CAPITULO IX
– DECISIONES Y TRISTES DIECIOCHO –
VERANO 1993
Los hermanos Moncier acababan de llegar de Hogwarts a pasar las vacaciones de verano junto a sus padres en su casa ubicada en Valle de Godric. Fue el primer año de Keira, el segundo de Kiara y el quinto de Masón.
Masón fue directamente a su habitación pero las hermanas solo estaban en la entrada de la casa una frente a la otra, no habían hablado durante todo el curso y Kiara no sabía si hablarle o ir a su habitación.
- ¿Te molesta? - Preguntó Keira con lágrimas acumuladas en sus ojos.
– ¿Que cosa?
– ¿Que haya clasificado en Slytherin?.
Kiara se quedó callada, ¿que si le molestaba?, jamás se había detenido a pensar en eso, ella ama a su hermana y no importaba la decisión de un viejo sombrero. La distracción de Kiara termino cuando las lágrimas salieron de los ojos de Keira y bajaban por sus mejillas.
– No importa que seas Slytherin, tu casa no te define siempre serás mi hermanita y cuando me necesites estaré para ti, porque siempre querré ayudarte. - Decia ella mientras limpiaba los restos de lágrimas y la estrujaba en sus brazos.
∆∆∆
NAVIDAD 1997
Querida familia:
Se que siempre he sido diferente a ustedes, no compartimos pensamientos, ni tampoco ideales. No soy como ustedes lo pensaban y estando en esta casa solo hacia que mi verdadera yo tuviera que ser escondida muy dentro de mi, esa yo anhelaba con salir. Ustedes y yo solo compartimos apellido.
He tomado la decisión de irme, no me busquen y no traten de hacer que regrese a casa porque no lo haré, principalmente tu Kiara mantente alejada de mi en Hogwarts.
Keira Moncier
Kiara leía una y otra vez la carta que había dejado su hermana esperando que se cambiara en alguna oración pero no, está se mantenía intacta. Lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y cuando menos lo pensó ya estaba en el suelo, Aleixander y Cassandra ya estaban arrodillados con ella, pero simplemente no escuchaba solo lloraba sin poder creerlo.
Comenzó a recordar la actitud de Keira y se estaba lamentando. Si tan solo ella no hubiera estado lo bastante preocupada por su patética situación con Sirius hubiera podido notar que su hermana planeaba algo. Que la actitud de su hermana era diferente, ella hubiera podido hablar con ella.
– ¿Que sucede? – Preguntó Clarissa Moncier mientras tomaba el pergamino de las manos de Kiara.
Edrik Moncier tomo por las mejillas a Kiara buscando su mirada hasta que logro que ella lo mirara.
– Se fue.
Fue lo único que dijo Kiara, su madre comenzó a palidecer y Edrik comenzó a leer la carta. Kiara solo podía llorar, no se dio cuenta de las otras seis personas en la habitación porque su mente no daba para más.
– Debes dormir Kiara, porfavor. – Cassandra tomo de un brazo a la chica Moncier y Aleixander la tomo del otro y ambos la llevaron a su habitación, tomando la decisión de dormir con ella. Cassandra la ayudo a cambiarse mientras Aleixander esperaba afuera, ninguno tenía pensado presionarla sobre el tema, solo querían que ella supiera que siempre estarían para ella.
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UNOS MOMENTOS ANTES...
No habían pasado ni diez minutos que Kiara había abandonado la casa de los Potter junto a Cassandra y Aleixander. La chimenea lanzo fuego verde y mostró a Cassandra, quién no traía muy buena cara.
– Clarissa. – Dijo mientras todos se levantaban esperando que hablara.
– Kiara... Keira y bueno... – Comenzó a hablar pero no sabía que palabras utilizar. – Hay desorden en su casa y no encontramos a Keira.
Los señores Moncier no tuvieron que escuchar más para aparecerse en su casa.
– Iremos, veremos si podemos rastrearla. – Decía Euphemia mientras tomaba su abrigo. – Quédense aquí.
Cuando los señores Potter abandonaron el lugar los cuatro chicos se voltearon a ver.
– Yo no pienso quedarme aquí. – Dijo James mientras entraba a la chimenea y se dirigiá a la casa de los Moncier, rápidamente todos los chicos lo siguieron y cuando ya estuvieron en el hogar notaron que si había desastre y fueron hacia arriba.
– Se fue. – Escucharon que dijo Kiara mientras su padre la tomaba del rostro, Euphemia volteo hacia ellos y tomo a James del brazo obligando a todos que la sigan afuera de la habitación.
– Acaso no entendieron cuando les dije que se quedarán en casa. – Dijo Euphemia. – Regresen ahora mismo.
– Pero mamá...
– Pero nada, regresen AHORA.
Euphemia volvió a la habitación y después vieron que salían Cassandra y Aleixander junto a Kiara y entraban en la habitación de la última aunque no paso mucho tiempo para que Aleixander saliera.
– Harrison. – Llamo Sirius. – ¿Que sucedió?
Sirius se acercó hacia el chico que lo miraba sin decir nada mientras daba una mirada a los otros tres chicos.
– No debo andar divulgando lo que sucede en casa de los Moncier. Dejen el morbo y...
– No lo hacemos por morbo. – Interrumpió James. – Moncier se veía realmente mal ahí adentro.
Aleixander suspiro mientras se escuchaban dos golpes en la puerta del cuarto pero el pareció no oírlos.
– Keira se ha ido, supongo que con tu hermano. – Respondió mirando a Sirius.
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Pasaron dos días desde la medianoche de navidad y Kiara no había hecho demasiado, solo trataba de comer y se mantenía acostada en su cuarto con Aleix y Cass haciéndole compañía.
Masón había llegado la mañana de navidad encontrándose con la noticia que su pequeña hermana había escapado. Edrik y el trataron de localizarla pero no lo lograron.
Ahora Kiara se encontraba acostada mientras Cassandra estaba frente a la casa con Remus, y Aleixander se encontraba en su siesta.
Ella se reincorporo cuando escucho golpes en su puerta.
– ¿Puedo? – Su hermano asomó la cabeza y ella solo hacia un ademán con su mano invitándolo a pasar.
El solo avanzó hacia su cama y se sentó mientras le extendía una pequeña caja a Kiara.
– Feliz cumpleaños. – Dijo y ella tomo la caja mientras Masón suspiraba. – Sabes que estamos en una guerra, ¿cierto?
Kiara asintió sin saber porque su hermano preguntaba eso.
– Está mal que te lo diga pero no debemos mostrar nuestras debilidades porque no sabemos en qué momento podría traicionarnos. – Decía. – No te digo que no extrañes a Keira porque hasta yo lo hago, solo no hay que mostrar debilidad por la situación y hay que demostrar que no nos lastimó.
– Es nuestra hermana...
– Por eso te dije que no estaba bien lo que iba a decir, cariño.
Masón miro directamente los ojos de Kiara mientras ella miraba el obsequio que le dio el.
– Deberías abrir tus regalos, veo que ni los de navidad has visto.
Le dio un beso en su cabeza y volvió a dejarla sola en su habitación mientras ella se sentaba en la alfombra y comenzaba a desenvolver los regalos.
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Todos regresaban a sus respectivas habitaciones después de comer pastel por el cumpleaños de Kiara y hacer como si Keira nunca hubiera existido. Kiara se sentía triste y al llegar a su habitación vio la pequeña caja aún sin abrir arriba de su cama, al ver el remitente solo lo apartó pero ahora le dio curiosidad de su contenido.
Al abrirlo cayó una nota la cuál ella tomo y rápidamente aguardo en su cajón. Al ver lo que contenía la caja se quedó maravillada, dentro se encontraba un collar doble con dos dijes, uno de alas de ángel y el otro de una estrella.
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