Cuarenta y cuatro
Eun-ji por fin había regresado a clases. Recibió una cálida bienvenida de parte de sus compañeros y maestros. Ella también estaba muy contenta de regresar, pues estar encerrada en casa le era muy aburrido. Además, que desde el día en que los policías hablaron con su hermano el estrés iba en aumento.
A pesar de estar muy atrasada con sus estudios, Eun-ji se había recuperado rápidamente durante el tiempo que su reposo duro. Claro, ella era una buena estudiante, no se podía esperar menos, aunque también había adquirido mucha ayuda de Hoseok.
Esa tarde se juntaron para ayudarla a resolver cualquier duda que tuviera. Pero en realidad ella entendía todo muy bien y a la primera, no necesito mucha ayuda del joven.
Reviso completamente sorprendido las operaciones de matemáticas. Todo estaba correcto. La felicito y halago por lo buena que era en la materia, también le menciono que quizás era tan buena como para dedicarse por completo a las matemáticas.
Dejo la hoja sobre la mesa de centro. Él le sonreía, pero ella estaba perdida en sus pensamientos, totalmente ajena a lo que Hoseok le había dicho. Chasqueo los dedos cercas de su oreja.
—Lo siento, ¿algo salió mal?
—Todo está perfecto, pero tú no pareces tranquila. —Se acercó a ella.
—Tienes razón. El juicio me tiene aterrada.
Juicio qué se llevaría a cabo la próxima semana. Y aunque ella y su hermano intentaban no darle relevancia al asunto, aquello les tenía ansiosos. Querían que llegara rápido ese día y resolver todo de una vez.
—Yo también quedé sorprendido. Pero si eso es necesario para que nunca salga y les vuelva a hacer daño, entonces vale la pena, ¿No crees? Mira esto como el último tramo del camino hacia tu felicidad.
—Aun así me aterra tener que volver a verla. —Se notaba tan tensa—.¿Qué tal si ese día intenta hacer algo?
—No hay por qué pensar en eso, todo estará bien. Pero si el caso se diera, yo voy a estar ahí para protegerte, y tu hermano también. —Hoseok le sonrió y ella lo hizo de vuelta, sintiéndose un poquito más valiente.
—¿Lo prometes?
—Por el meñique. —Mostró el pequeño dedo con una expresión juguetona en su rostro.
Era tan agradable la atmósfera qué se formaba entre ambos cuando estaban juntos. Podían decir y actuar como quisieran sin miedo, había bastante confianza entre ellos. Estar juntos era como tomarse un respiro de la realidad. Pero ella seguía preocupada. En verdad estaba muy asustada.
Hoseok entonces tuvo la mejor idea para poder distraerla.
—¿Quieres salir conmigo?
¿Tan repentino? Eun-ji le miro sin entender. Él solo tenía una sonrisa en los labios muy coqueta. De repente se sentía nerviosa. Abrió la boca, pero tardo en hablar.
—Tengamos una cita. Puedo pedirle a uno de mis compañeros que me cubra en el trabajo —explicó—. Ya lo he hecho yo, así que…
—Cuando dices cita… Te refieres a… —podía sentir sus mejillas calientes.
—Solo si tú quieres.
Una sonrisa nerviosa apareció en sus labios. Sentía un revoloteo en su estómago, qué para nada era molesto ¿Esas eran las famosas mariposas qué provocaba la persona de la que gustas? Eso parecía. Después del beso qué se dieron en el hospital, no hubo ningún otro acercamiento de parte de ambos. Eun-ji debía concentrarse al cien por ciento en recuperarse.
Pero ahora que ya se encontraba mejor, parecía una buena oportunidad para poder obtener algo más. Algo que los corazones de Eun-ji y Hoseok anhelaban con locura.
Pero las palabras no salían de su boca. Parecía una estatua y Hoseok no pudo evitar sentir que quizás había metido la pata. Tal vez no debía ser tan espontáneo. Solo pensó que como ya se habían besado, no sería problema pedirle algo como eso.
—Si no quieres no hay problema, yo entenderé…
—¡No! —Hoseok fue tomado por sorpresa por la reacción de ella. Se aclaró la garganta, sintiéndose avergonzada—. Quiero decir… Sí, Me gustaría tener una cita contigo.
Hoseok sonrió a lo grande. En su mente daba saltos de alegría. Estar enamorado de la amante del color azul era como volver a ser un niño. Era verdaderamente maravilloso.
Sin darle tiempo de reaccionar se acercó a la chica y le planto un beso tronado en los labios y otros pequeños que los hicieron reír. ¿Era normal hacer eso tan espontáneamente?
—El punto de encuentro será en el río Han, ¿está bien? Solo dime el día y la hora.
La alegría que sentía por tener una primera cita con Hoseok la hizo tardar en responder. Tendría que ser un fin de semana, pues los demás días estaba concentrada en sus estudios y en poder regularizarse para poder estar al nivel de sus demás compañeros y regresar a sus clases normales.
—¿El domingo a la una?
—Perfecto.
Hoseok siguió por un rato besando a Eun-ji en los labios y en las mejillas. La chica no podía dejar de sonreír, al menos asta que vio a Jungkook recargado en el marco de la entrada a la sala con los brazos cruzados. Su mirada era tan seria que daba miedo.
Eun-ji dio un respingo, pero lo que termino haciendo que Hoseok se volteara fue la voz de Jungkook.
—Con que estudiando, ¿eh? —el tono de esa voz era amenazante.
Hoseok se alejó por completo de la chica. Fue tal su susto qué casi se ahogaba con su propia saliva. Tosía mientras sus ojos miraban intermitentes entre Jungkook y algún otro lugar de la sala.
—Ah… Jungkook…
—¿Acaso no llegas tarde al trabajo?
Aunque salió tranquilo y se despidió con una sonrisa, estaba muy nervioso.
* * *
—No puedo creer que un chiquillo me intimide de esa forma.
—Bueno, es tu cuñado. Supongo que es normal que te pongas nervioso —hablo Seulgui.
Hoseok rodó los ojos.
—Además, no es tanta la diferencia de edad que hay entre ustedes.
—Aun así debería respetarme un poco, ¿no?
—Y lo hace, pero también intenta cuidar a su hermanita.
Era un buen punto. Y si el día de su cita todo salía según lo que él tenía planeado, iba a ver mucho más seguido a Jungkook. Y eso significaba qué tendría de alguna forma aprender a convivir con sus celos de hermano protector.
Ambos se detuvieron en mitad de la plaza comercial. Hoseok había invitado a Seulgui porque necesitaba su buen gusto para comprarle un regalo a Eun-ji, el cual entregaría el día de su cita.
Ella aceptó encantada y moviéndose como caracol con sal. Así de fácil y fuerte se emocionaba con cosas que le resultaban tiernas.
—¿Qué tienes en mente?
—Lo único que tengo por el momento, es que tiene que ser azul. Ella ama ese color.
La primera opción que sugirió Seulgui fue comprarle un bonito cárdigan azul que estaba en una de las tiendas. Tomaron como referencia a Seulgui ya qué ella era casi del mismo tamaño y complexión Qué Eun-ji. Pero solo había tallas grandes. Intentaron en más tiendas, incluso Hoseok intento dar su opinión al respecto. Sin embargo, Seulgui descartaba todo lo que Hoseok elegía.
En cierto punto, Hoseok termino atrapado en una tienda por qué su amiga quedo encantada con una blusa y muchas otras cosas. Se metió incluso a los probadores. Debió esperar que algo como eso sucediera. Siempre que salían con los demás, Seulgui terminaba comprando cualquier cosa que le gustará. Y luego se quejaba de que no tenía dinero.
—Se supone que estamos buscando un regalo para Eun-ji, no para ti.
—¿Qué opinas? ¿Naranja o negro? No tengo ninguna blusa de este color. Pero el negro se ve bastante elegante.
Hoseok bufo al verse ignorado. Aun así contesto qué llevara el naranja.
—No, solo hace qué mi piel se vea más amarillenta. Mejor llevaré la negra.
—¿Entonces para qué me preguntas si al final no me tendrás en cuenta? —Camino detrás de ella para ir a pagar —. ¿Por qué te invité? Mejor hubiera traído a Jin, él también tiene buen gusto para estas cosas.
—Tal vez, pero él habría insistido en que debía ser color rosa, rojo o cualquier color parecido.
—Ah, ahora si me haces caso.
Buscaron otro tanto en las tiendas de ropa. Pero a cada minuto que pasaba, se sentía más desmoralizado. No lograba encontrar nada adecuado. Y cuando parecía que lo había logrado, el miedo a que Eun-ji no lo usará por no ser de su estilo lo invadía. Aunque a ojos de Seulgui solo eran pretextos tontos.
Su amiga le sugirió entonces que se sentarán un momento y que Hoseok analizará mejor las cosas. Él la conocía mejor que Seulgui, algún detalle importante debía encontrar que los ayudará en su búsqueda.
Lo sopeso por un buen tiempo. Analizo a detalle todo lo que sabía de ella y las cosas que le gustaban, pero no había nada que le gustará más que el color azul y las matemáticas. Pero sobre todo el azul por su profundo significado y lo especial que este era por recordarle a su madre.
—¡Claro!
Se puso de pie y comenzó a correr.
—¡Hey, espérame!
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