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11. "Desde mi perspectiva"

1 de Enero. 2276
Valle Inutilia, Nevada
EE.UU

4 años, 9 meses y 11 días sin azul

Mi nombre es Sam Afidelé

Éramos tan pequeños. Aún no puedo creer en qué momento se fue Azul de nuestras vidas.
La conocí en otoño, el 28 de octubre de 2267, cuando apenas teníamos dos años.
Solíamos reunirnos todas las tardes en su casa. Sus padres me trataban muy bien. Era muy feliz a su lado.

En mi casa habían problemas, mis padres se estaban divorciando. Nunca entendí por qué las personas se separaban, hasta que mi mejor amiga se separó de mí. Quizá para siempre, quizá en otro mundo.

Pertenezco a una raza mestiza. Según los hitachi, somos una vergüenza en la sociedad superhumana. Mi padre Marcet Afidelé pertenece a la raza verny, una de las tres razas europeas.
Nuestra familia se ha dedicado durante décadas y décadas a la salud de los superhumanos. Sólo hay trece familias en todo el mundo con el poder de sanar a los enfermos, y la mía es una de ellas.

Somos muy devotos de la paz interior y la fé en nuestras fuerzas. Trato de mantenerme calmada todo el tiempo para que la ira no se me desprenda. Cuesta...

He cambiado mi apariencia desde que tengo memoria. Gracias a mi poder base de la metamorfosis, puedo cambiar un poco quien soy. Porque a través de mi intelecto y habilidad, hay una chica muy insegura de su aspecto. Papá dice que tengo un cabello rebelde, algo peculiar. El flequillo tapa mi ojo izquierdo. Debido a las condiciones fisiológicas superhumanas, parezco una mujer de casi veinte. No tengo preferencia por ninguna de mis ambas razas, así que yo misma tiño mi cabello semi celeste desde la raíz acabando con lila en la punta.

Azul siempre me quiso cómo soy, y es a la única que le mostré mi apariencia verdadera. Amaba a mi mejor amiga. Aún la amo, y anhelo su regreso.

Azul, estés donde estés, voy a encontrarte.

Hola, soy Anthony Roucker

Esto es distinto a los libros que leo. En ellos hay vidas y finales felices.

Me llamo Anthony. Tengo diez años de edad.
He crecido en un ambiente armonioso. No tengo muchos amigos, y no tengo interés en hacer más. Me gusta mantener mi perfil reservado para gente que vale la pena y no cualquier persona. Cómo decía mi abuelo, "no hay que confiar en nadie".

Nací en el sur de América, en una región llamada "El Litoral", así que hablo perfectamente español e inglés. Mi madre era de la raza meridianam, de las mujeres más fuertes en toda su villa.
Mi padre era de la raza inutilia. No era muy fuerte, no sabía usar sus poderes, y tenía una enfermedad que desgastaba su cuerpo poco a poco.
En mi familia materna, casarse con alguien de ese rango o tener hijos era una maldición. Por lo tanto el embarazo mío fue un secreto, al igual que el matrimonio de mis padres. Ellos eran mi todo, y digo eran porque ya no están junto a mí.
Tuve un hermano menor dos años después de mi nacimiento. El secreto se descubrió y ejecutaron a mamá por ello.

Nos mudamos a la ciudad natal de mi padre. Él, mi hermano Isaías y yo vivíamos en una pequeña casa cerca del parque principal. Fué en ese tiempo que la conocí.
Todo marchaba bien. Hasta que perdí a Azul.

Ella fue alguien que me animó a conocer el mundo. Quitó mis inseguridades y me elevó alto.
Cuando Azul desapareció, una parte de mí también.
Sam y Aldavinski estuvieron conmigo en cada momento, pero sin Azul ya nada es lo mismo.

Papá murió el año pasado a causa de su enfermedad. Solo quedamos mi hermano y yo, y es lo único que me importa en mi vida actualmente. No volveré a caer.

Azul, espero tu regreso.

Privet, me llamo Lyubitelzhizni Aldavinski


El pintor hitachi Iván Pretesky decía que los dibujos que los artistas plásticos hacemos son la expresión o manifestación de un deseo. Y mi deseo es tener el poder de volver en el tiempo, y que la vida de todos mis seres queridos fura diferente.

Tengo diez años, pero me siento aún como cuando tenía seis, el tiempo no ha pasado para mí. El vacío de no haber protegido a Azul no me lo sacará nadie, y no se irá hasta que ella regrese.

Soy adoptado. Crecí los primeros ocho meses de mi vida en un orfanato, esperando a que alguien llegara.
Pertenezco a la raza hitachi. La más poderosa, pero también la más clasista.
Mi madre Clöhe no sabía volar, la maltrataron mucho por ello.
Embarazada de mí y a punto de parir, tuvo que exiliarse de Rusia a norteamérica con mi padre llevándola en sus brazos.
Llegaron muy desgastados físicamente. Mamá murió en el parto. Papá sólo aguantó dos semanas con vida.
Me dejó con un cuaderno negro en una manta y un cartel en ruso que decía mi nombre y apellido.

Lyubitelzhizni. Lyubi' tel zhizni. Mi nombre significa "amante de la vida", y aun así con el amor que lleva mi nombre, mi corazón se partió el día en que mi mejor amiga se marchó.

Su padre George me regaló una libreta forrada para que exprese mi arte. Sin embargo, yo la utilizo para escribir mis recuerdos con Azul y pegar las fotos que tengo con ella. Una especie de diario del tiempo que me hace preservar su memoria hasta que regrese. Esta es mi máquina del tiempo.

Azul, vuelve a casa.

Una madre recta y un
padre retorcido.

Perder a mi hija fue el dolor más grande que sentí en mi vida.
Embarazada de Liberty, las denuncias buscando a Azul, los llantos desgarradores de George.... Todo ello me hacía caer sentimentalmente, pero debía seguir, debía estar bien. Alguien tenía que ser el sostén de esta familia.

Todo el tiempo las personas se nos acercaban a ver cómo estábamos. Verificar que todo estuviera bien. Los padres de los tres mejores amigos de Azul nos apoyaron sentimentalmente todo el tiempo. Una vez por semana venían a darnos consuelo.

Desde pequeña me ha gustado el arte. Todo el tiempo actualizo el cuadro que yo misma cree en la sala, para que cuando Azul regrese a casa, tenga una imagen viva de ella. Que sepa que no la olvidamos.
Junto a ella están Liberty y Arthur. Mis pequeños bebés. No sé qué haría sin ellos. Me dan fuerzas para no caer.

George es un caso especial. Últimamente ha caído en la locura. Noche tras noche se levanta llorando a mitad de la madrugada. Habla dormido, o no duerme.
Lo llevé a un psiquiatra especializado en comportamientos depresivos, y tengo miedo del resultado.
Ya perdí un miembro de mi familia una vez y no pienso perder otro.
Ya no somos la familia unida de antes, cada vez nuestro matrimonio se parte más, y no quisiera que mis hijos crezcan con un padre que no les da amor.
Es cortar lazos en vida, o esperar hasta su muerte; y eso es lo último que quisiera para mis hijos.

Necesito a mi esposo a mi lado, pero más me necesitan Liberty y Arthur a mí.

Azul, vuelve a casa pronto hija. Te esperaremos hasta el final...

Padre de familia

Nadie me preguntó lo que quería. Ni siquiera tuve el derecho de elección.

Los ataques sekunder no son novedad. En mis épocas, allá por 2230, se habían registrado las primeras invasiones.
Gente aseguraba verlos en formas extrañas afuera de sus casas, o veían que cuando un delincuente los atacaba tenía la marca en forma de estrella en la mejilla que tanto caracterizaba a la raza.
Daba miedo.

Crecí en el seno de una familia estable, con buena economía y respeto por parte de la sociedad.
Era muy hábil a pesar de mi corta edad. Yo era... feliz.

Mis días se tornaron grises cuando papá golpeó por primera vez a mamá. Le dijo palabras crueles y se fue de la casa.
Yo era hijo único, y con mis seis años tuve que cuidar de mamá y de la casa.

Dejé la escuela para comenzar a practicar por mi cuenta. A los diez años me independicé y comencé una vida de adulto.

Fue cuando cumplí catorce que me enteré de la noticia.

Mamá y yo nos sentamos en la sala. Ella estaba muy enferma.

"No vale la pena llevarme este secreto a la tumba", fue lo que me dijo antes de narrar el día en que uno de los sekunder que logró liberarse, la violó a la vuelta del trabajo cuando ella tenía tan solo dieciséis años.
Mis abuelos no le creyeron la historia y la hicieron parir dando luz a un niño sekunder.

Mi medio hermano desapareció a los tres meses de edad. Quizá volvió al sello, quizá se esfumó. Jamás lo volvió a ver. Ella conoció a mi padre a sus veinte años, y allí me concibieron.

Crecí con miedo. Perdí a mis padres aún cuando era joven.
Tenía una familia malévola en alguna parte de este Exanimun.
Fui un padre duro, lo admito. Crié a mis hijos de una manera poco cariñosa.
Yo no quise arrebatarle la vida a la niña Azul, fue una decisión de la que me arrepentí a los pocos días y un tormento que me carcome hasta hoy.
Sin embargo, prefiero la vida de mi familia a la del mundo entero. 

Azul Vancuover, jamás regresarás a casa. 

6 de Enero. 2276
Valle Inutilia, Nevada
EE.UU

En un mundo lleno de maldad, es difícil encontrar un equilibrio.

Ese sólo era el principio del caos.

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