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Capítulo 1

Para mi amiga EmelinLuna la cual fue la creativa en el nombre de esta historia. Gracias por ser una gran amiga, te llevaré en mi corazón siempre.


<< El matrimonio es una existencia miserable>>, pensó Christine McFly al bajar del avión en Berlín.

Christine era una productora de cine que había decidido ir a trabajar en la ciudad de Bogotá en Colombia, para una producción muy buena. La novela se llamaba "Sobre la colina de un árbol". Esta fue todo un éxito y allí ella se enamoró del protagonista y ambos se casaron. Manuel Reyes, su esposo, tenía aventuras con todas las protagonistas de las novelas en las que trabajaba. Christine se dio cuenta, se divorció de él y tomo la decisión de irse a vivir a casa de sus padres en Berlín. Sus padres se encontraban en Rusia. Su padre es médico neurocirujano y su madre anestesióloga cardiovascular y se encontraban atendiendo a un importante ruso.

Christine tomo un taxi y se dirigió a su casa. No les había comentado a sus padres que se había divorciado. Pero a sus veinte años ellos podrían deducir que ese matrimonio iba hacer un fracaso por lo joven que era. 

Christine se bajó del carro y se dirigió a la gran casa. Dejo la maleta en salita  y se dirigió a su lugar favorito en la casa. El ático. Allí había muchas cosas que le traían recuerdos. Subió las escaleras y abrió la gran puerta vieja del ático. Estaba lleno de polvo, como siempre. Y los muebles estaban cubiertos por sábanas blancas. Allí se encontraban los libros que le leía su padre cuando era niña y el álbum de fotos. Al sacar el álbum se cayó otro libro; Christine lo recogió.

—"Azula y Joy"—leyó en la portada que contenía flores violetas y jacintos. Christine dejo el álbum y tomo el libro. Se sentó en un sillón y lo abrió.

~*~

Azula Derkins es una chica de diecisiete  años que se siente acomplejada por su tono de piel. Ella es bajita, cabello ondulado, de cuerpo voluptuoso y sexy. Pechos grandes y trasero tonificado. Lo más sorprendente de su rostro eran sus hermosos ojos verdes azul aguamarina que según ella no combinaba con su tez oscura. Su padre, Ray Derkins, es químico puro graduado de la Universidad de Harvard y es el actual presidente de la Real Sociedad de Londres. Al terminar Azula la preparatoria, la inscribió en contra de su voluntad en la universidad de Texas, donde actualmente residen. Azula le había dejado claro que a ella no le interesaba estudiar en una universidad, pero su padre la amenazó con meterla a la cárcel de deudores por gastar el cupo de ocho tarjetas en una tarde. Así que Azula decidió estudiar Simbología del Arte, ya que su afición era la pintura, el arte y la historia de este y así salvarse el pellejo. Jamás ha sido discriminada por su tono de piel porque su padre era rico, más sin embargo ella se sentía rechazada por el mundo.

Joy McFly es un chico de dieciocho años que cuando nació Dios lo bendijo con un cerebro prodigioso. Joy se graduó a los doce años de la preparatoria y de inmediato estudio matemática pura y se graduó a los dieciocho años, al verse tan joven decidió estudiar física pura en la universidad de Texas que es donde residen sus padres Joseph y Marie McFly. Sus padres le hicieron varios exámenes de niño y los médicos detectaron principios de autismo. Pero su padre se negaba a creer que su hijo era autista.

Joy siempre se ha sentido acomplejado con su madre porque él cree que ella lo odia. Su madre siempre había deseado tener una niña y un día cuando él tenía cinco años, la escucho decir que él había consumido a su hermana gemela, ya que esta nació muerta. Por esa razón, Joy se refugia en su habitación con un uro de libros con cálculos matemáticos. Esa es la razón por la cual su piel es tan blanca como la nieve, su cabello es negro laceo y le cae en la frente. Su contextura es delgada y tiene los ojos azules. Joy puede recordarlo todo, palabra por palabra, símbolo por símbolo. Solo le basta verlo para recordarlo siempre. Pero a pesar de sus dones y capacidades, Joy decidió rechazar al mundo.

~*~

Azula se encontraba caminando por los pasillos de la Universidad  de Texas. Ella iba vestida con una minifalda de jean, una blusa manga larga negra y unas botas negras. Tenía el cabello recogido con un moño a medio lado, para que la gente pudiera observar el tatuaje que se hizo de un kanji japonés en la parte de atrás de su cuello. Recientemente se había hecho un pearcing en la nariz y uno en el labio.

Azula estaba feliz en la universidad. Podía ser quienquiera y dejarles claro a los demás que no le importaba lo que le dijeran.

— ¡Azula!—oyó que la llamaban y dio media vuelta. Era su novio, Larry. Él era un chico bastante alto, de contextura fuerte, piel broceada y ojos cafés. Tenía el cabello castaño laceo y amaba las motocicletas.

—Vamos a los baños—le dijo este cuándo se acercó a ella y la tomo por el brazo, haciéndola caminar. Entraron a los baños de hombres. Él, la condujo a una de las cabinas, le subió la falda, se bajó su cremallera y la penetro.

Azula se apoyó de la pared para no caerse. Las embestidas de Larry eran rápidas y duras. Luego cuando los dos se saciaron completamente, Azula se subió la falda y el su pantalón; y ambos salieron de la cabina. Allí se encontraron con un chico que apenas entraba y al ver a Azula allí, le sonrió. Y ella le devolvió la sonrisa.

— ¡Oye! — Exclamó Larry furioso — ¿Estás conmigo o no?

El chico se acercó a un retrete y Azula a las llaves para lavarse las manos.

—Escucha Larry—comenzó a decir Azula—el sexo contigo es caliente y digamos que aún no me haz aburrido. Pero no quiero volver a escuchar ese tono que usaste para dirigirte a mí. Yo hago lo que se me da la gana y me acuesto con el que se me da la gana. ¿Quedó claro?

Larry salió furioso del baño y Azula decidió enjuagarse las manos una vez más.

El chico que estaba en el retrete salió dejando ver su erección a plenitud. Azula camino hacia el sin dejar de ver el miembro erecto del chico y lo empujó hacia otro gabinete.

Larry entro al salón de física, donde se encontraban tres estudiantes porque era receso. Había dos sentados en una mesa, uno leyendo y el otro escribiendo.

Larry tomo al que estaba leyendo por la camisa.

— ¡¿Quién eres?!—exclamó el chico.

— ¡Cállate imbécil!—le dijo este—estoy enojado y necesito desquitarme con alguien

En ese momento alguien hizo sonar su garganta. Larry miró hacia atrás, era el decano de ingenierías. Su padre. Larry lo soltó de inmediato.

—No estaba haciendo nada, papá—le dijo

—Te espero en mi oficina—le ordenó este y se marchó.

Larry le tiró una mirada asesina al chico y se fue.

Edward Bolton respiraba con dificultad. Luego miró a su compañero y este no había dejado de escribir en toda la escena.

— ¡Joy!—exclamó furioso— ¿Por qué no me defendiste?

Joy continuó escribiendo. Eddie juraba que Joy no se había percatado del incidente.

— ¡Joy!—exclamó una vez más Eddie golpeando la mesa— ¡¿Y si ese chico me hubiera matado?!

Joy dejo de escribir y lo miro— ¿Puedes creer que hay miles de especies de animales y solo los humanos usan ropa?—le dijo Joy mirándolo a través de sus ojos azules como el océano.

Eddie quedo atónito. Aún no se había acostumbrado a las indiferencias de Joy. Lo había conocido en el primer semestre y ya estaban en tercero, aún no podía entenderlo. Este continuó haciendo cálculos y Eddie, en su ataque de furia, tomo el libro de Joy y lo arrojó al suelo. Joy no se inmutó.

—No te importó que me hubiera matado en tus narices ¿verdad?—le dijo Eddie

—Soy un físico Eddie. No un Hippy—le dijo este mientras se levantaba, tomaba su libro y se iba.

~*~

Azula se dirigía a su salón de clases.

— ¡Azula cariño!—oyó que la llamaba "su amiga" Charlotte. En realidad eran amigas por conveniencia: Azula le presenta hombres y ella le facilita las drogas. Charlotte era rubia, ojos verdes y piel blanca.

—Por ahí vi a Larry. Estaba furioso ¿Sucedió algo?

Charlotte estaba enamorada de Larry. Y odiaba a Azula por quitárselo, era una realidad que ésta no ignoraba.

—Es un inmaduro ¿Tienes cigarrillos? Se me acabaron los míos.

Charlotte le dio uno y se lo encendió. Azula dio una buena calada de humo.

— ¿Lista para mañana?—le preguntó Charlotte

—Por supuesto que sí, Lottie. ¿Habrá marihuana?

—No hay fiesta sin ella, Azula. Bueno, llegaré tarde a clases—Lottie le dio un beso en la mejilla— nos vemos luego.

~*~

—Joy, lo siento—le dijo Eddie mientras lo seguía por el pasillo. Eddie observó a la chica morena, dando caladas largas de humo y tosió.

—Pero ¿Qué le pasa a esa chica?— Eddie tosió una vez más y siguió caminando—Joy estaba pensando... eh... me invitaron a una fiesta ¿Quieres ir?

Por supuesto a Joy le pareció mucho más interesante el cactus que estaba en la ventana que lo que estaba diciendo Eddie.

Eddie llevaba una año y tres meses de conocer a Joy, y descubrió que cuando este capta algo de su interés, ya sea una pluma o una piedra, no había poder humano que pudiera distraerlo.

Joy comenzó a tocar cada punta del cactus con sus dedos, analizando su textura y forma. Y en ese proceso pasaron diez minutos.

Joy volvió al mundo real y miró a Eddie.

—En este mundo donde haya luz, también habrá sombras—dijo y siguió caminando.

—Joy ¿Escuchaste lo que te dije hace un rato?

—No

—Me invitaron a una fiesta y quiero que vengas conmigo

Joy lo miro pero no le dijo nada.

—Joy por favor. Eres mi único amigo, no tengo a nadie con quien ir. Y no quiero ir solo, por favor—Eddie le tocó el hombro a Joy y él se detuvo. De inmediato Eddie quito su mano. Sabia de ante mano que a Joy no le gustaba que lo tocasen

—Por favor—insistió este.

—Te acompañaré en cuerpo—y al decir esto siguió caminando

~*~

Joy y Eddie estaban de camino a la fiesta en un taxi.

En realidad a Eddie no lo habían invitado a ninguna fiesta, solo se inventó esa excusa para salir con Joy y estar más tiempo con él.

Joy jamás salía de su habitación y anunciar que iba para una fiesta un sábado por la noche, produjo desconcierto en sus padres.

Joy iba vestido extremadamente sencillo: pantalones jean, suéter blanco, zapatos blancos y chaqueta de cuero marrón. Porque en realidad no tenía ropa de salir porque jamás lo hacía. Y Eddie iba vestido con una camisa negra, pantalón jean oscuro y una chaqueta de cuero negra. Eddie era rubio, ojos café dorados y de contextura delgada al igual que Joy.

Eddie estaba nervioso y preocupado porque no existía tal fiesta. Miro a Joy y este observaba la noche a través de la ventana. Empezaba a sentir la mirada impaciente del taxista.

De repente Eddie visualizó una fiesta en una gran casa y su rostro se iluminó.

—Aquí es—le informo al taxista— ¿Cuánto es?

—Veinte dólares—le dijo este

— ¡¿Veinte dólares?!—exclamó Eddie. Joy lo miró.

—Estamos en Main Street

Eddie resopló y sacó los veinte dólares.

Azula acabó de tomarse su tercera cerveza y de fumarse su octavo cigarrillo.

A continuación miró a Larry que se encontraba en un rincón oscuro bailando con una chica, este comenzó a subirle la falda y al parecer esta no llevaba ropa interior, este le introdujo su miembro por detrás y danzaban y follaban a la vez.

Azula le dio otra calada a su cigarrillo y tomó un sorbo de cerveza. Esta se encontraba sentada no muy lejos de la piscina, viendo el espectáculo que ofrecía una chica desnuda la cual un chico, le introducía su miembro viril por detrás y otro por la boca.

Azula tiró la colilla de cigarrillo y sacó otro. En el instante en que lo iba a encender sintió como todo su mundo se paralizaba.

A la fiesta entraron dos chicos: uno rubio y otro pelinegro. Y al verlos era obvio que ninguno de los dos encajaba en la fiesta. Por la espalda de Azula, le atravesó una corriente al mirar al pelinegro. Este era alto, su cabello era largo y le llegaba a la frente, el tono de su piel era muy similar al de la leche, su contextura era delgada y tenía unos profundos ojos azules del color del más hermoso de los cielos. De inmediato soltó el cigarrillo y se le hizo un nudo en la garganta. Sintió ganas de llorar y sin querer la botella de cerveza se hizo pedazos en el suelo. Azula miró la botella horrorizada. No se explicaba por qué estaba reaccionando así y entró en pánico.

Lottie se acercó a ella taconeando y de inmediato un mesero limpió el desastre.

— ¿Qué te sucede, Azula?—le preguntó esta

Esta se puso de pie con dificultad— ¿Quién es el?—le pregunto a Lottie

— ¿Quién?—preguntó esta mientras miraba en la dirección que le indicaba Azula. Esta le señaló el chico de la chaqueta marrón.

—No tengo idea. Es obvio que están colados de mí fiesta, los haré echar.

— ¡No!—exclamó Azula mientras impedía que Lottie se fuera—ellos... no es necesario, Lottie. Déjalos.

Lottie se cruzó de brazos—No me digas que te gustó ese simplón. Azula Derkins por Dios, no es nada tu tipo y míralo. Es desgarbado y flacucho; comparándolo con Larry...

—Charlotte—la interrumpió Azula—ve a ver quién es.

— ¿Discúlpame? ¿Por qué haría yo eso, maldita sea?

—Porque te lo estoy pidiendo yo, Charlotte—Esta le lanzó una mirada fulminante

— ¡Cielo Santo! Está bien. Ya te averiguo quién es ese Lawrence de Arabia— y al decir esto se marchó.

Joy prometió firmemente lo que dijo y solamente su cuerpo estaba en la fiesta, su mente quién sabe dónde. Este se permitió un momento ver la imagen que estaba a su alrededor y observó una cantidad bastante grande de mujeres. Joy solamente sabía una cosa de las mujeres: que eran seres vivos. Y ya. Pero no sabía nada más. Se detuvo a analizar el ángulo obtuso que se habría entre la pared en el techo y se perdió en su  mundo paralelo y ajeno a este.

—Joy—le dijo Eddie— ¿Es mi imaginación o esas chicas se dirigen hacia a acá?

Pero obviamente Joy no lo escuchó porque se detuvo a analizar la hipotenusa del triángulo rectángulo que formó.

—Bienvenidos a mi fiesta—les dijo una chica rubia—mi nombre es Charlotte Evans y creo que no nos conocemos.

Eddie miró a Joy y luego a ella—Soy Edward Bolton. Lo cierto es que, creo que nos equivocamos de fiesta.

—Si eso pensé—les dijo ella sonriendo— ¿Y tú amigo? ¿No habla?

—Muy poco, su nombre es Joy McFly.

—Joy McFly encantada—Este la miró pero no dijo nada—Sí que es callado. Eddie ¿Nos acompañas un momento?

— ¿A dónde?—le preguntó Eddie mientras miraba a Joy pidiendo ayuda. Obviamente fue en vano.

—Es que mi amigo...

—Oh no te preocupes, no tardaremos nada Joy—le dijo Charlotte y las chicas lo arrastraron.

Azula vio al chico pelinegro solo y se levantó del asiento para dirigirse hacia él, pero de inmediato una chica se le acercó y Azula se detuvo.

<<Maldita sea>> pensó y la chica se fue de inmediato.

Azula respiró hondo y avanzó un paso, cuando otra chica se le acercó.

<< ¡Maldición!>> pensó y esta chica se fue con la misma velocidad que la otra. << ¿Qué les dirá este chico?>>. Azula decidió avanzar rápidamente hacia él. Quien fuera que fuese, ella era nada más y nada menos que Azula Derkins; y ella no se acobarda ni ante el presidente de los Estados Unidos. Azula comprendió que era bastante alto porque su cabeza apenas llegaba al pecho de él.

—Hola—le dijo ella sonriendo.

Él la miro con esos profundos ojos Azules—Hola

—Aquellas chicas prácticamente salieron huyendo ¿Qué les dijiste?

Él la miro fijamente y Azula tragó saliva. Sus ojos eran insondables.

—Les pregunté que por qué la aves no escribían sus memorias.

Azula se lo pensó un momento—Supongo que porque son animales y no tienen uso del bolígrafo.

—No, lo cierto es que ¿Quién quiere leer lo que hace un pájaro? Nadie.

—Otro pájaro—contestó Azula mientras caminaban por el jardín

—No supondrá nada interesante, ya que "ese" pájaro hace lo mismo

—No. ¿Y si es una mascota? ¿Y el otro uno salvaje? No hacen lo mismo

El pelinegro se detuvo y la miró a los ojos.

Azula se sintió tonta— ¿Por qué hablamos de pájaros?—le preguntó a él. Y este no dijo nada— ¿Puedo saber tú nombre?

— ¡Joy!—exclamó alguien.

Azula dio media vuelta y reconoció al rubio que acompañaba a Joy y al parecer estaba enojado. No dudaba que Lottie se había pasado un poco de la raya. Sus pensamientos se detuvieron al sentir el roce de unos dedos en su cabello. Joy <<porque así lo había llamado su amigo ¿cierto?>> comenzó a acariciar los rizos de Azula.

Ella había conocido muchos hombres en su vida, pero ninguno la había derretido con un simple toque como ese.

—Quiero irme Joy—dijo el rubio haciéndola salir de sus pensamientos.

Azula miró a este— Joy... tú amigo te está hablando.

Joy la miró y luego miró a su amigo y alzó las cejas, en señal de que hablara.

Esta miró al rubio y este abrió los ojos como platos bastante sorprendido.

—Que me quiero ir—repitió

—Acabamos de llegar—le dijo Joy

— ¿Quieres quedarte? Pero si ni siquiera querías venir

— ¿Quieres irte? Pero si insististe tanto en que viniera

El chico se cruzó de brazos y Joy volvió a su trabajo de encoger y estirar el rizo.

— ¿Quién eres tú?—le preguntó el rubio. Azula sabía que la pregunta era para ella, pero no le gusto el tono que usó ese idiota.

—Azula Derkins ¿Y tú?

—Edward Bolton—Azula sintió que el rubio la detallaba con una mirada experta— ¿Acaso tú no estudias en nuestra universidad? ¿En  Texas A&M?

Azula abrió los ojos— ¿Ustedes estudian allí? ¿En qué facultad?

—En la facultad de Ciencias Básicas ¿Cierto Joy?—le preguntó Edward y este no le prestó atención. — ¿Y tú?

—Estudio Simbología del Arte.

El rubio se echó a reír— ¿Arte? ¿Oíste eso Joy?—Joy lo ignoró

— ¿Qué te causa tanta gracia?—le preguntó Azula mientras se acercaba a él y a Joy le toco dejar de jugar con rizo

—Pintar es tonto—le soltó Edward

—Repite eso idiota

—Pintar es...

—Mientras exista el concepto de "Ganadores"—interrumpió Joy a Edward—También existirán los "Perdedores"—Joy los miró a ambos y se fue. Edward sonrió y lo siguió.

Azula los miró partir—Pero ¿Qué demonios...?

~*~

Charlotte vio partir a los dos simplones desde su balcón y sonrió. De repente alguien abrió la puerta de golpe.

—Lottie ¿Dónde demonios está Azula?—le preguntó Larry

Lottie sonrió y dio media vuelta para mirarlo a la cara.

— ¿Se te perdió tu noviecita?

Larry carraspeó— ¿Sabes o no, maldita sea?

Lottie se acercó a él y le acarició el rostro—Deberías de cuidarte más, Larry—le aconsejó

— ¿A qué te refieres?—le dijo este mientras la apartaba

—Hoy vino un chico buscando a Azula—mintió—alto, musculoso y al parecer de una familia poderosa.

— ¿Cómo se llama?

—Joy McFly 

— ¿Joy McFly? No se me hace familiar

—Está en nuestra Universidad

— ¿Ah sí? ¿Qué facultad?

—No lo sé, Larry. Pero...— le dijo Lottie mientras se acercaba al oído de este—Deberías olvidarte de ella.

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