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Capítulo 21.5° NO ES SOLO UN CUERVO

“NUNCA TE AVERGÜENCES DE AMAR LAS COSAS QUE HACEN FELIZ A TÚ PEQUEÑO, OSCURO Y EXTRAÑO CORAZÓN”

    A L I N A    V A L E N T A I N S

Aziel es mi alma.

Me di cuenta desde que era una cría, tal vez a mi corta eternidad llegué a confundirme, tal vez creí que era un simple gusto, admiración ante un ser diferente a mi.

No es vampiro y eso más me gustó.

Desde que lo conocí, él despertó el interés en mi y a medida que fui creciendo, lo comprendí.

Por él conocí mi propio vínculo, con un ser no perteneciente al vampirismo cuando ahora estoy segura que existe un vínculo muy peculiar entre nosotros. Somos almas destinadas y al conocerlo me agradó desde el primer momento cuando son pocos los seres de mi agrado, todos parte del vampirismo. Especialmente mis creadores, por ellos existo y desde el inicio de mi eternidad me criaron, me cuidaron y resolvieron varias de mis dudas.


Otro vampiro importante para mi ha sido Noah Williams, me conoce desde que era una bebé y tras crecer, a medida del tiempo hubo un rechazo, después una aceptación hasta considerarlo mi amigo. Solíamos jugar juntos por todo el Castillo, pese a molestarlo por su estado débil, Noah siempre demostró lo contrario. Llegó a escucharme, a veces entenderme y ser mi confidente por años. Más le revelé mi secreto en su momento.

Y siempre ha sido una corta lista de vampiros que me agradan y les agrado cuando la mayoría me teme. El caso es diferente con mi abuelo Darren Valentains, solía ser un Rey y en su tiempo, llegaba a molestarse conmigo por referirme a él de esa forma y a mi me gustó molestarlo. Pese a su carácter, comprendí su manera de quererme. Siendo sincera, fue un mal cuidador pero aprendí mucho de él.

Incluso llegué a entender más el significado de vínculo cuando un día, él regresó al Castillo con una bella vampiresa. Llegué a conocerla, la habia visto en el bosque y la recordaba. Ella era igual a mi madre y por ella descubrí el parentesco. Mi abuela Aylin, siempre fue más agradable conmigo. Llegué a conocer su pasado hasta descubrir sobre su vínculo con mi abue Darren, ser su alma y en ese tiempo, fue Reina.

Aún recuerdo la ceremonia, pero más recuerdo él día y momento exacto que lo conocí.

Solían nombrarlo Darkiel.

Mis creadores fueron claros al advertirme no acercarme a ellos. Me contaron sobre un antiguo, peligroso, siniestro vampiro oculto por siglos. Muy poderoso con dotes de venganza, para empeorar, un Valentains y a su vez, su descendencia. Una vampiresa en descanso por siglos, oculta de su creador y recientemente había despertado.

En ese entonces no me importó tanto. Mis creadores resolvieron algunas de mis dudas ante la curiosidad y otras no respondieron. Para ellos, solo fui una niña que no entendía, eso creyeron. Siempre a sus creaciones nos mantuvieron al margen.

Sin embargo, ese día fue la Coronación. Dos Valentains más estuvieron presentes ante un baile real en honor a la nueva Reina y ella, Elizabeth Valentains.

Hubo más curiosidad por conocerlos pero más causó mi atención él. El ser diferente que los acompañaba. En esa pose recta, tan lindo, tan desconocido, a un lado del antiguo vampiro.

Más había rumores, era igual de peligroso que ellos más comprobé lo contrario.

Solía ser muy inquieta, en esa ocasión convencí a Noah de jugar. En pleno baile estuvimos corriendo cuando accidentalmente nos cruzamos con él. El impacto lo hizo dejar caer la copas con sangre al suelo y al instante, nos invadió el temor. Más su voz, su respuesta fue diferente. No se molestó como otros vampiros solían hacerlo, no hubo regaño ni delatarnos a nuestros creadores.

Noah fue quien le respondió, tras ocultarme detrás suyo sin dejar de verlo lo más cerca que no teníamos permitían, lo sentí temblar y en la primera oportunidad nos alejamos de él.

—Fue tú culpa —nos detuvimos cerca del trono. Noah no dejaba de ver alrededor.

—Tú me empujaste —me respondió.

Me encogi de hombros y lo busqué entre la multitud de vampiros.

—Es lindo

—Es raro —obtuve la mirada de Noah—mi padre dice que es igual de peligroso que su Señor.

—No parece peligroso —me crucé de brazos.

¿Por qué lo nombraba así?

Noah se situó a mi lado, ambos desviamos la vista en ese antiguo vampiro.

—Él si me da miedo

—No me agrada —le respondí.

—Mi padre no deja de hablar de su hija —Noah giró a verme— A mi la Señorita Elizabeth, si me agrada.

—No la conoces, Noah.

Él se encogió de hombros.

Rechiste

—La Reina me llama, iré con ella —desvíe la vista al escucharlo. En efecto mi abue Lin requería de su presencia. Asentí y no me molestó quedarme sola, no hubo celos cuando llegué a darme cuenta del afecto que Noah le tenía ante falta de creadora, lo mismo con mi madre y no me molestó compartirla.

Desde mi lugar, lo observé con atención y me sorprendió verlo bailar con esa vampiresa. Eso sí me molestó hasta ser su creador su reemplazo.

Entonces una idea me invadió.

Estaba ahí, sola y quería bailar.

¿Por qué no invitarlo?

Con la idea en mente, me escabulli entre la multitud y avancé en su dirección. A cierta distancia de él y del antiguo vampiro lo vi prestarle atención, ninguno dejaba de ver a la nombrada Elizabeth Valentains y de pronto, él cambio. Lo vi ser un cuervo y se fue volando.

Quedé fascinada, sorprendida y despertó más mi curiosidad e interés por conocerlo.

En ese momento me detuve, decepcionada cuando por un instante, tuve la valentía para hablarle.

—Alina —me volteé al escuchar su voz—ahí estás. Tú madre me envió por ti.

—Hola papi —le sonreí, a cierta distancia vi a mi creadora. Me invitaba a bailar con ella. Sin quejas, avancé con él— ¿puedo beber sangre?

—Media copa nada más hija y en una hora te irás a dormir.

—No quiero irme —iba esperar el momento de su regreso y volver a intentarlo.

—Alina, sin quejas. Aquí hay muchos vampiros, descontrolados y es un peligro para ti. Vas a obedecer.

Odie la obediencia pero ante todo eran mis creadores. Era por protección.

—Esta bien —respondí.

Al ver a mi madre, acepté su mano y ante la baja melodia, en un improvisado baile, brinque en mi lugar. Baile con mi madre hasta ella irse, me quedé con mi padre y fue un mal bailador.

...

—No me quiero dormir, el baile aún no termina.

—Alina ¿en qué quedamos?

Fui cargada por mi madre y me subió a la cama. Al instante abracé mi gato favorito. Era un amigo más, ya no tenía cabeza en dos ocasiones, tras recuperarla, se le volvía a caer y últimamente, ante una pelea con Noah, mi peluche de gato fue el más afectado más apesar de eso lo seguía conservando.

—Tienes que dormir hija y recuperar esas energías. Solo será por unas horas ¿de acuerdo?

—Si mami —me acosté apoyando mi cabeza en la almohada. Ante la duda, le pregunté— ¿por qué no sueño? —por Noah descubrí el significado de soñar por él leer sus libros. En los dos la misma duda.

—Solo los mortales pueden hacerlo y tú no eres humana —me respondió mi creador.

—Pero puedes imaginar lo que sea. Pensar mientras duermes.

Vi confundida a mi madre.

¿Podría soñar con él?

—Lo haré mami —ella besó mi frente.

—Te espero Liz y Alina, duerme —mi padre se despidió con un casto beso en mi mejilla y salió de mi habitación.

Al instante detuve a mi madre al sostenerla de la mano.

—Mami, tengo dudas.

—Alina, ya te expliqué. Tú vas a ser hija única.

—No es eso mami —la solté y giré en la cama apoyando mis manos en mi mejilla— ¿Tú extrañas a Darki? —llegó a contarme sobre un cuervo suyo que perdío.

—Siempre lo recuerdo y si lo extraño mucho pero tú fuiste mi felicidad cuando naciste.

—¿Darki era igual al cuervo del antiguo vampiro?

—No Alina, Darkiel es diferente.

—Él se convierte en cuervo, lo vi y habla.

Mi progenitora sonrió.

—Si, Darkiel es único y desconozco de él.

—No es un vampiro —negó— ¿Qué es?

Ella guardó silencio.

—No estoy segura Alina pero es el informante leal de su dueño, le pertenece al antiguo vampiro.

Abracé más a mi gato.

—De hecho, te quiero contar algo pero no quiero que te ilusiones. Le pedí a Darkiel el favor de avisarle a su Señor sobre una ayuda a tener tú propio cuervo.

—¡Si quiero mami!

—Shh, tú padre aún no lo sabe pero le contaré. Aún debemos esperar su respuesta y sin aceptan tendremos otra vez a Darki. Bueno será tuyo pero te ayudaré a cuidarlo.

—Me gustan los cuervos —ella se levantó.

—Lo sé Alina —hizo una pausa— descansa mi niña oscura.

Entonces cerré los ojos y me permití pensar. En un creado sueño, él era mi cuervo.

...

En poco tiempo, la petición fue aceptada. Me obsequiaron mi primer cuervo, lo nombre Darki a petición de mi madre y al principio me gustó pese a usar un brazalete. Más con los días me di cuenta que mi cuervo no cambiaba, mi cuervo no podía hablar y eso me molestó.

—¡Vete de aquí cuervo tonto! —mis gritos lo asustaron, abrí la puerta y en cuanto salió la cerré.

No quise más ser su dueña.

...

A medio día salí. Al avanzar por los pasillos me crucé con Noah.

—¿Quieres jugar? Estoy aburrida.

—¿Escondidas? —asentí. Siempre fue nuestro juego favorito— Tú te ocultas y yo te encuentro.

Noah se levantó del suelo, solía gustarle mucho dibujar.

Enseguida hui de él y me oculté detrás de un muro. No obstante escuché un graznido de cuervo. Al voltear vi a un cuervo aterrizar en el barandal y ante el tamaño, lo reconocí. Era mi cuervo y me había encontrado.

—Vete —le susurré. Grazno y abrió sus alas— shh.

—¡Te encontré! —apareció Noah sonriente frente a mi— todo gracias a tú cuervo.

—No es justo —salí de mi escondite.

—Gané y es tú turno de buscarme—Noah desapareció de mi vista.

Molesta lo tuve que buscar, sería fácil encontrarlo. Antes de irme agarré a mi cuervo y dócil permaneció entre mis manos.

—Te llevaré con mami —grazno— no quiero cuidarte Darki.

Avancé por el pasillo cuando me detuve. Otra vez ellos estaban aquí. Sin embargo esta vez solo la vampiresa y el cuervo en su hombro tras hablar con mi abue Darren y abue Aylin.

Sin perderlo de vista, lo vi cambiar y con una reverencia, entró seguido de todos ellos.

Bajé la vista al escuchar a mi cuervo.

—Lo siento Darki —besé su pico— no volveré a tratarte mal— se lo aseguré más siempre existió la idea de tener un cuervo igual a él.

...

En una ocasión, tuve la valentía de hablar por primera vez con él en cuanto lo vi en el pasillo sin la presencia de ella.

Ajeno de mi presencia, me acerqué lo suficiente con Darki entre mis manos.

—Hola

Causé su atención.

—Señorita Valentains.

No evite sonreír

Me gustó más su voz

Con la nula cercanía podía detallar cada rasgo de su físico.

Y él me entendió, fue amable y me ayudó a entender mi don. Me escuchó, no me temio y llegué a considerarlo mi nuevo amigo más por mi madre, me tuve que alejar de él.

—Mami, iba a invitarlo a jugar.

—No Alina, Darkiel tiene otras prioridades y tú tienes que dormir.

No me gustaba hacerlo y más al enterarme sobre el descanso del Rey.

—Ya que mami —avancé con ella sostenida de su mano con la mía— ¿por qué Darkiel no se queda aquí? ¿Por qué se va? Yo quiero verlo a diario.

—Porque él no pertenece al Castillo, Alina. Suele irse a Rumania.

—¿Dónde queda eso mami?

—Muy lejos de aquí, hija.

Demostré tristeza.

—¿Podré ir a visitarlo?

Mi creadora se detuvo conmigo y me observó.

—No Alina, no puedes.

—Pero es mi nuevo amigo —ella sonrió.

—Lo veras los días que venga al Castillo. Tú tienes responsabilidades jovencita.

Sin quejas la seguí directo a mi habitación. Me esperaba un obligado descanso.

...

Tuve que esperar pocos días cuando él regresó. Sin darme cuenta ese día busqué a mi abuela Lin para jugar con ella cuando mi madre solía rechazarme y cuando entré a la sala me sorprendió su presencia. Como un vigilante, me gustó verlo otra vez, como su afán de protegerme.

En ese momento lo invité a jugar, se negó y me pidió irme más fuimos descubiertos. Mi abue Aylin me pidió irme y lo hice ante la mirada de tanto el antiguo vampiro como su hija.

Nunca me gustaron cerca de él.

Y en los próximos días, esperé su regreso. Cada día solía esperarlo con las ganas de verlo más me extrañó su comportamiento.

Ese día fue grosero, no me escuchó como otras veces solía hacerlo, me rechazó hasta me amenazó y le temi. Era certero los rumores. Era peligroso ante su diferente apariencia.

Entre molesta y asustada me fui hasta chocar con mis creadores.

—Alina ¿qué te pasa?

—Nada mami —me abracé a mi misma.

—Alina —mi creador se inco a mi baja altura— no nos mientas ¿por qué estas así?

No quería causarle problemas.

Internamente me repetí, él no es así.

—Me asusté

—¿Por qué? ¿De qué?

—Vi un entrenamiento de vampiros y uno atacó a otro. Lo hirió, fue mucha sangre y eso me asustó —mentí.

—Les voy a prohibir eso, hablaré con tus creadores.

—Owen, no le des más problemas. Suficiente tienen con mi hermano.

Los observé a los dos.

—Ven aquí Alina —mi madre me abrazó y no evite la tristeza. Después de todo, él me habia agradado. Era mi amigo y solo quería su compañía a falta de Noah cuando recientemente solía estar todo el tiempo con dos vampiresas gemelas recientemente en la eternidad.

Simplemente nunca me gustó estar sola y empeoró cuando ni con mis abuelos podría jugar cuando solían cuidar a su nuevo hijo, extrañamente mi tío, Darel Valentains.

(...)

A medida de los años, fui creciendo. Dejé de darle importancia a un extraño cuervo cuando llegó a durar en volver. Su ausencia se extendió por semanas hasta meses y sus visitas no eran duraderas que no llegué a verlo en la mayoría de las veces.

Traté de olvidarlo, me obligué a no pensar en él y sobre todo, no extrañarlo.

Solía venir a entregar humanos y en un corto tiempo, se iba otra vez.

Más no podía engañarme a mi misma, solía extrañarlo, quería verlo y no dejaba de pensar en él.

En una ocasión me invadió una cruel idea para Elizabeth Valentains al verla en el Castillo, esta vez solitaria hablando con la Reina. Me decepcionó no verlo más fue mi oportunidad de darle celos, los mismos celos que sentí infinitas veces al verla cerca de él.

Superé el límite de lo prohibido, no pensé en las consecuencias. Me dejé llevar por el impulso y tuve que utilizar a un vampiro más a mi favor.

Con toda valentia, en el lugar de entrenamiento donde solía estar la mayoría de veces, me acerqué al creador de Noah. Solía respetarlo, no le temia y me agradaba al cuidarnos varias veces de críos. Más la situación era diferente.

—Hola Señor Williams

Él dejó de limpiar las armas, varias con rastro de sangre.

—Hola chiquilla —respondió sin verme, concentrado en su tarea.

Carraspee

—Quisiera que me ayudara a entrenar —di un paso adelante, mantuve mis manos detrás de mi espalda y le sonríe al causar por fin su atención.

—Podría hacerlo, pero desconozco tú don. Solo entreno creaciónes para un control de sangre, temperamento, más fuerza y aprender a usar todo tipo de armas —señaló la amplia mesa.

—Quiero aprender a usar armar —emití como excusa, de reojo noté la atención de ella.

Él negó

—Necesito la aprobación de tus creadores.

—Mi madre lo aprueba, lo conoce y le agrada y mi padre, no se tiene porque enterar.

—Chiquilla, no quiero problemas con tus creadores. No puedo ayudarte.

Me molestó su rechazo.

Me recordó a él

—Señor Williams, no le causaré problemas —negó otra vez y dejó de verme. Estaba arruinando mi plan. Entonces acorte la distancia y ante la atenta mirada de Elizabeth, me incliné. Conocía sobre su vínculo y en más de una ocasión los había visto juntos con una demostración de afecto —me disculpo por mi insistencia —guardó silencio— ¿Creé que soy linda?

—Heredaste la belleza de tú creadora, como por ser descendiente de la Reina —me respondió sin verme, su mirada atenta al limpiar una pequeña daga— eso responde a tu pregunta.

—Ni siquiera me ha visto —tuve el valor y coloqué mi mano en su hombro. En ningun momento dejé de sonreírle.

—Chiquilla —me apuntó con el filo de la daga— no eres nada inocente y tampoco lo soy. De hecho soy lo suficientemente astuto para darme cuenta de tus intenciones y de una vez te sugiero descartar esa perversa idea de tú cabeza.

Marcó distancia y bajó la daga.

Me demore segundos en responder.

—No es lo cree

Ladeo la cabeza.

No obstante, ella apareció.

—Hola Esteban

—Beth

—¿Sucede algo? —percibí molestia en su voz hasta demostración en su mirada.

—Nada, solo es una joven vampiresa con impulsos de aprender a usar armas. Ya le expliqué que requiero un permiso de sus creadores.

—Si, les contaré al respecto. Gracias por su atención Señor Williams —sin borrar mi sonrisa me despedí de mano y pasé por su lado.

Entre más me alejé, más dejé de escucharlos. Definitivamente había logrado mi plan, celos en ella.

—Alina

Me detuve al detectar su voz.

—Hola Noah —ya no era un vampiro crio, solía tener más altura y su cabello castaño era más largo. Sin duda lo considere con una belleza atrayente más llegué a verlo como un amigo, simple amistad.

—Te vi con mi padre

—Si... eh... le pedí entrenarme.

Eran raras veces que demostraba su seriedad. Estaba cruzado de brazos.

—Te conozco Alina, tú real intención era otra. Tú plan de conquista no funcionó con él —me crucé de brazos molesta por su acusación.

—No le estaba coqueteando —me defendi.

Noah no me creyó.

—No vuelvas a intentarlo, no le causes problemas a mi padre con tus creadores y sobre todo con la señorita Elizabeth.

—Era una broma, Noah —me encogi de hombros. Fue poco de lo que ella merecía— no es que quiera ser tú nueva creadora.

—Eso nunca, mil veces prefiero a la Señorita Elizabeth.

—Es un antiguo vampiro, Noah. No entiendes mis motivos —molesta pasé por su lado.

Odie que todos los seres la prefirieran a ella antes que a mi.

(...)

En otra ocasión, cuando me enteré de su presencia y visita al Castillo, no evite ir a buscarlo. Lo encontré vigilando a mi tío Darel en su entrenamiento con otros vampiros. Solía ser cruel, solía atacarlos sin consideración. Debía ser por su oscuridad, la misma que descubrí al escuchar a mi creadora y abue Lin en una ocasión. Él era desconocedor del secreto de su inesperada existencia más en su momento preferí no contarle.

No dude que fue enviado por su considerado “Señor” a revisar el estado de mi tío Darel y al estar lo suficientemente cerca, cause su atención una vez más.

Por un instante, obtuve su sorpresa. Ya no era una cría, mi tamaño era igual al suyo.

No le demostré miedo como la última vez.

Obtuvo mis preguntas, recibí su molestia cuando le hice saber su exagerada obediencia.

No me gustó nunca que siempre le fuera leal al antiguo vampiro. Nadie debería ser privado de su libertad ni de esa forma como él, más no lo entendía y no se dejó ayudar por mi.

Conocí sobre mi don ante la explicación de mis creadores hasta conocer ser descendiente de una antigua vampiresa, Mellissa Wilbert. Tenía su mismo don y por ende mi magia oscura era igual a la suya. Entendí esa extraña conexión con su cuervo al ser creado por ella. Más era más intensa nuestra conexión.

En ese momento pensé en ayudarlo, si tenía el poder suficiente, podría romper la conexión con Derek Valentains y el control que tenía sobre él. Sin embargo, solo cause más y más su molestia.

Ni la excusa de pedirle llevarme a Rumania con él, funcionó. Ante una disculpa, clara fue su respuesta.

—Usted pertenece aquí.

Y con eso, se alejó de mi.

En cuanto me di la vuelta, molesta lo vi hablar con Elliot Williams, otro ser que no solía venir mucho al Castillo hasta ambos irse.

Cegada por el impulso, esta vez me jure no pensar en él. Busqué una distracción, recurrí a un vampiro del Castillo sin pensar las consecuencias.

—Hola Aaron

—Alina, que gusto verte —recibí su atenta mirada, me escaneo de pie a cabeza.

—¿Estás ocupado? —me crucé de brazos.

Sus ojos carmin iguales a los míos por unos segundos se detuvieron en mis pecho ante el escote de mi blusa.

—Nunca para ti —Aaron se recargó en el muro y humedeció sus labios— ¿para qué me necesitas?

—Distracción —acorte la distancia y apoyé mis brazos en sus hombros— estoy en busca de atención —susurré cerca de sus labios. Sus manos se situaron en mi cintura —busco placer —dejé crecer mis colmillos.

—No voy a negarte eso, Alina.

Repentinamente me besó y acepté su beso.

Me gustó no ser rechazada otra vez.

No obstante, fui quien acorto el beso y me alejé de él.

—Ven conmigo —le hice una seña con mi dedo a medida que fui retrocediendo.

Lo guíe a mi habitación y en instantes volvío a besarme con ansias, cada prenda estorbo hasta dejarme caer sobre él en mi cama. Entre sus besos y caricias, por una fracción de segundos, lo olvidé.

Sin embargo, cometí el error de compararlo y llegar a pensar en Aaron ser Darkiel y querer que él estuviera en su lugar.

#

—Alina —escuché su voz en cuanto ella abrió la puerta.

—Hola mamá

Mi creadora se adentró y se sentó a mi lado. Tenia entre sus manos a Darki. De mi parte, yacia sentada en la cama, recargada en la cabecera.

Hace más de una hora que Aaron se había ido.

—¿Qué te pasa?

—Nada —le mentí.

—Alina, puedes confiar en mi. Como me decía tú abuela, quiero que me veas como una amiga pese a ser tú madre.

Fingi suspirar

—Cometí un error, madre.

—¿Qué hiciste hija?

—Estuve con un vampiro

—¿Con Noah?

—No, con Aaron Valokia —recibí su confusión— fue un impulso la verdad. Quise... experimentar el placer —le arrebate a Darki— fue una mala experiencia mamá.

—¿Se atrevió a lastimarte?

—No mamá —bajé la vista— pero no fue como creí.

—Hija —colocó mi mano sobre la mía—no soy la mejor consejera cuando cometí el mismo error. Cuando fui humana, mi primera vez fue con un humano de mi edad. La verdad lo hice por impulso, porque estaba molesta con mi madre ante su protección. Ella ni se dio cuenta, me dejé llevar hija y solo me afecte a mi misma —se encogió de hombros— pero será diferente con tú alma, lo comprobe con tú padre.

—No quiero tener un vínculo con nadie madre, ni estar atada a mi alma. Las almas solo te hacen sufrir cuando no están contigo.

—Alina ¿por qué dices eso? Si aún no conoces a tú alma.

Guardé silencio.

—Es la verdad madre —desvíe la vista—y ahora quiero estar sola.

—Esta bien, te daré tú espacio y cuando quieras hablar, estaré siempre para escucharte y descuida, no le contaré nada a tú padre. Es tú privacidad pero queda pendiente el tema, eres muy joven Alina y puedes experimentar y querer estar con vampiros pero...

—Madre, déjame sola —la interrumpí.

Obtuve su silencio y en instantes dejé de sentir su presencia como la puerta ser cerrada por ella.

Darki grazno y lo observé.

Hasta verlo me recordaba a él.

...

Luego fue con Valuk, fue por simple conveniencia cuando creí que me ayudaría a liberararme del brazalete que me obligaron a usar. La experiencia fue diferente al estar con un ser entre una mezcla de vampiro y lobo, un híbrido.

Después y con el último fue con Elliot. Fue una nueva experiencia gustosa, sexo repetitivo ante él ser mi mentor y enseñanzarme a controlar mi don, nuevos hechizos y controlar mi magia oscura ante los problemas causados.

Descontrole un híbrido.

Me esccedi con mi don cuando mi intención fue ser poderosa para ayudar a mi tío Darel tras él descubrir su oscuridad. Quise tener el poder suficiente para ayudar a todos, vencer al nombrado Cazador ante la Guerra en nuestra contra y sobre todo, quise tener el poder suficiente para ayudar a Darkiel, hasta pensé en derrotar a su Señor, romper esas cadenas, su propia tortura y maldición.

Y en la mera oportunidad, le pedí a Elliot una pluma de él. Solía estar más cerca al ambos estar en Rumania, ante el descanso del antiguo vampiro, pocas veces Darkiel solía venir al Castillo.

Más me sorprendió su logro, Elliot fue lo bastante convincente o él me obsequio su pluma por su propia cuenta.

Le creí y no dude en usarla para ayudarlo a romper sus cadenas más tuve que mentirle a Elliot ante mi real propósito. Más lo intenté y falle.

Desistí la idea hasta que la misma Elizabeth Valentains recurrió a pedir mi ayuda por mi don, más lo hice por él ante su estado de no poder cambiar.

¿Cómo el alma de mi tío Darel se había atrevido a dañarlo?

Eso me molestó al enterarme.

Pese a las diferencias de desagrado, uni mi don con el suyo y logramos invadir sus recuerdos. Usar el hechizo y lo logramos cambiar más fue raro verlo de esa forma.

Tan bajo de altura, tierno e igual de lindo. Me había acostumbrado a su normal apariencia. Y más fue mi sorpresa al escucharlo llorar, en su estado vulnerable como la misma frustración.

Una vez más lo ayude

Vi sus recuerdos

Conocí su pasado con Mellissa Wilbert.

Vi el mal trato de siglos soportado por Derek Valentains hasta de su hija Elizabeth.

Creció más y más mi molestia hasta escuchar su real nombre que memoricé.

No es Darkiel, es Aziel.

Y me encantó mucho más.

Pese a ayudarlo con éxito, sin fallos, volvió a cambiar pero me inquieto su mirada ante lo descubierto, quise leer sus pensamientos cuando solo se fue con ella sin agradecerme.

>Déjate ayudar, Aziel<

Pensé muchas veces.

...

Con el paso de los días, no esperé su inesperada visita en mi habitación como su agradecimiento. Me gustó verlo solo más siempre solía ser controlado, su afán de ayudar a su Señor me molestó.

Fueron esas veces que solíamos pensar diferente, debió considerarme su enemiga cuando pensó estar en su contra cuando fue todo lo contrario.

Como último recurso, usé su pluma. Una demostración a un perdón, con el temor de Aziel crear esa distancia otra vez cuando varias veces me ayudó con mi don. Se la regresé y percibi cierta decepción en su voz.

Creí que no volvería a verlo nunca más.

Darki fue mi confidente y fue el primero en confesarle sobre mi alma.

>Es él <

Le repetí al verlo irse.

Después de todo tuve su aprobación, Aziel a comparación de vampiros, si le agradó y de igual forma lo extrañó.

...

Y a medida del tiempo todo empeoró.

Una Sombra controlando a un vampiro.

Mi tío Darel más afectado.

Un Cazador apunto de vencernos.

Un vínculo poderoso más debilitado por el antiguo vampiro.

Una batalla contra la oscuridad hasta perdidas inesperadas.

Perdí a Darki.

Noah y Elliot perdieron a sus creadores.

Aziel perdió a su Señor y a su vez el vampirismo a todos los integrantes de la Corte Real incluyendo a Elizabeth Valentains.

Al enterarme, por un instante me agradó la noticia de la eternidad culminada de Derek Valentains más me preocupe por Aziel cuando duró semanas en regresar al Castillo.

Ese día no esperé su visita y mucho menos su condolencias por mi cuervo.

Fue tan extraña su cercanía, solo él causaba mi nerviosismo y esa fue la oportunidad perfecta para ofrecerle mi ayuda.

Más me consideró su “Señora”

Se refería a mi como señorita Valentains, pese a recordarle mi nombre.

Y más fue mi emoción al él aceptar mi ayuda, fue confusa su mirada al sellar el trato.

Hasta tuve que confesarle a mis creadores mi secreto, el descubrimiento de mi vínculo con Aziel no les gustó escuchar, cuando no tuve la menor duda más debía buscar la manera y momento oportuno para confesarle sobre nuestro vínculo, confesarle ser su alma.

Con mi creador me iba a costar más trabajo convencer, que lo aceptara cuando mi vínculo nunca fue con un vampiro.

Ese día, me moleste más con él y fue peor mi molestia cuando creí que Aziel no volvería más lo hizo.

Aziel regresó, ante nuestro trato de descubrir un poder y origen como lograr mi nueva misión, resucitar a un vampiro. Hasta ayudarme a conservar la pluma de Darki y en su momento, revivirlo. Me ayudó a crear barreras, conocer su hechizo y el grimorio de su creadora que pese a su advertencia, se descontroló.

Esa fue la razón para causarle un encierro, hasta Aziel ser un riesgo en el Castillo. Con el consejo de Elliot, no lo dude, mi alma requería más mi ayuda, tenía que fingir ser su Señora y en su momento, él verme como su alma y compañera eterna.

Escapé del Castillo con él, tras tomar las medidas, recursos necesarios como el lugar correcto, nos instalamos en el bosque lejos de todos. Solo nosotros dos y por suerte mis creadores lo entendieron al recibir su recado. Aún me esperaba un tema pendiente con ambos sobre mi vínculo.

Sin embargo, mi prioridad fue Aziel, fue mi felicidad y nuestra mutua libertad. Pese a todo me gustó su compañía cuando mi sueño comenzó a cumplirse.

Aziel desconocía mucho y con gusto iba a enseñarle. Sin embargo fuera por un Castillo o por un escondite en Rumania para ambos éra desconocido el mundo exterior.

Como al mismo tiempo, podría aprender mucho de él. Aziel conocía mil hechizos, era poderoso pese a desconocer su origen y con gusto iba a ayudarlo a descubrirlo, el mismo don de magia oscura tenía como yo y sobre todo, su sangre influyó mucho en mi.

Ante su revelación, me la ofreció y gustosa la bebí. Su sangre fue adictiva y deliciosa, la causante de mi corto descanso cuando por primera vez me permiti no soñar cuando mi sueño se hizo realidad.

Lo último que recuerdo fue que vi a Aziel en mi campo de visión antes de cerrar los ojos y estaba segura que cuando despertara el seguiría aquí, conmigo, a mi lado y anhelaba que fuera por una eternidad.

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