◾El PRÍNCIPE CUERVO ◾
CYNFIEL
El Príncipe Cuervo
Sinopsis:
Un cuervo apareció en su ventana,
Príncipe lo nombró con ternura plena.
Fue su única compañía,
la visitó cada día con alegría.
Reemplazó su tristeza por felicidad,
hasta el último día, con bondad.
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y cielos azules, vivía una anciana de 60 años llamada Señora Malirin. Después de la partida de su esposo tras su fallecimiento y ante sus hijos crecer y vivir su propia vidas lejos, formaron su propia familia. Malirin encontraba consuelo en la tranquilidad de su hogar.
Un día, mientras tejía en su mecedora, un cuervo curioso se posó en la ventana de su habitación. Con su picó sonó el vidrio. Malirin, sorprendida por la visita de este pájaro negro y brillante, abrió la ventana y lo dejó entrar.
—¿Estás perdido?
Recibió su graznido.
—Tranquilo, puedes quedarte —le sonrió siendo marcadas las arrugas en su rostro.
Desde ese día, el cuervo se convirtió en su compañero constante. Cada mañana, él tocaba con su pico la ventana, y ella siempre le daba la bienvenida.
—Hola príncipe —lo nombró la anciana al considerarlo su rescatador, por su fiel compañía fue su alegría.
El cuervo volvió a graznar.
—Sabés, hoy vendrán mis hijos a visitarme. Te voy a presentar con ellos—le contó con emoción.
De pronto una melodia sonó.
Malirin se levantó de la mecedora, dejó la bola de hilo sobre la cama con el avance de la chambrita y agarró su celular. Le complicó adaptarse a la nuevas tecnologías cuando lo poco que aprendió fue gracias a su hija. Con su dedo atendió la llamada y guió su celular a su oído.
—Bueno... hola mi cielo... si, todo está bien. Estoy aqui con Príncipe —Malirin lo observó dócil, en silencio en su lugar— es un animalito, ya te lo presentaré— tras escucharla del otro lado de la línea su sonrisa se desvaneció— Oh, no te preocupes hija. Entiendo que tienes que estar con tú familia... será en otra ocasión... Adiós.
Colgó la llamada y antes de dejar su celular en su lugar, sonó una notificación que tras ajustar sus lentes, leyó el mensaje de su hijo con una excusa de su ausencia.
—No vendrán Príncipe —mencionó tras dejar su celular en el buro y regresó a sentarse en su mecedora— Tú eres mi única compañía— observó la ventana un día soleado sin tener el mínimo ánimo de salir.
Príncipe no era solo un cuervo para Malirin; era su confidente silencioso en los días solitarios y su compañero en las largas tardes de tejido. Juntos compartieron muchas historias, aunque solo Malirin hablaba en voz alta.
Pero el tiempo no siempre es generoso, y la salud de Malirin comenzó a deteriorarse. A pesar de sus esfuerzos por ocultar su enfermedad, sus hijos no la visitaron con frecuencia.
Con una visita del Doctor, permaneció tendida en la cama.
—Tú salud es grave, Señora Malirin.
—Estaré bien, Doctor —mintió con esfuerzo.
—¿Tus hijos están enterados?
—Lo están —dijo una mentira más.
El Doctor suspiró sin creerle.
—No olvides tomarte tus medicinas, cualquier cosa, me avisas.
—Gracias Doctor —Malirin observó su ventana cerrada— le pido un favor, ¿puede abrir mi ventana?
—Por supuesto —el Doctor se dirigió a la ventana, al abrirla se despidió y por cuenta se fue de la habitación, posteriormente de la casa de la anciana.
Como cada día, en la hora exacta, Príncipe volvió y entró a la habitación desde la ventana y está vez aterrizó sobre la cabecera de la cama.
—Príncipe —emitió Malirin con cansancio. Con su rostro apagado.
Fue la primera vez que mantuvo silencio y en todo momento, Príncipe fue su compañía silenciosa hasta que volvió a irse.
Hasta que un día, cuando Príncipe entró como de costumbre por la ventana abierta, encontró la cama vacía. Malirin ya no estaba allí. Esperó un tiempo, como si supiera que algo había cambiado irrevocablemente.
Fue entonces cuando los hijos de Malirin llegaron a su casa. Entraron con pesar en la habitación que su madre había dejado ordenada como siempre. Vieron al animalito en la cama y se acercaron lentamente, preguntándose qué significaba su presencia.
—¿Qué es eso?
—Parece un pájaro —le respondió su hermana.
Ambos vieron la ventana abierta.
—Mamá debió olvidar cerrarla —aquel joven sorbio su nariz— ¿Qué vamos a hacer con sus cosas?
—No lo sé hermano —ella se acercó a la cama y sobre el buro notó la chambrita sin terminar como un trozo de hoja. Con una mano en su estómago abultado, la sostuvo y con su hermano la leyó.
—Es de ella —él aseguró.
En lágrimas, su hermana la dejó en su lugar. Comprendió el significado detrás de la presencia de Príncipe en la vida de su madre.
—Príncipe es un cuervo —hizo una corta pausa— pensé que era un gato— sollozó.
—¿Qué dices? —su hermano la abrazó.
—Un día... llamé a nuestra mamá... le avise que no podía venir a verla y me dijo que estaba acompañada de Príncipe... que era un animalito... no pensé que un cuervo fuera su compañía en vez de nosotros —se volteó y hundió su rostro en su pecho sin sus lágrimas cesar.
—¿Cómo llegó aquí? —su hermano cuestionó confundido— ¿Por qué Madre se encariñaria con un animal así? —alejó a su hermana y besó su frente— ¿Qué hacemos con él?
Su hermana retrocedió y limpió sus mejillas.
—Príncipe merece un descanso —se volteó y se acercó a la cama.
Con tristeza y amor, decidieron que Príncipe debía descansar en paz junto a su madre. Lo tomaron en sus manos con cuidado y lo llevaron para enterrar en el jardín.
Y así, Príncipe el cuervo, quien había sido el fiel amigo y confidente de Malirin en sus días de soledad, encontró su último descanso en el amor y la memoria de aquellos que tanto significaban para ella.
Fue un cuervo que hasta el último día de su vida le fue siempre leal.
F I N
✝✝✝
Fue la primera vez que Darkiel experimentó la sensación de tristeza ante una situación ajena. Se sintió familiarizado con aquella historia.
Con lentitud cerró el libro y se levantó de suelo aún observando la cubierta.
Sin percatarse de la presencia de una vampiresa que entró a la biblioteca. Ella curiosa, se acercó y se detuvo a poca distancia.
—Darkiel ¿qué estás haciendo?
Él al escuchar su voz, se dio la vuelta y dejó aquel libro en su lugar.
—Reviso grimorios, Señorita Elizabeth —lo ocultó entre antiguos grimorios y se giró viéndola frente a él— ¿Qué necesita?
—Mi padre te requiere en la sala.
—En un momento, iré.
Elizabeth asintió y se dio la vuelta. Estuvo por llegar a la puerta cuando Darkiel no evitó detenerla con su voz al nombrarla.
—¿Si? —ella se dio la vuelta.
—¿Por qué los humanos no son eternos?
Elizabeth duró en responderle, con su sonrisa dejando en evidencia sus colmillos, se acercó varios pasos.
—Porque no son sobrenaturales, no son iguales a nosotros Darkiel. Los humanos tienen un lapso de vida y vence rápido. No estoy segura si llegan al primer siglo.
Él avanzó hasta ella y ante la nula distancia se detuvo.
—Entonces, agradezco que sea eterna Señorita Elizabeth. No quiero una despedida.
Su sonrisa se desvaneció al escucharlo.
—No pienses en eso Darkiel, aún tenemos muchos momentos por compartir —fingió una sonrisa y enganchada a su brazo lo hizo salir de la biblioteca a su paso.
Sin dejar de verla, Darkiel se dejó guiar por ella hasta su Señor.
—¿Cree que solo soy un cuervo?
—Eres más que eso —le respondió Elizabeth de inmediato— Eres importante para nosotros, nos haz ayudado mucho, nos eres leal.
—Y lo seré siempre mientras siga existiendo, Señorita Elizabeth.
—Lo sé Darkiel —ella le sonrió y dejó de verlo.
Darkiel no quiso contarle sobre su nuevo descubrimiento, comprendió el significado de Cynfiel. Un cuervo fiel a su dueña. Comprendió el gran significado de la vida y la eternidad cuando siempre hubo un tiempo en contra que venció.
.
.
.
.
.
.
Nota de escritora:
Aquí les dejé la historia que Aziel leyó, 100% real jaja, triste la verdad. Les dejé en multimedia como el libro me lo imaginé y aquí como es en realidad en la historia. Sin más, es hora de la despedida a nuestro príncipe cuervo, Aziel 😭🤧🖤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro