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Capítulo 11

           

A Joy no le gustaba la experiencia real, porque era muy dura de resolver. Y es peor sino se tiene un buen control de los acontecimientos. Su única solución era sumergirse en las páginas de sus libros, ellos jamás cambiaban su temperatura.

Los acontecimientos que presenció donde su madre había sido protagonista habían sido asquerosos.

<<Repugnancia>> pensó, era la palabra correcta.

Se sobresaltó al sentir un paño húmedo en la frente, abrió los ojos de inmediato y se encontró con los ojos azules de su madre.

—por fin has despertado Joy—le dijo ésta mientras le dejaba el paño en la frente. Joy no se movió ni un ápice, ella se levantó y abrió las ventanas.

—¿se puede saber que comiste anoche?—continuó Mary—arruinaste la velada, no tienes ni idea de la vergüenza que tengo con los Derkins—Joy miró a su madre y tragó saliva. No podía dar crédito a lo que estaba oyendo—ahora mismo te levantarás y pediré una reunión con ellos para que te disculpes formalmente por ese comportamiento

Joy se sentó en la cama y se quitó el paño—el desayuno está en el escritorio Joy. En cuanto termines aséate y baja por favor—y al decir esto Mary se dirigió a la puerta

—Madre

Mary se detuvo, Joy rara vez la llamaba así. Más bien nunca la llamaba para nada.

—¿Si Joy?

Joy la miró a los ojos, aquellos ojos idénticos a los de él—inventa una excusa, la que sea. Nos iremos ya

Su madre abrió los ojos como platos—de todos los mocosos insolentes... ¿Cómo te atreves a...?

—te oí gemir—le dijo Joy con la más absoluta calma—como las más vulgares mientras lo hacías con el padre de Aidan—Joy se puso de pie. Su madre estaba congelada.—si quieres seguir viviendo bajo el mismo techo que te dio mi padre, entonces irás allá abajo y te inventarás una muy buena excusa y nos iremos ya

Joy observó a su madre. Jamás le había hablado así, jamás había hablado si quiera dos palabras con su madre. No podía culparla de la impresión.

En ese instante la puerta se abrió. Dos pares de ojos azules miraron un par de ojos verdes.

—no es necesario que se invente ninguna excusa Señora McFly. Saldremos en veinte minutos—y al decir eso, aquella mujer que lo volvía loco se fue.

<<Las vacaciones de verano en Inglaterra habían salido... mal>> pensó Azula con resignación.

Su abuela se había puesto el grito en el cielo cuando su padre le anunció que se iban. Se desató la tercera guerra mundial hasta que abuela los terminó echando de Derkins Terrace "Para Siempre".

Azula cerró la ventanilla del jet y subió el volumen de su reproductor al escuchar su canción favorita. "My Everything" de Collie Buddz.

Observó a Aidan parlotear mientras le enseñaba algo a Joy en su Tablet.  Su padre y el padre de este estaba conversando y la madre de Joy ojeaba una revista en los últimos asientos.

Azula la observó. La madre de Joy era muy hermosa, piel blanca, cabello largo, laceo y  negro;  y un cuerpo voluptuoso. No podía culpar a su tío por sentirse atraído.

Una vez le había preguntado a su padre sobre la madre de Joy.

—¿Qué pasa con ella?—le había dicho este

—¿no te parece hermosa?

—efectivamente lo es

—¿y no te atrae?

—no me atraen las mujeres casadas

Azula sonrió al recordarlo.Pero su sonrisa se desvaneció al cruzar su mirada con la de Mary McFly, esta le lanzó una mirada asesina y Azula alzó una ceja, Mary volvió a concentrarse en su revista; Azula no pudo evitar recordar el momento  en que llegó a la habitación de Joy y escuchar la conversación que tuvo con su madre.

"Te vi gemir como la más vulgares..." Joy ni siquiera había levantado la voz, expresó aquel insulto como si estuviera hablando del tiempo; Azula había puesto los ojos en blanco porque jamás había escuchado a Joy decir más de una oración y mucho menos de esa manera. La influencia que ejercía Aidan sobre él estaba dando frutos. Eso le arrancó una sonrisa de los labios.

***

El siguiente semestre llegó y Aidan estaba hastiado. La universidad poseía clases extracurriculares de las cuales no podía salvarse y su peor error había sido colocar a Joy a inscribirlo. Estos se encontraban en la cafetería.

—Maldita sea Joy ¿Por qué me inscribiste en el club de karate?—le preguntó Aidan disgustado

—porque no sé escribir la palabra Jiujitsu—le respondió Joy mientras pasaba la página de su libro

—¡Tampoco sé Jiujitsu Joy!—exclamó Aidan y luego suspiró—lo único bueno de esto es que tú me vas a acompañar y vas a aprender a defenderte

—no es necesario

—si es necesario Joy y lo sabes

—¿sabes cuál es el problema con el universo?—le preguntó Joy

Aidan suspiró—eres imposible...

—Si el universo tuviera un manejo decente, estuviéramos completamente satisfechos

—el lugar es gratis Joy

—esa es otra cosa

Aidan observó a Joy. A pesar de que siempre cambiaba el tema o se distraía por cualquier tontería, se expresaba un poco más. Aidan no era psicólogo pero sabía que Joy había tenido un excelente progreso.

En ese instante se acerca la amiga de Azula, Charlotte. Aidan se había acostado con ella unas dos veces con unos buenos tragos encima.

—Hola chicos—los saludó

Joy la ignoró—Hola—le dijo Aidan

—estamos haciendo una encuesta sobre los libros favoritos de los estudiantes—le informó ella—¿Cuál es tu libro favorito Aidan?

—me gustó mucho la divina comedia de dante—le respondió Aidan—aunque confieso que no tiene nada de comedia

—la literatura occidental en el siglo XIV se dividía en dos categorías—comenzó a decir Joy sin quitar la vista de su libro—la tragedia, formada por la literatura escrita en latín y la comedia escrita en lengua vernácula que iba dirigida al pueblo

—gracias Wikipedia—le dijo Aidan—¿Cuál es tu libro favorito Joy?

Como gustéis—respondió mientras pasaba la página del libro

Aidan se echó a reír—que coincidencia, es uno de los libros de Shakespeare favoritos de Azula—y Joy lo miró como él sabe hacerlo, como si fuese un insecto insignificante.

—hablando de Azula—dijo Lottie—su cumpleaños es en unos días ¿tienen pensado algo?

Aidan abrió los ojos como platos y miró a Joy—¡mierda! Lo olvidé por completo, hay que pensar en algo Joy. Este miró a Aidan y a continuación pasó la página de su libro.

***

Larry gimió al penetrar a Azula por detrás. Estaban en la parte de atrás de la universidad, Azula se encontraba apoyada en la pared con su falda subida hasta la cintura, Larry tenía los pantalones abajo y con sus manos tomó las caderas de Azula para presionarlas contra su miembro. Comenzó a embestirla lentamente, Azula se apoyó en la pared. Había decidido volver a su vida anterior y olvidarse del tonto de Joy. Larry se retiró y Azula, dio media vuelta, tomó  las piernas de ésta, las puso en su cintura y la penetró. Esta vez sus embestidas eran rápidas.

—¡Si!... ¡Sí!...¡Sí!—exclamaba Larry y posteriormente eyaculo. Dios dos embestidas más y se separó de ella.Azula se bajó la falda y Larry se quitó el condón; ésta se acomodó sus rizos y apoyó las espalda contra la pared.

—te extrañé Azu—le dijo Larry

Azula sonrió—¿lo trajiste?

—Si—le dijo este y de inmediato sacó dos tabacos de marihuana—un regalo de Lottie

—algo me dijo –le dijo Azula mientras recibía el tabaco ya encendido y le daba una buena calada de humo

—Faltan días para tu cumpleaños Azu—le dijo Larry y Azula no dijo nada—tu décimo—octavo cumpleaños. Es  algo que hay que celebrar a lo grande

—sólo espero que a Derkins no se le ocurra la fantástica idea de presentarme en su estúpida sociedad

Larry se echó a reír—¿crees que te salvarás de eso mi amor?

Azula resopló—Ya lo creo

***

¿Saben por qué estoy organizando una cena?—le preguntó Ray a Aidan y a Joy, una mañana del veintisiete de agosto, día del décimo—octavo cumpleaños de Azula. Estos se encontraban en el auto de Ray.

—¿tienes un motivo distinto a que esto es Texas y tenemos un comedor?—bromeó Aidan el cual estaba en el asiento del copiloto.

—Cállate Aidan—lo reprendió su tío y Aidan se echó a reír—hoy en el desayuno fingí que no recordaba el cumpleaños de Zuli para hacerle la sorpresa

—hace mucho que no la llamabas así—comentó Aidan

Ray sonrió—es porque siempre me exigía que la llamara Azula

—Bien tío Ray ¿Qué quieres hacer? Porque para hacerme levantar a las seis de la mañana y buscar a Joy a su casa las siete, es porque es algo bueno

—Bueno...—comenzó a decir Ray—llamé a Charlotte para que se llevara a Azula a su casa y la distrajera toda la tardehasta la noche. He llamado a funcionarios del gobierno y personas de los más altos círculo sociales para asegurar una excelente presentación en sociedad, ya es tiempo en que mi hija se mueva entre mi círculo

Aidan miró a Joy a través del retrovisor, este le devolvió la mirada pero no le dijo nada. A continuación Aidan se echó a reír a carcajadas.

Ray detuvo el auto en el semáforo al ponerse en rojo.

—¿Qué te resulta tan gracioso Aidan?—le preguntó Ray enojado

—tu ingenuidad. Pareciera como si no conocieras a tu hija

—explícate

—¡cielos tío Ray! A Azula le importa un comino estas cosas y hará cualquier cosa papara sabotearlos ¡es su cumpleaños, por Dios! Querrá hacer algo diferente, estar con sus amigos y con el estúpido novio que tiene; pensé que ibas a comprarle algo al igual que Joy y o

—no sé si has olvidado quién soy y qué cargo tengo Aidan. Soy presidente de la Real Sociedad de Londres y Azula es nieta de la directora de la OMS, tal acontecimiento no puedo pasarlo por alto

—¿pero tiene que ser hoy tío? ¿Precisamente hoy sábado veintisiete de agosto? ¿En verdad crees que Azula va a preferir quedarse en casa en una de tus súper—híper—mega—maxi aburridas cenas de intelectuales que irse de juerga?

El auto aceleró y reanudaron la marcha—pues va a tener que hacerlo por el bien de su reputación

Aidan se echó a reír—si claro. Eso es muy importante para ella

—Basta Aidan—lo regañó su tío

—está bien  tío cuenta conmigo y con Joy ¿verdad Joy?—este lo miró pero no le dijo nada.

Los funcionarios del gobierno ya estaban al tanto de la cena. Mientras que Ray conversaba, Aidan y Joy aprovecharon la oportunidad para ir a una tienda y comprarle algo a Azula.

—si Azula no fuese tan complicada...—susurró Aidan mientras veía los accesorios—Joy ¿cómo vas?—Joy no le respondió porque este estaba ensimismado en un objeto que Aidan prefirió ignorar. De repente un objeto captó su interés, era un retrato en miniatura deléxtasis de Santa Teresadel famoso pintor Bernini. A Aidan siempre le había sorprendido el interés de Azula en el arte y era algo que le aplaudía, ya que no era la cabeza hueca que había fingido ser siempre.

Tomó el pequeño cuadro—me lo llevo—le dijo al vendedor

—se lo empacaré señor

—Gracias

Aidan se dirigió a donde estaba Joy.— ¿ya escogiste algo?

Joy asintió y señaló un objeto en particular.

Aidan se echó a reír—Vaya, esto sí que es muy original

***

<<Ofende al ego humano que la naturaleza sea indiferente a nosotros>> pensó Joy al contemplar su cactus. Era su planta favorita en todo el mundo, había escrito dos libros del estudio del cactus pero que a nadie—salvo a él—le interesaban. Joy dio media vuelta y se miró en el espejo. Se llevó las manos a su cabello el cual le crecía con facilidad. Joy llevaba una camisa color crema, un pantalón negro y zapatos italianos; se colocó el reloj de lujo que le había dado Aidan meses atrás y lo miró. <<Las veintiuna horas>> sino mal recordaba, Aidan le dijo que lo recogería a las siete para la cena.

Su madre entró a su cuarto sin avisar e interrumpió sus pensamientos.

—Aidan está allá abajo—le informó. Joy tomó el saco y se lo puso—¿saldrán hoy?

—habrá una cena por el cumpleaños de Azula

—¡¿Qué?!—exclamó su madre—¿y no nos invitaron a tu padre a mí?

—si lo hicieron—dijo Joy mientras pasaba junto a ella y bajaba las escaleras.

Su madre lo siguió—y ¿por qué no nos dijiste nada?

—porque dije que estabas enferma

—¡¿y por qué dijiste tal cosa?!

Joy se detuvo y la miró—el padre de Aidan estará allí—ella abrió los ojos como platos—y nada se volverá a repetir—y al decir esto se fue.

Al salir encuentra a Aidan caminando de un lado a otro. Este al escuchar el cierre de la puerta, se acercó con prisa.

—¿por qué demonios tardaste tanto?—le preguntó Aidan. Joy jamás había entendido la prisa que tenían los humanos—tenemos un problema Joy—le dijo. A Joy no le gustaba el uso del plural que usaban con frecuencia—sube al auto, te lo explicaré en el camino.—Joy obedeció y en un instante se pusieron en marcha

—te felicito Joy, estamos mejorando la forma de vestir,  muy bien

<<Otra vez el uso del plural>> pensó Joy

—después de dejarte en tu casa—continuó Aidan—me fui al apartamento que tiene el tío Ray para no encontrarme con Azula y él iba a ir más tarde a cambiarse para recibir a los invitados—continuó Aidan—y al pasar por la mansión...—Joy lo miró cuando este se detuvo y Aidan aceleró más—había una gran fiesta en la mansión, quise bajarme pero lo pensé mejor y vine a buscarte creo que esta situación se me sale de las manos. En veinte minutos funcionarios del gobierno, miembros de las Royal Society y la OMS llegaran a la mansión y lo que encontrarán es una fiesta de adolescentes drogadictos

Joy miró hacia la ventana. Iban a una velocidad exagerada, ignorando semáforos en rojos. ¿De dónde habrá sacado Aidan la idea de que él podía hacer algo?

Al visualizar Derkins House, había luces por todos lados y la música a todo volumen. Joy se removió inquieto en el asiento.

—Joy puedo leer tu mente y sé que odias las multitudes pero tienes que ayudarme a sacar a toda esta gente de aquí

Joy abrió la boca por primera vez en todo el camino—¿cómo?—le preguntó

—no lo sé, ya se nos ocurrirá algo. Baja del auto

Joy obedeció y ambos se dirigieron a la casa, al entrar habían más de cien personas, estaba oscuro y habían luces en el techo. Se les hizo difícil entrar.

—¡Tenemos que encontrar a Azula!—le gritó Aidan

Joy miró la multitud, era casi imposible. De repente sintió un ligero mareo y cerró los ojos con brusquedad. Cuando los abrió Aidan ya no estaba.

Joy miró a su derecha y luego a su izquierda, suspiró resignado y dio media vuelta para salir. En ese momento choca con la última persona que hubiera querido ver esa noche.

Larry le sonrió—¡me alegra volver a verte princesa!

Joy entrecerró los ojos. Con esa oscuridad que sólo era iluminada por emisores de luz de colores apenas podía distinguir la silueta del hombre.

—¡¿Qué hace una princesa como tú en esta fiesta McFly?!—le gritó  y Joy no le respondió. Larry tomó un sorbo de su cerveza—¡es increíble que Azula te haya invitado!

—¿Dónde está?—le preguntó Joy lo suficientemente alto para que el escuchara pero lo suficientemente bajo para que nadie lo hiciera

Larry se acercó a él—eso no te importa—Joy lo miró pero no le dijo nada—Vamos largo de aquí McFly

Joy no se movió ni un ápice, Larry lo empujó y le dio un puñetazo.

*Aidan le da un puñetazo a Joy y lo derriba—¡maldición Joy! ¿Acaso no viste que iba hacia tu cara? ¡Tienes que reaccionar rápido!—Joy lo miraba desde el suelo mientras se limpiaba la sangre de la nariz—levántate, te enseñaré como defenderte.

Joy lo esquiva y le da un puñetazo con su mano izquierda, Larry rodó escaleras abajo y la gente se acumuló en la entrada.

***

<<Juro que cuando te encuentre te daré una paliza Azula Derkins>> pensó Aidan mientras se abría paso entre la gente <<¿Dónde estás? ¡Maldición!>>

De repente un grupo de hombres se congregaron en la entrada y vio a Azula en el segundo piso. Esta comenzó a bailar sensualmente mientras arrojaba su blusa al público. La gente gritó de la emoción pero luego fueron a congregarse en la entrada, Aidan sin saber él porque, aprovechó esa oportunidad para subir las escaleras a toda prisa hasta llegar a Azula.

—maldición Azula mírate nada más como estás—le dijo mientras se quitaba el saco y se lo colocaba a ella—echa un desastre—Aidan le tomó la cara y la examinó—estás drogada... ¡maldición estás drogada!

—¡Déjame!—exclamó Azula tambaleándose en la escalera. Aidan vio que la gente corría hacia la entrada.

—vamos—le dijo a Aula mientras la tomaba por el brazo—y te lo estoy ordenando, así que camina Azula Danielle

Azula bajó las escaleras siendo impulsada por Aidan.

<<Maldición ¿Qué sucede allá afuera?>> Aidan tomó la mano de Azula y la dirigió hacia la entrada, la escena que vio lo dejó atónito.

Larry tirado en el suelo y Joy dándole patadas dejándole casi muerto.

—¡Joy!—exclamó Aidan. Este no le escuchó y siguió golpeando a Larry. Aidan sin dejar de soltar a Azula avanzó hacia él—¡Joy!

Joy se detuvo y lo miró. Estaba agitado y tenía los ojos muy abiertos y brillantes. Aidan se intimidó con esa mirada, a continuación Joy miró a Azula. Ésta se tambaleó pero pudo sostenerle la mirada. Aidan los observó a ambos y luego suspiró.

<<Tengo que sacar a toda esta gente de aquí antes que...>>

En ese instante llega la policía y las limosinas de los invitados pisándole los talones.

Aidan miró a su tío Ray bajar de la limosina de la mano de la gobernadora y los demás invitados. Este ve con incredulidad la policía y a continuación sus ojos se posan en él.

—esto es simplemente increíble...—susurró Aidan.

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