

—supones bien

—bueno tranquilo, le comunicaré a tu madre

—Ok

—adiós hijo

—Adiós

Joy colgó el teléfono y lo miró por un momento. Echaba de menos la tranquilidad de su vida, ahora se veía involucrados en problemas que no eran suyos y rara vez podía sumergirse en su mundo porque casi siempre algún Derkins se cruzaba en su camino. Había aprendido que los Derkins eran criaturas problemáticas que rara vez habían caso de lo que se les decía, pero que por alguna broma del destino, el se sentía cómodo con ellos, porque simplemente...

—¡¡Joy!!—exclamó Azula mientras lo hacía a dar media vuelta—te estoy hablando

Joy la miró. Era increíble como esos ojos verdes tenían motitas doradas que se intensificaban cada vez que ella abría los ojos de par en par.

—... y no pudimos terminar lo que habíamos empezado y... Joy ¿me estás escuchando?

—No

Ella carraspeó—¡Nunca lo haces! Y es lo que más detesto de ti—Joy asintió

Azula suspiró y sus ojos volvieron a ser verdes por completo y las motas doradas desaparecieron.

—Joy... ven. Te diré un secreto—le dijo ésta

Joy instintivamente inclinó su cabeza y ella depositó un beso en su mejilla.

Joy la miró—¿y el secreto?

Azula suspiró y en ese instante Aidan irrumpió en el estudio.

—Azula...—a continuación sonrió—¿interrumpo algo?

—¿Qué quieres Aidan?—le preguntó Azula

—Nada—le dijo este—Raven te anda buscando

—voy enseguida—Azula se dirigió a la puerta

—¿y el secreto?—preguntó Joy. Aidan lo miró confundido y Azula negó con la cabeza mientras salía de la estancia.

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