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Capítulo 26° SOY TÚ ALMA

“CUANDO DOS ALMAS SE ENCUENTRAN, PERMANECEN JUNTAS POR TODA UNA ETERNIDAD”

{Advertencia +18}

    A L I N A

Aziel me evitó durante los próximos días desde el inesperado, adictivo e intenso beso. Realmente me extrañó su aptitud, su permiso y no rechazo para conocer esa nueva experiencia cuando creí que se alejaría tras enterarse sobre nuestro vínculo aunque lo negó tantas veces en su momento.

No imaginé ese escenario cuando tantas veces me atormente ante la idea de confesarselo. Bien me hubiese gustado que se hubiera enterado por mi más siempre fue difícil tratándose de Aziel, como crecer el temor por perderlo.

Y pese a un mal fallo con nuestros anillos, un primer beso fue suficiente para estar completamente segura y  desee más y más en la mera oportunidad de poder sentir sus tentadores labios que mil veces fantasee probar. Sin embargo, el resultado fue Aziel alejarse de mi otra vez.

Al instante me arrepentí por mi actitud, por mi impulso y sobre todo, por confundirlo que solo lo asusté con mi reacción.

Ese día, tras empujarme se fue y duró en regresar por una semana.

Constantemente lo esperé fuera de la casa de campaña buscándolo a mi alrededor más esas veces no lo detecte cerca. Fueron minutos, horas hasta días completos donde él no regresó.

—Aziel, vuelve —repetí cruzada de brazos. Tantas veces pensé en ir a buscarlo más esperé siendo eterna la espera.

Lo extrañé tanto.

Reviví la misma sensación de soledad cuando solía estar en el Castillo. En cada día esperando verlo.

Estuve atenta del mínimo ruido hasta de su graznido al ser un cuervo.

—Maldición —emití molesta conmigo misma y entré a la casa de campaña. Desde una esquina busqué los suministros de sangre cuando me di cuenta que toda la había bebido y ahora más deseaba la sangre de mi alma— Control, Alina, siempre un control —me dije a mi misma cuando me levanté tras dejar en su lugar las bolsas vacías— puedo ir a cazar... puedo ir por Aziel.

Guiada por ese último pensamiento salí de la casa de campaña y con mi velocidad adquirida me detuve cuando más me adentre en el bosque.

Pensé en ir al Mundo mortal y con el primer humano cruzarme, usar como donante cuando mi instinto me orilló a cambiar de rumbo. Mis colmillos crecieron sin evitarlo cuando detecte su presencia.

—Aziel —pasé mi lengua por mis colmillos y fui directamente a buscarlo.

Casi resbale al encontrarlo en su forma normal y la que más me encantaba. Él yacia sentado sobre una roca, ajeno de mi presencia viendo el suelo fijamente.

Con cautela, sin querer asustarlo me acerqué más y más hasta detenerme a su lado.

—Te encontré —susurré captando su atención.

Su primera reacción fue la distancia, recibí su silencio y dejó de verme.

—Aziel —pese a su reacción, lentamente me agache hasta sentarme a su lado en la misma roca— perdóname... yo no quise asustarte... me dejé llevar ¿De acuerdo? Es mucha la tentación y... tú aprobación de un beso me cegó por el deseo —guardé silencio y húmedeci mis labios. Soporté la sed de sangre, especialmente, su sangre— no tiene nada de malo si eres mi alma —ladee la cabeza— estoy más que segura.

Obtuve nuevamente su atención hasta que lo escuché hablar:

—No debí... permitirlo —se giró un poco— me confunde.

—¿Por qué? —acorte la distancia— ¿Te gustó nuestro beso? —estuve emocionada por su confesión y al mismo tiempo temerosa de su respuesta.

—Fue una nueva experiencia que desconocia —no evite sonreír— un error que nunca se debió cometer— disminui la sonrisa. Por unos instantes su mirada viajó a mis labios y volvió a concentrar su vista en mis ojos— Fue extrañeza y deseo —negó lentamente—Despertó un nuevo deseo en mi, Señorita... Alina.

Me incliné lentamente hacia él.

—No es prohibido Aziel. Los dos podemos permitirnos sentir hasta experimentar esto. Gozar nuestro vínculo...

—No quiero un vínculo —me interrumpió— pero no puedo... dejar de recordar... la nueva sensación como... deseo probar su sangre —lentamente lo vi levantar su mano. Me mantuve quieta al sentir su dedo en mi boca— desde aquí.

—Aziel —pronuncié lentamente su nombre cuando bajó su mano.

—Y todo eso me confunde.

Nos invadió un eterno silencio, en ese tiempo ninguno dejó de verse fijamente.

—Tal vez es porque realmente lo deseas —hablé acabando con el prolongado silencio — lo sientes. En el fondo sabés que existe nuestro vínculo pero no te gustó darte cuenta de que el equivocado eres tú.

—Solo prefiero la distancia —dejó de verme.

Gruñi y tras el impulso sostuve su rostro. Lo obligué a verme fijamente.

—No puedes evitarlo Aziel. No se puede ocultar ese sentimiento. Creenme que para mi es tan extraño, nunca me había sentido así con nadie. Ni con un vampiro cuando comprobé con un solo beso, es mucho mejor contigo —lo solté y respetando su espacio, marqué distancia— Te entiendo, son nuevas sensaciones para los dos.

—¿Por qué conmigo?

Me encogi de hombros.

—Culpa al destino —medio sonreí— Los vínculos son diferentes Aziel, los dos hemos visto una infinidad de ellos aunque sean entre distintos seres y puede ser posible —negó— está bien, no te voy a obligar a nada. Te daré tiempo si lo necesitas.

—No puedo —por un instante lució molesto— tendrá que borrar mis recuerdos.

—No me pidas eso Aziel —emití con seriedad— no vas volver a perder tus recuerdos, son tuyos. No es la mejor forma.

—Son más dudas.

—Te ayudaré a resolverlas y a entenderlas como siempre.

—Peores dudas que la involucran.

Permanecí en silencio.

—¿Y si te das la oportunidad? —desvío la vista al frente— Aziel ¿no quieres experimentar? —se encogió de hombros. Hice una eterna pausa y lo imite —si quieres que me vaya, lo haré. Si quieres distancia, lo aceptaré.

Sin su respuesta.

Ante mi propia duda, no evité preguntarle:

—¿Cómo te enteraste? Yo pensé en hablar de esto contigo pero temi Aziel, para evitar esto.

—Por rumores

—Si, todo el Castillo lo sabe y por eso no quise ir a ver a mis creadores. Por eso te prohibi que fueras —le confesé algo que ya sabía— De hecho, hace meses cuando hablé con Elliot le pedí ayuda, cuando se enteró por mi, me aconsejó comprobarlo pero me contuve a cruzar el límite contigo... Bueno, tal vez crucé la línea varias veces pero me contuve a no besarte hasta que tú estuvieras de acuerdo. Tú me lo permitiste Aziel —fingí suspirar— hasta me dijo que si algún momento te veía, te iba a convencer y le pedí que no. Ante todo es decisión tuya —giré a verlo— por eso no tengo la menor duda de que fue Elliot. Él te contó que tú eres mi alma ¿cierto?

Enseguida giró a verme y negó.

—Aziel, no tienes que mentirme.

—El joven Elliot solo resolvió mi duda. Yo... le pregunté.

—Lo sabía —gruñi— cuando lo vea voy a matarlo o tal vez solo debería agradecerle— me encogi de hombros—Él intervenir me ayudó a facilitar la forma de confesarte la verdad. Sobre el vínculo que tenemos.

—Su vínculo... debería ser con vampiros.

Emití una risa sin ánimos.

—No puedo engañarme a misma. Creenme que lo intenté varias veces — le confesé y apoyé mi mano sobre la roca— Hace años, quise experimentar con un vampiro del Castillo apesar de que estaba segura de que Aaron Valokia no era mi alma. La verdad solo fue deseo, un placer mutuo —su confusión fue evidente— Si y con él si fue un error. Perdió su eternidad en la Guerra —me encogi de hombros sin mucha importancia— Después fue con Valuk, con él fue por conveniencia. Fue el precio por su ayuda, además que la tentación y querer esa experiencia con un híbrido pero ni eso se iguala al beso entre nosotros —me incliné un poco a él. Tuve la malvada idea de causar sus celos tras mi confesión — y por último fue con Elliot, fue solo deseo carnal, fueron varias veces pero con todos solo fue para olvidarte.

—¿Olvidarme?

Asentí

—Estuve muy molesta contigo y por eso lo hice. La primera vez fue cuando me rechazaste, cuando te fuiste del Castillo como tantas veces lo hiciste.
Después fue por conveniencia hasta querer causarte celos con Elliot. Creí que... por los dos convivir en Rumania... él te contaría en su momento y vendrías —resople— Que tonta idea— hice una corta pausa— Con los tres fue por un tonto impulso y te confieso que desee que fueras tú.

—No puede culparme de... esas decisiones. Es información que desconocía.

—Lo sé, asumo mi culpa y mis errores —me encogi de hombros— pero ninguno causó este sentimiento... la distinta sensación con un solo beso como los tuyos. Comprobé las palabras de mi creadora, con tú alma es distinto.

Él ladeo la cabeza y me gustó tanto la nula cercanía. Su atención en mis labios y quise tanto saber sus pensamientos.

—Me deseas ¿cierto? —le pregunté.

—No —se apartó enseguida y desvío la vista— no quiero desearla de esa forma —tras apoyar su mano en la roca, lentamente coloqué la mía sobre la suya— pero si me gustó... así su sangre.

—¿Solo mi sangre? —espete burlona.

Cause su media sonrisa.

—No me molesta que desees probar mi sangre, Aziel —me incliné anulando la distancia y coloqué mi mano en su hombro— De la forma que quieras —deslicé mi mano hasta su rostro con precaución de no lastimarlo por mis largas uñas hasta colocar mi dedo en sus labios y delinearlos— Tal vez, necesitas comprobar tus dudas.

—Será peor de esa manera.

Aparté mi mano al instante.

—No quiero pensar... desearla así.

—A mi no me molesta en lo absoluto —me incliné lentamente más y más hasta rozar sus labios con los míos. Al principio lució tenso hasta imitar el movimiento de mis labios siendo una tentación ante el uso de nuestros propios colmillos como mi sangre mezclarse con la suya.

Ante el descontrol por su sangre, me alejé de él.

—Eres mi debilidad Aziel —Él imitó mi acción y una vez más su dedo guió a mis labios— pruebame, tienes mi permiso —lo rete— Deja de creer que lo nuestro es un error.

Asintió y con su mano en mi mejilla se inclinó hasta sellar sus labios con los míos y comprobé que solía gustarle mi sangre directamente de mis labios. Ante el impulso, deslicé una mano hasta su nuca a medida que me fui levantando y me acerqué más a él. En un acto repentino quise colocarme a horcajadas sobre él más su rápida reacción nos hizo caer al suelo.

—Aziel —reí al caer sobre él— no te alejes de mi —apoyé mis manos en el suelo, de cada lado de su cabeza y me encantó ese íntimo momento— ¿Quieres que me levante? —negó— ¿Quieres que deje de besarte? Porque no puedo contenerme por mucho tiempo.

—Quiero... experimentar... ese deseo.

Fue suficiente su respuesta para volver a besarlo y entre cada roce, nos acomplamos a un mismo ritmo a medida que guíe mis manos a las suyas y ante su inmóvil reacción, sus manos las coloqué en mi cintura.

—¿Qué? —espete cuando acortó el beso al girar su cabeza.

—Es... raro

—Pero te gustan mis besos de sangre.

Volvió a fijar la vista en mi, aparté mis manos sobre las suyas y por su cuenta mantuvo el agarre en mi cintura.

—Besos de sangre —repitió.

—Ajam —le di un casto beso— ¿Te gustan? —asintió. Creció mi emoción.

Me analizó con detenimiento.

—Desea mi sangre... Señorita Alina.

Cerré un instante los ojos hasta volver a abrirlos. Parecía irreal pero Aziel seguía debajo de mi, siendo mayor la tentación.

—Puedo soportarlo

—Puede beber de mi —sugirió.

—Me conformo con tus besos Aziel —odie mis colmillos crecer más y recaer mi atención en su cuello.

—Miente

Humedeci mis labios, sentí con mayor dificultad mis colmillos.

—Eres mucha tentación —no soporté más cuando me incliné a su cuello, lo descubrí dejando expuesto un espacio para inclinar mi rostro hasta rozar mis colmillos en su piel cuando quise beber directamente de él. Con el filo perfore y bebí siendo un mayor deseo al succionar su sangre más y más. Tan exquisita, tan adictiva y fue suficiente para los dos caer ante ese invadido y nuevo deseo descubierto.

...

En los próximos días cada vez fue más difícil concentrarme con Aziel después de beber su sangre directamente de su cuello hasta besarlo varias veces sin él rechazarme. Como ver sus marcas causadas por mi, como un recordatorio, no me ayudó mucho como al tenerlo frente a mi.

Después de tanta evitacion, debíamos crear un nuevo portal. Sin embargo, me superó la tensión y su mirada.

—Concéntrate Aziel —extendí sus manos en su dirección. Después de todo, lo convencí de regresar conmigo a nuestro escondite provisional más cada vez actuaba más raro.

Fue un Aziel totalmente diferente.

—No puedo —colocó sus manos sobre las mías— Deseo un beso de sangre.

Duré en reacciónar.

Incluso fue extraño para mi escucharlo y analizar su petición.

—Un beso —acorte la distancia y aferré mis manos a las suyas— me gusta este nuevo Aziel— confesé y me incliné a besarlo por un eternos segundos hasta marcar distancia— pero controlate, nos espera otra dimensión.

—No

Fue la primera vez que me robó un beso. Fue inexperto hasta seguir un mismo ritmo.

—Aziel —lo alejé un poco de mi tras dejar mis manos en su rostro— ¿Qué pasa contigo? —la oscuridad de sus ojos fue más intensa.

—Quiero su sangre.

Volvió a morder mis labios y lamio cada gota.

—Aziel —rápido lo empuje— te tienes que controlar— negó— Vamos a hacer una locura... si tú no te controlas —observé sus labios con rastro de mi sangre— menos lo haré yo.

No soporté más, me avalance a él para besarlo con intensidad a medida que lo hice retroceder en dirección a la casa de campañada.

Cada roce despertó el deseo, cada beso, me hizo olvidar por un instante de nuestra misión.

Ambos olvidamos el poder, un propósito hasta un portal como la dimensión correcta cuando ante todo fuimos prioridad. Controlamos nuestro don más la conexión aumentó cada vez más.

Al estar dentro, dejé de besarlo y ladee la cabeza.

—Marcame Aziel. Es tú turno de beber de mi —lo guíe a mi cuello y no mantuvo distancia. Al contrario cedió al sentir el filo de sus colmillos en mi piel expuesta— hazlo... no te controles.

Mordí mi labio inferior al sentir cada uno de sus colmillos perforar y en instantes succionó mi sangre.

Gruñi cuando mantuvo su mano en mi nuca y pese al punzante dolor, lo disfruté tanto como él.

Mientras Aziel bebía de mi, guíe mis manos a su abrigo y comencé a desabotonar cada botón cuando  pronto se alejó.

—No —me detuvo en el último botón cuando su mano sostuvo la mía con fuerza.

—¿No quieres experimentar el deseo? —lo observé fijamente.

Por un instante volvió a actuar como el Aziel de siempre, él que dudaba, él confundido, él que se prohibía sentir.

Lo vi cerrar sus ojos por pocos segundos y me soltó. Admiré cada mínimo detalle de su rostro hasta que volvió a abrir los ojos fijos en mi.

Su beso fue la respuesta.

Entre el beso, logré quitarle la primer prenda estorbosa, por suerte sin ninguna camisa debajo. Al instante quedó con el torso descubierto.

Cuando separé mis labios de los suyos, retrocedí un paso y en un rápido movimiento me deshice de mi blusa e igualmente la lancé lejos de mi.

Esta vez, Aziel no apartó la vista.

Desconocí un nuevo Aziel y lo preferí tanto.

Entonces levanté mi mano y con mi dedo índice lo llamé. Fue una invitación que no se negó cuando se acercó más y más. En un impulso lo bese con frenesí y con velocidad ambos caímos sobre la improvisada cama.

—Te enseñaré un nuevo deseo Aziel —me alejé de él y trató de levantarse cuando se lo impedi al colocar mi mano en su pecho y la deslice más y más hacia abajo.

En mis pensamientos lo desee.

Se cumplió mi fantasía.

Bajo su atenta mirada, le quite sus botas varoniles y sin demorarme me levanté para deshacerme de mi calzado. Después de mi corta falda tras bajar el cierre. Al caer por mis piernas, volví con él.

Gatee hasta alcanzarlo y sin desvanecer mi sonrisa perversa, me coloqué a horcajadas sobre él.

—¿Me extrañaste? —lentamente colocó su mano en mi rostro —¿Quieres que te bese? —con su sentimiento lo hice devorando sus labios freneticamente a medida que deslicé mis manos por su torso y subí tocando sus cicatrices.

No obstante me detuve y me obligué a dejar de besarlo pese al deseo.

—¿Realmente quieres que siga?

—No... no estoy seguro.

Los dos dudamos.

—No quiero obligarte Aziel —le di un casto beso— decide.

En silencio se mantuvo sin dejar de verme. Incluso rozo con sus dedos la marca de sus colmillos en mi cuello.

—¿Me desea?

Reí a lo bajo.

—Demasido y para los dos será una nueva experiencia. Una primera vez como almas destinadas.

Me gustó su leve sonrisa, me perdí en sus labios y volví a besarlo. Enseguida pensé en quitarle una prenda más al desabrochar el botón de su pantalón. Más volvió a detenerme y obtuve su confusión.

—Es mejor sin ropa —rápido hice mi cabello a un lado dejando expuesto mi cuello y fue suficiente para él recaer su atención en mi.

—Siga —susurró y volvío a marcarme del lado contrario y beber mi sangre.

Emeti un bajo jadeo, solo empeoró el deseo cuando no me demore en apartar hasta la última prenda suya como me deshice de mi braga, más me quedé con el sujetador puesto.

—Seré tuya Aziel —anule la distancia de nuestros cuerpos ante la mera desnudez y bajé la vista— Uy, que tenemos aquí.

Enseguida dejó de caer ante el deseo por mi sangre cuando pareció darse apenas cuenta en la compremetedora e íntima situación.

Su primera reacción fue alejarse.

—Tranquilo Aziel.

Lució tenso cuando coloqué mis manos en sus hombros y movi mis caderas. Tras un vistazo, mantuvo su mirada en mi rostro.

—Se requiere una unión —susurré cerca de su oído entre fricción y fricción— de esta forma.

No se demoró en asentir varias veces.

Con una sonrisa perversa me encargué por mi cuenta. Agradecí su masculinidad cuando moví más mis caderas hasta unir nuestros cuerpos sin ninguna distancia. Perfectamente encajamos en uno solo y sin contratiempos comencé a mover mis caderas y jadear tras colocar sus manos en mi cintura.

—¿Más?

Percibí un bajo gruñido provenir de él hasta sus uñas clavarse en mi piel.

—No te contengas... Aziel —aumenté el ritmo. Por un instante me molestó dejar de sentir sus manos en mi cuerpo cuando se aferró a la cama.

En todo momento tuve su atención, no volvió a besarme o a marcarme cuando estuvo atento en cada expresión de mi rostro ante el gustoso placer.

—Az... Aziel —gemí su nombre varias veces.

Cada vez le costó contener sus gruñidos tras experimentar el mismo placer que fue privado por siglos.

—¿Me... detengo? —en la mera oportunidad le robe un casto beso.

—No... lo haga.

Caí una vez más gustosa de su respuesta.

Y lo desee más y más.

Definitivamente fue una experiencia que me gustó con él. Fue distinta como conocer una pasión que fue desconocida para los dos.

...

¿Cómo olvidar lo sucedido?

No pude cuando verlo en descanso, desnudo, fue una gloriosa vista como los recuerdos de ese placer con él.

Ahí, tuve la oportunidad de tocarlo una vez más al rozar mis dedos por su rostro cuando Aziel solía poco descansar.

Bien me confundió su reacción.

Aziel no era así.

Incluso pensé en culpar mi sangre. Debió ser un efecto cuando todas esas veces fue distinto. Con un intercambio de nuestra sangre fue incrementar poder hasta en dados casos debilidad, pero no actuar ante el deseo carnal más lo disfruté demasiado.

—Eres mi alma Aziel —me apoyé con mi mano tras estar acostada a su lado. Nuevamente cambiada con nueva ropa. Esta vez me coloqué un corto vestido y descalza no dejé de admirarlo con descaro como desearlo una vez más hasta que lo vi despertar —Hola, bienvenido.

Lució confundido al verme, después miró a su alrededor como verse a si mismo y al darse cuenta se sentó rápidamente.

—No

—Aziel, cálmate —imité su acción y lo vi ponerse de pie. Tras cubrirse con sus manos, retrocedió dos pasos de mi — No te cubras, no me molesta verte así... es muy tentador el panorama.

—Mi ropa...

Señalé una esquina.

Me causó gracia su mirada avergonzada cuando retrocedió y en un rápido movimiento la sostuvo.

Descifre cierta molestia.

—¿Qué... me hizo?

Desvaneci toda burla de mi rostro.

—Tú quisiste experimentar —negó— si, tú querías esto Aziel tanto como yo. Recuerda.

Colocó una mano en su cabeza y negó varias veces.

—No... la deseo  —gruñó y salió de la casa de campaña.

Le di privacidad tras dejarme caer sobre la improvisada cama.

Sin embargo mis pensamientos me atormentaron y me sentí culpable. Temi mis sospechas.

Gruñi y me levanté rápidamente. Enseguida salí de la casa de campaña y lo busqué afuera.

—Aziel

Avancé y rodee el refugio hasta verlo. Por desgracia, terminó de cambiarse.

—Aziel, tenemos que hablar.

—No... se acerque a mi —espetó a la defensiva. Ni siquiera terminó de abrochar cada botón cuando estuvo atento de mi cercanía.

—No fue mi sangre. Yo no te obligué.

—Silencio —me pidió.

Lució más confundido al volver a colocar sus manos en su cabeza y bajó la vista.

—Recuerdo... todo —pasé saliva— usted influyó.

—No me culpes Aziel —me crucé de brazos.

Negó y bajó otra vez sus manos.

Retrocedió un paso más.

—Fue nuestro vínculo —le aseguré.

Quise ayudarlo a entenderlo cuando por su cuenta cambió en cuervo y se volvió a ir.

—¡Aziel! —le grité cuando lo perdí de vista al él irse entre los árboles y maldije a mis adentros.

Esa vez no fui a buscarlo cuando no quise empeorar más su confusión.

+++ Sigan leyendo que es doble actualización +++

CAPÍTULO 27° MI VÍNCULO.

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