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Capítulo 24° EL TORMENTOSO SILENCIO

“EN LA OSCURIDAD ENCONTRÉ UN DESTELLO DE LUZ: TÚ”

    A L I N A

De nuevo estuve en el Castillo.

Dispuesta a enfrentar a mis creadores otra vez y resolver de una vez por todas sobre mi vínculo con Aziel. Un tema pendiente que no pude evadir por siempre cuando pasaron tres meses desde que elegí estar con mi alma y ayudarnos mutuamente.

En ese lapso de tiempo descubrimos más información de dimensiones, siguieron los intentos para volverme más poderosa y sobre todo conllevar un control de mi don hasta convivimos más cuando Aziel cambió, habló conmigo extensamente, como compartimos momentos juntos.

Más en ese momento, estuve frente a la puerta del Castillo, sola, preocupada por Aziel cuando prefirió la distancia y no quiso acompañarme. Respeté su decisión pero en ese momento lo necesite cerca.

>Vamos Alina, entre más pronto resuelvas esto, mejor podrás regresar con él<

Pensé

Ante mi, las puertas fueron abiertas y la voz del guardia me hizo reaccionar.

—Princesa Alina Valentains

—Hola Baroski —le respondi tras su reverencia. Me gustó el privilegio de ser hija de la Reina— Visita a mis creadores.

—La guiare hasta la Reina.

—No es necesario, yo la busco —avancé hasta pasar por su lado.

—¿Su acompañante...?

—Aziel no vino conmigo —le respondí al detenerme y giré a verlo. Descifre cierto alivio cuando hasta el mismo vampirismo le temio por los rumores— y llevo prisa.

Enseguida usé mi velocidad hasta detenerme en el pasillo y ajena a los murmuros y las miradas, avancé en dirección a la sala.

—¿Mamá? —me asomé por la puerta. Vi un trono vacío. Gruñi y la busqué en su habitación. Al llegar, golpee una vez su puerta.

—Alina —fue abierta por ella. Su sonrisa se extendió mostrando sus colmillos iguales que los míos— ¡Mi niña oscura!

—Madre, no me digas así —recibí su abrazo — ya no soy una cría.

—Hija —resono su voz y enseguida me alejé de mi creadora al verlo asomarse tras abrir por completo la puerta— regresaste.

—Hola padre, pero no para quedarme.

Gruñó expresando molestia.

—¡¿Sigues con tú obsesión por el cuervo?!

—Agh, contigo no se puede hablar —estuve apunto de irme cuando el agarre de mi creadora me detuvo.

—Hija, no te vayas y tú Owen, basta. Después de tanto tiempo tenemos a nuestra Alina aquí, nuestra hija que siempre es bienvenida.

—No cuando se está equivocando.

Se dio la vuelta y se adentró a su habitación.

Comparti una mirada con mi progenitora y tras ella soltarme, la seguí.

—¿Hasta cuando vas a aceptar mi vínculo con Aziel?

—No aceptaré un falso vínculo, Alina.

—¡Owen!

Mi creadora apareció a mi lado.

—Aziel es mi alma y no me importa si lo entiendes o no —me obligué a controlarme.

—Pues dudo que lo sea. No está aquí por lo que veo.

—Aziel no quizo acompañarme por precaución.

—Porque es un peligro incluso para ti misma Alina.

—No, al contrario, me ha ayudado mucho padre.

—Nos dimos cuenta hija. Tú poder es diferente —me dijo mi madre— le agradezco a... Darkiel que te ayude con tú don pero no te excedas.

—Estás mal Alina, vas a exponer tú eternidad por esa idea de ayudarlo.

—Se lo debo padre. Además es mi alma.

Él se cruzó de brazos.

—No vas a cruzar ningun portal y mucho menos crear uno. Tú lugar es aquí Alina, con nosotros.

—No pienso obedecerte —imite su acción.

—¡Liz!

Siempre buscaba el apoyo en mi madre.

—Hija mía —mi creadora colocó su mano en mi hombro— yo solo quiero tú felicidad y bienestar. Mereces ser libre cuando por casi un siglo te retuvimos aquí —fijo la vista en mi creador— Si Owen, la Guerra terminó y Alina tiene el derecho de decidir su destino y eligió no quedarse en el Castillo.

—Puedo respetar eso, pero con respecto a tú alma...

—Aceptas a Aziel o nunca me volverás a ver. Te lo juro padre —le advertí pese a ser una amenaza difícil de cumplir. No quería distanciarme con ninguno de los dos.

—No es necesario esos extremos hija —mi creadora me abrazó— Vamos a aceptar tú vínculo ¿verdad? —mi creador desvío la vista— Dime Alina, Darkiel ¿está enterado? —giré a verla tensa— A estas alturas ya debe estar enterado ¿es... recíproco?

—Ah, si mamá. Aziel ya conoce que es mi alma —mentí— y... es diferente conmigo. Ha cambiado y me acepta y me quiere como su alma.

—Es difícil de imaginar —espetó la misma Reina, mi madre — pero estoy feliz por ti mi niña oscura.

Finji una sonrisa.

—En ese caso, dile que venga al Castillo.

—Es un riesgo para todos si Aziel...

—El día que tú ... alma venga aquí sin ser un peligro para el vampirismo y hablar con nosotros, hasta ese día, aceptaré tú vínculo con el informante de Derek —me interrumpió — Que realmente me demuestre que es tú alma.

Dude de aceptar su trato.

Lo complicado es que con Aziel era todo lo contrario. Lo desconocía, ni siquiera me veía de otra forma más que su Señora.

—Lo hará padre —acepté su reto— con la condición que vas a permitir mi eternidad con él.

—Eso depende de sus intenciones contigo.

—Owen —mi creadora me soltó— cuenta conmigo hija. No dudes en enviar cartas para saber de ti y sobre todo, se feliz con tú alma. Ven a visitarnos.

Eso quisiera madre, pensé.

—Lo haré —respondi.

No obstante, un golpe en la puerta nos interrumpió.

—Reina Lizbeth

—¿Si?

—El Rey Darel requiere su presencia en los calabozos.

—En un momento estoy con él —le respondió mi creadora al guardia y regresó la vista en mi—  responsabilidades de Reina, hija.

—Descuida, también tengo que irme —le di un abrazo y me alejé de ella— Dile a mi tío Darel que le mando saludos —retrocedí— ¿Saben algo de mis abuelos?

—Suelen viajar por el Mundo mortal, hace dos semanas vinieron al Castillo.

Asentí

Agradecí no cruzarme con ninguno fuera de aquí. Sería peor ocultar mi mentira al involucrar a Aziel.

—Será mejor irme, mi alma me espera —me acerqué a mi creador— Adiós.

—Cuidate Alina —bajó sus brazos y fue inesperado su abrazo hasta que se alejó.

Con una última mirada avancé a la salida hasta salir. Tras cerrar la puerta, fingí suspirar y avancé por el pasillo.

En el Castillo eran muchos recuerdos, por casi un siglo de mi eternidad sin embargo anhele nuevos momentos fuera de aquí, con Aziel.

No obstante me alertó su presencia.

—¿Alina?

Me detuve al escuchar su voz.

—Noah

—Que gusto verte —me abrazó al darme la vuelta. Enseguida se alejó y permaneció frente a mi. Lo analicé con atención. Noah lucia terriblemente mal, su estado débil era evidente— ¿Viniste sola?

—Si, Aziel se quedó en el bosque.

—¿Bosque? —musito— no me extraña de ti.

Medio sonreí.

—Te vez mal

—Gracias por tu sinceridad. No dejo de pensar en mi padre, lo extraño y son dolorosas semanas.

Desvíe la vista.

Una voz en mi cabeza me gritó: Huye.

—Su nombre sigue en la... maldita pared ¿Hay un avance?

Regresé a verlo

—Es difícil Noah, aún no tengo todo mi poder y no es suficiente el anillo de elixir.

—Lo sé, necesitas eso, me dijiste ¿Afiro? —asentí— se que requieres tiempo Alina pero quisiera que fuera lo más pronto posible. Mi padre no puede estar... muerto por siempre.

—Te avisaré los avances. No me olvido, cuando esté lista, vendré a resucitarlo —carraspee— ¿Todo bien con tu cuidador?

—Mi tío Elliot se esfuerza pero no es lo mismo —Noah observó alrededor— debe estar entretenido con una nueva vampiresa— se encogió de hombros.

—No lo dudo —sonreí ante la idea— ¿Cómo va tú vínculo con las gemelas? Un mutuo y doble placer.

—Alina no... —gruñó— no digas eso.

—¿No? —espete burlona.

—Si pero no... no te diré detalles aunque seas mi amiga —reí— sería la misma duda. Tú vínculo con Darkiel.

Al instante mostré seriedad.

—¿Cómo... lo sabés?

—Mi tío Elliot —gruñi— Lo conoces, además hay rumores. Haz causado la atención en la mayoría por tu... vínculo peculiar y te entiendo.

—Pues es cierto Noah —confesé— Aziel, es mi debilidad como alma.

—¿Él lo sabe?

—Eh... si

—No le haz dicho nada —odie que me conociera muy bien. De hecho, estaba segura que mis creadores no me habían creído nada— Alina, se lo tienes que decir.

—En cuanto antes se lo contaré —acorte la distancia— no le digas a nadie Noah.

Él se inclinó

—Tendrás mi silencio gótica.

Sonreír y lo abracé siendo una despedida.

...

No me demore mucho tiempo para regresar al bosque con Aziel pese a cazar un humano y beber su sangre antes de llegar a nuestro aislamiento.

Odie el mal clima tras empaparme por las intensas gotas de lluvia. Sin percibir frío como cualquier humano, seguí hasta notar la casa de campaña a poca distancia de mi.

—Aziel —emití en voz alta hasta detenerme. Lo busqué con la mirada a mi alrededor— ¿Aziel?

Temi al no verlo

¿Se fue?

Desistí esa idea cuando sentí su presencia cerca. Enseguida caminé hasta rodear la casa de campaña y ahí lo encontré. Disminui mis pasos, cada uno fue lento al verlo sentado en el suelo con las piernas extendidas con un cuervo quieto entre sus manos.

—Aziel, ya volví —tantee la tela de la casa de campaña y me acerqué más y más sin causar su atención— ¿Qué tienes? —le pregunté preocupada.

—No... funcionó.

Rápido me arrodille a su lado. Comprobé que el cuervo que sostenía no tenía vida.

—¿Qué hiciste?

—El hechizo... volví a intentar —giró a verme— Falle otra vez. Usé una de mis pluma, mi sangre, mi don y... Afiro.

Eso me alertó.

—Aziel no tienes Afiro, no hemos cruzado... —bajé la vista y vi su abrigo roto de su pecho— un portal —rápido coloqué mi mano en su pecho. Sin permiso lo revisé y note su herida sanar lentamente. Era reciente— Tú... Afiro.

—Pensé en usar parte de mi corazón eterno —negué— y de nada sirvió morir y revivir cuando mi poder no fue suficiente. No cree un cuervo... mi propia... creación.

—Aziel no te puedes hacer eso. Solo te debilitas más— me levanté y extendi su mano— Ven conmigo. La lluvia...

—No me afecta

Estaba igual de empapado que yo.

—Aziel —insistí.

Él alzó la vista, tras una última mirada al cuervo muerto, con su don lo hizo cenizas sin conservar una pluma.

—Quedamos en que te ayudaría.

Aziel aceptó mi mano y se levantó. Enseguida me soltó y en silencio rodee la casa de campaña en todo momento con él detrás de mi.

—Vas a necesitar mi sangre.

Me adentré yendo en dirección a la bolsa. En las últimas semanas había conseguido suministros de sangre mortal —aunque a veces preferí cazar y obtener sangre reciente —vasos vacíos y ropa para mi. Aziel sustituia su ropa por su cuenta.

Rápido sostuve uno y con un corte, con un hechizo de lenta sanación, vacíe una cantidad de mi sangre.

—¿Cómo... le fue en el Castillo?

Me volteé y me acerqué a él. Le tendí el vaso que aceptó.

—Bien de lo que cabe. Hablé con mis creadores y con Noah —lo vi beber lentamente mi sangre sin evitar ver con detenimiento sus labios con mi sangre y sentí el deseo de probarlos— Preguntaron por ti —carraspee— quieren verte en el Castillo —hui de él al darme la vuelta en dirección a la esquina de nuestro reducido refugio.

—Aún no puedo ir al Castillo —me agache y busqué un cambio de ropa— estar cerca del vampirismo.

—Aziel, te haz controlado en todo este tiempo.

Me levanté con ropa seca y me di la vuelta. Lo vi negar.

—Pero recuerda, tú decide cuando estés listo.

—Decidir

Asentí y comencé a levantarme mi blusa empapada hasta quitármela quedando en sujetador.

Aziel rápido se dio la vuelta.

—Decido no ir al Castillo de momento —lo escuché decir.

Medio sonreí por su reacción, a toda costa evitó verme. En silencio me cambié por completo. Elegí un corto vestido negro ceñido a mi cuerpo y descalza tras quitarme los botines, avancé hasta él.

—Sabés, no todos son iguales a ti.

—Soy el único ser diferente del vampirismo.

—No me refiero a eso Aziel —me detuve y con mis manos até mi cabello en un mal moño— En el Castillo, suelen existir vampiros que si te ven desnudarte frente a ellos no apartan la vista —humedeci mis labios.

—Es su... privacidad. Lo correcto.

Sonreí

—Puedes voltear

Dudo hasta girarse lentamente. Mantuvo su mirada en mi rostro.

—Eres único Aziel

—Y no me gusta serlo, mi Señora.

Me crucé de brazos.

—No lo serás, en su momento podrás crear más seres iguales a ti. Es lo que quieres ¿no? —asintió— lo vas a lograr. Serán tus creaciones, serás su Señor.

—Su Señor —medio sonrió. Ya no le importó mostrar sus colmillos. Últimamente solía hacerlo más seguido— sería extraño.

—¿Por qué?

—Porque por el ser que soy, dependo del vampirismo. Tuve un Señor que fue un vampiro.

—No tiene que ser así Aziel, piénsalo.

Lució pensativo.

—Si requiero su ayuda, entonces serán sus creaciones.

—No, no, no, yo nunca anhelo ser creadora —no me gustó su mirada confusa— ni de esa forma ni de otra. Prefiero que sean solo tus creaciones, tú crearlas por tú cuenta cuando tengas el poder y el Afiro suficiente.

—Mi única descendencia.

Asentí

—Si Aziel, solo tuya nada más.

No se molestó por mi propia decisión cuando estaba segura. No sería como otras vampiresas, yo no tendría descendencia propia.

Enseguida carraspee.

—¿Quieres ir a entrenar? Estoy lista para volver activar mi poder.

Aziel desvío la vista a afuera, la lluvia seguía más había disminuido. Sin embargo para ninguno eso fue problema.

—Si eso quiere —regresó la vista en mi y bebió por completo el vaso hasta dejarlo en el suelo.

—¿No prefieres antes cambiarte? —le pregunté tras su intención de dirigirse a la salida.

—No es necesario

—Te daré privacidad

—No

—¿Te consigo ropa? —insistí, volvió a negar— está bien, como prefieras.

Ciertas veces fue difícil convencerlo que hasta descarte el plan de convencerlo de ir al Castillo con mentiras, conmigo. Que fingiera ser mi alma cuando quería que fuera real. Más conociendolo, Aziel se negaria.

—Volverá a controlar su don —me dijo.

La última vez lo había logrado más cada intento fue debilidad a recurrir a cortos descansos.

—Eso intentaré

Aziel fue el primero en salir.

Enseguida lo seguí ignorando la lluvia sobre nosotros. En el mismo lugar, a poca distancia de la casa de campaña nos detuvimos frente a frente.

Eran esos momentos que aprovechaba la cercanía y tacto suyo.

Más todo parecía que era la única afectada cuando en ese momento, una cruel idea se me ocurrió.

—¿Creés que podemos intentar de otra forma?

Pese a mi idea, extendí mis brazos. Sobre mis palmas, él colocó sus manos sobre las mías.

—De esta forma ha funcionado.

Le sonreí

—Si pero es agotador y lento los avances —acorte más la distancia— podemos usar el mismo hechizo donde la unión sea por otro medio —humedeci mis labios. Hubo confusión en él— Tú don dejas fluir por tu boca y yo por la mía —desee que aceptara— Una unión de boca a boca, no es que sea similar a un beso— reí nerviosa.

Al instante, Aziel apartó sus manos y retrocedió un paso.

—No... funcionará de esa forma.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

Fue la primera vez que lució incómodo y me gustó ver esa nueva reacción de él y causarla. Después de tanto tiempo, tenía una reacción ante mis intenciones.

—No será de esa... forma, mi Señora.

Hice una mueca.

—¿No quieres intentarlo? Podría funcionar mejor que...

—Descarte... su intención —no sonreí ante sus palabras.

Comprobé que no era nada ingenuo como Elliot me aseguró.

—No quiero de esa forma.

Desistí mi malvado y perverso plan cuando siempre respeté su decisión y tampoco iba a obligarlo.

—Si, fue una tontería —moví mis manos— De la misma forma ¿de acuerdo?

Aziel asintió y volvió a acortar la distancia. Enseguida colocó sus manos sobre las mías y a toda costa evitó ver mi rostro.

Pese a fallar, me gustó su propio nerviosismo y agradecí que no leyera mis pensamientos.

Verlo ahí, tan cerca, tan guapo era mucho más tormentoso mi control de deseo.

—Le pido concentración.

—Estoy muy concentrada, en ti —obtuve su mirada— en tus indicaciones Aziel.

Me contuve, no quise asustarlo, molestarlo y que decidiera no ayudarme más o peor, causar su instinto de matarme si cruzaba ese límite entre los dos.

De él, no obtuve su respuesta cuando dejó fluir su don. Enseguida dejé de fantasear con él y me concentre solo en mi poder y fue un nuevo y exitoso logro.

#

  A Z I E L

Cinco meses pasaron desde mi último intento de crear más protectores, cuervos, cambiantes hasta seres iguales a mi pese a un desconocer mi Origen.

Durante ese tiempo, Alina Valentains mejoró, controló su poder hasta lograr crear el primer portal. Fue una nueva dimensión por descubrir más no encontramos al ser que buscabamos, líder de su propia dimensión. Extrañamente nos cruzamos con seres diferentes, gigantes con una apariencia anormal. Con cuernos, garras en una dimensión sin el vampirismo presente y con dificultad logramos escapar.

Más se volvió a intentar con otros portales hasta ofrecerme a unir nuestro don hasta encontrar la dimensión correcta.

Y a medida de los días, me preocupó mi Señora pese a lograr su control como don y poder, lució preocupada. No volvió a ir al Castillo desde semanas ni enviar recados de los avances.

Tras cazar un ciervo, ese día la búsque en su improvisado refugio. En cuanto entré la vi sentada, ya no solía analizar el hechizo tras conocerlo de memoria al contrario, lo mantenía cerrado, con su mano sobre la cubierta.

—Mi Señora

—Aziel, no me digas así.

Sin mi respuesta me acerqué.

Percibí el extraño olor de aquel pequeño frasco en su mano. Solía cubrir sus uñas con una capa de tinta oscura. En cada uno de sus dedos cuando eran visibles por cada cierto tiempo.

—Siéntate —tanteo a un lado de ella— ¿Algúna novedad?

—Ninguna —tomé asiento a su lado más marqué distancia prudente. Solía darme cuenta de sus intenciones en dadas ocasiones más era su forma de ser y fue difícil acostumbrarme — ¿cómo se encuentra?

—Excelente

La analicé con detenimiento.

—Miente

—Estoy bien Aziel

—¿Debilidad?

—Solo estoy un poco sedienta —volvió su atención en sus uñas.

—Necesita mi sangre —le recordé.

—Odio recurrir a ella —me observó— pero lo haré si aceptas la mía.

Su sabor era distinto y apesar de haberme alimentado, no era suficiente.

—Es un trato

Enseguida me levanté y me demoré poco tiempo hasta encontrar dos vasos vacíos. Cuando regresé al mismo sitio, en mi vaso vacíe mi sangre y ella la suya en su vaso entregado tras cerrar su frasco pequeño de tinta. Despacio me lo entregó, fue un intercambio de nuestra sangre.

—Aziel ¿te puedo preguntar algo?

—Tiene dudas

—Si ¿te gusta estar aquí? Podemos ocultarnos en otros sitios.

—Me gusta más el bosque, lo prefiero.

Ella sonrió

—Bien, es tú turno ¿tienes alguna duda? Este es el momento perfecto para resolverlas.

Me gustó esos momentos con ella.

Con ella era más fácil entender y resolver mis dudas cuando siempre tuvo una respuesta para mi.

Con ella experimenté una nueva definición de libertad al decidir por mi mismo y contar con libertad mis ideas hasta pensamientos y eso me gustó como su compañía.

—¿Extraña a sus creadores?

—Mucho pero no puedo regresar al Castillo hasta resolver ese asunto.

—No ha ido a verlos, ni ha enviado recados —le recordé.

—En su momento, sabrán de mi Aziel.

No insistí con el tema.

Bajé la vista en su sangre ante su olor y anhelo de probarla una vez más.

—Yo tengo mis propias dudas, sabés—la escuché decir— Si logramos el hechizo de Resurrección en vampiros que ya no existen ¿Vas querer traer a la eternidad al antiguo vampiro y a su creación?

Me demore en responder cuando era la misma duda. Un tormento más.

—No puedo... interferir en su felicidad —respondí sin verla— Tanto mi... Señor debe estar reunido con su alma, no más en una alucinacion y la Señorita Elizabeth... con su creadora hasta posible alma.

—¿Creés que esten en alguna clase de Infierno?

—No estoy seguro si lo desconozco y siempre lo haré al ser eterno.

—Tienes razón, tú nunca vas a morir, siempre en la eternidad Aziel.

Giré a verla

Eso no me gustó tan solo pensar en la idea de perderla si ella no era eterna.

—Entonces ¿no piensas hacerlo? —removió el vaso con mi sangre.

—No sería lo correcto —hice una pausa— pero aún permanece la culpa como el tormento de no haberme despedido de ninguno. Si una vez más los viera... serían más dudas.

—Si y todo sería como antes y te seré sincera Aziel, no me gusta la idea si decides resucitarlos. Volverías a ser leal al antiguo vampiro y preferir a su hija antes que a mi.

Quise contradecirla cuando tuvo razón.

Sería una difícil elección cuando ella comenzó a importarme de la misma forma.

—Quisiera aclarar mis dudas —dejé de verla— Derek Valentains, conoció información de mi y la ocultó. No dudo que hasta mi poder como origen.

—Te prohibió conocer todo tú poder y te quitó el derecho de conocer que ser eres.

—Por protección

—No Aziel, eso fue por egoísmo —giré a verla con detenimiento— El antiguo vampiro no quiso ver que tú fueras superior a él, por eso siempre sus castigos y control sobre de ti. Agh, odio recodar lo que te hicieron y perdón pero su hija fue participe, lo permitió.

Negué sin estar seguro al recodar.

—Los dos me ordenaron de cierta forma... la distancia con usted.

—Sabía que habían sido ellos. Fue tan extraño su comportamiento. Cambiaste conmigo, me rechazaste.

—Nunca dejó de agradarme pero quise ante todo su bienestar.

—Lo sé Aziel, ellos fueron quienes te manipularon.

Guardé silencio.

Con el tiempo lo habia entendido.

Permití mucho en mi contra hasta afectarme a mi mismo todo por una conexión y obediencia. Fui iluso por siglos.

Entre el silencio, observé su anillo.

—¿Piensa resucitar a su cuervo?

Sonrió y tocó su propio anillo. En la gema lo ocultaba.

—Debería hacerlo y no te miento. Si extraño a Darki pero no es momento aún.

—Podría perfecciónarlo

—Contigo es suficiente Aziel —giró a verme— aunque sea mi cuervo distinto a ti sin cambiar, a ti te prefiero.

—Su cuervo merece la libertad.

Bajo mi atenta mirada, se quitó su anillo. Fue rápido su siguiente movimiento al dejarlo en mi mano.

—Te obsequio a Darki, será tuyo. Tú propio cuervo y por lo que eres, lo entiendes más. Tal vez puedes... mejorarlo o de él crear más.

—Es suyo

Negó

—Es un cuervo nada más —se encogió de hombros— es diferente a ti.

Revisé su anillo.

—No puedo aceptarlo, mi Señora.

—Aziel, no lo quiero. Ni tampoco revivirlo —se negó a aceptarlo.

—Pero es su anillo

—Yo puedo conseguir otro, ahora puedes usarlo y en el momento que creas necesario, revivir a Darki si así lo decides.

La idea me gustó.

—Le agradezco el obsequio. Un cuervo es valioso, su cuervo... Darki lo es.

Asintió

Volví a observar el anillo y lo guardé en mi bolsillo, no preferí llevarlo puesto en mi dedo.

—Te va a preferir

—No dejará de ser su protector y al mismo tiempo, será mi renovada creación —le aseguré— me ha ayudado mucho mi Señora.

—No me gusta que me digas así ¿cuándo me dirás por mi nombre?

—Existe una conexión —le quise dar a entender.

—Es diferente Aziel. Nunca seré tú Señora, quiero que me veas... de distinta forma. Como una compañera de eternidad.

—No puedo, si es lo correcto.

—Pues no me gusta su formalidad.

Guardé silencio, ella evitó verme.

—Crei que eran dudas. Eso fue una confesión —cause su sonrisa y atención —puedo intentarlo si lo prefiere —pese ante mi idea, me acerqué a ella— ya no pienso considerarla más mi Señora.

—¿De verdad?

—Si, Señorita... Alina.

—Eso suena mucho mejor —levantó un poco su vaso con mi sangre— En ese caso, brindemos por nosotros Aziel.

Imité su acción.

—Por su poder y mi origen —no me molestó chocar mi vaso con el suyo y al mismo tiempo bebimos siendo un efecto beneficioso en los dos. Al bajar el vaso, la observé con detenimiento ante su poder incrementar y lucir controlada como al mismo tiempo controló su don— Es más poderosa.

—Somos poderosos Aziel —limpió la sangre de su boca—  creo que eres más que yo y estoy segura que serás el ser más poderoso de esta dimensión.

Guardé silencio.

Ser superior al vampirismo implicaba mayor responsabilidad, riesgo hasta descontrol por demasiado poder y ante todo, no permitir debilidades cuando no evite tener otra.

Ella

Alina Valentains

—No es poder lo que me interesa descubrir de mi.

—Tú origen

—Tener la seguridad de que ser soy —hice una corta pausa cuando fue difícil y extraño nombrarla por su nombre, sería lo justo si me nombraba por el mio— ese es mi mayor interés... Alina.

Cause su amplia sonrisa hasta un inesperado abrazo que nos hizo derramar nuestra sangre, más no la alejé.

No marqué límites cuando con el tiempo, con ella experimenté un desconocido, nuevo, extraño y poderoso sentimiento.

++ Próximo capítulo: MIL EMOCIONES

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