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☪ Capítulo 19: Celo ☪ 🔥





—¡Jimin! —gritó Jihyo cuando la bola de nieve se estrelló en su cabello. Se giró hacia la dirección del disparo, donde Jimin intentaba ocultarse detrás de un montículo de nieve —obra de Kai— y seguía con su empedernido ataque hacia sus enemigos.

Cuando se levantó para lanzar otra bola, siendo sorprendido por Nayeon, quien le hizo caer de espaldas por la esfera enorme de nieve que aterrizó sobre su cara, haciéndole temblar por el frio colándose dentro de su bufanda mal cerrada.

—La venganza es dulce —se burló la alfa, acercándose para besar a su pareja.

—¡Kai! —gritó el beta, cubriéndose —sin realmente hacerlo— para evitar la lluvia de nieve que causó el cachorro al colgarse del árbol sobre ellos y dejarse caer.

Jihyo se carcajeo quitando la nieve de sus hombros mientras Jimin escuchaba a Yoongi reír desde el porche, donde estaba sentado con un libro en el regazo y una pluma en la mano. Él le pidió incontables veces para que se uniera a su pequeña guerra de nieve, disfrutando de un tranquilo momento en invierno, aunque el omega sabe de sobra que intenta que lo hace para no pensar en lo mucho que extraña a Taehyung. Media hora de besos y 15 minutos de conversación no era suficiente para que olvidase su nuevo turno de guardia más riguroso ahora que la zona cerca del rio se había llenado de osos buscando alimento.

Jimin no le tenía un nombre a la "relación" de ambos —ahora que sabía lo que sentía uno por el otro—, solo disfrutaba tanto como fuese de aquello, sin miramientos, sin advertencias, sin consecuencias, después de todo habían estado siendo algo libres y evidentes para quienes se atreviesen a quedarse más de 5 segundos observándoles; besos fugaces, pellizcones de broma, incluso Jimin había quedado babeando por él en más de una ocasión, siendo sorprendido por un Yoongi curioso de escuchar sobre sus pensamientos, algunos demasiado pasados de raya como para decirlos en voz alta. Pero ¿Quién lo culpaba? Taehyung lo tenía todo. Comprendía por qué Jungkook se había enamorado de él.

Todo se sentía como un romance de película, aquel momento hermoso y brillante que te preparaba para el desastre. Oh demasiadas noches el mayor quedándose despiertos sobre los pensamientos inciertos del futuro, algunos oscuros, otros esperanzadores, pero solo ensoñaciones después de todo.

—Hyung —le llamó Kai—. ¡Mira esto! Noona me hizo un pato de nieve —comentó emocionado mostrándole la bola de nieve cuidadosamente tallada para que tuviese forma de pato.

Jimin le regaló una gran sonrisa, acercándose para verlo más de cerca y terminando con la cara llena de nieve por la sutil trampa del menor, ya que sus manos se cerraron con fuerza—. ¡Ahora veras! —gritó lanzándose a por él mientras el cachorro —más rápido— escapaba de él entre carcajadas.

Eran los momentos más preciados para el beta, aquellos que probablemente se perderían en su mente hasta que llegaran a él de manera aleatoria, robándole una sonrisa y queriendo vivirlos de nuevo.

Gracias a la nieve llegándole a las pantorrillas cada vez estaba más cerca de atraparte, ideando un buen plan para pegarle la lengua a algún pico de nieve que encontrara al borde de la casa, pero un pie desconocido se puso en su camino, haciéndole tropezar y estrellarse contra uno de los montículos hechos por Kai para escapar de la excelente puntería de Nayeon.

—Ups —dijo Namjoon caminando hasta él para ayudarle a salir de su congelada prisión, riéndose un poco cuando le vio el cabello lleno de nieve. Traía consigo una canasta de caña, algo amplia y con una delgada tela cubriendo las cosas en su interior. Jimin podía oler el pan recién horneado aguardando bajo la tela.

—Lo has hecho a propósito, hyung —le acusó el rubio, puchereando sus labios y sacudiendo su abrigo.

—¿Yo? Que cruel que me incrimines de algo que no hice —bromeó cruzándose de brazos aun con la canasta en una mano.

—¡Hyung, viniste! —exclamó el cachorro, corriendo hacia ellos para saludarle—. ¿Te unes a una pelea? Nayeon noona es dura en batalla.

Namjoon soltó una risa silenciosa antes de hablar—. No, niño, estoy aquí por otra cosa, ves a jugar mientras yo hablo con Jimin —Kai obedeció inmediato, salvando por entre los montículos hasta llegar donde Jihyo.

La relación entre el alfa líder y el beta había mejorado muchísimo las últimas 3 semanas. Aquella sensible incomodidad ya no estaba y Jimin comenzaba a tener la suficiente confianza incluso para bromear con él, claro, no todo el tiempo, Namjoon era tan volátil como echarle menta a una soda, por lo que siempre era cuidadoso con lo que decía. No quería arruinar lo que había conseguido con tanto esfuerzo.

Ahn fue notificada horas después sobre la pelea entre Taehyung y Yugyeom, dejándole completa potestad a Namjoon para decidir, después de todo, ella, al igual que todos los del consejo, ya estaba muy vieja como para trata sobre ese tipo de peleas, pero igual estuvo de acuerdo con la expulsión del alfa menor, sin importar si hubiese sido al beta o a cualquier otro miembro de la manada, ese tipo de actos malvados no serían perdonados.

Hubo un tiempo en el que Jimin se sentía confundido de no ver en absoluto a ninguno de los ancianos del consejo, ni cerca de él, ni por los senderos. Yoongi había sido claro en que mejor no se preocupase por ellos, eran licántropos reservados, muy ocupados tomando el té en sus propias cabañas como para querer ver la cara de los demás; Namjoon, de todos ellos, no solo era el más joven y el líder, sino el que tenía la suficiente energía como para encargarse de todo, incluso si eso le costaba algunas horas de sueño o grandes dolores de cabeza. Tiempo atrás estas incomodidades eran superadas gracias a Yoongi, ya sea una simple conversación imprevista, un beso profundo o una caricia atenta, pero ahora que no estaban juntos y tampoco había marca de por medio que los obligaba a estarlo, eso se había acabado, teniendo que recurrir a infusiones o mucha comida.

—¿Querías hablar conmigo a solas? —preguntó Jimin cuando lo hubo apartado lo suficiente de oídos curiosos.

—En realidad es una petición —corrigió—. Taehyung está en celo.

Namjoon sonrió ladino al verle sonrojarse—. E-entonces...

—¿Qué te pone tan nervioso?

Muchas cosas, en realidad. Jimin recordaba que el celo era principalmente para la procreación y unión, pero de no tener pareja, era igual que estar caliente un domingo a solas en tu habitación con varias páginas para adultos abiertas en el móvil, solo que más doloroso y algo desesperante para el propio licántropo. Tuvo que morderse la lengua cuando imaginó al alfa envuelto en un fino sudor, excitado y esperándole para hacer algo, pero se controló, eran especies diferentes, por mucho que quisiese, lo suyo no podría pasar más allá de los besos y las caricias inocentes.

—Bueno, no sé qué pensar...

—No te hagas ideas erróneas —comentó dándole un suave golpe en la frente con la canasta—. El muy tonto no sé preparó para el celo y olvidó recoger sus provisiones antes de ayer, así que como no puedo acercarme, ni Yoongi tampoco, he pensado que lo hagas tú.

—¡¿Yo?!

—Eres un beta, no tienes feromonas, no te hará nada, pienso que incluso se mantendrá más consiente contigo ahí —respondió dejando en sus manos la canasta que pesaba un poco ¿Cómo había podido cargarla con un solo brazo? Cosas de alfas, supuso—. Pero lo mejor será que solo dejes la canasta, le avises y regreses.

—¿Debo dejarlo solo?

—No es su primer celo, Jimin, él sabe cómo cuidarse.

—¿Entonces solo tengo que llevar esto, saludarlo y volver? —preguntó, recibiendo un asentimiento del contrario—. Vale, es fácil, no tardaré.

—Bien, yo le avisaré a Yoongi que te fuiste, no creo que te tome más de una hora —fue lo último que dijo antes de que Jimin se pusiese en marcha, dándole una rápida despedida con la mano a Yoongi que comenzaba a acercarse a ellos, ya se encargaría Namjoon de informarle mientras él se iba.

Entendía por qué el alfa líder no podía llevarle sus provisiones él mismo, "demasiado violento para que cualquier alfa lo tolere", recordó, pero se preguntó ¿Por qué un omega no? Se supone que solo se pondría más sensible y probablemente lloraría, eso no sería una amenaza para nadie.

El sol que tiempo antes estaba en todo lo alto, comenzaba a descender lentamente, denotando que dentro de un par de horas estaría tocando suelo para darle paso a la noche; Jimin tendría que darse prisa, era difícil caminar por los senderos con la pobre iluminación que tenían y esta vez nadie le guiaría.

Jugó a quitar los copos de nieve que caían sobre la tela cubriendo los alimentos hasta llegar a su destino. La enorme casa de Taehyung se alzaba frente a él. Había estado dentro más de una vez después de lo sucedido con Yugyeom, principalmente visitas cortas para comer una pequeña merienda juntos o para traerle más uniformes confeccionados por él. Jihyo había estado dando bastante libertad creativa y Taehyung se sintió adorablemente obligado a ser su conejillo de indias.

Tocó un par de veces la puerta—. Taehyung —llamó, hasta el momento nunca había estado cerca de alguien con celo, Yoongi le había advertido que el suyo llegaría dentro de 3 semanas más y que se quedaría en casa de Ahn hasta que terminase —comentándole que no solía durar más de 5 días—, por lo que no sabía realmente como se comportaba un licántropo en calor.

¿Sería igual a un perro? Solo esperando tranquilo a que otro de su raza se acercase para... ¿Satisfacerse?

Toca un par de veces más hasta que su paciencia se termina y está seguro de que nadie le abrirá.

"Tal vez está durmiendo" pensó Jimin mientras se colaba por una ventana abierta. Un fuerte olor le golpeó apenas puso un pie dentro, hierbabuena. Era literalmente como si hubieran cocinado las hojas de hierbabuena y esparcido el humor por la habitación, sin embargo, no llegaba a ser desagradable.

—Vale, pondré esto aquí —murmuró para sí mismo colocando la canasta en la mesa de la cocina—. Y me iré, no quiero molestarlo si es que está dormido.

Solo pudo dar dos pasos hacia la puerta antes de que un gran ruido seco se escuchase arriba, podía ver un poco de la segunda planta, pero no había nada, así que debió de ser en el tercer piso o tal vez en la habitación de Taehyung. Su curiosidad fue más fuerte que la razón, así que, siendo cuidadoso con el ruido, subió los peldaños de la escalera con cuidado. Varias ideas pasaron por su mente; una caída de la cama o algo pesado cayendo de un mueble por el viento de alguna ventana abierta. De repente se detiene llegando al tercer piso, unos 12 escalones más y llegará al desván, la habitación de Taehyung, pero decide terminar su visita ahí cuando no escucha nada más.

—Seguro que está bien —susurra para sí mismo dando media vuelta y caminando despacio por donde vino.

Otro golpe se escucha, haciéndolo parar, pero no alcanza a volverse, cuando las rápidas pisadas hacen eco en el pasillo y los fuertes brazos del moreno lo atrapan contra su pecho, haciéndole soltar un chillido de sorpresa y terminar ambos en el suelo.

—¿T-Taehyung? —murmuró asustado, debía ser él, tenía que ser él, no habría razón para no serlo. Pero el alfa no contestó, solo respiraba agitado sobe su espalda aun amarrándolo con sus brazos. Jimin no estaba del todo asustado, más bien preocupado y un poco nervioso, no sabía qué hacer y su cabeza se había bloqueado dejándole sin posibilidades.

Después de unos segundos que sintió más largos que la mierda, se removió en el agarre, escurriéndose lo suficiente para quedar boca arriba y sentir la cabeza de Taehyung enterrándose en su cuello, donde su respiración se sentía caliente y pesada.

—Tae ¿Estas bi- ¡ah! —tembló cuando los labios del alfa presionaron su piel, comenzando con besos suaves y algún que otro mordisco que no llegaba a serlo en realidad, causando estragos en el beta visiblemente alterado—. E-esper- ¡T-Tae! Detente... —pero no lo hizo, no hasta que la saliva se escurrió por su nuca y el moreno se desplomó a su lado, agitado, con los ojos cerrados y el ceño fruncido. No traía camisa —como siempre que estaba en casa—, pero si sus pantalones de chándal favoritos.

Jimin tuvo que tomarse unos minutos para recomponerse del inesperado ataque, quedando casi tan agitado como el menor—. Vale... no esperaba eso —comentó sentándose por fin y ayudando al licántropo a levantarse, teniendo que quitarse los guantes para agarrarle mejor—. Venga Tae, el suelo esta frio, seguro que tu siesta será mejor si la tomas en la cama.

El beta escucho un murmulló que tradujo como un "sí", por lo que apoyando el brazo de su enorme pareja sobre sus hombros le ayudó a subir las escaleras de regreso a la habitación, sintiendo el olor de la hierbabuena incluso más fuerte conforme se acercaban.

No había muchos cambios en la habitación, solamente las ventanas cerradas, la lámpara de aceite encendida y la cama más desordenada que nunca.

—Bueno, lobito, es hora de que descanses —dijo recostándole con cuidado sobre el lecho, alcanzando algunas sabanas para arroparle y terminando con un beso en su frente caliente—. ¿Tienes fiebre?

—Por favor quédate —le escuchó murmurar entre jadeos robándole una suave sonrisa.

—Saben que no puedo, prometí volver rápido.

—Sí, e-es mejor así —respondió, contradiciéndose—. Soy un peligro en este momento...

Jimin sonrió con ternura—. No lo eres, am- —se detuvo, no supo por qué razón sentía que no era correcto llamarle con apodos, acostumbraba a solo decirle por su nombre y una que otra vez como "lobito", pero no quería parecer demasiado meloso o desesperante, por lo que no lo hacía seguido—. No lo eres, Tae, pero no puedo quedarme —terminó diciendo mientras acariciaba su cabello—. Cuando termine tu celo vendré a verte ¿Vale?

—No... —su voz se escuchaba ahogada—. No te iras —habló con un gruñido, agarrando con fuerza de la muñeca y atrayéndolo a la cama.

Sintió todo demasiado rapido para siguiera procesarlo con calma. La sabana voló sobre ellos cayendo pobremente a un lado, el alfa acorralándolo entre los almohadones con sus intrigantes y desafiantes ojos grises comenzando a brillas en un tono azul casi metálico. La voz de Namjoon diciéndole que no pasaría nada se repetía una y otra vez, pero ahora comprendía que se había equivocado, Taehyung estaba haciendo algo y no se sentía seguro de hacia donde se encaminaban las cosas.

Los besos del moreno fueron mortales, cubriendo los regordetes y aterciopelados labios del rubio para evitar que hablara, pasando a su cuello cuando la necesidad de aire se hacía casi angustiosa. Jimin podía escucharle reír cuando su cuerpo temblaba bajo su toque, pero no sonaba como él mismo, tal vez porque no era él, o por lo menos no por completo; no en todas sus facultades.

—T-Taehyung —gimió cuando sintió sus ásperas manos adentrarse entre sus pantalones y literalmente destrozarlos, escuchando como la gruesa tela se rasgaba y terminaba hecha jirones a sus pies, quedando media desnudo y a su merced.

El olor a hierbabuena a esas alturas se tornó dulce y casi asfixiante. Estaba en todas partes, en Taehyung, en las sabanas, en el aire, Jimin incluso podía sentirlo llenar sus pulmones y danzar junto a las moléculas de oxígeno. Era embriagador.

Para cuando entre besos y manos curiosas su sweater y bufanda fueron rotos, él ya no sentía que tuviese control sobre sí mismo.

—Hermoso —susurró Taehyung contra la suave piel de su pecho desnudo—. Solo mío.

El beta intentó hacerle parar, pero solo balbuceó sin sentido, demasiado excitado y mareada para ordenar sus palabras.

—Eres mío —siguió diciendo—. Te haré mío —sus manos bajando por su cintura con un toque delicado y suave, tentado a seguir el camino hasta sus glúteos, ganándose un chillido entrecortado del mayor—. Mi mate. 




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