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Treinta y cinco

La idea era darle un beso en la mejilla, justo donde uno de sus hoyuelos aparecia cuando sonreía. Claro que también pensó en darle un beso en los labios, pero quizás eso podría molestar a Hoseok, así que opto por besar su mejilla. Además de que así se ahorraría la vergüenza que tal acto le produciría, pues ella nunca había besado a nadie antes y no se sentía capas de hacer tal cosa.

Al menos asta que Hoseok decidió girar su rostro al mismo tiempo que Eun-ji se acercaba para besarlo, lo que provocó que los labios de la chica se estamparan con los de él.

Eun-ji se alejó muy rápido de Hoseok y cubrió su boca con ambas manos. Los ojos de ambos estaban abiertos de par en par y con las mejillas coloradas. Bueno, solo las de Hoseok, Eun-ji tenía todo su rostro rojo, incluso las orejas.

—Lo lamento —soltó rápidamente Eun-ji—. Yo no quería que eso pasara. Lo siento, lo siento, lo siento mucho.

Cerró sus ojos con fuerza y deseo con todas sus fuerzas que la tierra se la tragara.

—Eun-ji. 

Hoseok no encontraba las palabras adecuadas. Y no porque se hubiera molestado o porque estuviera incómodo, aunque si se sentía algo nervioso. Y eso que solo había sido un ligero roce en el que apenas y hubo algo de presión, eso era lo que lo mantenía en una especie de trance. Esa pequeña niña había sido capaz de hacerle sentir un millón de sensaciones con muy poco, incluso se había sonrojado y no existía registro de que sucediera algo como eso en el pasado con otras chicas. Eun-ji fue la única capas de despertar en él sus reacciones más aniñadas.

Pero Eun-ji estaba en exceso avergonzada. No se dejaba de disculpar.

—Eun-ji tranquila.

—Eso no era lo que quería hacer —seguía hablando con total arrepentimiento. Como si hubiera cometido un delito muy grave.

—Pero solo fue un accidente.

Sintió que algo en su pecho se oprimía al decir eso, pero tal vez diciéndolo lograría que Eun-ji se calmara.

—S-solo quería darte un beso en la mejilla —admitió con mucha pena.

Parecía que no estaba escuchando a Hoseok.

—Oye, no te sientas así, yo…

Procedió a cubrirse la boca con ambas manos. 

—Seguramente debes estar molesto conmigo.

El chico rodó los ojos. Se estaba molestando, pero no por lo que ella creía. Los nervios la estaban haciendo hablar de más y eso lo estaba fastidiando.

—Eun-ji.

—Perdóname por hacer eso Hoseok.

—Me gusto.

Eso, basto para que Eun-ji cerrará la boca. Giro su rostro y miró perpleja al chico frente a ella mientras él sonreía.

—¿D-de verdad?

Deseo internamente que fuera de ese modo, y no palabras dichas para que se calmara. Aunque ahora su corazón latía con más fuerza.

Río con ligereza. Cuanto le gustaba ese aspecto tan inocente de ella. Por supuesto que le gustó, el único inconveniente es que había durado unos escasos segundos, casi nada. No paraba de ver con antojo los labios de Eun-ji, deseando probar un poquito más.

—En realidad… —Eso confundió a la joven—. No estoy tan seguro.

Hoseok tomó con gentileza la cintura de ella y la acercó lo suficiente para que sus frentes se tocaran. El color carmesí estaba regresando al rostro de la joven y eso provocó que la sonrisa de él creciera. Le gustaba tanto cuando se sonrojaba.

—Creo que debo confirmarlo.

Eun-ji suspiró pesado y tembloroso, dejo sus labios entre abiertos. Una tentación a la que Hoseok no se negaría por nada del mundo. Tomó el impulso para acortar la poca distancia que quedaba. Estaba decidido a hacerlo, de no ser porque Eun-ji se escabullo y se escondió debajo de las mantas. La chica tímida había regresado.

—Está bien, ya entendí, no más besos por hoy. —Era evidente la decepción en sus palabras.

Se puso de pie y se quedó de esa forma por un largo rato. Quizás vacilar con ella como hizo no fue la mejor idea, y mucho menos tratar de besarla de nuevo. Pero es que de verdad deseaba volver a sentir todas esas sensaciones que había sentido con el primer roce.

Ahora debía pensar en una forma de hacer que la chica dejara de sentirse incómoda.

—Am, ¿Tienes hambre? —dijo lo primero que le vino a la mente—. No comiste casi nada esta tarde. La vez anterior no comiste el Japchae que había comprado, tal vez pueda ir a comprar algo. 

—No.

Eun-ji se levantó de inmediato sorprendiendo a Hoseok. La medicina estaba surgiendo buen efecto, pues ya no estaba tan débil como en la mañana. La chica tomó el brazo de Hoseok y le pidió que no la dejara sola. Había olvidado muy rápido lo sucedido momentos atrás.

Intento persuadirla. No le pasaría nada por qué el hospital no permitiría que esa mujer entrará de nuevo, además de que los policías ya se estaban haciendo cargo. Pero es que ese mal presentimiento no desaparecía, aún sentía que algo estaba por pasar y eso la hacía temer.
Hoseok no dijo nada más, comprendió de inmediato y cedió ante las peticiones de Eun-ji.

—Al menos deja que le pida a una enfermera que traiga comida. El doctor me dijo ayer que estás muy por debajo del peso mínimo y necesitamos cambiar eso si no quieres empeorar.

—Está bien, pero no tardes. —Estaba muy asustada.

Hoseok asintió antes de salir de la habitación.

Cuando Eun-ji escucho que la puerta se cerró, tomo la almohada y con esta silencio un grito de frustración que tenía conteniendo desde que decidió esconderse.

—Eres una estúpida —se regañó a la vez que se daba una palmada en la frente—. Él te quería besar, ¿por qué tenías que acobardarte?

Pataleo como una niña pequeña haciendo berrinche. Seguramente ahora Hoseok debía creer que era una chica patética por reaccionar de esa forma. En su defensa, ese había sido su primer beso y no fue para nada como alguna vez imagino que sería. También era la primera vez que gustaba de alguien, porque sí, no había por qué seguir negándolo. A ella le gustaba Hoseok; sin embargo, no tenía ninguna clase de experiencia en ese ámbito y fue eso lo que provocó que se acobardara. Pues no sabía de qué forma actuar y tenía mucho miedo de arruinar las cosas.

Por ese lado no había estado tan mal que se alejara, pero, por otro lado, se sentía frustrada porque a ella también le hubiera gustado volverlo a besar. Porque eso significaba que él también la quería como algo más que una amiga, ¿verdad? Eran muchos pensamientos que solo revolvían su cabeza.

Aquella situación se repitió una y otra vez en si cabeza, dondele vueltas a la idea de que pudo haber reaccionado de mejor manera. Asi paso un largo tiempo en el que Hoseok no aparecía, nada raro tomando en cuenta sus malos hábitos en cuanto a la puntualidad.

Casi una hora después, la puerta volvió a abrirse, interrumpiendo el fuerte regaño que se seguía dando en su cabeza. Creyó que se trataba de Hoseok o del doctor que venía a revisarla. Pero era otra persona.

—¿Papá? —Los ojos de Eun-ji se abrieron de par en par, para después sonreír—. Estás bien.

Su padre le miraba con el semblante serio. Era difícil saber que era lo que estaba pasando por su cabeza en ese momento. La sonrisa de Eun-ji desapareció gradualmente.

—Hola, Eun-ji —su voz era tranquila, se acercó con lentitud a la cama donde estaba su hija—. El doctor ya me dijo que encontró la cura, me alegra saber que por fin te pondrás bien.

El silencio se apoderó del ambiente, apenas terminó de hablar igual que la incomodidad. La mayoría de las veces que ellos estaban juntos y solos, el ambiente se sentía de esa forma. Porque no eran para nada cercanos. Su relación más que ser de padre e hija parecía ser más bien de simples conocidos que se veían una vez al mes. Era triste, pero era verdad.

—También me dijo… Algo que me desconcertó por completo —su voz salía tan fría que asustaba a Eun-ji.

Examino con mayor detenimiento el rostro de su padre. Seguía igual de inexpresivo y con su mirada perdida en alguna parte de la habitación y eso estaba preocupado a Eun-ji. Era normal verla totalmente desinteresado en los asuntos relacionados con su hija, pero la chica podía jurar que había algo más detrás del comportamiento de su padre.

—Dijo que mi esposa te envenenó igual que a Jungkook cuando era pequeño. Y además me dijo que sufrías de maltratos de parte de ella, ¿Es eso cierto?

Eun-ji frunció las cejas y la confusión creció en su pecho. El miedo también floreció con fuerza dentro suyo. 

—Yo no le comente a nadie que Jungkook fue envenenado cuando era niño.

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