Capítulo 12° POR LA SANGRE
“COMPRENDI QUE LA SED DE DISFRUTAR QUE NACE EN CADA MOMENTO DE VOLUPTUOSIDAD, SE ANTICIPA EL GOZO, DE LA MISMA MANERA COMO EXISTEN RESPUESTAS LISTAS PARA CUALQUIER PREGUNTA”
D A R K I E L
Por un vampiro, solía cazar purasangres para su alimentación. Cada cierto tiempo, mi Señor solicitaba un nuevo donante, nueva sangre, reciente que le otorgara poder apesar de mezclarla con mi propia sangre.
No fue necesario recurrir a infiltrarme en el Castillo cuando al vampiro correcto había encontrado y estaba fuera de su escondite, en el bosque. Preso y futuramente muerto por mi. Tal vez su eternidad sería más extensa hasta llegar a la Mansión o tal vez solo debía drenarlo, conservar su sangre ahora mismo. Comencé a decidir mi segunda acción.
—No me mates —él imploró.
—Eres un donante —le dije clavando mis uñas en su cuello. Le sonreí mostrando todos mis colmillos.
—No eres... vampiro —emitió con esfuerzo, comencé a ejercer más presión— pero te alimentas de nosotros.
—No me eres apetitoso —cada vez se volvía más pálido de lo que ya era.
—Entonces... —gruñó— ¿Por qué... no me dejas ir? ¿Quién... eres?
Disminui mi fuerza, dejé de sonreír ocultando mis colmillos.
—No es tú incumbencia —me incliné. Ya no me molestaba su última duda— pero si es de tú interés saber quien soy, eso si te lo diré —hice una corta pausa— soy Darkiel —sonó mucho mejor que cada vez que lo pronunciaba. Comenzaba a acostumbrarme y que al menos mis víctimas me conocieran así, si ya tenía un nombre.
—Darkiel —pronunció con esfuerzo— Déjame ir —negué— es la única oportunidad que tengo para salir del Castillo —pensé en drenarlo ahora mismo. Solo debia dejarlo inconsciente— a falta del Rey.
Lo solté de inmediato y retrocedí al escucharlo.
—Tú Rey ¿no está en su Castillo? —le pregunté.
Recibí su mala mirada tras colocar su mano a su cuello.
—Se fue hace días. Se rumora que ... va a ver a su humana.
Me alerté, nueva información que debería saber mi Señor. Después de 17 años, Darren Valentains volvía al Mundo mortal, sin embargo, un nuevo problema, no solo era su alma, era su creación, el secreto, el conocimiento de su híbrida y todo era intervención al plan de mi Señor.
Debía impedirlo, debía ir a buscarlo.
—Puedes irte —le respondí.
Confuso dio un paso adelante, lento, atento hasta pasar por mi lado y en un rápido movimiento su cabeza cayó al suelo. Siendo cenizas, fui un cuervo, apresuré mis alas volando rumbo hasta mi Señor.
Apenas crucé y noté su presencia cerca de la entrada a su escondite. Debió fortalecer su propia barrera.
—Mi Señor, le tengo nuevas noticias —le informé en cuanto aterricé y cambié. Me situe a un lado de él después de una fugaz reverencia— no gratas.
—Te escucho.
—Su sobrino salió del Castillo. Fue al Mundo mortal a comprobar la existencia de su alma —di un paso adelante— va a descubrir a su creación.
Mi Señor sonrió con malicia.
—Supongo que sin permiso de la Corte.
—Los antiguos no lo autorizarian. Va contra sus reglas.
Él asintió.
—Darren, vuelves a cometer el mismo error. Tú condena será peor —giró a verme— Ve a vigilar.
—¿Quiere que intervenga?
—No es parte de la visión —dejó en evidencia sus colmillos.
Recordé cada uno de sus planes basado en esa visión de años.
—Llegó el momento, mi Señor. —me despedí con una última reverencia— permiso— cambié en cuervo y fue más sencillo cruzar su barrera y dirigirme en dirección al Mundo mortal, exactamente a la ubicación de sus humanas.
...
En efecto, lo comprobé con mis propios ojos. Fue certero. El Rey vampiro estaba en el Mundo mortal, demasiado rápido, fácil y cerca de su hija. Ambos frente de la tumba de la falsa creadora de su alma.
Tuve que aterrizar sobre otra tumba, justamente en una cruz y observar desde cierta distancia. Localicé a Esteban Williams oculto cuando creador y creación se conocían sin saber su parentesco. Mi Señor tenía razón, compartían la misma sangre si ella era hija de ese vampiro.
Obviamente hubo confusión, sorpresa hasta molestia en él.
—¿Tú madre? —le preguntó.
—Si, soy la hija de Aylin, Ana Lizbeth —él la observó con desagrado.
—Su despreciable hija— masculló.
—¿Conoces a mi madre?
—Lo bastante
—¿Cúal es tu nombre?
—Darren.
No dejaron de verse.
No interveni, sería delatar mi existencia incluso podría confundirla creyendo que era su cuervo cuando aún lo conservaba.
Esperé su reacción tras descubrirlo, sin embargo tal vez no estaba seguro cuando ella se fue.
—Traté de advertirte —escuché su conversación con aquel rubio vampiro.
—Ella no es Aylin, es su maldita hija, pero me guiará directamente hasta ella.
No dude en seguirlos tras conocer sus planes y fue cuestión de pocos días cuando Darren Valentains descubrió sobre su primer descendencia con una humana más ella, aún desconocía su origen.
...
—Lo sabe, mi Señor —le informé— sus planes han cambiado. No piensa regresar al Castillo con tal de protegerlas a las dos.
—Era de esperarse de mi despreciable sobrino —me inquietó su tranquilidad con el tema— puede estar cerca de sus humanas pero no evitará que las controle desde aquí.
Seguía atormentando a ambas con crueles pesadillas alterando su realidad, sin embargo cada ilusión, fue una señal.
—¿Lo sigo vigilando?
—Por supuesto —comenzó a crear un ruido tras el tacto de sus uñas contra el escritorio. Era de desespero que no demostraba— ¿Alguna novedad con Victoria?
—Sigue oculta en su propio escondite mi Señor. En dos años, los antiguos no la han vuelto a buscar y ella ha comenzado a convertir más humanos. Creó su propio imperio en contra de su propio hijo.
—Se va enterar de su presencia. Victoria actuará en venganza —hizo un movimiento de mano— Vigila, que no se atreva a matarlo cuando a mi me corresponde.
Asentí y avancé hasta la puerta. Al abrirla, me detuve.
—Mi Señor, su sobrino odia a su propia creación —le comenté tras escucharlo— maldice su existencia, eso le va a perjudicar.
—Darren no se atrevera a matarla —Él lo sabía, yo estaba enterado— al menos solo su humanidad.
Era un hecho, la visión era clara. Tarde o temprano, inevitablemente la iba a convertir. Siendo su creación como vampiresa sería la forma que mi Señor actuaría en su contra. Su propia creación con odio y intención de matar a su creador.
—Es un riesgo, mi Señor.
—Lo será si sigues perdiendo el tiempo aquí —gruñó.
En silencio salí y cerré la puerta.
No estaba del todo de acuerdo en sus planes más seguí su orden. Vigilar, observar e informarle como en siglos lo seguía haciendo.
...
Finalmente, Ana Lizbeth lo descubrió.
Darren Valentains le reveló su secreto tras atacar aquel humano, creador falso de su creación.
Finalmente ella conocío su origen, conocío a su real creador.
Lo escuché todo desde afuera en una rama de un árbol. Un ruido me alertó y su presencia desapareció.
¿Lo mató?
¿Su propia alma fue capaz?
Lo dudé y lo comprobé cuando volví a verlo más estaba débil mientras avanzaba con esfuerzo en cada paso.
Para mi Señor, le seria difícil destruir a su sobrino. Si era más poderoso más debía ser por la sangre de Blackniells y como siempre, Darren Valentains se recuperó y permaneció en la existencia.
...
—Están aquí, varios de ellos. Han venido a conocer a la... híbrida mi Señor —le informé después de días de vigilancia. Su creador había regresado al Castillo más poco se había demorado. Volvió otra vez —el hijo de Jonathan Williams aún sigue aquí, se mantiene cerca de las humanas. Las vigilan, las protegen —todo parecía que su odio hacia ellos se había desvanecido. Dos humanas involucradas en el vampirismo esta vez — hace poco llegó Owen Rutwend, Ashley Collins con su alma Dominik Gierszal. Las humanas...
—Mantén lejos a los que tienen el don del futuro —me interrumpió— una visión y podrían interferir en mis planes.
—No conocen de su existencia, mi Señor.
Él se levantó de su silla.
—Con una visión les será suficiente para conocerme y más cuando controlen una frágil mente mortal.
Ellos conocían a dos, uno más poderoso que su alma.
—Pueden descubrirlo a través de la híbrida —afirmé. Mi Señor asintió. Con el tiempo había logrado controlarla e influia su creación por el cuervo.
—Los estaré vigilando y si es necesario voy a intervenir para enviarlos al Castillo. No van a descubrirlo mi Señor. —sentencie.
...
Semanas después y descubrí que los antiguos habían obligado nuevamente a su Rey a elegir una nueva Reina. Ashley Collins fue sustituida por Blareli Will. Con una nueva Reina y su insistencia en obtener su descendencia, sin embargo desconocían a su primer creación. Darren Valentains se los había ocultado y hasta el momento no había concebido otra creación. Se negaba a su orden.
Él constantemente regresaba al Castillo y volvía al Mundo mortal. En todo momento, cerca de sus humanas.
De mi parte, permanecía en un menor tiempo con mi Señor, en su Mansión. Y las veces que solía regresar, cada vez su poder era más elevado que ni el mismo brazalete, lo controlaba del todo. Hace semanas había dejado de beber mi sangre y se mantenía con la misma sangre del vampirismo, especialmente de algún purasangre. Las creaciones de Victoria que había capturado hace días pare él fueron útiles por su información, no por su sangre y obtuvieron una muerte segura.
Ese día, en cuanto entré, lo vi en el balcón. Aún sin cambiar, mi Señor se encontraba oculto en la oscuridad ante la nula iluminación que se colaba por los orificios de la Mansión, sonrió con esa diabólica sonrisa mostrando sus largos colmillos.
El eco de mi graznido de cuervo resonó. Él extendió su brazo, aterricé sobre la palma de su pálida mano.
Mi Señor ladeó la cabeza sin dejar de observarme.
—Aún no es momento, aún no es tiempo de mi inesperado regreso. La espera será eterna —levantó su otra mano, con rapidez me arrancó una pluma sin previo aviso. Al instante volé lejos de él. Aterricé en el suelo y cambié un poco molesto por esa pluma — Que todos sigan creyendo que realmente estoy muerto, cuando sigo siendo eterno.
Dejó caer mi pluma negra al suelo. La misma bajando con lentitud hasta aterrizar.
Dejó sus manos en el barandal. Sus largas uñas negras se alargaron. En la oscuridad reflejada esos dos ojos carmesi. Siendo un destello en la profunda oscuridad. Como siempre desde las sombras.
—No estaría seguro mi Señor, ya sospechan —le advertí.
Su sobrino comenzaba a crear preguntás al quinto integrante de la Corte. A cambio de la sangre de Blackniells resolvía sus dudas y conocía la época de Derek Valentains.
Sin embargo, él no lució afectado. Al contrario demostró calma. Tal vez era parte de su plan para conllevar su venganza. Antes debían conocer de su existencia.
...
—Su copa, mi Señor —se la entregué dejándola sobre su escritorio. No reaccionó. Me incliné un poco —¿Todo bien? —reaccionó,un pestañeo y sus ojos se tiñeros completamente negros. Al instante me alerté cuando se puso de pie. Por segundos hasta regresar el tono carmín —¿se... encuentra afectado?
—Se lo ha llevado —anunció. Lo observé confundido— mi despreciable sobrino alejó al cuervo de su bastarda. Cree en la conexión, conocen de mi.
—Mi Señor, de esa forma no podrá controlarla. Además, ella aprecia demasiado al cuervo.
—No es necesario pero tendrá un afectación —sonrió con malicia— Es hora de que les asegure mi existencia. La voy a controlar desde aquí.
Asentí, lo creí capaz, con su poder lo lograría sin utilizar al cuervo cerca, sin estar presente.
—¿La va a dañar?
—Sufrirá tan igual como su creador —rodeó el escritorio— Y tú, iras a controlar y evitar una visión en dado caso si recurren a su don.
—Los buscaré mi Señor —no esperé que me nombrara, conocía mi nombre más no se refería a mi de esa forma. Dejé de insistirle desde hace dos años.
Siendo un cuervo, me marché a cumplir mi propia misión. Los busqué, los encontré y me favoreció que ellos no estuvieran cerca, siendo fácil al no estar en el Castillo.
Esperé el momento para actuar y por suerte, lo vi salir. Lo analicé y siendo mi oportunidad, lo imite sin aún dañarlo. Enseguida entré a su escondite, su alma estaba ahí.
—Nik —ella se dio la vuelta— acabas de... —señaló la puerta— Tan rápido fuiste a cazar.
Me acerqué a ella en silencio.
—Tenemos que ir ayudar a mi hermano, me preocupa Aylin y su hija. Debemos protegerlas. Te necesito cerca Dominik.
Me detuve a una nula distancia de la vampira.
—No soy tú alma —le respondí con lentitud y acto seguido traté de controlar su don como mi Señor me había enseñado hace años. Ella se quejó de dolor, debilite su don y usé magia oscura para bloquear cualquier visión que afectara a mi Señor. —Su don es poderoso Ashley Collins —la dejé en el suelo y antes de ella cerrar los ojos, la hice olvidarme. Despertaría sin recordar, creíria que fue por falta de sangre.
Enseguida, me fui en busca de su alma. Pensé en imitar esta vez a la vampiresa cuando lo encontré ambulando en el bosque cuando de pronto se detuvo. Me oculté detrás de un tronco de árbol cuando se dio la vuelta y observó alrededor.
—Seas quién seas, deja de ocultarte.
Me alerté, no debía sentir mi poder si lo había ocultado. Permanecí en mi lugar.
—La visión que tuve es clara. Me vas atacar ¿por qué? ¿Qué y quién eres? —aumentó su poder.
Descarté mi idea principal y me dejé ver por él.
—Darkiel —pronuncié, tuve su escaneo— Tú don, puede delatar a mi Señor —avancé— lo he vigilado Dominik Gierszal.
Por supuesto, él usó su don en mi contra. Trato de controlar mi mente y usar mis memorias en mi contra. Habían demasiados daños hacia otros más no me afectó, no lo logró.
—No puede, ni lo intente —evité que se fuera, en pleno control lo mantuve inmóvil a medida que me fui acercando— Haré lo mismo como lo hice con su alma.
—Ley...lo vas... a lamentar —trató de decir cuando mis manos las coloqué en su cabeza. Él era más poderoso que su alma y si intentaba entrar en la mente de la híbrida, descubríria de esa forma a mi Señor y eso iba a impedirlo.
—Evité la destrucción de su alma, Señor Gierszal. Podrá mantenerla a su lado —lo solté— no es su venganza —lo hice olvidarme, lo dejé inconsciente y obviamente tendría lagunas mentales. Creíria que fue atacado por una creación de Victoria, lo venció y regresaría con su alma.
No visiónes que involucraran a mi Señor y al controlar a la híbrida, sería un bloqueo dentro de su mente.
Cuando regresé con mi Señor, me comentó que lo logró. Utilizó a la creación de su sobrino, por medio de ella les advirtió, reveló su existencia y por suerte, dejó de controlarla. No era el momento para que fuera convertida. Le devolvieron al cuervo.
Sin embargo, más y más novedades.
El hermano de Victoria se había infiltrado entre ellos, sin revelar su real origen y nombre, Diaval Haigh recurriendo a un falso Alejandro Blade. Otro vampiro, un intruso, un riesgo al estar cerca de las humanas que a mi Señor, le interesaban.
Como Victoria comenzó a atacar, una, dos veces en su contra. Capturando al convertido de Salvatore, no fue necesario intervenir cuando fue encontrado más siguió intentando hasta usar el alma de su propio hijo en su contra. Una traición justificada. Falló y volvió a atacar. En ese momento, mi Señor tuvo que intervenir cuando Diaval fue descubierto y usó a Esteban Williams para atacarlas.
Me pidió no detenerlo cuando decidió salir de su escondite y actuar a su manera. Siendo un cuervo, aterricé en una rama viendo a la primer humana lastimada, la estaban cazando. Por un instante notó mi presencia, lucia confundida, estaba pérdida y expuesta sin Darren Valentains protegerla.
No obstante un vampiro estuvo apunto de atacarla cuando mi Señor tuvo que intervenir. Una posible ayuda y actuaría a sus propios beneficios.
—Cambiaron mis planes. Me hicieron salir del lugar que me mantengo oculto —le susurró cerca de su oído—me equivoqué de mortal, tu preciada hija ya no me sirve —sin dejarse ver, la marcó de su cuello hasta ella caer inconsciente al suelo. Sus ojos se cerraron y mi Señor no la hizo olvidar a tiempo. Al contrario, se situo frente a ella —volveré por ti, mi amada Elizabeth.
No fueron sus acciones, fueron sus palabras que me inquietaron.
Derek Valentains no solía cambiar sus planes, si lo hacía realmente le molestaba. Sin embargo, fue su comparación con su creación. Lo había dicho, la humana no era su hija Elizabeth, no eran iguales ¿Qué había cambiado? ¿Cúal era su real intención?
A tiempo, desapareció y enseguida volé lejos de ella. La encontrarian y vendrían a ayudarla.
—¿Por qué lo hizo? —le pregunté cuando llegamos a la Mansión— sus planes...
—Fallaré con su creación —me interrumpió— Darren la va a convertir pero de esa forma, no podré controlarla del todo. Su conexión me lo impedirá.
Y era cierto, un vínculo entre una creación y creador era más poderoso que el poder de mi Señor. Le sería difícil siendo un obstáculo.
—Usará a su alma —sonrió con malicia—¿le dará un cuervo?
—No lo necesita.
Con los años descubrimos que para existir un cuervo creado por Derek Valentains debía utilizar sangre además de la suya y mía de alguien más. Fuera mortal e inmortal. Se necesitaba una conexión, era un cuervo por ser y él ya me tenía a mi. La híbrida, el suyo propio.
—Entonces, ¿la convirtió?
—No, pero podré controlarla. Le permitiré conocer lo que yo quiera que vea —se dirijio a las escaleras— Elizabeth, es nuestra venganza.
No quise contradecirlo.
Lo perdí de vista y volví a vigilar tras su orden. Tuve que ir al Castillo e infiltrarme. Entré por los calabozos desde el pasadizo secreto con cautela cuando reconocí al vampiro cerca.
Había descubierto que las humanas estaban aquí. El mismo Rey las había traído a su Castillo y era un riesgo si todos los antiguos se enteraban cuando uno, ya lo sabía.
—Donantes, humanas, todo empeora —escuché hablar en soledad aquel vampiro convertido. Con los años, no había cambiado mucho. Se dirigía a las celdas cuando lo seguí siendo un cuervo. Mi graznido causó su atención —Tú— se detuvo y se dio la vuelta— Maldito cuervo, otra vez tú. Vete de aquí con ella —aterricé en el suelo sin él dejar de señalarme.
Nuevamente, me volvían a confundir cuando ante él, cambié en mi habitual apariencia. Al instante retrocedió.
—No grite —le advertí y sin contratiempos lo dejé inconsciente tras girar su cabeza. Con el mayor cuidado, alerta a cualquier ruido lo arrastré y tuve que ocultarlo. Esperé tener el tiempo suficiente para actuar, obtener información antes de su despertar.
Cuando retrocedí, lo imité y salí sin el menor problema de los calabozos. Escuché rumores hasta dar con las humanas. Las mantenían en una habitación, podría sentir su presencia del otro lado de la puerta. Pensé en tocar cuando fue abierta por una de ellas.
—Hola Owen —la híbrida se recargó en la puerta— estoy muy aburrida, quisiera conocer este lugar aunque mi... Darren nos ha prohibido salir.
Asentí
Ella salió y cerró la puerta.
—Podemos huir tú y yo otra vez —susurró. No la comprendi.
—Debe... estas confundida —imite su voz, su forma de ser.
—No, estoy muy segura y es algo que no puedo olvidar —se acercó más— podemos repetir —negué— puedes beber mi sangre si gustas. Volver a marcarme.
¿La marcó?
Mi Señor tenía razón, entre ambos existía una conexión.
—No estoy aquí por ti —pensé la manera de preguntar por su creadora si al vampiro que imitaba, no le agradaba esa humana.
—Owen, puedes fingir que no te importo pero no cambia lo que pasó entre nosotros, pero descuida, solo mi Madre lo sabe. A ninguno de los dos nos conviene que mi padre se entere pero tendrá que aceptarlo si tenemos un vínculo.
—Vínculo —negué— no debió... pasar nada.
Causé su molestia.
—Deja de actuar así, de evitarme y engañarte a ti mismo. Tenemos la oportunidad —con un rápido movimiento evité su toque en mi mano— será nuestro secreto Owen —acortó toda distancia. Fue una cercanía que quise evitar más se lo permití. Tuve que ladear la cabeza. En ese momento era ese vampiro— ¿Qué dices?
—Aléjate —mascullé.
—Te sigue afectando mi cercanía eh ¿no extrañas mis besos?
Pensé en cambiar en ese momento cuando la puerta fue abierta.
—¡Ana Liz!
—¡Mamá! —por suerte, ella marcó distancia— no estaba haciendo.. nada malo.
—Entra a la habitación —le ordenó y la obligó a entrar— y tú Owen, ya te había dicho, te quiero lejos de mi hija.
—Son las que no deberían estar aquí.
Cause su molestia, tuve el tiempo para analizarla. Aparentaba ser la misma tras la marca de mi Señor.
—Si tanto te molesta, ve a convencer a Darren de dejarnos ir y en cuanto antes, nos iremos —cerró la puerta con fuerza.
Confuso estuve apunto de tocar cuando escuché ruido.
—¡Rutwend! —giré la cabeza— El Rey solicita su presencia en la sala, reunión urgente —avisó el guardia.
—Voy —respondí y esperé a que se fuera.
Volví a los calabozos y esperé el despertar del vampiro convertido. Él confuso salió de los calabozos, le ordené ir a la sala.
—Llegas tarde Owen —le dijo el Rey.
—Estaba en los calabozos ¿no querías que revisara los donantes humanos?
Volé desde lo más alto, sin captar su atención.
—No fue lo que te pedí —hubo confusión en él —mantén vigilado a Esteban cuando esta inestable.
—El maldito sigue en la celda Darren —tocó su cuello— ¿Qué piensas hacer con las humanas?
—Se quedan, está decidido.
—Darren, si la Corte...
—No me interesa la maldita Corte Owen —él lo interrumpió— prefiero protegerlas antes de Victoria y de ese maldito antiguo vampiro.
—Sigo sin creer que él exista.
—¿Qué más pruebas necesitas? —gruñó— es un maldito que terminará igual que sus hermanos.
Ambos salieron de la sala, dejé de escucharlos.
Todos eran ajenos a los verdaderos planes de mi Señor. Era mucho peor que Victoria.
...
Cuando regresé a la Mansión, busqué a mi Señor en cada sitio. Sin embargo, no estaba. Pensé en buscarlo cuando apareció en el centro.
—Mi Señor, estuve en el Castillo —bajé las escaleras y le conté lo que había descubierto. Obtuve su silencio y atención— ¿Salió a cazar?
—Fui a Rumanía.
—Los antiguos, lo pueden descubrir.
—Descuida, no crucé su barrera. La han fortalecido. No se dieron cuenta de mi presencia —comentó sereno y regresó a ocultarse detrás de esa puerta con aquellos grimorios.
Creímos que la Corte se protegían a sí mismos con sus barreras de un vampiro que no creían que siguiera existiendo cuando ya debían sospechar lo contrario. Debían temer su ataque cuando realmente protegían más a lo que ocultaban, su propio secreto de siglos.
...
Con el pasar de los días, mi Señor controló a aquella humana. Sin intervenir le había mostrado su pasado por medio de un sueño que el mismo tenia el control.
—Mi Señor ¿no es riesgo que la utilice? Tiene un vínculo con su sobrino igual de poderoso que el de su creación.
—Será una mayor afectación a Darren con su alma en su contra —no estaba de acuerdo.
—¿Y si la convierte? Sus planes volverán a cambiar.
Él negó, el ruido causado por sus uñas se detuvo.
—Serán mejores planes —mostró sus colmillos— que me harán cumplir mi venganza y recuperar a Elizabeth.
—Su creación —di un paso adelante— no existe, mi Señor —obtuve su seriedad— ¿piensa convertir a la humana? Seria su nueva creación.
No me respondió pero por su silencio, lo confirmé.
(...)
En cuanto lo descubrí, regresé con mi Señor. Después de haberme infiltrado en el Castillo y estar en su organizado Baile real, que no era el primero más cada uno era diferente en cada época, descubrí novedades que debía informarle.
—Todo parece que Darren Valentains a convertido a su alma, más no fue del todo. Ella conserva su humanidad aún pero luce afectada —lo comprobé al verla de cerca aunque me confundió con el cuervo de su creación.
—Darki ¿qué haces aquí? Deberías estar con mi hija —se apoyó del barandal. Noté un destello carmín en sus ojos más su corazón seguía latente— esta con Owen ¿cierto? —bufó— La condene y a mi misma ¡mírame! —se dio la vuelta. Grazne— lo peor es que Darren aún no despierta y no me queda tiempo.
—¡Aylin! —ella dejó de verme. Fue la oportunidad para huir y volé hasta aterrizar hasta arriba— te estaba buscando.
—Ashley, quise salir. Estoy con... —me buscó, lució confundida— con nadie. Que raro.
—Ven, debes estar en tú habitación.
—Si —avanzó y la siguió— tengo mucha sed.
—¿De sangre?
Ella se encogió de hombros.
—Es lo que temo.
—Su sobrino aún no despierta mi Señor —agregué tras haber descubierto su descanso como el de Owen Rutwend causado por la Corte. Daimon intervino a orden de Victor sin embargo, el convertido en un mes despertó, el otro vampiro no — y aún hay más —hice una pausa— La humana afectada recientemente acaba de matar a su Reina, Blareli Will ya no existe. Se rumora que trató de acabar con la eternidad del Rey y ella lo evitó. Por eso me demoré en regresar mi Señor —di un paso adelante— Victoria los volverá a atacar pero ellos han tomado sus precauciónes. Se han aliado con una manada de lobos.
—El vampirismo ha cambiado demasiado —se levantó— su alianza no es mi prioridad —dio un golpe en el escritorio— es mi despreciable sobrino, un descanso no es castigo suficiente.
—Debe afrontar su oscuridad, mi Señor.
Él negó
—Su oscuridad no es suficiente —gruñó— voy a tener que interferir en su despertar. De esa forma será mayor sufrimiento cuando le arrebate a su alma.
—Debería considerar... —guardé silencio cuando él desapareció. Debió ir al Castillo y a su regresar, me enteré por él mismo. Sin nadie darse cuenta, hizo a Darren Valentains despertar con su don y a tiempo regresó.
Más siguieron las novedades con el pasar del tiempo.
Un vampiro descontrolado. Negado a convertir a su alma del todo y completar su transición. Su creación capturada por el mismo Esteban Williams, un traidor, aliado de Victoria y su último ataque.
Estuve presente en su Guerra en su contra. Cientos de vampiros atacandose entre ellos, purasangres y convertidos. Incluso lobos en todas partes.
No entré a su escondite, mi Señor me ordenó no intervenir y él tampoco lo hizo.
Desde mi lugar lo vi todo.
El fuego comenzó a crecer, derrotaron a las creaciónes de Victoria y su primer hijo, a ella. Sin embargo, descubrí la afectación de su hija y alma. Una convertida y otra sin oportunidad de volver a vivir.
Todos volvieron al Castillo y en el momento adecuado, me fui.
—La vencieron, Victoria, ni su hermano, existen mi Señor —le comenté desde el centro de la Mansión. El permaneció en el balcón— Darren Valentains ha convertido a su hija, la atacaron y la salvó.
—Acorde a la visión.
Asentí
—Hizo lo mismo con su alma —di un paso adelante— pero no obtuvo el mismo resultado mi Señor. Su hija acaba de despertar siendo vampiresa, su creadora, no —con velocidad apareció frente a mi— me temo, que fue demasiado tarde. Escuché que Victoria atravesó una daga en su corazón y su sobrino la terminó de convertir cuando su corazón, ya no latía —bajé la vista— perdió a su alma.
—Justo como debería ser.
Alze la vista.
—Ya no podrá utilizarla en su contra, mi Señor. Su venganza...
—Aún existe —me interrumpió.
—¿Lo afectará con su hija?
—No, aún con su alma.
—Le repito mi Señor, su alma ya no existe. Su vida se agotó. De hecho, me enteré que le harán un funeral en el Mundo mortal. Tendrá su descanso, la dejarán en un ataúd.
Río siniestro
—No es una perdida —lo observé confuso— es un beneficio.
—¿A qué se refiere, mi Señor?
—Interferir en su despertar. Otorgarle la eternidad —hizo una pausa— Elizabeth volverá y con ella comprobare el poder de la Resurrección.
Todo indicaba que mi Señor pensaba usar su don en ella. Su idea había cambiado. Había elegido una humana y convertirla. Tal vez era incorrecto más era una manera de él tener su propia descendencia.
Pensé en ese hechizo, uno muy poderoso y pocos lo lograban.
Debía investigar exactamente la ubicación.
—La hará eterna —pronuncié sin creerlo— volverá como vampiresa.
Y tuve la razón.
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